parte 1 >>> En la cocina revisaron todo, pero no encontraron al cocinero.
-Parecía chiquitito -pensó Mr. Peacock en voz alta.
-Enano -añadió Jongdae.
-Igual está metido en alguna despensa -dijo Mr. Scarlet mientras las revisaba.
-Pues parece que no está aquí -dijo Jun.
De repente, la puerta del congelador que estaba tras él se abrió y cayó alguien. Joonmyun reaccionó y, alargando los brazos, evitó que la persona cayera al suelo. No se asustó hasta que vio que aquel chico de cuerpo realmente pequeño tenía clavado el puñal que le había "regalado" Mr. Body a él en la caja.
-¡Está muerto! -gritó, quitando los brazos y dejando que cayera al suelo-. ¡Yo no he sido! ¡Dejé el puñal en el despacho!
-Tranquilo -dijo Chen.
Joonmyun le miró un segundo a los ojos, pero quitó la mirada al instante.
-¿Quién querría matar al cocinero? -se preguntó Mr. White.
-La cena no era tan mala -dijo Mr. Scarlet con la sorna típica de su voz.
-¿Cómo puede hacer chistes en esta situación? -dijo el Coronel Mustard, molesto.
-Es mi mecanismo de defensa.
El chico se quedó de pie, mirándole ferozmente. Odiaba cuando le replicaban que bromeara tanto, nadie comprendía cómo se sentía. No le conocían.
-¡Ha sido usted, Mr. White! -gritó Mr. Peacock.
-¿¡A qué viene eso!?
-Ha matado a tantas mujeres que un homicidio más no le importará.
-Las esposas son como los clinex: suaves, fuertes, de usar y tirar.
Todos le miraron boquiabiertos.
-Yo no he sido. Simplemente me deshice de mis esposas. No me gusta el compromiso, es como estar amarrado. Sus muertes me dieron la vida y me liberaron.
Cuantas más palabras decía, más malévolo parecía. Frío, calculador y perverso. Él se acercó al cadáver y lo agarró del brazo.
-Bueno, ¿qué? No vamos a dejarlo aquí tirado.
-Claro que no. Lo llevaremos junto al cadáver de Mr. Body -dijo Wadsworth.
-¿Pero por qué? -preguntó Jongdae-. Es mejor dejarlo en la escena del crimen... -Jun esta vez no le miró, pero él mismo se dio cuenta de su error-. ¿No? Suposiciones mías, vamos.
-Soy el mayordomo y me gusta tener la cocina limpia.
Mr. White, Joonmyun y Jongdae levantaron el cadáver del cocinero y lo llevaron como pudieron, delicadamente, hasta el despacho.
-¿¡Dónde está el cadáver de Mr. Body!? ¡Estaba aquí tirado hace un momento! -el mayordomo perdió los estribos.
-¡Ha desaparecido! -gritó Mr. Scarlet.
-Quizá no estaba muerto -dijo Chen.
-Lo estaba -respondió instantáneamente Mr. Peacock.
-Debimos asegurarnos -se arrepintió Mr. White.
-Dejemos el cadáver del cocinero sobre el sofá y vamos a buscar por la habitación el cadáver. Tal vez alguien lo escondiera -Jun calmó y convenció a los demás de que hicieran lo que él decía.
-Tengo que ir al baño -dijo Mr. Peacock, algo afectado y lloroso.
-Al fondo a la derecha -le guió el criado con su curioso acento.
Joonmyun depositó junto a Mr. White y Jongdae el cadáver del cocinero sobre uno de los sofás del despacho. Cuando se dispuso a buscar el otro cadáver, el de Mr. Body, algo le rozó la mano. Se giró y vio a Chen, que le agarraba de la manga de la chaqueta con cara de cachorrito abandonado. Jun sacudió su brazo e hizo que le soltara la manga, aún molesto. Cuando se dispuso a buscar el cadáver de Mr. Body, oyeron otro grito. Esta vez era Mr. Peacock. Todos salieron corriendo hacia el baño y se encontraron con que estaba aguantando a Mr. Body, pero esta vez estaba tremendamente ensangrentado.
-¡Quitádmelo de encima, por favor! -gritó Peacock, asustado y alterado.
Joonmyun y Jongdae fueron a ayudarle. Agarraron el cadáver y lo sujetaron como pudieron. Tenía un golpe en la cabeza bastante grave, pero no sangraba demasiado. Por suerte Mr. Peacock no se había manchado su caro traje.
-Ahora sí que está muerto -dijo Mr. Scarlet.
-¿Qué ha pasado? -preguntó Chen.
