No debía. Él lo sabía, pero aun así lo hizo. No podría decir exactamente por qué. Simplemente había algo en ese chico que lo llamaba. Desde que lo vio entrar por la puerta, no pudo apartar sus ojos de él.
En primer lugar Byun BaekHyun no debería estar en un bar en un barrio tan diferente a lo que estaba acostumbrado y que no se adecuaba para nada a su estatus social, más bien al de su familia. Pero ya estaba bastante harto de toda la mierda esa de pijos y repipis y le apetecía vivir por experiencia propia lo que estaba más allá de la zona rica de la cuidad.
Entró en ese bar que era el que le parecía que tenía mejor pinta y donde vio que gente normal y un poco más parecida a él, entraba. Se sorprendió de que en cierta manera no hubiera tanta diferencia con los lugares que a veces visitaba en la zona alta de Seúl. La gente se reunía en las mesas del local bajo la música que puede que estuviera un poco fuerte de más. El olor a tabaco y alcohol fue lo que más le chocó y le tiró un poco para atrás, pero después de un segundo ya se había recobrado.
Las luces en general eran bastante tenues, dejando en una pequeña penumbra algunos rincones del bar. Este efecto era acentuado por el color oscuro de las paredes y el humo que salía de los cigarrillo y porros de algunas personas. En cuanto dio dos pasos dentro, recibió algunas miradas de ojos entrecerrados y solo le tomó otros dos pasos más para entender que sus pintas no pegaban nada con la de los demás, a excepción de un grupo de chicos que estaban sentados en una esquina.
Fue tan inteligente como para venir solo, sin preocuparse por si le podía pasar algo, pero BaekHyun tenía la suficiente confianza en sí mismo como para poder salir de un embrollo si este se presentaba. No por algo sus padres le pagaron clases de hapkido durante casi diez años.
Haciendo caso omiso de las miradas extrañadas de algunos tipos, se dirigió a la barra para encontrarse con otros pares de ojos que lo miraron de igual forma. El camarero estaba limpiado un vaso con un trapo detrás de la barra y lo miró como preguntándose qué hacía un muchacho como él, en un sitio como aquel. BaekHyun pensó que no era para tanto, es decir, se visitó con la ropa menos cara que tenía y aquel local tampoco es que estuviera en la zona más baja de Seúl.
Ignorando de nuevo aquel mirar, pidió un poco de vodka con Coca-cola y el camarero se fue a prepararle la orden con la lentitud de alguien que no confía demasiado en una persona. BaekHyun bufó y se giró para observar el resto del lugar. Había un par de mesas de billar a un lado, todas rodeadas por grupos de cuatro o cinco hombres. Solo un cuarto de las mesas estaban ocupadas y parecía que todos allí tenían un pitillo en una mano y una lata de cerveza en la otra. Se volvió cuando escuchó el sonido del hielo tintinear contra el cristal, en la barra.
Pasaron exactamente diez minutos desde que comenzó a beberse su vaso de vodka, lo acabara y pidiera otro, cuando la puerta se volvió a abrir y entro él. Era alto, vestía una chaqueta oscura y pantalones negros rotos por la rodilla. Sus facciones eran muy masculinas y su piel clara hacía destacar su cabello teñido de rojo fuego. BaekHyun no pudo evitar clavar sus ojos en él y seguir con la mirada como el chico caminaba hasta la barra y se paraba a unos cuantos metros de él, apoyándose e inclinándose ligeramente sobre ella a pedir lo que fuera que pidió.
BaekHyun estaba bastante estupefacto porque no estaba acostumbrado a ver chicos como aquel por los lugares que solía frecuentar. Sintió un calor extenderse por su cuerpo a medida que escrutaba al muchacho con los ojos, y bien podía ser a causa del alcohol haciendo efecto, u otra cosa. A pesar de la pesada chaqueta, BaekHyun podía decir que tenía unos brazos fuertes y el pantalón que se le pegaba tan bien a las piernas no hacía más que resaltar que de hecho, estaba tonificado.
Se relamió los labios a medida que fue subiendo por su cuerpo y esa especie de calor llegaba hasta las puntas de sus dedos. Al alcanzar su rostro se encontró con sus ojos oscuros mirándolo de manera curiosa y una media sonrisa que produjo que su estómago diera un tirón, porque maldición, era muy sexy.
