Título: Aeternam. (Oneshot)
Paring: Chanyeol & Baekhyun
Género: Vampire!au
Rating: PG-13
Palabras: 14k
Sinopsis: Después de conseguir todo lo que quería, su eterna vida no fue satisfactoria, sin embargo, una pequeña luz había llegado, pero quizás, él no tenía los ojos lo suficientemente abiertos como para poder verla.
Amor crescit dolore repulsae.
Nota: En la historia habrán algunas pequeñas frases en latín.
*Aeternam: Eterno.
*Amor crescit dolore repulsae: El amor crece con el dolor del rechazo.
Hace un par de horas la lluvia había comenzado a caer.
Chanyeol estaba apacible en su cómodo sillón granate, su rostro mostrándose duro y tranquilo. Sus dedos habían dejado de moverse desde hace unos minutos, dejándolos reposar como solían estar siempre en el inicio del reposabrazos, porque Chanyeol era un hombre tranquilo, se había acostumbrado a su casi inerte vida, y se había acostumbrado a ella hace ya un buen tiempo.
Hace ya una hora la lluvia había dejado de caer.
Lo había escuchado, desde que decidió salir de su escondite en el cenador del patio trasero. Pasos lentos y cansados, pasos que se detuvieron frente a la puerta principal y no avanzaron más.
Algo molesto y cansado de esperar, decidió levantarse y tomar rumbo a la puerta principal de su sombrío hogar.
Resfrío. Podía escuchar que todo el ser de quién se encontraba fuera lo gritaba, muchas veces odiaba que su pequeño hermano fuera un completo obstinado sin razón.
Abriendo la puerta se encontró con el mediano cuerpo, completamente mojado, sus cabellos aun goteando algo de agua, los brazos a sus costados aparentaban estar muertos, y su piel estaba más blanca de lo normal; pálida.
El otro al escuchar la puerta siendo abierta, se puso tan rígido como una piedra, con la mirada gacha, viendo las gotas de su cabello caer al suelo una tras otra. Apuñó sus manos y suavemente levantó la mirada para encontrarse con la serena contraria.
Chanyeol odiaba aquel ceño fruncido en su hermano, no le agradaba en lo más mínimo, sin embargo, este gozaba últimamente mostrándole aquel ceño fruncido, mientras lo miraba directamente a los ojos, sin vacilar un solo momento.
-Te has resfriado, Baekhyun.
Le dijo con esa solemne voz gruesa y que sonaba tan neutral a los oídos del otro. El mencionado se mordió levemente el labio inferior al escuchar las palabras del alto personaje que estaba frente a él.
-¿Siquiera te importa?
Su voz más baja de lo común y con un leve temblor debido al frío que envolvía su pequeño cuerpo. El alto tan solo se quedó ahí, sin hacer un solo movimiento, quieto ante la mirada del bajo.
-Iré a mi cuarto.
Informó, desviando la mirada del hombre alto de enfrente, avanzó hacia el interior del hogar. Colocó sus zapatos mojados en la entrada, asegurándose de que no estorbaran en el paso.
-Memento mori, Baekhyun.
-Mors certa, hora incerta. -susurró mientras apretaba los dientes.
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Había estado cerca de dos horas cambiando una y otra vez aquellos paños de agua tibia. Sentado al lado de su pequeño hermano que yacía recostado en mitad de su blanca y espaciosa cama. Movía de vez en cuando los mechones rebeldes de aquella castaña clara cabellera.
Estaba por salir del cuarto para traer consigo más agua, para así seguir atendiendo a su débil hermano, pero antes de levantarse de aquella mullida cama, el débil agarre de la mano de Baekhyun lo detuvo. Su mirada se quedó centrada en la blanquecina mano, aquella que tenía unos dedos tan finos y delicados que nunca creyó haber visto en una mujer, mas ahí estaban en la mano de su pequeño hermano. La suave sensación de la ahora caliente piel era raramente satisfactoria.
Desvió su mirada al rostro un tanto rojo, la respiración algo dificultosa hacia que su pecho subiera y bajara más rápido de lo usual. Los ojos claros de su hermano lo miraban, diciéndole algo y al mismo tiempo diciéndole nada.
-Solo iré por más agua. Volveré.
El débil agarre lentamente se hizo nulo, y el alto hombre pudo continuar con su camino.
