Llegó un momento en que era insostenible. La situación era imposible de soportar. Carlos me miraba por los pasillos del colegio y me rozaba la rodilla con sus dedos huesudos por debajo de la mesa en las reuniones de departamento. En la cafetería le evitaba. Él se daba cuenta y ponía cara de póquer. No podía soportar el cruce de miradas cuando yo
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Si no lo es, no seguiré el relato.
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