El problema era que por muy guapo que fuera y por mucho que BaekHyun deseaba ver lo que había debajo de toda esa ropa, la parte racional de su mente le dijo que no era buena idea. No lo era, porque el chico prácticamente llevaba un letrero luminoso que decía “problemas” y BaekHyun era lo suficientemente listo para saber que no debía meterse con chicos como aquel porque solo causaban eso, problemas.
El muchacho lo miró también de arriba abajo con un descaro total que hizo que BaekHyun se avergonzara y se sonrojara ligeramente, pero intentó actuar como si no le afectara. Su pedido llegó con el mismo golpe que el de BaekHyun y el chico lo recogió y se alejó de allí después de darle otra mirada a BaekHyun que por algún motivo lo dejó en llamas.
En cuanto lo vio desaparecer serpenteando entre las mesas, BaekHyun volvió su vista a su vaso medio vacío e intento calmar los latidos de su corazón que se habían disparado desde que sus ojos se conectaron con los del otro. Cuando creyó que su ritmo cardíaco había vuelto a la normalidad, se atrevió a echar un vistazo por encima de su hombro. El chico estaba sentado en una de las mesas del fondo, con un grupo de cuatro tíos más. Sus miradas se volvieron a encontrar como si este estuviera esperando a que BaekHyun mirara hacia allí. El más bajo fue rápido en apartarla y mirar al frente de nuevo.
Estuvo como cinco minutos de esa manera, mirándolo de reojo para que el choque de miradas se volviera a producir y BaekHyun la apartara rápidamente como alguien que ha sido pillado in fraganti espiando. En algún punto llegó a pedir otro vaso más de lo mismo.
Tras esos embarazosos intentos por mirar disimuladamente al hombre, BaekHyun decidió que había tenido suficiente. Y no, no decidió levantarse del taburete, caminar hasta el chico y presentarse de una forma misteriosa que captara la atención del tipo. Más bien decidió que aquello no iba con él y se levantó para salir por la puerta. Su cabeza estaba ligeramente embotada por el alcohol y no quería acabar haciendo alguna tontería.
No se había alejado ni un metro cuando sintió un tirón en el brazo. Se dio la vuelta con el ceño fruncido, para encontrarse con el chico sexy que lo sujetaba por la muñeca y le daba una mirada que dejó mal a BaekHyun en muchos sentidos. Al parecer el pelirrojo debió de haber visto algo en los ojos de BaekHyun porque en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba besando al más bajo de una manera salvaje y caliente.
En un principio BaekHyun se mostró desconcertado por la sensación de los labios del otro moviéndose sobre los suyos, pero no tardó mucho en ceder. Mandó a la mierda la parte racional de su mente que le decía que no debería hacer eso y se dejó guiar por la otra que estaba dominada por todo ese calor que estaba prendiendo sus venas y haciendo su sangre hervir.
Le dio la bienvenida con el mismo furor con el que estaba siendo atacado, quedándose sin aliento casi al instante. Las manos del tipo lo rodearon por la cintura atrayéndolo más a su cuerpo y BaekHyun participó de igual forma en la acción rodeando su cuello con los brazos y sumergiendo sus dedos en ese cabello que era incluso más suave de lo que parecía a simple vista.
Se apartó por el bien de sus pulmones, echando la cabeza hacia atrás y jadeando porque oh, dios santo. El chico empezó a repartir besos húmedos por todo su cuello blanquecino y BaekHyun tembló entre sus brazos cuando su lengua acarició uno de sus puntos sensibles por encima de la clavícula. Fue subiendo hasta alcanzar su oído, estremeciendo a BaekHyun cuando su aliento junto a su profunda voz chocó contra su piel.
-¿Viniste en coche? -BaekHyun tardó dos segundo en procesar las palabras, demasiado ocupado en sentir las manos del otro sobre su cuerpo como para pensar.
Se limitó a asentir porque no estaba seguro de que su voz fuera a funcionarle. El chico le dio la vuelta entre sus brazos, encarándolo hacia el frente y le dio una sonora palmada en el trasero indicándole que guiara el camino. BaekHyun se dirigió hacia su coche totalmente consciente de la mirada del chico sobre su cuerpo, provocando que sus neuronas no conectaran del todo bien y produciendo chispas en su interior.