Baekhyun lo vio alegarse hasta que estuvo fuera de la habitación. Por dentro maldecía el tener un cuerpo tan débil, y mostrarlo ante su hermano. Por otro lado, así tendría al alto hombre cerca de él por más tiempo. No había tenido el lujo de tener a Chanyeol tan cerca de él por tanto tiempo nunca antes, y aunque ahora estuviera mostrando la fragilidad de su cuerpo, podría soportarlo, podría, porque Chanyeol estaba con él, porque Chanyeol lo estaba cuidando, porque Chanyeol se preocupaba y velaba; solo por él.
+
-Ya has faltado muchos días al colegio. Debes ir.
Habló duramente el alto, mirando en reprimenda a su hermano que estaba tranquilo y sereno en su cama. Aun vestía su pijama de seda blanco, aquel pijama que le quedaba un poco grande y dejaba, de vez en cuando, ver más sus clavículas, cuando se deslizaban juguetonamente por la piel del castaño.
-Siento que no me he recuperado por completo.
Era mentira. Pero había logrado tener a su hermano por cuatro días junto a él, velando por su salud. Y aunque este tan solo estuviera sentado en aquella silla que había traído a su cuarto, mirando de vez en cuando a Baekhyun y las otras veces con los ojos cerrados. Prefería mantenerlo así. Mantener a Chanyeol cerca suyo el mayor tiempo que pudiera.
-Mientes. Irás mañana sin falta.
-Pero-
-No es una sugerencia, Baekhyun.
El alto se levantó de donde se encontraba sentado, y comenzó a abandonar la habitación. Baekhyun se quedó en silencio sentado en su cama, escuchando los pasos de su hermano ir desapareciendo de a poco en poco.
Suspiró pesadamente e hizo una pataleta digna de un niño de cinco años. Bueno, después de todo Baekhyun tan solo tenía quince años.
Se recostó en su cama y se giró de lado derecho, haciendo un leve puchero con sus labios.
Baekhyun quería estar con su hermano, no exactamente en la misma casa, como habían estado siempre. No. Baekhyun quería estar cerca físicamente, porque el castaño tenía sentimientos por el alto; se había enamorado.
Lo recordaba bien, a la edad de trece años, ya sentía algo por aquel hombre que vivía con él. Sus amigos en el colegio le habían dicho que era un flechazo, un caso perdido de enamoramiento. Claro está que Baekhyun nunca les dijo a sus amigos quién producía todos esos suspiros y pérdidas en otro mundo de su mente. Sonreía más de lo común en ese entonces.
Quizás fue su físico. Baekhyun no era ciego, podía ver a quienes les rodeaban, las personas bellas de su entorno. Pero la que se destacaba siempre, era aquella alta figura, aquellas grandes manos, aquella ancha espalda, aquellos grises ojos, su gris cabellera. Todo de él le había llegado a fascinar.
Por supuesto hubo días en que creyó que era simple admiración, pero esos días acabaron y supo con certeza que aquello no era solo admiración. Y eso que comenzaba a sentir, iba en aumento con el pasar de las horas, de los días, meses y años.
Hermano. Baekhyun sabia también con certeza que Chanyeol no era su hermano, al menos no de sangre. Habría que ser demasiado iluso para pensar que ellos dos tendrían algún parentesco familiar tan cercano. Sin embargo, Chanyeol así lo había posicionado.
El mayor no vaciló un segundo cuando Baekhyun le dijo: Tú no eres mi hermano en realidad. Respondiendo con un frío: No, no lo soy en realidad.
Recordaba esa conversación, ya que eso, le había dado una leve esperanza a lo que estaba sintiendo.
“-¿Por qué me llamas hermano, entonces?
-Eso es lo que he decido serias.
-¿Tiene que ver con esa promesa de la que una vez me hablaste?
-Sí.
-No es necesario que sigas diciéndome así.
-Es necesario.
-Chanyeol.
-Dime.
-Nada… no es nada.”
Cuidar al niño que había recibido de manos de aquella mujer cierto día de lluvia.
Chanyeol no le dio muchos detalles, como siempre había sido, se lo relato de manera concisa y expedita.
Baekhyun nunca sintió mucho interés sobre quién era o fue su madre. Más le daba gracias de que lo hubiera encomendado a Chanyeol.
Sin duda, madre, me has dejado en buenas manos.
