Caspian cerró los ojos y dejó que el cansancio lo llevara al mundo de los sueños, no duró demasiado antes de ser despertado por un ruidoso estruendo proveniente de la puerta de la habitación, sin perder tiempo, tomó la espada que descansaba a un lado de la cama y se puso en guardia.
- Lo lamento, he sido yo.
- ¿Edmund?
Edmund asiente en la
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