El bajito no sabía que pretendía el hombre al hacerlo conducir en tal estado de excitación, pero no le quedó más remedio cuando lo vio entrar en el asiento de copiloto del vehículo. Aquella fue la primera vez que BaekHyun condujo tan rápido en su vida y agradeció mucho que las calles estuvieran bastante vacías y no hubiera ningún poli que les pudiera chafar la noche.
En realidad, BaekHyun no sabía qué demonios hacía llevando a un extraño a su casa, pero su cerebro había dejado de funcionar racionalmente hacía un tiempo y lo único que lograba procesar eran las oleadas de calor que sentía cuando el chico posaba una mano sobre su muslo o lo escuchaba jadear.
Cuando consiguió aparcar su pequeño coche en la plaza que tenía reservada para él, dejó escapar un suspiro de alivio. En menos de un segundo ya estaba fuera, al igual que el pelirrojo y nada más poner un pie dentro del edificio donde vivía ya tenía sus manos encima.
Lo que en un principio serían unos escasos tres minutos para llegar al apartamento de BaekHyun, se tornaron en unos largos diez, a causa el besuqueo apasionado que los mandaba dando tumbos por la entrada hasta alcanzar el ascensor. BaekHyun apenas pudo estirar la mano para darle al botón de su piso porque el chico lo tenía acorralado contra el espejo y no lo dejaba ir.
Se sentía en llamas y cree que eso era quedarse un poco corto. Lo que estaba experimentando jamás lo había sentido y eso que él ya había tenido parejas anteriormente y definitivamente no era virgen. Simplemente el furor con el que el pelirrojo lo tocaba y lo besaba era algo totalmente nuevo y que lo estaba dejando extasiado.
El “pin” del ascensor que anunciaba que habían llegado a la planta se escuchó lejano en sus oídos ya que prácticamente lo único que podía oír era su corazón palpitar con vehemencia y sus respiraciones aceleradas cuando conseguían separar sus bocas. Lo realmente difícil fue abrir la puerta del apartamento. Las manos le temblaban de la excitación y el muchacho que seguía a lo suyo, restregándose contra su culo y dejando besos sobre su cuello, no ayudaba.
Tras unos penosos tres intentos, consiguió abrir la puerta, más bien azotarla porque entraron en el apartamento estrepitosamente y no tardaron en quedar ambos contra la pared de la entrada. El tipo estiró una pierna para cerrar la puerta sin despegarse de los labios de BaekHyun, besándolo frenéticamente.
En ese momento y bajo la seguridad de su casa, BaekHyun empezó a tirar de su ropa y de la del muchacho porque realmente sobraba. El pelirrojo no se quedó atrás y despojó a BaekHyun de su chaqueta y su camisa oscura al igual que el bajito hizo con él. Después recorrió con sus manos grandes y fuertes la espalda de BaekHyun, ante lo que este cerró los ojos y arqueó su espalda juntando ambos pechos, soltando intensos suspiros que acababan en la boca del otro. Las manos llegaron al redondo trasero del más bajo, todavía cubierto por los vaqueros y apretó. BaekHyun abrió los ojos dando un respingo y se encontró con los ojos ardientes del chico que lo miraban con un deseo que BaekHyun jamás creía haber visto antes.
En un impulso por estar más cerca se enganchó de su cuello y de un saltó le rodeó las caderas con sus piernas, causando que las erecciones que se habían levantado largos minutos atrás se rozaran y provocaran que gemidos salieran de sus bocas.
Sus labios no estuvieron separados mucho tiempo más, volviéndose a encontrar en otra apasionada lucha de lenguas y choques candentes. BaekHyun tuvo que guiar a su manera, entre tirones y sonidos extraños, al tipo para llegar a su habitación.
Una vez allí, el pelirrojo lo tiró sin ninguna consideración encima de la cama y BaekHyun revotó un poco sobre el colchón pero se recompuso rápidamente y se colocó en el centro de esta. El alto se unió a él un milisegundo más tarde, volviendo a posar sus labios sobre su piel y esta vez dejando una estela de saliva a medida que su lengua iba explorando el cuerpo de BaekHyun.