Recordaba, o quizás fue un sueño, pero tenía la imagen de su peli gris sonriendo amablemente, sonriéndole solo a él. Quizás fue cuando era un niño, y entre acciones tiernas de la edad le había sacado una sonrisa. Quizás fue cuando después de haberle robado un beso, este le había respondido con una sonrisa. Claro que lo último fue un sueño de los muchos que tenía, donde Chanyeol era el blanco de sus deseos. Entre sus grandes deseos, estaba el recibir una sonrisa de Chanyeol, una sincera, y solamente dedicada para él.
+
Solo pudo escuchar el sonido de música clásica de la planta baja al amanecer. Se arregló rápido el cabello, y reviso muy bien su rostro, asegurando, se viera bien.
Rápidos pasos resonaban por el hogar, que en su mayoría de las veces estaba siempre en silencio.
Sin nada de delicadeza abrió las dos puertas del comedor con una sonrisa radiante.
-¡Buenos días, Chanyeol!
Gritó al alto, y se apresuró a instalarse en su lugar al lado del peli gris. La mesa del comedor era grande, alrededor de veinte personas podían tomar asiento ahí. Pero al ser solo ellos dos, tan solo la cabecera era ocupada por el alto, y el lado derecho a ese, era el lugar ocupado por Baekhyun.
-Buenos días, hermano.
Respondió tranquilo, con su taza de blanca porcelana en la mano, y su fría y dura mirada de siempre. Baekhyun chasqueó la lengua ante lo dicho por el alto, y se centró en su desayuno.
-Has bajado con el pijama puesto Baekhyun, debes cambiarte antes de bajar.
-Es cómodo, además, es domingo, pienso llevar puesto el pijama por todo el día.
-Cuando termines de desayunar, te lo cambias.
Sentenció el alto, y Baekhyun no pudo objetar, conocía aquel tono, y no quería luchar con Chanyeol, sabía que saldría perdiendo de todos modos.
Se mantuvo inquieto en su asiento, mientras se tomaba su tiempo en beber su té. Jugó un poco con la cucharilla, viéndola fijamente, muy encismado en ella. Una agradable escena reflejada en la fina plata llamo su atención. Baekhyun no miraba al alto al lado suyo, pero sonrió por dentro al ver que el otro si lo hacía. Siguió girando la cucharilla, para que el alto no se diera cuenta de su descubrimiento. Pronto notó que estaba mirando la piel que se revelaba en su cuello, mostrando también sus clavículas y un poco, casi nada, de sus hombros.
Se le ocurrió una idea loca, y como hacia siempre, la seguiría sin pensar en las consecuencias. Carraspeó su garganta, notando como el alto parpadeaba un poco y disimulaba tomando más del líquido en su taza.
-Usaré la loza especial. -Dijo sin darle mayor importancia a sus palabras.
Se levantó con el entusiasmo característico de su persona y se encamino a los grandes estantes frente a ellos, los cuales tenían varios tipos diferentes de loza; platos, platillos, tazas y demás. Chanyeol no dijo nada, tan solo seguía con la mirada a su inquieto hermano.
La loza especial estaba posicionada en lo alto del estante, haciendo gala de sus finos decorados, majestuosa y brillante. Baekhyun se le quedo mirando por unos segundos sonriendo ante lo que vendría. Colocándose en puntillas se estiró todo lo que podía para tomar la loza, siendo un pequeño platillo y una taza su objetivo.
Pudo saber que había logrado su meta cuando sintió frío en sus caderas, las cuales habían quedado levemente expuestas, ya que al estirarse su prenda de seda se había levantado, mostrando así su blanca y tersa piel.
Un puchero se le formó en los labios al sentir el pequeño platillo en sus manos, siendo puesto ahí por su hermano, quien se había posicionado al lado de él y había alcanzado su objetivo, entregándolo sin demora.
-Aun te falta para que uses la loza especial, Baekhyun.
-Solo dámelo.
Baekhyun arrancó de las manos la taza que tenía el alto, y algo molesto se fue a retomar su lugar en la mesa. Definitivamente esa no era la reacción que quería provocar.
Chanyeol había desaparecido para cuando lo busco con la mirada en el comedor. Suspiró y tomó la bandeja que había sido dejada en la mesa con anterioridad, poniendo en ella los pocos trastes que tendría que lavar.
Observó por unos segundos la taza del alto, aun no se acostumbraba a que Chanyeol tomara aquello, mas agradecía el que hiciera que no produjera demasiado olor.
No era muy de su agrado oler sangre tan de mañana.
