Capítulo 3
Al no haber podido dormir abrí mis ojos y lo vi.
Terminémoslo ahora.
¿Por favor me dejarías ir ahora?
Anoche sólo recordé el dolor,
incluso el sonido de la lluvia golpeándome
Terminémoslo ahora.
JaeJoong pasó un día con su noche recostado sobre la incómoda cama del hospital, su única compañía consistía en el casi imperceptible pitido de la máquina que monitoreaba sus signos vitales, lo demás dentro de la habitación eran el vacío, la soledad y el doloroso recuerdo que traía consigo el nauseabundo que inundaban todo el lugar.
── Lo siento, no pudimos hacer más.
Intentó tragar el nudo que se formaba en su garganta al escuchar en su mente las crueles palabras que tiempo atrás fueron dichas por ese hombre americano que vestía bata blanca. Habían destrozaron su corazón y los últimos restos de paz y esperanza en su vida murieron con ellas.
El miedo a volverlas a escuchar lo invadió, su soledad peso más en ese momento, lo peor de todo era que en esta ocasión tampoco habría alguien a su lado apoyándolo, alentándolo a seguir adelante.
Sus ojos se cristalizaban pero las lágrimas no fluían, querían mantenerse en lo profundo de su ser causando más daño. Llevo su mano hasta su inexistente vientre acariciándolo suavemente, casi de inmediato fortaleció su roce y lo convirtió en un gesto de protección para quien se encontraba en su interior. Intentó tranquilizarse sabiendo que nada bueno pasaría si continuaba atormentándose con sus recuerdos.
Jaejoong supo por medio de las enfermeras que SeungHyun se mantuvo en la estancia, haciendo guardia durante toda la noche desde allí, no se atrevía a verlo, no mientras estuviera cegado por odio y dolor, necesitaba tiempo para pensar fríamente y no actuar precipitadamente contra Jaejoong, siempre fue así.
El rechinido de la puerta viajo hasta sus oídos, la primera vez que se abría por alguien ajeno al personal del hospital. Los pasos le indicaron inmediatamente de quien se trataba, nadie más estaba enterado de su estancia y aun estándolo muy probablemente nadie se tomaría la molestia de acudir a hacerle una visita de cortesía, tornándose una inexistente sombra para quienes lo conocieron tiempo atrás, incluyendo a su familia. Tan doloroso como era, tenía que aceptar las consecuencias de sus equivocadas decisiones.
Su mirada se mantuvo sobre algún punto en el techo como si cualquier cosa fuera más importante que enfrentar el rostro de su visitante. No poseía el suficiente valor para encontrarse con los ojos oscuros que seguramente lo mirarían reprochando su desagradable proceder.
──Diciendo ‘Mianhe Seung Hyun-ah’... ¿Deseas escucharme?── Jaejoong le preguntó con indiferencia.
Podría ser cruel con el único hombre que todavía se encontraba a su lado, pero quería aferrarse más a su casi inexistente fortaleza.
──No lo diré. No esta vez.
Aun deseándolo hacer estaba consciente de que era solo un poco demasiado tarde para decirlo, sus frívolas acciones ya habían traspasado una y otra vez la delgada línea de la redención y el perdón. Sin embargo la persona frente a él creería que sus palabras un tanto vacilantes encubrían las excusas y lamentos que no podía darle a causa de su ya dañado orgullo.
──Te conozco JaeJoong y jamás he esperado que lo digas.── La voz gruesa, masculina le aseguró.
── Ahora que sabes lo que estaba a punto de hacer puedes echarme con tranquilidad. ─ se burló
── Yo decidiré que hacer contigo. ¿Acaso pensaste jamás sabría que él no es mi hijo? ─ Sus ojos se entrecerraban con recelo mientras trataba de calmarse consciente del estado delicado en el que se encontraba el paciente.── Sólo dime… ¿Por qué lo hiciste?
Una simple cuestión como esa le hizo saborear la amarga hiel que se iba propagando rápidamente sobre su paladar, reviviendo su punzante agonía, mientras su ser se inundaba del dolor que arrastraba durante el último año. Por primera vez sus intensas orbes negras buscaron a su visitante con urgencia y sinceridad, solo esta vez era necesario que creyera sus palabras, apoyo su mano para ayudarse a levantar de la cama para estar más cerca de él.
── Sólo quiero protegerlo.── Llevo las manos a su vientre una vez más indicándole de quien hablaba.
Incluso si no era lo que esperaba SeungHyun se conformaría con escuchar eso, el bebé que se formaba en su interior era todo lo que tenía y lo más importante para él, esa era la única verdad detrás de sus acciones. Voló de regreso a Corea tratando de olvidar el más mínimo detalle de su vida mientras estuvo en Estados Unidos, apenas pisó suelo coreano supo que esperaba un hijo, una nueva jugada del destino que se burlaba de él y se aferraba a mantenerlo unido a ese hombre.
Antes de que pudiera decir algo más el doctor apareció para dar su chequeo de rutina, sin embargo sabía que no podía prolongar más el tiempo Seung Hyun merecía saber por qué estaba ahí.