El más bajo sintió unas manos juguetear con el botón de su vaquero y pronto se halló simplemente en ropa interior. El tipo se incorporó para sonreír lascivamente ante la vista que parecía ser muy de su agrado. Otro segundo más y sus calzoncillos habían volado a alguna parte de la habitación en la que BaekHyun no estaba para nada interesado en esos momentos. Lo único que quería era al pelirrojo sin ropa y comprobar si todo él era grande.
Su deseo se cumplió poco tiempo después y tuvo que tragar saliva porque sí, era grande. El pelirrojo se acercó de nuevo a él, colándose entre sus piernas abiertas y recorrió todo su abdomen, pecho y cuello con besos húmedos que hacían a BaekHyun estremecerse, hasta llegar a su oído.
-¿Tienes lubricante? -le preguntó en un susurro y con la voz ronca debido a la excitación.
-No. ¿Tienes un condón?
-No.
Se quedaron quietos con la mente en blanco porque no tenían ni una cosa ni la otra. BaekHyun lo miró a los ojos y el deseo crudo aún estaba en ellos y realmente no quería dejar las cosas ahí, porque estaba muy duro y deseaba sentir al hombre grande dentro de él. Solo un segundo más pasó y ambos mandaron todo a la mierda.
Sus labios volvieron a colisionar y a BaekHyun realmente le encantaba la sensación que esos besos le producían. Lo hacían sentir como nunca ninguna de sus parejas anteriores había conseguido. Una mano del tipo envolvió su miembro, dando un suave tirón y BaekHyun abrió la boca, pero de ella no salió nada. Un bombeo lento y sin ningún ritmo comenzó en su pene y él cerró los ojos para envolverse por completo en el placer. Después sintió la dureza del otro contra la suya y el deleite se hizo mayor.
El muchacho se incorporó ligeramente, solo lo suficiente para que BaekHyun viera como se metía tres dedos en la boca y chupaba. Él tragó saliva totalmente consciente de lo que venía a continuación. Tembló de la anticipación y se relamió los labios.
-Esto va ser un poco más incómodo porque ya sabes, no hay… -no acabó la frase, BaekHyun le hizo un gesto con la mano para que se callase y se diera prisa.
La sensación del primer dedo fue incómoda y dolorosa, aunque BaekHyun ya se lo esperaba. Apretó los dientes pero intentó relajarse para que la preparación fuera más fácil. El segundo dedo llegó de manera más cómoda. Los dígitos se deslizaban de dentro a fuera al ritmo de las olas golpeando la orilla de una playa y BaekHyun comenzó a gemir. Sentía perfectamente los dedos entre sus paredes y a pesar de que cuando el tercer dedo entró se sintió lleno, quería más.
Los suspiros y gemidos se escapaban de su boca como dulces brisas de primavera y aquello debió de alterar al alto porque movió los dígitos con más fuerza y certeza. BaekHyun fue el que tuvo que pedir que parara y que se metiera de una vez. Lo dijo entre jadeos secos y posando una mano en el duro hombro del chico.
El pelirrojo tomó su miembro y bombeó unas cuantas veces para expandir el preseminal y de alguna forma lubricar su erección. Cuando la punta tocó su entrada, BaekHyun gimió porque ya se imaginaba todo el placer que lo golpearía segundos después, y no se equivocó. El tipo se introdujo de una estocada que dejó sin respiración a BaekHyun. No hubo tiempo para ajustarse a su enorme tamaño, no lo hubo, simplemente empezó a golpear rápido y duro en su interior, tardando unos dos míseros segundos en alcanzar su próstata y tener a BaekHyun fantaseando debajo de su cuerpo.
Realmente BaekHyun estaba que deliraba y no solo por la fuerza abrasadora con la que el pelirrojo lo estaba penetrando, había múltiples razones. En primer lugar por la manera en la que el tipo se había inclinado, apoyando los antebrazos a ambos lados de su cabeza, y le estaba comiendo la boca como si no llevara toda la noche haciéndolo. Segundo por la mano que vagaba por su cuerpo, dejando rastros que BaekHyun creía que eran llamas en su piel y jugando con sus pezones en una burla barata, pero que lo enloquecía. Y tercero por la manera en la que sentía su miembro contra las paredes de su interior, enviando ramalazos de infinito e incontenible placer por cada fibra de su cuerpo y como golpeaba sin cesar ni dejarle descanso alguno, su punto dulce, provocando que viera fuegos artificiales detrás de sus ojos cerrados.