Chanyeol se había apresurado a refugiarse en su oficina. Lo había sentido, había sentido aquella placentera sensación que no sentía hacía ya más de cincuenta años, la había evitado a como dé lugar, y mucho más aun cuando Baekhyun llego a sus brazos.
Pero ahora el motivo del porque no quería sentir aquella sensación, había sido la provocadora de esta misma.
Estaba pensando muy seriamente en ir a la capital y comprar un nuevo pijama para su hermano. Normalmente no vería de esa manera la piel del más bajo, pero eso había sido antes, cuando era una cosa aún más pequeña y tierna; ruidosa y alegre.
Aún seguía siendo ruidoso y alegre, también tierno. Pero ahora se le sumaban unas cosas más.
Baekhyun estaba creciendo, y Chanyeol se sentía un tanto abrumado de lo bien que estaba creciendo su pequeño hermano.
Hermano, hermano, hermano, hermano, hermano.
Se repetía una y otra vez sin descanso. Esa era de las maneras en las que podía controlarse.
En las que podía olvidar como la piel de Baekhyun se veía y hacia más apetecible con el pasar de los días.
+
Una tormenta eléctrica era tan escasa en aquella región que Baekhyun no supo lidiar con ella cuando sucedió. Era ya de madrugada cuando estruendosos truenos lo despertaron, y sumados a los relámpagos que iluminaban entrecortadamente su habitación, lo llenaron de un miedo que había sentido pocas veces.
Gritó. Gritó muy fuerte, pero no eran simples gritos de horror, no. Llamaba a su alto guardián, llamaba para que lo protegiera y estuviera al lado suyo. Normalmente Chanyeol no aceptaría ingresar a la habitación de Baekhyun por el simple capricho de este, su fiebre había sido el único caso en el que el alto se había quedado en aquella habitación por un largo tiempo.
Raudo apareció el peli gris, quedando parado al lado de la cama de Baekhyun, mirando y queriendo saber el porqué de los gritos. El castaño solo lo miró con los ojos vidriosos, y sin pensarlo mucho, se levantó de su cama y se apresuró a los brazos del alto, los que no lo esperaban, ni siquiera se habían movido de los lados del alto.
Baekhyun escondió su rostro en el pecho de Chanyeol, y lo abrazó aún más fuerte cuando escuchó el sonido de más truenos.
-Baekhyun.
-Lo siento, lo siento. -clamó rápidamente-Pero te necesito, no te vayas por favor, por favor. -Rogó el bajo.
Al notar que no pasaría nada y de que debía de ayudar a su pequeño hermano, correspondió al abrazo, envolviendo al castaño y moviéndose para quedar sentados en la cama del bajito. Baekhyun era un gato asustado en los brazos del alto, aferrándose aún más cada vez que un trueno se escuchaba, buscando la protección en los brazos de Chanyeol, quién ahora sobaba de manera tranquilizante su espalda, y acariciaba de vez en cuando su cabello.
Luego de unas horas la tormenta cesó, solo se escuchaba el sonido de las pocas gotas de lluvia chocar contra los ventanales de aquella habitación.
Baekhyun se había quedado dormido en los brazos de Chanyeol, y este se había relajado en esa posición, con el chico en su regazo y los delicados brazos envueltos en su torso. El bajito le transmitía todo su calor corporal, y Chanyeol como pocas veces, podía sentir aquel calor que había perdido hace ya mucho.
En su intento por dejar al castaño durmiendo en su cama, falló. El bajo despertó con el movimiento, aferrándose aún más al cuerpo alto, y gimoteando para que no se moviera de su lugar.
-Ha pasado la tormenta, Baekhyun, puedes dormir tranquilo.
-Mmmh, Yeol, quédate, duerme conmigo.
Dijo un tanto adormilado, y aun aferrándose. El alto en segundos logró zafarse y hallarse fuera de la cama del bajito.
-Chanyeol, por favor.
Pidió, esperando que el otro se quedara y acompañara. Se había sentido tan bien entre sus brazos, se había sentido tan bien sus caricias, se había sentido tan bien escuchar su respirar. Tan condenadamente bien, que Baekhyun quería que la tormenta durara toda su vida.
-Duerme bien, Baekhyun.
Se encontraba solo de nuevo en su cama, en su habitación. Se recostó en aquel lugar que ambos compartieron, sintiendo aun la muy leve esencia que había dejado el gigante.
+
Ya había cumplido diecisiete años.