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Con ambos codos apoyados sobre el barandal, disfrutando de la vista de la ciudad que el balcón del edificio de varios pisos de altura le brindaba. Una brisa fría rozo su cuerpo erizando su nívea piel, los primeros rayos de sol comenzaban a vislumbrarse pero aun no eran suficientemente fuertes para vencer el frio de la pasada noche, comenzó a lamentarse por separarse del cálido abrazo que lo abrigó durante la oscuridad decidiendo regresar a el de nuevo.
Recorrió la puerta corrediza de cristal para poder entrar a la habitación, dentro lo primero que buscaron sus ojos fue la silueta masculina todavía acostada sobre la cama, avanzo sigilosamente hasta ahí, con sus piernas abiertas se colocó a cada uno de los costados del cuerpo dormido. Poso sus labios ligeramente sobre la punta de la nariz rozándola con suavidad.
──Me gusta esta forma de despertar, es mil veces mejor a un escandaloso despertador.
El hombre que aparentemente dormía dormido abrió los ojos con una amplia sonrisa en su rostro que fue borrada al recibir un beso más apasionado, las manos morenas de su amante viajaron hasta la parte baja de su espalda levantando la prenda que la cubría escudriñando un lugar más íntimo. El estridente sonido de un teléfono celular interrumpió sus actividades matutinas, casi de inmediato su espalda se flexiono buscando entre las sabanas desordenadas, levantándose luego para encontrar sobre la ropa esparcida en el suelo el pequeño objeto.
──¿Yoboseyo?... Ne, eomma…
HyunChul contestó temeroso, al otro lado de la línea la voz preocupada de su madre se escuchó.
── ¡Yahh HyunChul-ah! ¿Dónde has pasado toda la noche?
Apenas terminaba de escuchar las palabras severas e inquietas de su madre cuando sin previo aviso el pequeño aparato fue arrebatado de sus manos.
──Annyonghaseyo, habla Changmin, chuesunabnida eomonim, yo le pedí que pasará la noche anterior en mi departamento, no tuve guardia en el hospital, pasamos un poco de tiempo juntos.
── Oh, es así… ¡Ommo! ¿Ustedes muchachos no pasaron la noche haciendo cosas malas…?
──¡Eomma!── Su inmediata protesta interrumpió la acertada suposición de su madre.
── Arasso, arasso. Cuando tu padre preguntó por ti le tuve que mentir que saliste temprano al hospital para tu revisión… Oh Changmin-ah cuida de mi pequeño, nos vemos pronto.
── Neh, arasso.
La llamada terminó, al parecer la mujer no tenía ninguna queja mientras se encontrara acompañado por la persona que le devolvió las ganas de vivir. Cuando la llamada termino el cuerpo de su novio se retiró de la cama en busca de nueva ropa para cubrir su torso desnudo dejándolo atrás con un puchero en los labios al ver su propósito empañado y malhumorado al ser tratado como un niño.
El hombre alto ya completamente vestido se giró de nuevo hacia él con una sonrisa en los labios.
── Será mejor te levantes.── Al ver sus nulas intenciones de moverse de su posición, agregó. ── Date prisa es hora de desayunar.
La tarde llegó interrumpiendo su tiempo juntos, a pesar de la negativa de su novio condujo hasta el hospital donde laboraba, su guardia comenzaría en pocos minutos, apenas tenían tiempo de despedirse apropiadamente de él. Con un suave beso en los labios y un ‘nos vemos pronto’ le dijo adiós, lo vio desaparecer por el ascensor que lo llevaría a la planta principal del Hospital.
Espero dentro del coche durante unos minutos la aparición del conductor que tomaría el control del vehículo, a pesar de sus suplicas ni sus padres ni su novio habían cedido ante su petición de conducir solo por el temor a lo podría desencadenar con el más pequeño error.
Un bostezo de aburrimiento se escapó de sus labios.
Y sólo en cuestión de segundos la expresión en su rostro cambio, sus ojos se abrieron incrédulos al divisarlo en unos pasos de él atravesando el estacionamiento siendo ayudado por su aparente debilidad. Deseaba con todas sus fuerzas que esa imagen se tratara de un espejismo formado por su cansancio, pero al encontrar el mismo gesto de sorpresa en el rostro de su hermano mayor cuando sus ojos chocaron, supo que no era así.
¿Por qué había regresado? ¿Porque cuando comenzaba olvidar? Cuando sus heridas comenzaban a cicatrizar convirtiéndose solo en vagos recuerdos. Le había costado tanto seguir su vida de nuevo con alegría y ahora se paseaba frente a él para hacerle recordar su sufrimiento.
¿Él pudo vivir tranquilo y felizmente cargando en su conciencia la traición y la mentira?
Intentó contener el flujo del líquido que resbalaba por sus mejillas, pero era demasiado tarde, para ser un hombre siempre fue tan débil, ahora se lamentaba más que nunca por ello. Coloco su mano sobre el lado izquierdo de su pecho para sentir a su frágil corazón comenzando a latir a un ritmo anormal, su respiración se volvía agitada, en un dolor punzante fue el recordatorio de su tormentosa agonía. Un fuerte miedo lo invadió, se preguntó dónde estaba Changmin cuando más lo necesitaba a su lado, ahora se daba cuenta lo dependiente que era de él.