Sus gemidos morían en la boca del otro, porque al parecer este no quería apartarse de ella. Los jadeos roncos del tipo también acaban en la boca de BaekHyun siendo el único aire que se colaba entre ellos.
En un momento determinado, las embestidas crecieron en intensidad, cosa que BaekHyun no creía posible. Su interior recibía las estocadas como si aquella fuera su única función en la vida y BaekHyun ya no sabía lo que sentía. Tenía la mente embotada del dulce y chispeante placer. Los pensamientos no fluían, eran un espacio en blanco, únicamente pintado con líneas de colores por la piel del chico rozando la suya.
BaekHyun ya no podía aguantar más, incluso veía con una claridad sorprendente como iba subiendo poco a poco, vislumbrando un rayo de luz que sabía que iba a ser el final, el clímax, y que iba a ser demasiado fantástico como para resistirlo.
El pelirrojo movió la cabeza y lo rodeó con sus brazos. Ahora ambos pechos se tocaban y BaekHyun podía sentir el acelerado corazón del otro al igual que las asombrosamente rápidas y certeras embestidas. El chico escondió su rostro en su cuello, dejándole escuchar sus gemidos graves y profundos que provocaban que algo en el interior de BaekHyun se removiese. Y de un momento a otro todo paró.
Una estocada fuerte, la espalda de BaekHyun arqueada y un gemido mucho más alto que los anteriores cortando el aire de la habitación. BaekHyun ya no solo veía fuegos artificiales, ahora un espectáculo de majestuosa pirotecnia acompañado por la orquesta del atronador martilleo de su corazón junto a sus gemidos, era lo que contemplaba y escuchaba.
Había explotado sobre su abdomen y el del chico, enviando descargas de placer que provocaron que una serie de pequeños espasmos lo recorrieran de arriba abajo. No había sido fantástico, había sido increíblemente magnífico, prácticamente inefable.
El tipo salió de él con una delicadeza asombrosa y se acostó a su lado, casi dejando caer su cuerpo. Hubo unos segundo de silencio, únicamente cortado por sus respiraciones agitadas, en el que BaekHyun aún seguía danzando en la nube de placer. Una vez que sintió tocar suelo firme de nuevo, el agotamiento lo golpeó como si fuera una ola y solo tardó un segundo más en quedarse dormido; pero antes de que eso pasara pudo escuchar un claro “joder” con voz grave y se dejó abrazar por el sueño.
__***__
Se despertó a la mañana siguiente con el sonido del despertador y un dolor de cabeza que era eclipsado de forma abrumadora por el dolor de trasero, que no hacía más que recordarle lo que había pasado la noche anterior.
Obviamente y para su alivio, el chico no estaba en la cama y seguramente tampoco en la casa. Maldijo porque le dolía un montón el culo. «Menudo bestia», fue lo que pensó. Se levantó con dificultad y una incomodidad considerable y se dirigió a paso lento y cojeando al baño.
Soltó otra palabrota, esta vez dirigida a su persona, por haber sido tan tonto de ir a un bar a beber de más un domingo por la noche cuando sabía que tenía clase a la mañana siguiente y por haberse acostado con un tipo que no conocía de nada. Y sin embargo, después de una ducha refrescante, aceptó el hecho muy tranquilamente. El chico estaba bueno, de vez en cuando se podía permitir salirse un poco de sus esquemas y darse un capricho. No esperaba que este fuera a tener forma de unos 185 centímetros de pleno músculo y atractivo, pero algo en su interior le dijo que mereció la pena. Al fin y al cabo había sido el mejor sexo que había tenido en sus veintiún años de vida.
Se alistó con cuidado, especialmente al ponerse los bóxer y el pantalón. Arregló su pelo castaño delante del espejo y con un asentimiento de cabeza salió de su apartamento. Tenía bastante suerte de que los lunes las clases le empezaran a las once de la mañana, así si pasaban cosas como las de la noche anterior, tenía un poco de tiempo para recuperarse.
