Yo, sencillamente he decidido no desgastarme tanto en arreglarme a diario. Tal vez he fallado en ese aspecto toda mi vida y por eso me mantengo despeinada y ojerosa, pero, pese a que ha habido veces en que me he quejado por no ser lo suficientemente atractiva, esos pensamientos siempre van acompañados de un: "¡ah, qué más da
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