-He abierto la puerta del baño y se me ha tirado encima, pensé que estaba atacándome pero vi la sangre que tenía en la cabeza y comprendí que estaba muerto.
-¿Y qué hacemos? preguntó el criado, preocupado.
-Intentamos saber quién le mató, dónde y con qué -dijo Wadsworth muy serio.
-Es evidente con qué -Jun señaló encima de la puerta, donde estaba el candelabro que Mr. Body les había dado en la caja, algo ensangrentado.
-¡Ha sido Mr. Scarlet, él tenía el candelabro! -inculpó el Coronel Mustard.
-Yo no he sido, lo dejé sobre la mesa del despacho.
-Bueno, ahora que hemos encontrado su cadáver, vamos a llevarlo de nuevo al despacho -dijo Wadsworth.
Cargaron el cadáver Joonmyun, Jongdae y Mr. White de nuevo y lo dejaron en el sofá, al lado del cadáver del cocinero.
-Hay un maníaco homicida entre nosotros, así que hay que hacer algo al respecto -dijo el mayordomo.
Reunió las armas y las metió en un pequeño armario, cerrándolo con llave y guardándosela en la chaqueta.
-¿Por qué se la guarda? Así no está segura -dijo Chen.
-¿Cómo que no? Soy el mayordomo.
-¡Pero puede ser usted el asesino! -gritó Mr. Peacock.
-Está bien... ¿Entonces qué hacemos?
-Tirarla -dijo Mr. White.
-¿Por la ventana? -preguntó el criado.
-Buena idea -respondió Wadsworth.
Todos fueron corriendo a la ventana y la abrieron, olvidando la gran tormenta que había fuera. Instantáneamente la cerraron, pero el mayordomo la abrió un poco para poder tirar la llave.
En ese instante, sonó la campana.
-Vaya, veo que están todos presentes.
El recién llegado esbozó una pequeña sonrisa divertida mientras se sacaba el chubasquero, empapado. Los demás estaban callados, sin poder articular palabra. Aquel chico alto (muy alto para el pequeño Joonmyun) de cabello rubio y ojos enfadados imponía bastante, pero además todos le tenían miedo. Menos él, que no le conocía y estaba normal.
-¿Quién es este tío? -preguntó Jun.
-Soy un simple reportero... Que hace unos años contrajo una gran deuda con estos jóvenes. Kris, encantado.
-¿¡Deuda!? -exclamó Wadsworth.
-Bueno, soy amigo de vuestro querido chantajista. Gracias a mí y a mi información os ha podido chantajear a todos. Y como metáis la pata, mañana mismo todo el país sabrá sobre vuestros delitos.
Joonmyun tragó saliva. No quería que metieran a Jongdae en la cárcel.
"¿Por qué tienes que estar metido en todo esto?"
-He recibido el soplo de que algo iba a ocurrir aquí esta noche.
Todos contuvieron la respiración.
-¿Pe-pero qué está diciendo? Esta es una mansión tranquila en la que nunca ocurre nada, se lo puedo asegurar -Wadsworth intentaba tapar todo aquello.
-Todo irá bien si hacéis lo que os digo. Ahora quiero llamar.
-Cla-claro -tartamudeó el mayordomo.
-¿Dónde está?
-¿El cadáver?
-El teléfono. ¿El cadáver?
-¿Quién ha dicho cadáver? Venga al despacho y verá que hay un teléfono. ¡NO! También hay un teléfono en el salón.
Condujo al periodista hasta el salón y le mostró el teléfono. Al salir de la sala, cerró la puerta con llave.
-¿¡Por qué le encierras!? -susurró Mr. Scarlet.
-No podemos tenerle pululando por la casa si hay dos cadáveres en el despacho. Si se enterara, podría publicar un artículo sobre esto. Se quedará ahí hasta que termine la llamada. Ahora vamos a la biblioteca y encontremos la manera de encontrar al asesino.
Ya en la biblioteca, se sirvieron unas copas para poder relajarse. Mr. Scarlet, como no, encendió un cigarrillo.
-Tenemos que saber quién es el asesino -dijo Wadsworth.
-¿Pero cómo? No sabemos ni siquiera si hay más gente en la casa -pensó Chen.
-¡Exacto! Yo creo que deberíamos dividirnos por parejas para inspeccionar la casa -ofreció el Coronel Mustard.
-¿Por qué en parejas? ¡La pareja del asesino morirá! -dijo Mr. White.
-No hay otra opción. Si no nos dividimos, tardaremos mucho en registrar esta mansión tan grande.
-Está bien, está bien -intervino Wadsworth.
Se acercó a la cocina y volvió con un puñado de cerillas de distinto tamaño.