Llegó a la hora de siempre a su facultad y aparcó en un sitio cualquiera a lo largo del aparcamiento. Anduvo hasta donde solía reunirse con sus amigos, una zona donde había bancos, césped y algún que otro árbol, en un lateral del edificio. Sus amigos no tardaron en verlo y fruncieron el ceño, porque aunque BaekHyun intentara caminar con la máxima normalidad posible, aún cojeaba un poco.
-¿Qué te pasó? -le preguntó MinSeok, su hyung, un año mayor que él.
-Me golpeé contra la esquina de la mesa esta mañana y aún me duele -tuvo que mentir porque no le podía decir a sus dos amigos que se había dejado “arrastrar” hasta su casa por un tipo demasiado caliente que se lo había follado bien duro en su colchón. Nop, no les podía decir eso.
Los dos chicos lo dejaron pasar, pero pudo ver la mirada ligeramente preocupada de su otro amigo, KyungSoo. El muchacho de cabello lacio y negro y de apariencia tan correcta como lo era en realidad, tenía una personalidad muy de mamá oso, a pesar que era el menor de los tres. A BaekHyun le llenaba de ternura que se comportara de esa manera con ellos, le daban ganas de apretarle las mejillas.
-¿Qué tal el fin de semana, Baek? -el mencionado tragó saliva ante la pregunta del pelinegro, pero no dejó que se notara su creciente nerviosismo.
-Aburrido. Ya sabes, en casa, sin hacer nada especial -contestó y sabía que no había sido sospechoso cuando el otro asintió. Había dado una respuesta acertada, no en el sentido de que hubiera dicho verdad, sino porque normalmente BaekHyun no hacía nada durante los fines de semana, por lo que no era sospechoso.
Hablaron un poco más, esta vez centrándose en MinSeok y el chico que había conocido hace unas dos semanas y que lo traía bastante loco. BaekHyun no lo conocía, pero por lo que decía el mayor debía de ser fantástico: guapo, amable, considerado y dulce. Habían tenido ya unas cuantas citas y MinSeok se veía muy feliz, BaekHyun estaba contento con eso.
Poco después tuvieron que entrar en clase, KyungSoo y él iban en el mismo curso, estudiantes de tercer año de Economía. Podría no parecerlo pero BaekHyun era muy bueno con los números y le gustaba todo ese asunto de la administración de bienes y esas cosas, aunque sonara aburrido para otras personas. Además eso hacía felices a sus padres, así que todos salían ganando.
Después de dos horas de Microeconomía III y una de Econometría I, BaekHyun estaba que se moría de hambre y agradeció que el reloj tocara las dos de la tarde y que se pudiera levantar de la incómoda silla de esa clase para poder ir a la cafetería y cogerse varios platos de lo que fuera. Realmente tenía hambre.
Caminó hasta allí con KyungSoo al lado. El chico siempre se traía su propia comida y no porque no le gustara la comida de la cafetería de la facultad (que sorprendentemente no era tan mala), sino porque le gustaba cocinar. Además, a veces preparaba cosas nuevas y dejaba que BaekHyun y MinSeok las probaran y le dieran su opinión. Si obtenía dos pulgares hacia arriba, lo añadía a su menú.
MinSeok ya los estaba esperando en la mesa de siempre. KyungSoo dejó a BaekHyun en la fila mientras caminaba directo hacia el mayor que ya había empezado a comer. El castaño avanzó con la bandeja y puso sobre ella varios platos: un poco de sopa (ya estaban en Noviembre y hacía frío), fideos con carne y un yogurt de fresa. Felizmente pagó y fue hasta la mesa con una rapidez y equilibrio experto de una persona que está acostumbrada a comer durante tres años en una cafetería de universidad. Dejó la bandeja y se sentó al lado de KyungSoo, sin tardar un segundo en tener la cuchara en la mano y tomar la sopa.
-Chicos -llamó el pelinegro mientras abría la caja donde traía su comida-. Tengo algo nuevo.
Tanto MinSeok como BaekHyun levantaron la cabeza y miraron con ojos brillantes el interior de la caja en la que había trozos de lo que parecía pollo recubiertos con una salsa de un color entre rosa y rojo. KyungSoo puso la caja en el centro para que pudieran coger con facilidad y ambos chicos no tardaron en utilizar sus palillos y llevarse un trozo a la boca. Los pulgares hacia arriba tampoco tardaron en aparecer.