Chanyeol le había regalado un hermoso brazalete de oro. Era delgado y muy elegante, le gustaba como se veía contrastado con su piel. Había tomado aquella ocasión para agradecerle con cariño demasiado afectuoso al alto.
-Tranquilo Baekhyun, ya me has agradecido suficiente.
Estaban en la habitación de Chanyeol. Aquella habitación que no tenía ventanas, tan solo la iluminaba la luz de velas, habiendo unas cinco bien distribuidas por la habitación. Chanyeol se negaba a instalar algún tipo de corriente eléctrica en su habitación, siendo esta la única en no tener electricidad.
Volviendo a la posición en la que se encontraban aquellos dos. Chanyeol estaba atrapado por los brazos del bajito. Quien se había precipitado en tumbar al alto en la cama, abrazándolo, diciéndole consecutivamente varios agradecimientos por el regalo que le había dado.
Chanyeol siempre cuido de su pequeño hermano lo mejor que podía, cuidando de su salud, y de su educación. Había hecho una promesa a la madre de Baekhyun, y la cumpliría.
-Chanyeol.
Llamó al alto luego de haberse detenido con los agradecimientos y simplemente haberse quedado encima del mayor. Se acomodó en el lugar, y se sentó a horcajadas encima del peli gris, quién lo miro en reprimenda por su posición, pero antes de que pudiera decir algo más, el bajito comenzó a hablar.
-Quiero decirte algo. Quizás sea incómodo, pero…
El alto solo se quedó en el lugar esperando escuchar que diría su pequeño hermano, después de todo, estaba acostumbrado a que el bajito quisiera llamar su atención.
Mas no espero que aquel chico comenzara a bajar hasta posicionar su cabeza al lado de la suya, pasando en el transcurso sus manos por su pecho de una manera, él sabía, era demasiado sugerente.
-Te quiero. No como hermano Chanyeol. Me gustas, me gustas mucho.
Las ahora inquietas manos de Baekhyun pasaban sin mucho descaro por el cuerpo del alto, desde su pecho hasta llegar a su cabeza, donde enterró sus dedos en la gris cabellera. Apelando a la nula reacción del otro, Baekhyun decidió dar otro paso más. Esta vez se movió lo suficiente como para poder tomar con sus labios los del otro. Los sintió fríos, pero cooperadores al movimiento que se iniciaba.
Chanyeol no pensó que el castaño le declarara algo remotamente parecido a eso, mucho menos que llevara a cabo aquellas atrevidas acciones.
Le gustó.
Las suaves caricias, aquellas caricias que había olvidado casi por completo. El deseo despertando en él a cada segundo. Y ahí estuvo, correspondiendo el beso que le daba aquel ser que estaba encima de él. Disfrutaba de la cavidad contraria, porque se había apoderado de ella apenas pudo hacerlo. Sus manos habían viajado a la cintura de este, acariciándola, y explorando nuevos lugares. El cuerpo de Baekhyun, como ya sabía, estaba creciendo bien. Deleito sus manos con los torneados muslos del chico, y más aun con la bien formada posadera.
Escuchó al bajo soltar un gemido ante las atrevidas caricias, el sonido fue realmente exquisito a los oídos de Chanyeol, y en un movimiento realmente rápido y abrupto, se posicionó arriba del castaño, dejando a este algo sorprendido por el cambio.
-Baekhyun.
Susurró golpeando con su aliento en el cuello del bajo. Su cuerpo raramente tomaba esas condiciones, mas como pocas veces, aquella deliciosa sensación se comenzaba a formar, aquella que se podía formar tan solo en ocasiones como estas; la adrenalina corriendo por todo su cuerpo. Tomó posesivamente el cuerpo debajo de él, oprimiéndolo más contra su propio cuerpo y oliendo sin medida toda la blanca y deliciosa piel del cuello de Baekhyun.
-C-chanyeol.
No había previsto aquello. Había pensado que el alto, si le correspondía, quizás quisiera seguir de ese modo, o pasar a unas caricias más. Pero aquello estaba pasando demasiado rápido para él y se sentía abrumado por las acciones de Chanyeol, aun así, decidió que no haría nada por detenerlas. Todo aquello le estaba gustando demasiado.