-Las he partido para que cada uno busque a la otra persona con la cerilla de su mismo tamaño. Así las parejas serán aleatorias. Según el tamaño, os tocará registrar una planta. De menos a más. Quienes cojan la cerilla más pequeña registrarán el sótano y así. Venga, cojed.
Todos se acercaron y cogieron una cerilla de las manos del mayordomo. Mientras cada uno tenía la suya, comenzaron a mirar en silencio las de los demás y a comparar tamaños hasta que, por fin, las parejas estuvieron hechas. Jongdae con Mr. Peacock el sótano, Mr. Scarlet con Joonmyun la planta baja, Mr. White con el mayordomo el primer piso y el Coronel Mustard con el criado el ático.
Salieron de la biblioteca y comenzaron a dividirse. Jun y Mr. Scarlet se quedaron en esa planta y comenzaron a inspeccionar las habitaciones en completo silencio. No iban ni muy cerca ni muy lejos el uno del otro, con cierta distancia pero no la suficiente para que el otro, si fuera el asesino, le matara. Comenzaron por el despacho, habitación que ya tenían más que vista pero que también revisaron por si acaso. Siguieron por la biblioteca, la sala de billar y el comedor. Todos vacíos e intactos, sin pistas ni nada fuera de lo común. Igual a como los habían dejado la última vez. Joonmyun estaba seguro de que en la planta baja no estaba el asesino. Al fin y al cabo él era detective y no se le escaparía bajo ningún concepto. Fueron hasta el invernadero, al cual no habían entrado antes. Lo inspeccionaron de arriba a abajo como al resto de habitaciones, pero no descubrían nada nuevo ni a nadie. Hasta que Jun se apoyó en una pequeña pared del invernadero al lado de una estantería y esta se abrió como una puerta.
-¡Eh! -exclamó Mr. Scarlet-. ¿Qué es esto, un pasadizo secreto?
-Eso parece... Vaya, estoy impresionado. No esperaba esto en una casa antigua.
Como bien llevaba toda la noche pensando, esa casa daba una impresión incorrecta.
-Vayamos por aquí, a ver a dónde lleva.
Joonmyun sacó su lado aventurero y cogió una linterna que había en la estantería al lado del pasadizo. La encendió y empezó a caminar por un pequeño pasillo oscuro y húmedo, con Mr. Scarlet tras él. De repente, al llegar al final de aquel oscuro pasadizo, vio que había una pequeña puerta de salida a la altura de su barriga. Los dos se agacharon y la empujaron hasta que cedió y se abrió como una puerta giratoria. Les había llevado hasta el salón.
-Quién lo diría -dijo Mr. Scarlet.
Salieron a gatas y la puerta se cerró sola a su espalda. Jun se dio la vuelta y vio que se trataba de la chimenea. Chimenea giratoria.
"La chimenea giratoria, gira, gira, pero nunca toria".
Sonrió mientras recordaba el anuncio favorito de Jongdae. Jongdae... Su sonrisa se desvaneció al instante. Al girarse de nuevo, vio la expresión facial de Mr. Scarlet y se temió lo peor. Estaba asustado. Empezó a gritar.
-¡Eh! ¿Qué ocurre?
Entonces Joonmyun vio el motivo por el que gritaba. Aquel periodista yacía en el suelo con la cabeza ensangrentada y la tubería a su lado. La tubería, el arma que tenía Chen. Se temió lo peor. ¿Cómo era posible un asesinato en una habitación cerrada? Solo por el pasadizo que ellos habían utilizado, pero no habían visto a nadie usarlo. Tantas incógnitas sin respuesta.
Los gritos de Mr. Scarlet cesaron pero comenzaron los golpes en la puerta. El resto intentaban abrir.
-¡Usa la llave, zopenco! -gritaba Mr. Scarlet.
-¡La he perdido! -gritó Wadsworth en respuesta.
Estaban perdidos. Sin llave y sin poder abrir el pasadizo. Mientras tanto, Jun se acercó al teléfono, que seguía descolgado. Al parecer el asesino había pillado en plena conversación telefónica al pobre reportero. Joonmyun palideció al ver el número de teléfono.
De repente, se oyó un disparo. Otro. Y la puerta se abrió.
-¿¡De qué váis!? ¡Esas balas me han rozado! -gritó histérico Mr. Scarlet.
-¿Has abierto el armario, Wadsworth? -preguntó Jun.
-¡No, claro que no! ¡He perdido mi manojo de llaves mientras inspeccionaba el primer piso!
-¿Entonces cómo ha cogido el criado la pistola?