-¡Está riquísimo! -exclamó BaekHyun mientras cogía otro trozo y lamía bien los palillos-. Te lo voy a volver a preguntar Soo, ¿quieres casarte conmigo? -su amigo rió y tomó la caja antes de que esos dos le comieran toda su creación.
-No, Baek -lo volvió a rechazar-, solo me quieres por mi comida.
-¡Eso es mentira! También me gusta cómo te comportas como una mamá oso y lo blandito que eres -confesó acercándose a él y dándole un abrazo a la vez que juntaba sus mejillas.
KyungSoo sonrió y le devolvió el abrazo antes de apartarse sutilmente y mandar a BaekHyun seguir comiendo. Al castaño le encantaban esos momentos que tenía con sus amigos, se sentía muy bien y querido.
Él era una persona sociable, no tenía problemas para acercarse a otras personas y establecer una conversación, el problema era que a veces era un poco lo que se suele decir… borde.
Si él se acercaba primero no había problema, en cambio si era otro el que se acercaba y BaekHyun no tenía ganas realmente de hablar, o simplemente no quería nada, pues lo dejaba bastante claro, no se andaba con rodeos. Muchas veces se había metido el ligeros malentendidos, porque aquel tono frío y duro le salía solo y muchas veces lo hacía sin querer. En ese sentido KyungSoo y MinSeok eran mejor que él porque eran más educados.
Por eso BaekHyun le gustaba estar con sus amigos, porque estaba cómodo y ellos lo conocían perfectamente como para saber que si hacía un comentario demasiado seco muchas veces no era su intención.
Tuvieron otras dos horas de clases antes de volver a casa. A BaekHyun ya le había pasado el dolor de trasero, aunque de vez en cuando sentía una punzada que lo hacía dar un pequeño respingo.
Al llegar a casa, aparcó en su sitio reservado y caminó para rodear el edificio y entrar. Sin embargo, se detuvo en la esquina y se escondió detrás de la pared cuando vio a una persona parada delante de la entrada. Y no era una persona cualquiera, era el chico de la noche anterior.
BaekHyun se asomó apoyando una mano en la pared y dejando que solo media cara sobresaliera. El tipo del que por cierto, no sabía su nombre, «vaya, sí que estábamos necesitados como para saltarnos las presentaciones», estaba apoyado contra una moto de color negro que combinaba con su ropa. Llevaba unos pantalones rotos parecidos a los de la noche anterior y una chaqueta que parecía abrigar bien del mismo color. Tenía el pelo rojo revuelto, como si no se hubiese molestado en peinárselo.
BaekHyun se volvió a esconder. ¿Qué estaría haciendo allí?, ¿conocería a alguien más que viviera allí?, ¿habría venido a por él? BaekHyun abrió mucho los ojos cuando la última pregunta atravesó su mente. No podía ser que el tipo estuviera allí por él, es decir, ¿qué sentido tenía? Estaba más que claro que lo que hicieron había sido cosa de una noche.
Se llevó una mano a la boca. ¿Y si quería secuestrarlo?, ¿sería un mafioso y él sin saberlo y ahora quería llevárselo con él? Una paranoia mental se empezó a formar en su cabeza dejándolo un poco atolondrado. Sacudió la cabeza, agitando su pelo, y se obligó a pensar como persona racional que era. Solo había dos posibilidades: o estaba allí para verlo, o conocía a otra persona.
Decidió que no podía quedarse ahí escondido hasta que el tipo se fuera, así que salió de su escondite y empezó a caminar hasta la puerta de su edificio con la clara intención de ignorar al chico, porque no quería saber nada de él. Si lo miraba bien, aparte de su evidente atractivo, no era realmente su tipo, además de que gritaba problemas.
BaekHyun caminó con la barbilla alzada y se obligó a no mirar al muchacho, aunque falló cuando de reojo vio como el tipo se incorporaba al verlo y una sonrisa de medio lado le cruzaba la cara. Empezó a acercarse al él, pero BaekHyun pasó de largo y giró para meter la llave en la puerta del bloque de apartamentos. El chico detrás de él frunció el ceño porque esa no era la reacción que esperaba.