El miedo lo golpeó duramente en el rostro cuando luego de una extraña sensación en su cuello, chocó con los ojos demasiado rojos y blancos colmillos de Chanyeol. Su rostro se contorsiono para demostrar su miedo ante la nueva escena, y su cuerpo queriendo retroceder en automático. No pudo retroceder más, porque Chanyeol había salido de la habitación en un abrir y cerrar de ojos.
Baekhyun pasó rápidamente su mano por donde la extraña sensación se había presentado, algo temeroso, sintió un poco de líquido en él.
Sangre.
Los blancos dedos de Baekhyun tenían en ellos un poco de líquido rojizo; era su sangre, tan solo un poco, pero la suficiente para sentirse confundido.
-Él… me mordió.
No le agradaba ver sangre, aquel líquido rojizo debería solo de quedarse dentro del cuerpo y nada más. Ahora la suya había escapado de su cuerpo, aunque en poca cantidad. Se preguntó si tendría alguna marca ahora en su cuello, así que corrió al baño a cerciorarse de ello.
Dos pequeños, minúsculos agujeros era lo que tenía en su blanco cuello. Paso sus dedos por aquel lugar nuevamente, el dolor era leve y ahora de la herida solo salía una muy minúscula gota.
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Baekhyun nunca le tuvo temor o miedo a su alto ‘hermano’, muy por el contrario, le encantaba estar siempre a su lado, quería que lo viera, que le hablara, que lo mimara. Porque Baekhyun era un niño a quien le encantaba el afecto, pero solo de Chanyeol.
Cuando Chanyeol le dijo que era un vampiro, Baekhyun solo parpadeó un poco y contestó con un tierno: ¿Qué es un vampiro?
Ciertamente el castaño había vivido solo junto a Chanyeol gran parte de su vida, y eso no le molestaba. Cuando tuvo su primer día de clases, estuvo reacio a separarse de su hermano, incluso lloriqueo un poco antes de finalmente soltarse, he ir al dichoso lugar.
Sin querer, y ya que su hermano no le hablo más sobre el tema de lo que le había dicho ser, y del que Baekhyun no tenía remota idea. Le preguntó a sus pequeños compañeros de colegio.
Los cuales no demoraron en informarlo.
Seres de la noche que viven de matar a personas o animales; bebiendo de su sangre.
Baekhyun dudo ante aquello, no creyéndolo completamente. Porque su hermano no había matado a nadie. Todo aquello era ridículo.
Pero lo confirmó cuando se lo preguntó entre risas a su hermano. Quién no negó nada, tan solo contestó en afirmación a todo lo que Baekhyun dijo.
Chanyeol no le respondió a sus siguientes inquietudes. Así que haciendo uso del colegio, se internó en la biblioteca cuando nadie más lo hacía, quizás algunos de un grado superior, pero se quedaban por unas cuantas horas solamente. Baekhyun había descubierto una pasión por los libros después de eso. Leyendo cada semana un libro a su corta edad. Con el tiempo, tuvo el librero de la casa, lleno de estos y aun en crecimiento.
Había leído mucho sobre la mitología de los vampiros. Lo cual le ayudó un poco a comprender a Chanyeol. Comprendía ahora porque su piel era tan blanca y fría. Porque dormía tan poco, porque bebía sangre. Por qué salía más cubierto que los demás al exterior cuando el sol aún estaba presente.
Sabía muchas cosas de los vampiros por medio de los libros, y algunas sinceramente las encontraba extremadamente ridículas, claro que estás últimas siempre estaban en fuentes poco fiables e imaginación exagerada de algunos. Y aun sabiendo todo aquello, no impidió que se enamorara de él, de un supuesto ser eterno que vivía de sangre.
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Duros días pasaron, y no era porque la vida de Baekhyun se haya convertido en precaria. Era porque su hermano era aún más frío y distante con él que de costumbre. Se había ido por un mes completo a la capital, para algo que se negó a contar, a pesar de la fuerte insistencia de Baekhyun con querer saberlo.
Pero hubo cierta ocasión en la que sí obtuvo una respuesta, una que quizás no le hubiera gustado escuchar del todo, porque a su temprana edad no estaba listo para un rechazo.
-¿Piensas ocultarme todo lo que haces? ¿No éramos hermanos? -preguntó una vez en la cena. Su ceño fruncido levemente, mirando desafiante al mayor- He tenido que estar completamente solo y abandonado en esta casa, por un mes entero, y tú no piensas siquiera explicarme el porqué.
