Anterior Parte 2
No era una casa, de hecho distaba bastante de serlo. No había una escalera al segundo piso ni un jardín ni tampoco un garaje para el auto. Habría sido más fácil decir que era un departamento pero a Sam le gustaba redundar en su cabeza, gastaba más tiempo cuando hacia eso. Un departamento, bastante amplió por cierto.
Una sala que se dividía en varios pasillos que llevaban al dormitorio principal, un cuarto para invitados, un baño y una cocina bastante cuidada, de esas que tienen todo en color plata y lucen su modernidad como si fuesen modelos de una pasarela llamada “Catalogo domestico para parejas del siglo XXI”.
Todo siempre con los mismos colores, paredes rojas como la sangre, el techo blanco y un piso de madera bastante bonito ¿Por qué nada de eso le asombraba? Seguramente el diablo tenía un gusto por el color de la sangre en todos los mundos. Aunque a él le gustaba el rojo y claro, a Dean le gustaba llevarle la contraria así que siempre elegía el azul.
Dean…
Por mucho que buscó, no encontró nada que tuviera relación con su hermano, el departamento estaba bien decorado con cuadros y paisajes pero ninguna fotografía. Y no fue hasta que hurgó en un cajón que encontró una de él y Lucifer(Luke)- en lo que parecía ser una feria, Sam estaba riendo mientras Lucifer hacía una mueca más bien infantil hacía la cámara, sacando la lengua.
Y por alguna razón Sam no pudo evitar reír y el recuerdo le atravesó como una bala en su cabeza, rápido y pesado.
Sucedió en marzo del 2008. Estaban en el “Wachovia center” el lugar en Palo Alto donde las feria siempre solían asentarse, en esa oportunidad había venido una compañía de circo y Lucifer insistió en ir con él ¿La razón? Sam jamás había ido al circo, ni una sola vez. Y la realización de aquello hizo que su pecho doliera un poco.
Tampoco es que quisiera ir, odiaba a los payasos. Sin embargo no le iba a decir eso a Lucifer ¿Para qué? Se terminaría riendo de él. Al final terminaron yendo y Sam estuvo tensó toda la función, fue entonces cuando Lucifer se dio cuenta de su pavor por los hombres con maquillaje y nariz roja. Principalmente porque sudaba como loco.
-No te estas riendo.-murmuró Sam mirando a Lucifer.-¿Por qué no te estás riendo?-
Lucifer le sonrió divertidamente pero aun así no se rio-¿Por qué me reiría?-le preguntó como si fuese algo obvio y paso un brazo por su cadera, acercándolo más a él.-La gente no se ríe de las personas a las que aman ¿No?- preguntó Lucifer sugerentemente.
Y a pesar de aquella confesión, Sam no se sonrojó y simplemente le miró incrédulo.-Eres Lucifer, señor del mal. Quieres reírte pero no lo harás porque entonces no tendremos sexo esta noche.-le contestó Sam con un aire de superioridad a lo que Lucifer rio entre dientes.
-¿Lucifer?-repitió.-¿Ustedes aun me llaman así?-le preguntó, aferrando su mano a la de Sam, guiándolos atreves de los estantes de la feria.
Sam le miró divertido, con una pequeña sonrisa en el rostro.-Si con “Ustedes” te refieres a toda la universidad de Stanford, entonces sí.-
Lucifer le miró con malicia, acercando su rostro contra el de Sam y chocando frente contra la del castaño.-Pero ellos no saben que yo lo sé, pequeño informante.-
Sam sonrió para si mismo, dejando la foto a un lado. Luego de eso fueron a un puesto de helados y conversaron el resto de la noche sobre su época en Stanford, porque aparentemente en este mundo Sam sí había terminado su carrera como abogado en la universidad ¿Fue allí donde le conoció? La verdad es que no se atrevió a seguir hurgando con aquel recuerdo y simplemente siguió buscando alguna fotografía donde Dean saliera pero no encontró ninguna.
Estaba por llevar su investigación hasta el dormitorio cuando escuchó el sonido de algo vibrar ¿Un celular? Sí, definitivamente un celular. Sam comenzó a buscarlo desesperadamente por toda la sala hasta que finalmente lo encontró encima de uno de los cojines del sofá. Antes de contestar se aseguró de leer el nombre en la pantalla. Donde decía “Jess”
Oh Cristo…
-¿Jess?-preguntó en voz baja.
