"La mañana del 4 de octubre, Gregorio Olías se levantó más temprano de lo habitual. Había pasado una noche confusa y hacia el amanecer creyó soñar que un mensajero con antorcha se asomaba a la puerta para anunciarle que el día de la desgracia había llegado al fin: "¡Levántate, pingüino, que ya se oyen cerca los tambores!", le dijo. Miró el cuarto
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Comments 1
Dar conciertos en iglesias es una práctica que deberían llevar a cabo más músicos, qué maravilla.
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