La lámpara, el muro, la puerta, mis pies y la entrada. No quiero abrirla y comienzo a soñar. Todo resulta demasiado real a pesar de que esos colores no sean los que debiera ver. Recuerdo la última vez mirándome al espejo, escudriñando cada detalle de mi rostro, y siento como lo deformo mientras me vuelvo tan gris como mi entorno. Quizás no sea mas
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