-Hey -llamó, pero BaekHyun abrió la puerta con la clara intención de dejarlo fuera, por lo que tuvo que apurar para sujetarla antes de que se cerrara-. Oye, te llamo a ti - BaekHyun caminó tranquilamente hacia el ascensor. El chico ya un poco molesto dio dos grandes zancadas y lo agarró del brazo, dándole la vuelta-. Estoy hablando contigo.
-Lo sé, pero confiaba en que entendieras la indirecta.
El chico lo miró con ojos oscuros y rostro serio, analizándolo.
-Y exactamente, ¿cuál es la indirecta?
-Que no quiero hablar contigo.
-¿Por qué?
-Porque no -zanjó arisco y se zafó de su agarre, presionando el botón del ascensor. Estuvieron un rato es silencio, BaekHyun considerando el subir por las escaleras y el otro tratando de no sentirse ofendido por las palabras del otro.
-Quería invitarte a salir -BaekHyun bufó y el chico volvió a fruncir el ceño-. En serio, ¿qué problema tienes? No aceptas invitaciones, ¿o qué?
El castaño se giró ligeramente para quedar cara a cara con el chico alto y volvió a mirarlo de arriba abajo de una forma que irritó al otro. El tipo era guapo, atractivo y estaba bueno, eso BaekHyun no lo podía negar, pero no quería nada con él.
-Creo que te estás haciendo una idea equivocada -dijo con una altanería molesta y moviendo una mano-. Lo de anoche fue una cosa puntual, de una sola noche como se suele decir.
El ascensor llegó con un “pin” y BaekHyun se metió y pulsó rápidamente el botón. Por un instante le bombardeó la cabeza la manera en la que el chico lo había aprisionado contra el espejo y su cuerpo, jadeante y caliente, pero se deshizo de los recuerdos rápidamente. El chico no hizo nada por detener el cierre del ascensor, todavía mirándolo fijamente, pero antes de que las puertas se cerraran exclamó:
-¡Me llamó ChanYeol!
BaekHyun volvió a bufar, no le importaba cómo se llamaba el chico. Esperaba sinceramente que hubiera captado la idea de que realmente no quería tener nada con él. De verdad creía que había quedado bastante claro que lo de la noche anterior era cosa de una vez, es decir, ¡ni siquiera se habían presentado!
Lo dejó pasar.
__***__
BaekHyun chasqueó la lengua con molestia por lo que sería la cincuenteava vez esa semana. Era jueves, volvía a casa y no se extrañó al encontrar a ChanYeol delante de su puerta… otra vez. El tipo se había convertido en un grano en el culo, se presentaba todas las tardes delante de su edificio, esperando a que volviera de clase para preguntarle de nuevo si quería una cita con él.
Obviamente la respuesta de BaekHyun era la misma y no se cansaba de repetirlo. Siempre lo dejaba con la palabra en la boca cuando se subía al ascensor. ¿Quién iría a pensar que un chico como él fuera tan insistente? No le pegaba para nada, pero BaekHyun deseaba que fuera a molestar a otro.
-Hola, BaekHyun -lo saludó, apartándose de la moto y caminando detrás de él.
De alguna manera que se negó a preguntar, ChanYeol sabía su nombre. La primera vez que se lo dijo fue el día siguiente a que se plantara por primera vez delante de su portal. BaekHyun se había sorprendido pero no había dicho nada. También era la primera vez que su personalidad arisca y borde no espantaba a una persona. Quiso llorar.
ChanYeol ni se inmutó cuando no recibió ninguna contestación. Esperó detrás del castaño a que este abriera la puerta, admirando su figura desde atrás y relamiéndose los labios cuando sus ojos se posaron en el redondo trasero.
BaekHyun entró y como siempre el alto tuvo que sujetar la puerta para que no se cerrara delante de sus narices. Acompañó al bajito hasta el ascensor y aguardó hasta que pulsara el botón para volver a preguntar.
-¿Quieres salir a tomar algo? -BaekHyun agachó la cabeza y suspiró.
-No, ChanYeol. No quiero -el alto sonrió porque el bajito lo había llamado por su nombre por primera vez, aunque este parecía no haberse dado cuenta.
Se despidió con una mano cuando el otro entró en el ascensor y como estaba ya acostumbrado el gesto no le fue devuelto.
«Vas a aceptar, Byun BaekHyun. Lo harás», se prometió a sí mismo.
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