-No es necesario que lo sepas ahora, con el tiempo lo sabrás. -Contestaba tranquilamente, mientras sostenía en su mano derecha un libro, que al parecer estaba leyendo, pues tenía la vista fija en él, y cambiaba las páginas cada algún minuto.
-Es necesario. Somos hermanos.
-Eso es cierto. -Bajó el libro, encontrándose con la mirada del menor- No quiero que eso se te olvide nunca, somos hermanos. Yo soy tu hermano mayor. Solo quiero lo mejor para ti.
-¿Lo mejor? ¿Ocultándome cosas es como lo haces? Ya no soy un niño, conozco bien los pros y contras de las acciones-
-¡¿Lo haces?! -preguntó fuertemente, retando al menor.
-Lo hago. -Respondió suave y a pesar de la respuesta, Baekhyun pudo notar en los ojos contrarios lo que quiso decir. Aquel incidente que había sido olvidado, más que nada, nunca más mencionado- ¿Lo dices por lo de aquella vez?
-Claro que lo digo por aquella vez. Sabes que no debiste de hacerlo. -Chanyeol bajo su vista al libro, incluso paso una página. Aquello molestaba a Baekhyun, sentía que no era primordial en esos momentos, cuando él estaba expresándose tan abierta y sinceramente.
-¿No debí? Es lo que siento. -Dijo como si tratara de convencer al alto.
-Tengo que protegerte.
-Hazlo, yo no lo impediré. Conozco bien tu promesa. Pero también conozco bien mis sentimientos, y no pienso ignorarlos, sé que tú también sientes algo por mí. -El sonido del chirrido de la silla contra el suelo resonó, Baekhyun se hallaba de pie, desafiando a su mayor.
-No es cierto.
-No lo niegues, he vivido contigo toda mi vida. Ambos… los dos, esa noche, los dos lo sentimos, tú lo sentiste. -Comenzó a acercase al peli plata- ¿Por qué hacerlo difícil, cuando es obvio?
-No puede ser.
-Lo podemos intentar. -Trató de solucionar, como si quizás su hermano mayor pudiera aceptar sus palabras, sus intentos.
-No saldrá nada bueno, Baekhyun, somos diferentes.
-No lo somos. Tan solo son unos cuantos detalles, esos que no me interesan en lo más mínimo.
-¿No lo hacen? ¿Por eso me miraste de aquella manera esa vez? -Bajó el libro, cerrándolo por completo, dedicándole su completa atención al castaño.
-Y-yo, he exagerado un poco, me tomó por sorpresa, nunca… te había visto así. -Nervioso aun por aquel recuerdo, respondió de una manera no muy convincente. Claro que recordaba aquello, se sentía demasiado frustrado por cómo reaccionó, porque si no lo hubiera hecho, ellos dos hubieran reafirmado lo que sentían. Baekhyun estaba seguro de que Chanyeol le diría todo lo que siente por él mientras lo tomaba.
-Definitivamente, no.
-Es estúpido, tú también lo sientes, sientes algo por mí, como yo por ti.
-Lo único que siento, es el deber de protegerte y cumplir mi promesa.
-Pero-
-¡Se acabó! -más que el grito, fueron los ojos rojos y potentes, fueron los que silenciaron al castaño, dejándolo estático en su lugar. Nunca antes Chanyeol le había gritado de esa manera- Se acabó. No hablaremos otra vez de esto.
Luego de aquello, Baekhyun pensó tantas cosas. Por una parte, su corazón le dolía, le dolía ante el rechazo de por quién rogaba. Baekhyun hubiera hecho de todo, si tan solo Chanyeol hubiera cedido, él hubiera intentado de todo, sabía que sería difícil. Después de todo, a quien amaba, era un vampiro, era claro que tendrían sus diferencias, no, las tienen. Pero ¿No era el amor aquello que todo lo podía?
Por otro lado, su orgullo le picaba, le decía que su hermano era un estúpido cabeza dura que no quería entender nada, que para ser un ser que había vivido demasiados años, no había aprendido nada. Y tenía tantas cosas en la cabeza, tantas que no sabía cuál tomar.
Una sin embargo sobre salió, y se apresuró a tomarla. ¿Se negaba a declarar lo que sentía? Entonces Baekhyun haría que lo hiciera, aunque fuera a la fuerza.
Amor crescit dolore repulsae.
Parte 2/3-> Glosario(?): 1.-Memento mori: Recuerda que morirás.
2.-Mors certa, hora incerta: La muerte es cierta, su hora desconocida.