Me compré una bicicleta en las afueras de Berlín. Sólo quería pedalear por las mañanas hasta la hora de comer. Una mañana, me crucé con una chica castaña y bajita. Al menos, más bajita que Beatrice. Iba riendo y eso me llamó la atención. Me marcó tanto esa risa muda, que tuve que bajarme de la bicicleta. Fui hacia su lado y le pregunté de qué se
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