Su pregunta interna fue contestada con premura al reconocer su figura alta y morena corriendo hacia él auto donde se encontraba.
── HyunChul-ah
──¡HyunChul--ah!
──¡¡HyunChul--ah!!
Escuchó a alguien gritar su nombre, sin lugar a dudas era la voz siempre serena de Changmin un tanto perturbada. Poco a poco el sonido se fue haciendo más lejano, la oscuridad lo sobrepaso y ya sin fuerzas para luchar se dejó perder en su inmensidad.
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Después de permanecer un par de semanas internado, el día que JaeJoong fue dado de alta, el destino trazó su camino frente a los ojos de su hermano menor, tal vez la escena que el joven protagonizó en el estacionamiento del hospital lo hizo un poco más consiente del dolor que le causó tiempo atrás. Tan trágico como eso se escuchaba formaba parte de su cruda realidad.
El viaje de regreso a su residencia fue silencioso y hostil pero pronto llegó a su fin. Casi en el mismo instante en que puso un pie dentro del departamento JaeJoong caminó directamente al cuarto que ocupaba.
Seung Hyun se derrumbó cansadamente sobre el sillón de piel color negro de la estancia. Durante unos minutos esperó que Jaejoong apareciera, al notar su tardanza, entre curioso y preocupado por cual fuera la razón que lo detenía decidió seguirlo a su habitación, toco un par de veces y al no recibir respuesta entró para encontrarlo acomodando las escasas pertenencias que tenía con él, evidentemente planeaba marcharse.
──¿Te iras?── Seung Hyun preguntó sin tantear el terreno
──Si── JaeJoong le contestó sin titubear.── Después de tratar de adjudicarte la paternidad de mi hijo, puedo asegurar que no es grata mi presencia aquí. ── Sabía que eso no era todo lo que guardaba y espero que siguiera hablando.── Ver a HyunChul me hizo entender que tengo que cargar con mi propia cruz por los errores que cometí. El karma es una bicht.── Sonrió con tristeza, resignado, levantó su vista para preguntarle.──¿No es así?
── ‘…’ ── Suspiró, nada pudo salir de sus labios, sólo pudo verlo continuar con su monologo, recriminándose a sí mismo.
──Soy una mala persona... Te hice daño a ti, a mi propio hermano, empeñe la imagen de mis padres. La felicidad que buscaba me costó cara, tengo que pagar por ello.
──JaeJoong-ah, es suficiente. ── Seung Hyun lo instó a calmarse, el alterarse podría hacerle daño y no sólo a él también a su bebé.
──Yo lo sabía… sabía que Hyun Chul siempre fue más débil de carácter, estaba enfermo y aun así no me detuve a pensar en las consecuencias.── Un nudo se formaba en su garganta, lo tragó para poder continuar. ── No me mires así lo último que necesito es tu lástima. ── JaeJoong le reprochó con su orgullo herido.
──Lástima o no sin duda lo que si necesitas es mi ayuda. No es momento para mostrar arranques de dignidad, no puedo dejarte ir en ese estado ¿O acaso se te olvida que acabas de salir del hospital?
──Está bien yo me encargaré de mis asuntos.
Tan astuto como era tal vez lo que JaeJoong deseaba era verlo rogarle para que se quedara, aun sin querer hacerlo Seung Hyun no soportaría los remordimientos si algo le pasaba a él o a su hijo.
──¿Quieres repetir la historia con este niño?
Las palabras murieron en sus labios, no tenía más para defender su postura, el reciente incidente en el estacionamiento ya le había alterado los nervios. Aun cuando trataba de mantener su fachada serena la reacción de su hermano al saber que estaba de nuevo en Corea claramente ya lo había afectado.
──Tu estado todavía es delicado, no tienes a donde ir, sabes que cualquier complicación podría ser fatal.
──Seunghyun-ah.
Jaejoong no parecía feliz y él no disfrutaba recordándole su condición, pero era la única arma que tenía para obligarlo a permanecer ahí.
──Si decides quedarte, mientras estés aquí me ocuparé de ustedes dos.
──Yo… No puedo aceptarlo, después de lo que he hecho… Cometí un error al venir aquí...
──No te confundas JaeJoong── Detuvo sus palabras.── No planeo tomar el lugar de su padre, mucho menos en tu corazón.── Seung Hyun le aseguro a pesar de lo difícil que le resultaba decirlo.
El silencio le indicó que entendió claramente su mensaje, no lo deseaba en su vida como un amante, verlo atravesar el umbral del aeropuerto siguiendo a Jung diligentemente más dos años de espera por él, le bastaron para entender que lo que siempre ambicionó para él era imposible de obtener, aprendió bien su lección, no confiaría en JaeJoong de nuevo, aun deseándolo y ese pequeño palpitar en su corazón, oculto por la excusa barata de la compasión lo hacía dudar de su decisión.
Pero mientras tanto estaría a su lado como un amigo, hasta el momento en que su máscara de aparente indiferencia, cayera.
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