La pregunta de Joonmyun les dejó a todos sin palabras. El criado soltó la pistola y fueron corriendo al armario, descubriendo que estaba abierto de par en par y que no quedaba ni un arma en su interior.
-¡Esto me está sacando de quicio! ¿Quién es el maldito asesino y por qué juega con nosotros? -Mr. White parecía volverse loco.
-¿Quieres un cigarrillo? Te vendrá bien para liberar tensiones, cariño -dijo Mr. Scarlet cogía uno para él.
-Ahora mismo eso no es lo importante -dijo Jun-. Lo importante es que el periodista ha avisado a la policía, lo he visto en el teléfono, estaba marcado.
-¿¡A la policía!? -esta vez era Wadsworth el que estaba más alterado.
-¡Nos van a meter a todos en la cárcel! -gritó Mr. White.
-Que no cunda el pánico -intervino Jongdae-. Si encontramos al asesino antes de que llegue la policía, le entregaremos y punto. Pero tenemos que encontrar al asesino. ¿Cuánto tardarán en llegar?
-Más o menos treinta minutos -dijo el criado, que no se separaba del Coronel Mustard.
Entonces sonó la campana. Todos se quedaron en silencio.
-Tal vez se vaya -susurró Mr. Peacock.
Pero sonó una segunda vez.
-Hay un coche abandonado al lado de la verja. ¿Ha venido el conductor pidiendo ayuda? -preguntó un policía.
-¡NO! -contestaron todos.
-Les veo algo alterados y tensos... ¿Me permitirían llamar por teléfono?
-Naturalmente, señor -dijo el mayordomo, intentando mantener la calma-. Puede usar el que está... No. Puede usar el de... No... Si es tan amable de esperar en el... En el... En la biblioteca.
-Claro.
Dejaron pasar al policía. Mr. Scarlet fue corriendo, sin que le viera, y cerró la puerta del despacho. Aquel policía muy flaco pero con algo de mofletes, de piel pálida, pelo anaranjado y ojos gatunos, le miró extrañado. En ese momento Mr. Peacock aprovechó y fue corriendo hasta el salón y cerró la puerta también. El policía esta vez se dio la vuelta y le miró.
-Las dichosas corrientes de aire... -dijo Wadsworth con una sonrisa falsa.
Continuaron caminando y el mayordomo condujo al agente hasta la biblioteca.
-Si le apetece sírvase una copita... De coñac no, por si acaso
Seguidamente cerró la puerta y le encerró con llave.
-¿¡Por qué le encierras!? ¿¡Estás loco!? -susurró el Coronel Mustard.
-¡Eso! ¡Ábrele! -murmuró Chen.
Wadsworth les hizo caso y abrió al policía. En ese instante, abrió la puerta.
-Le llaman -le dijo a Wadsworth.
-¿De parte de quién es?
El policía se acercó al mayordomo y le susurró quién era al oído. Automáticamente le cambió la cara.
-Pues... ¿Qué tal si uno de nuestros invitados le enseña la casa? Acompáñele Mr. Green Puede llevarle... Al comedor, a la cocina, a la sala de baile...
Joonmyun tardó en recapacitar, pero vio impaciencia en los ojos de Wadsworth. Se ve que tenía prisa por hablar con esa persona por teléfono.
-Cla-claro, acompáñeme si le parece. Iremos a ver el comedor, la cocina, la sala de baile...
Mientras él se llevaba al policía, el resto fueron corriendo al despacho y al salón. Como Jun supuso, era una estrategia para esconder los cadáveres. Muy lentamente le llevó a ver el comedor, el cual vio muy rápido ya que no había nada que ver. También entraron a la cocina, la cual estaba al lado pero estaba impoluta, sin nada interesante que ver.
-¿Se puede saber qué estamos haciendo aquí?
-P-pues... ¡Ver la maravillosa cubertería de la casa! Antigua pero de buen material, muy aristocrática y vintage.
-¿Vintage?
-Vintage.
-¡Bueno, no maree más la perdiz! Aquí hay algo que me huele muy raro.
El policía salió rápidamente de la cocina y fue por el vestíbulo, camino del despacho. Joonmyun fue más rápido y se puso delante de la puerta cerrada.
-¡No! Verá... Dentro hay algo que no querrá ver. Será incómodo. No le interesará. No le gustará. Seguro que será mucho mejor que vayamos a ver la sala de baile...
-¡Ni hablar!
El policía apartó a Jun de la puerta violentamente y la abrió. Y se encontró con una escena un tanto peculiar. En el sofá, Mr. Peacock estaba encima de Mr. Body, besándole apasionadamente. Mientras tanto, frente a las cortinas del fondo del despacho, estaba el Coronel Mustard besando al cocinero. Pero Joonmyun se dio cuenta de que las manos del cocinero eran en realidad las manos de Jongdae, que hacía como que abrazaba al Coronel Mustard y le acariciaba.