-¿Sam cuantos minutos se necesitan para que dejes de follar con el profesor ese y contestes el maldito celular?-le dijo, parecía molesta aunque Sam no supo interpretarlo de buena manera o mala. Jess tenía sus momentos…Aunque no se podía fiar, joder en este mundo él y Lucifer iban a las ferias de Palo Alto.-Como sea, solo llamaba para confirmar sobre ese helado que me prometiste. Recuerdas que íbamos a reunirnos ¿No?-
-¿Helado?
Y al parecer Jessica no le había escuchado porque después de eso Jessica solo se dedico a quejarse que sobre hace cuanto que no hablaban y que debían ponerse al corriente el uno con el otro, por algo eran mejores amigos.
“¿Mejores amigos? “Pensó extrañado.
-Vale, entonces mañana en Cat´s a las cinco ¿Bien? Recuérdalo Sam.-le dijo Jessica apremiantemente.-Que no se te olvide.-
-Allí estaré.-le contestó y Jessica cortó.
Entonces recordó como él y Jessica se conocieron el primer año de universidad donde se convirtieron en grandes amigos, posteriormente a compañeros de piso. Concedían en casi todas las mismas clases y aunque Jessica era más gustosa de ir a fiestas que Sam, él agradecía que alguien en su vida le sacara de las bibliotecas y del estudio.
“Tienes que aprender a relajarte Sam” dijo una voz en su cabeza, era un recuerdo. Sí, era la voz de Dean.
Sam suspiró y se quedó en el sofá, pensativo. Se sentía extraño pero cómodamente extraño, porque por alguna razón le gustaba aquello. Saber que Jessica estaba viva y que al parecer lo sobrenatural no existía en aquella realidad.
Y aparentemente el Sam de esta realidad estaba enamorado de Lucifer(Luke) pero no supo como sentirse respecto a ello, porque Sam no podía dejar de pensar en ello. En que no era “él” exactamente quien estaba en esa realidad, y por una parte luchaba contra la idea de llegar amar a alguien como el mismísimo demonio pero la otra parte -la del Sam de esta realidad- le decía que Lucifer era el ser más encantador que había conocido jamás.
Como si tuviera a dos Sam en su cabeza, uno gritándole al otro y él simplemente no sabía que hacer o como sentirse.
Durante el resto del día no salió pero al prender la televisión se dio cuenta que estaba en California, concretamente Palo Alto. Reviso su agenda de números y ninguno de los nombres le pareció familiar-al menos no al Sam que venía de la otra realidad- sin embargo con cada lectura de los nombres los recuerdos le atravesaban como balas en su cabeza, lo cual lo dejó algo aturdido por unos segundos. Era como si una película pasase frente a sus ojos a la velocidad de la luz.
Cuando finalmente se recuperó de tantos recuerdos que le sobrepasaron la cabeza se volvió a atrever a mirar su agenda.
Tenía dos números de dos ex novios, así que el Sam de esta realidad era gay, abiertamente gay (digamos que él se consideraba…”Abierto” de mente).Pero eran amigos, relaciones que terminaron “bien” aunque no los llamaba así que no supo por qué los tendría en su agenda. Así que los borró, porque de alguna manera sentía culpa al mantenerlos ahí….
Otros eran compañeros de universidad, él número de Lucifer-el cual por cierto tenía una carita maliciosa a su lado-…pero ninguno más.
Dean no aparecía por ningún lado y seguía sin poder recordar bien-más bien no quería saber- en que momento de su vida terminó enrollándose con el demonio. Al final se rindió y se fue a la ducha, una vez salió y se vistió se dio cuenta que el Sam de esta realidad apenas tenía algunas camisas-ninguna a rayas- y muchos jersey, chaquetas…Camisetas.
El resto, todas camisas blancas y corbatas.
Al final simplemente optó por una camisa color crema, un par de vaqueros y una chaqueta de Lana. Sam siempre había querido una pero temía que Dean se burlara de él por considerarlas “afeminadas” pero a él le gustaban. Encontró dos pares de pantuflas, con forma de perritos para su sorpresa, al lado de este otro par, algo más pequeño. Cada una de un rojo terciopelo.
Sam no dudó que el segundo par era de Lucifer, pero no hizo más caso y se puso las con apariencia de perritos.
-Ya que…-murmuró y se las puso. Estaba en “su” departamento después de todo ¿Acaso Dean se iba a burlar de él?
