Leer con un lápiz en la mano me provoca contradicciones internas.
Porque deberíamos leer por leer, sin más, por el placer en sí. Pero un lápiz nos regala de pronto el poder de subrayar, de hacer cruces o incluso alguna anotación (siempre a lápiz y sin cargar mucho).
Cosas como:
"Din que os expertos teñen xa calculado de forma matemática en que día e
(
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