-Perdonen. Pueden seguir con lo suyo -dijo el policía, cerrando la puerta.
-¿Ve? ¿A que le ha resultado incómodo? Yo le advertí -dijo Jun.
-¿Aquí también será incómodo? -preguntó el policía, mientras entraba en el salón.
-¡No entre ah-
Esta vez se encontraron con Mr. Scarlet y Mr. White en el sofá, besándose desenfrenados.
-Ay vaya -dijo Mr. Scarlet, haciéndose el sorprendido-. Nos han pillado en plena faena.
El policía vio que en la butaca había otro hombre. Este llevaba un sombrero que le tapaba la cara y el pelo rubio y tenía una botella en la mano. Se acercó a su boca para olerle y apestaba a alcohol.
-Este hombre está trompa, tiene una borrachera de muerte...
-Sí, mortal -dijo entre risas Mr. Scarlet.
-No irá conduciendo a casa, ¿eh?
-No conducirá él, puedo asegurárselo... -Mr. White también parecía divertido por la situación.
-¿Le acompañará alguno de ustedes?
-Conseguiremos un coche... -aseguró Joonmyun.
-Largo y negro... -dijo Mr. White mientras se aguantaba la risa.
-¡De lujo! -Mr. Scarlet alzó la voz mientras le daba un codazo a Mr. White por ser muy evidente.
El policía salió de la habitación, contento de ver que todo era normal. Mr. Scarlet le dio un beso delicado a Mr. White y le sonrió. Joonmyun siguió al policía y vio que se dirigía al mayordomo, que ya había terminado de hablar por teléfono.
-Hola agente... -suspiró Wadsworth.
-Llega tarde, lo he visto todo.
-¿De veras? -Wadsworth abrió los ojos desorbitadamente-. Todo tiene explicación... -añadió nervioso.
-No es necesario, no hay nada ilegal, no se preocupe usted.
-¿Está seguro? -dijo extrañado.
-¡Pues claro, esto es un país libre!
-Ya veo...
-¿Acaso no lo sabía usted?
-¡No sabía que lo fuera tanto!
Joonmyun sonrió, contento de haber salvado la situación.
-¿Puedo usar el teléfono?
-Desde luego...
El policía entró en el salón, dispuesto a llamar. Mientras tanto, el mayordomo y Jun fueron corriendo a reunirse con el resto.
-¡Solo quedan 15 minutos para que llegue la policía! Debemos darnos prisa -aseguró Wadsworth, intentando no perder la calma.
-La policía ya ha llegado -dijo Mr. Peacock.
-¡Cierra la boca! -gritaron todos.
-Debemos seguir registrando, no hemos terminado -recordó el Coronel Mustard.
"Sí, más tiempo a solas con tu querido criado".
-Buena idea -dijo Wadsworth-. Volveremos a formar las mismas parejas de antes. ¡Vamos, ya!
Mr. Scarlet y Joonmyun se dirigieron al cocinero. Esta vez, a diferencia de la vez que inspeccionaron la cocina en busca del cocinero, miraron en cualquier escondrijo donde pudieran encontrar la más pequeña prueba. Sobre todo Jun. Este agarró el pomo de una despensa con miedo y, cuando la abrió de golpe, salió una tabla de planchar y le dio en toda la cabeza.
"Si Jongdae estuviera aquí, se reiría de mí y me llamaría torpe...".
Joonmyun sonrió y siguió buscando.
-¡Eh, Green, mira! -Mr. Scarlet le llamó desde dentro del congelador. Jun fue y se sorprendió-. ¡He encontrado otro pasadizo secreto!
Siguieron el camino, oscuro y corto, y llegaron hasta el cuadro del despacho.
-Vaya, esta casa está llena de sorpresas -dijo Mr. Scarlet ilusionado por descubrir tantos secretos.
-Demasiadas sorpresas -murmuró Joonmyun.
-Probemos en la sala de baile.
Y en ese instante se fue la luz. Mr. Scarlet se agarró a su hombro y se quedaron quietos, con miedo a que el asesino pudiera atacarles en cualquier momento. Cerró los ojos y estrechó fuertemente a Mr. Scarlet. Le tenía pánico a la oscuridad.
De repente, sonó la campana, se abrió la puerta y, justamente después, un disparo. Entonces se cerró de un portazo. Esta vez Jun apretó aún más fuertemente al chico de ojos cansados y se le escapó una lágrima furtiva.
-Jongdae -dijo casi inentendiblemente.