Y nada, ni un solo recuerdo más .Se sentó unos momentos en el borde de la cama.
Tenía tantas cosas en su cabeza….Tantas cosas que no recordaba, que no había vivido pero que existían, que realmente habían sucedido. Nombres, eventos, noticias… Había decidido simplemente explorar, porque tal vez esto del “mundo alternativo” podía ser cosa de algún monstruo. Tal vez un D´jin o algo así.
Porque después de lo de Castiel, Sam dudaba bastante en ver a otro ángel nuevamente. Y no, para él Lucifer no contaba como uno.
Fue entonces cuando sintió como la puerta del departamento se abría. Sam rápidamente giró su mirada hacía la ventana, ya era de noche.-Lucifer…-
-¿Sam? Sam ya llegué-llamó una voz desde la sala, Sam la reconoció al instante, era Lucifer. Así que se incorporó e hizo su camino hasta la habitación, Lucifer traía las mismas ropas que antes, solo que ahora su bolso estaba en el sofá y estaba descalzo, con los zapatos en medio del corredor. Además de dos bolsas sobre la mesa.
Algo en eso le hizo reír. Entonces Lucifer se giró, sonriente.
-Traje comida china.-dijo mientras mágicamente sacaba un DvD detrás de él.-¡Y Batman! Suena bien ¿No?-
Sam simplemente enarcó una ceja, y un recuerdo le atravesó por su cabeza.
-No quiero ver Batman ¿Por qué tenemos que ver Batman? Siempre vemos Batman Luke.-le dijo Sam haciendo un puchero en el sofá mientras Lucifer se encargaba de instalar el DvD.
Lucifer gruñó un poco, lidiando con los cables y se giró.-Porque Batman es la onda Sammy.-le contestó y volvió a los cables. Sin embargo Sam rio con gracia, dándole un sorbo a su café de vainilla.
-Ya nadie dice “la onda” Luke ¿Sabes lo viejo que te hace sonar?- le contesto Sam, bromista pero Lucifer no se molestó. Sam sabía que Lucifer nunca se molestaba, no con él. Lucifer siguió trabajando en los cables hasta que por fin terminó y puso el DvD en el aparató, entonces se lanzó hasta el sofá junto a Sam y se acurrucó muy cerca de él.
-¿Ahora te das cuenta de lo que es ser novio de alguien que tiene más de diez años que tu?-le contestó sonriéndole maliciosamente.
-¿Sam?-le llamó Lucifer haciendo que su mente aterrizara en la realidad. Se veía preocupado, una expresión que Sam jamás había visto en el rostro de Lucifer. Sam parpadeó, confuso y Lucifer se le acercó, posando una mano sobre su frente.-¿Estás enfermo Sam? Estás muy raro hoy ¿Que pasa?-
Sam negó con su cabeza rápidamente.-No, claro que no. Solo pensaba en Stanford…-murmuró e intentó girarse en dirección al baño pero Lucifer le tomó por la muñeca y le miró duramente.
-¿No se te ha olvidado algo?-le preguntó y Sam le miró confuso, por alguna razón sintió temor. Esa clase de mirada le traía malos recuerdos. Entonces Lucifer sonrió.-¿Y mi beso de bienvenida?-
Sam se mordió el labio, sonriendo y se acercó hasta Lucifer, dando un beso superficial y extraño en los labios.-Voy al baño y comemos ¿Vale?-le dijo a lo que Lucifer simplemente se encogió de hombros.
-No tardes Sammy.-
Fue entonces cuando Sam supo que todo esto tenía que ser un sueño o alguna ilusión de algo sobrenatural gobernando su mente o tal vez alguien lo había metido en una película de Woody Allen o Tim Burton. Porque lo que estaba detrás de esa puerta, no era el baño.
Definitivamente no era el baño.
-¡Bienvenido al meta Sam!-exclamó el diablo, Lucifer con diversión en su silla y con una sonrisa muy divertida.
La puerta se cerró tras Sam y desapareció. Sam apenas si pudo escuchar las palabras de Lucifer y no morirse del espanto ¿Dónde mierda estaba?
Todo estaba…Oscuro y lo único que había eran dos sillas pobres de madera, una frente a la otra. Lucifer estaba en una. No se distinguía nada más además de eso, todo era completa oscuridad.
