Cuando el joven fotógrafo zen llegó a conocer al cliente, éste había engullido
varias galletas con prisa y ahora intentaba limpiarse de grumos infructuosamente.
"¿Es usted el fotógrafo zen?", preguntó.
El fotógrafo zen miró detenidamente los restos de galletas sobre zapatos
y suelo, tomó una instantánea y luego se inclinó profundamente ante
el
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