Pero Mr. Scarlet le entendió. En ese momento, volvió la luz.
-¿Jongdae?
-No, no, quería decir dónde.
A Joonmyun no le gustaba mostrar su lado débil ante otras personas.
Fueron corriendo al vestíbulo y se reunieron todos.
-¿Qué han sido todos esos ruidos? -preguntó Mr. Peacock alarmado-. ¿Habéis sido vosotros, Green y Scarlet?
-No, para nada, hemos estado quietos en el despacho todo el rato que ha estado la luz apagada... -dijo Mr. Scarlet, ya que Joonmyun seguía sin poder pronunciar palabra.
-¿¡Dónde está Deer!? -gritó el Coronel Mustard.
-¿Deer? -preguntó el mayordomo.
-¡El criado! ¡Estaba conmigo hasta que se han apagado las luces y ha desaparecido!
-Miremos a ver qué ha pasado -dijo Mr. White.
Mientras todos caminaban, Chen se acercó a Jun, sabiendo que había sufrido un ataque de pánico por el corte de luz. Le secó el rastro de las lágrimas con los pulgares y le apretó fuertemente la mano.
Fueron a la biblioteca y no había nada nuevo. Pero, al llegar al salón, encontraron al policía muerto por un golpe con la llave inglesa.
-Pobre policía... -dijo Mr. Peacock.
-¿Cómo se llamaba? -Wadsworth se acercó a la identificación del policía-. Kim Minseok.
-Descansa en paz, Minseok -Joonmyun estaba triste por aquel policía que había muerto sin un motivo aparente ni importante.
-¡Busquemos ya a Deer! -gritó el Coronel Mustard casi entre lágrimas.
Al llegar a la sala de billar, encontraron al criado ahorcado por la cuerda.
-¡Has sido tú! ¿Verdad? ¡Tú tenías la cuerda! -el Coronel se abalanzó sobre Mr. White-. ¡Claro, de usar y tirar! ¿¡Pero sabes!? ¡Para mí no era de usar y tirar!
-¡Que yo no he sido, tranquilidad! Además, ¿qué clase de amor surge en un día?
-¡Un amor reencontrado!
El Coronel Mustard se echó a llorar mientras agarraba fuertemente la mano del criado. Al parecer sí que le quería de verdad.
-Dos muertos... -dijo Jongdae.
-Yo creo que hay más -aseguró Jun.
-¿Más? -se alarmó Mr. Peacock.
-Sí, hemos oído a alguien que llegaba y le disparaban. Probablemente esté fuera todavía.
Y así fue. Al abrir la puerta, encontraron a una chica que trabajaba repartiendo telegramas musicales muerta de un tiro en el corazón.
-Tres muertos... -corrigió Chen.
-Bien, yo sé quién lo hizo -dijo Wadsworth muy seguro de sí mismo.
-¿Lo sabe? -eso extrañaba a Jun.
Los mayordomos, aunque quieran, no son tan listos.
-Y aún más, les contaré cómo ocurrió todo.
Joonmyun y Jongdae se miraron, casi suspirando.
-El primero en morir, aunque no muriera en realidad, fue Mr. Body. Luego el cocinero. Después Mr. Body murió de verdad. Y más adelante el reportero. ¿Quién creen que fue?
Todos empezaron a mirarse unos a otros, sin saber muy bien pero sospechando algo.
-Fue el criado.
Abrieron enormemente los ojos, muy sorprendidos.
-Sí. Él tenía órdenes de matar a Mr. Body el primero pero, al oír el disparo, pensó que ya había muerto y fue corriendo a cumplir su segunda misión: matar al cocinero. Fue a la cocina y le clavó el puñal en la espalda. Justo en ese momento no oímos al cocinero gritar porque Mr. Peacock estaba a su vez gritando ya que pensaba que estaba envenenado. Entonces fue corriendo a la biblioteca y empezó a gritar él, confundiéndonos y haciéndonos creer que tenía miedo. Cuando fuimos a buscar al cocinero, él se quedó escondido en el despacho y vio cómo Mr. Body se levantaba para salir corriendo. Cogió el candelabro, le persiguió y le mató, escondiéndole en el baño. Cogió la llave del armario que yo guardaba y lo abrió. Luego, mientras inspeccionábamos por parejas, se escapó y, yendo por el pasadizo del invernadero, mató al reportero.
-¡Eso es mentira! ¡Él estuvo siempre conmigo! ¡Él era demasiado bueno para eso! -gritó el Coronel Mustard, que seguía llorando por su muerte.