-Oh no te preocupes, no estamos en tu realidad. No es como si me estuvieras dejando entrar a tu cabeza Sammy.-le dijo Lucifer haciendo un gesto con la mano y se cruzó de piernas aun sonriente.-Puedes hablarme.-
Sam dio un vistazo al lugar ¿Qué estaba pasando? Todo era negro, no oscuro. Simplemente negro, no había sino negro bajo él y más negro encima de él. Negro por todos lados.
-¿Dónde estoy?-preguntó Sam con un hilo de voz, apenas audible y sin mirar al diablo.
Lucifer ladeó un poco su cabeza al mismo compas que lo hizo con sus ojos.-Siéntate y te lo explicare Sammy.-
-¡¿Dónde estoy?!-reclamó Sam en un grito furioso, posando sus ojos encima de Lucifer.-¡¿Por qué estas tú aquí?! ¡¿Qué está pasando?! ¡Dímelo! ¡No entiendo nada!-
Lucifer apenas se inmuto.-Siéntate Sam.-volvió a ofrecer Lucifer, Sam se quedó mirándole unos cuantos segundos hasta que finalmente y a regañadientes caminó hasta la silla y se sentó frente a Lucifer. Estaba tenso.
-Verás, sabes que tu y yo tenemos una relación muy especial….-comenzó Lucifer.
-¿De torturador y victima? ¿O tal ve de acosador y acosado? ¿Víctima y victimario?-le cortó Sam con sarcasmo pero Lucifer no respondió.
-Sabes por qué tu eres mi verdadero recipiente ¿No?-le preguntó Lucifer con suavidad.
-Porque tú me elegiste, dijiste que tenía que ser yo. Solamente yo.-respondió, tratando de calmar un poco sus nervios.-Tú me elegiste.-
Lucifer suspiró, acomodándose en su asiento.-¿Crees que yo habría elegido a Sam Winchester el hermano del recipiente de Michael? ¿Crees que me gusta complicarme las cosas Sam? Yo no te elegí, para nada. No me gusta lo poético en toda esa situación.-
-¿Entonces quién? ¿Dios?-
Lucifer rodó sus ojos, divertido por la mención de aquel nombre.-Nah, Dios nunca ha sido así de preocupado y detallista.-le contestó con algo de burla en su voz.-Fue el destino Sam, es el destino quien eligió que seas tú y solo tú quien pueda contener mi gracia.-
-¿A dónde quieres llegar con esto?-preguntó Sam nuevamente, ahora su voz era calmada y algo de miedo se empezó a colar poros, no le gustaba la oscuridad. Menos el color negro.-¿Por qué estoy aquí? ¿Dónde estoy?-
-¿Crees que te torture Sam? ¿En la jaula?-le preguntó Lucifer subiendo un poco su mentón, como si estuviera probándolo.
-Sí.-
Lucifer le miró calmadamente y asintió.-Lo hice, te torture por cien años Samuel. Rompí tus huesos, rasgue tu piel y aplaste tus ojos tantas veces que no podría contarlas todas.-le contestó con la misma calma de antes.-¿Crees que te violé también Sam?-
Sam bajó su mirada por unos segundos, no quería recordar, no podía hacerlo. Tanto dolor sería demasiado, simplemente demasiado.
-Soy un ángel, nunca he tocado el cuerpo de un ángel con esas intenciones menos el de un humano.-le explicó Lucifer, acomodando su postura en la silla, cruzando sus brazos sobre el pecho.-La gente cree que soy la máxima personificación del mal. Lo cual en parte en cierto, sí vale que me gusta matar y quemar cosas pero si quisiera violar, lo haría porque querría satisfacer mi lujuria.-le dijo, acercando su rostro un poco a Sam.-Tal vez sea él demonio pero no soy un demonio Sam.-
-¿Qué es este lugar? ¿Por qué estaba en ese mundo antes?-le preguntó Sam elevando su mirada hasta Lucifer. Estaba cansando de las evasivas, necesitaba una respuesta clara.-¿Por qué me estas hablando de cosas sin sentido?-
Lucifer se quedó viéndole por unos segundos, con tanta calma que Sam si no supiera que quien estaba frente a él era el mismísimo demonio, habría dicho que era un ángel del Dios. Uno bueno y no el arcángel Lucifer, él caído.
Y entonces Lucifer le sonrió, una sonrisa que Sam jamás había visto en ese rostro. Era gentileza, amabilidad, cariño. Una sonrisa gentil y amable.
-Porque te amo Sam Winchester.-
Y aquello fue como si una flecha le atravesara el pecho.
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