-Se deja llevar por sus sentimientos, Coronel. Tras esto, alguien cortó la luz y mató al criado, el policía y la chica del telegrama musical. ¿Quién podía ser? Alguien para quien trabajase el criado, alguien capaz de hacer eso... Mr. Scarlet.
Jun veía cada vez más débil esa justificación.
-Mr. Scarlet apagó la luz, ya que estaba en la planta baja y podía perfectamente apagarla. Entonces cogió las armas y mató a esas tres pobres víctimas.
-¿Y por qué iba a matar Mr. Scarlet al criado?
-Porque trabajaba para él en su burdel y le debía dinero. Mucho dinero. Y miren si digo la verdad que él no se justifica.
-Él estuvo en todo momento conmigo en la planta baja, Wadsworth. Su hipótesis no es válida -intervino Joonmyun, intentando justificar a su compañero por estar con él durante su ataque de pánico.
-¿Entonces cómo fue, listillo? -dijo el mayordomo, haciéndose el chulo.
-Bien. Primero tenemos la supuesta muerte de Mr. Body. Mr. Peacock era quien tenía la pistola y, al contrario de lo que él dijo, él fue quien disparó la pistola intentando matar a Mr. Body. Lo sé porque estaba a su lado y no oí ningún forcejeo. Tras eso, al ver que no acertó, nos convenció de que estaba muerto mientras que él sabía que estaba vivo y en realidad se hacía el muerto. Cuando fuimos en busca del cocinero, él esperó escondido y vio cómo Mr. Body intentaba huir, pero le persiguió con el candelabro y le mató. El segundo muerto, el cocinero, fue matado por Mr. Plum. Cuando el criado gritó porque tenía miedo, aprovechó y fue por el pasadizo secreto del cuadro del despacho hasta la cocina y mató al cocinero, luego uniéndose a nosotros como si nada hubiese pasado mientras consolábamos al criado.
Joonmyun miró a Jongdae y parecía muy arrepentido. No podía mirar a nadie a la cara, simplemente miraba al suelo.
-Llegamos a la muerte del reportero. El Coronel Mustard, queriendo matarle, sugirió que nos separásemos. Le cogió la llave del armario al mayordomo, cogió la tubería y, yendo por el pasadizo del invernadero, llegó al salón y mató al reportero, volviendo rápidamente al lado de su querido criado. A continuación tenemos la muerte del criado. Mr. White, aprovechando que el mayordomo inspeccionaba otra habitación, bajó del primer piso y cortó la luz. Entonces fue al armario, cogió la cuerda y mató al criado estrangulándolo.
-No sigas -dijo Chen-. A partir de aquí sigo yo. En cuanto se cortó la luz, subí corriendo del sótano ya que sé que Joonmyun, es decir, Mr. Green, tiene pánico a la oscuridad. Vi como Mr. Scarlet salía de la habitación y fui a reconfortarle. Por lo que sé, Mr. Scarlet había cogido previamente la llave inglesa, fue hasta donde estaba el policía y le mató. En cuanto volvió, yo me fui y él estaba ahí con Joonmyun cuando se encendieron las luces. Fue entonces cuando vi que el mayordomo portaba una pistola en la mano, con la que seguramente mató a la pobre chica de los telegramas.
Jun se sentía confuso. Él había creído que era Mr. Scarlet el que había estado con él todo el tiempo durante el apagón.
-¿Algo que añadir, Mr. Body? -le preguntó Jongdae a Wadsworth.
-Pues sí. Yo soy Mr. Body. El verdadero Mr. Body, Park Chanyeol.
-Un momento -le interrumpió Mr. Peacock-. ¿Entonces a quién maté yo?
-A mi mayordomo. ¿Os acordáis de la estúpida historia que os conté? Era lo que le pasaba a él, no a mí. Yo vivo feliz: sin mujeres, sin ataduras, con muchísimo dinero.
-¡Maldito! -Peacock se lanzó sobre el nuevo Mr. Body, intentando ahorcarle con las manos.
-¿Le amabas, verdad? Byun Baekhyun era la vida de Kim Jongin. Y tú también eras su vida. Pero en su caso, era solo Síndrome de Estocolmo.
-¿¡De qué hablas!? -gritó Jongin.
-Lo sé porque se la causé yo. Era mi fiel mayordomo, el que haría cualquier cosa por mí. Me aprovechaba de él, le utilizaba, me acostaba con él contra su voluntad. Y al final le gustó, era él el que quería que le diera placer. Pero le tuve que despedir, se enteró de mis chanchullos. Y entonces, cuando decidió ir al psiquiatra a ver qué le pasaba, te encontró a ti. Tú te aprovechaste de él, le violaste y de nuevo la misma historia. Tú te enamoraste de él, él simplemente sufría ese síndrome.
El chico moreno se derrumbó. Se sentó en el suelo y se hizo un ovillo.
-A Byun Baekhyun se le podía sacrificar como a todos ustedes. Gracias por deshacerme de mi red de espías e informadores, me han ahorrado un montón de problemas. Ahora ya no hay pruebas contra mí. Meteremos los muertos en la bodega y nos iremos tranquilamente de uno en uno, olvidándonos de que todo esto ha ocurrido.
-Y usted seguirá haciéndonos chantaje a todos nosotros.
-Naturalmente. ¿Por qué no?
-Yo le diré por qué no.
Joonmyun sacó la pistola que tenía escondida y le disparó en el pecho. Mr. Body cayó contra la pared y se fue resbalando hasta llegar al suelo.
-En realidad me debes mucho -dijo en sus últimas palabras-. Si no hubiera sido por mí, él no te hubiera contado su pasado, te seguiría mintiendo.
Dio su última bocanada de aire, sonrió y murió. Todos se quedaron callados, sin saber qué decir o hacer.
-Según mi reloj quedan unos minutos para que llegue la policía -afirmó Jun.
-Antes de que me metan en la cárcel, yo... -empezó a decir Chen.
-Chico, no te van a meter en la cárcel -dijo Mr. Scarlet.
-¿Por qué? Queda demostrado que he hecho cosas horribles. He matado hoy al cocinero. ¿No es suficiente?
-¿Do Kyungsoo, ese cocinero? Merecía morir. Si no le hubieras matado tú, te aseguro que lo hubiera hecho yo -respondió Mr. Scarlet.
-Pero... Yo le maté porque también me chantajeaba con decírselo a Joonmyun...
-Era cómplice de Mr. Body, también nos chantajeaba a los demás. Los dos nos chantajeaban. Por lo tanto, merecen morir -dijo Mr. White.
-Y créeme que hoy has demostrado que tu corazón está lleno de amor. Ese estúpido Mr. Green te ha curado de todos los males -Mr. Scarlet sonreía mientras miraba a Joonmyun.
-Sí, ha hecho maravillas en mí...
A Chen se le llenaron los ojos de amor.
-Eh, Scarlet -lo llamó Mr. White-. ¿Cómo te llamas?
-Tao, Huang Zi Tao. ¿Usted, señor?
-Oh Sehun. Sí, Oh. Pues Huang Zi Tao, espero que vayamos a la misma cárcel.
-¿Es una proposición indecente? -dijo Tao pícaramente.
-Por supuesto.
-Por cierto -Tao se giró hacia Joonmyun y Jongdae, que permanecían el uno al lado del otro en silencio-, él se llama Zhang Yixing, yo le conocía -Tao señaló al Coronel Mustard, que seguía abrazando al criado, Deer-. Él... Era Luhan. Los dos trabajaron para mí. Se conocieron en el mercado negro chino, pero se enamoraron en mi burdel. Luhan ejercía la prostitución, así que decidieron olvidarse. Pero se ve que Yixing nunca le olvidó.
Miraron consternados cómo Yixing seguía abazado a Luhan, llenándole el uniforme de criado de lágrimas. En ese momento, llegó la polícia. Se llevaron a Tao, Sehun, Yixing y Kai esposados y seguidamente los cuerpos sin vida de Kyungsoo, Luhan, Baekhyun, Chanyeol, Minseok y Kris en camillas, tapados con sábanas.
-Detectives Kim&Kim, gracias por todo. Sin su ayuda, la policía no hubiera podido resolver todos estos casos de prostitución, asesinato, chantaje, violación y comercio negro. Espero que estén dispuestos a ayudarnos en muchos otros casos.
-Claro que sí, agente, gracias a usted. Y siento la pérdida de uno de los suyos.
-No pasa nada, cada día se nos van unos cuantos...
Se dieron un apretón de manos y Joonmyun y Jongdae, ambos Kim por apellido, subieron al Porsche 911.
-¿Sabes? Mi pasado no es limpio. Pero tú sí, tú eres la mejor persona que he conocido y pensé que si te contaba mi pasado, tu opinión sobre mí cambiaría y me dejarías. O algo así.
-Jongdae.
-Dime.
-Prométeme que me lo contarás todo sobre tu pasado.
-Prometido.
-Y que no comeremos más sesos de mono.
-Eso tenlo claro.
-Y prométeme que serás feliz a mi lado, me querrás por siempre, me amarás hasta el fin de tus días, que soy lo que más te importa en este mundo y que adoras cada detalle de mí.
-Joonmyun... ¡No me seas marica!
-¡Pero si tú lo eres más!