<-Parte 1/3 Las semanas transcurrieron rápidamente entre los fríos dedos de Chanyeol. Se había sentido mal al gritarle y hablarle tan duramente a Baekhyun. Y en parte se sentía estúpido, porque no debería de sentirse de esa manera. Porque si quería algo del castaño, eso era algo físico. De su mente no salían las imágenes de su piel, de su cuerpo. Incluso aun podía recordar la textura, e incluso el sabor de boca del otro. Y por supuesto aquel sabor, el sabor exquisito de su sangre, ese sabor alucinante que podía comparar con tan solo uno que había probado antes. Tan solo un poco de aquel vital líquido lo había vuelto loco. Se había sentido tentado varias veces a entrar en aquella habitación y volver a repetir la placentera anterior experiencia. En la que quizás, hubiera tenido mejor cuidado de no morder al castaño, que aunque quisiera, si llegaba a poseerlo por completo, la libido en él haría que lo mordiera de todos modos.
Había tenido las suficientes experiencias para asegurar aquello, sobre todo una en especial.
Llevaba poco más de media década siendo un vampiro, y ya casi había olvidado por completo la razón de porque lo era.
Creyéndose casi un Dios, vago por el mundo, jugando con las personas, probando diferentes tipos de sabores -de sangre claramente-, probándose a sí mismo que podía hacer todo lo que una vez quiso y más. Disfrutando lo que el mundo y su posición podían otorgarle.
Pero una vez fue descubierto.
Aquella sonrisa socarrona, esa que le decía: Te he pillado, y puedo hacer que te maten con solo correr la voz. Claro, pudo haber acabado con el problema de inmediato, pero no se esperó que aquel chico se le tirara encima y comenzara a devorarlo con los labios.
«Siempre quise ser el amante de un vampiro.»
Eso le había dicho entre besos, sus labios curvados en una espléndida sonrisa, una muy grande sonrisa. Como si tuviera entre sus manos aquel codiciado juguete por todos los niños, pero que tan solo era suyo.
El chico era joven, hermoso, una hermosa voz que cautivaba a cuantos fueran a escucharlo cantar a aquella taberna de mala muerte en la que trabaja algunas veces por semana. Y para Chanyeol, su cuerpo era una tentación andante. El joven chico había decidido jugar con un ser que se suponía mítico. Y aquel ser quería jugar con él también.
Pasaron varios años en donde los dos habían mantenido una relación a escondidas, y cuando aquel joven había tenido la edad necesaria para irse de su hogar; lo hizo, viviendo junto a aquel ser que había encontrado.
Chanyeol creyó que estaría bien, el no obligaba a aquel chico a nada, tan solo lo dejaba hacer. Y aunque en cierto modo se viera manipulado por el chico, lo había dejado, había dejado que manipulara su eterna vida. Lo dejo entrar y no se había dado cuenta de cuánto.
El tiempo junto a aquel humano había sido el culpable de que se le quedara mirando más de lo debido, que pensara en él más de lo que debería, que lo celara más de lo normal, que lo necesitara a su lado cada vez más. Su rostro se había tatuado en la mente del alto.
Cuando este se enfermó de algo a lo que no podía encontrársele cura, fue cuando se dio cuenta de cuanto había dejado que aquel chico entrara en él.
Le había rogado que lo convirtiera, que hiciera que su relación fuera para siempre. Pero Chanyeol sin preocuparse por aquellas cosas en esos tiempos, se había ido del lado de quien supuestamente le enseñaría como sobrevivir en el mundo siendo lo que era. Huyo de ese ser, creyéndose lo suficientemente fuerte para poder hacer todo por su cuenta.
Lo buscó, oh si, como lo buscó. Pero no lo halló por ningún lado, por donde sea que fuera, no había una sola pista de su supuesto mentor.
Perdió la cuenta de las veces que había pedido perdón a su frágil amante, de cómo tenía miedo de perderlo, de cómo pedía a nadie en específico que sanara a aquel ser humano.
Lo vio desvanecerse en sus brazos, vio como la vida se iba de su cuerpo, como su piel se volvía fría con el pasar de los minutos, el cómo sus hermosos ojos perdían aquel brillo que tanto adoraba. Vio como lo dejaba solo con una sonrisa en el rostro. Diciendo dos palabras que no quería escuchar en ese momento, porque por muy vampiro que fuera, sintió algo quebrarse en su interior.
No pasaría lo mismo con Baekhyun. Él era un ser humano, y debía de vivir como uno, debía enamorarse de alguien de su misma raza, debía de tener descendencia, y morir feliz con lo que había hecho de su vida.
Había pensando que no podría sentir nada parecido a lo que había sentido hacia años. Por eso, desde ese entonces, volvió a divertirse con cuanto ser humano creía tenia buen sabor.
Pero cuando probó a aquella mujer que vivía cerca de donde estaba viviendo en ese entonces, no pensó que en aquella pequeña casa hubiera alguien más que ella.
La lluvia cayendo había sido el único sonido después de que la mujer se desplomara en el suelo, con su cuello sangrante y con un vestigio de vida.
Llanto de un pequeño ser en una de las habitaciones, y la mujer con sus pocas fuerzas se arrastraba al lugar. Sonrió petulante ante el inútil esfuerzo.
Fue en ese momento cuando escuchó la tenue voz de la mujer decir lo que no había escuchado hace tanto tiempo y que le trajo aquellos recuerdos que nunca podría borrar.
«Mi Baekhyun, te amo.»
Esas fueron las palabras que repetía sin cesar, estirando su brazo cuanto más podía para alcanzar a su hijo.
Entonces lo hizo. Las palabras fluyeron fuera de él en forma de promesa, de las promesas que le susurraba a su anterior amante cuando se hallaba moribundo. Y obtuvo una débil sonrisa de la mujer cuando esta daba su último respiro.
Cuando lo vio por primera vez, se preguntó hace cuánto tiempo no veía algo tan puro, algo tan inocente. Raramente pensó que se quemaría las manos al tocar a aquella pequeña criatura.
Se sintió aliviado cuando supo que el pequeño tenía ya dos años. Aunque eso no lo hizo menos difícil, muchas veces se planteó el dejarlo, el adentrarse en uno de esos refugios de humanos y dejarlo ahí.
Un ser que no pensó ver se cruzó con él en aquel entonces, más bien lo había buscado. Apareció en la puerta de su casa con una seria mirada, y una pequeña maleta.
Se quedó con él por un año, por un año lo ayudó con aquel pequeño humano y le preguntó muchas cosas. Se abstuvo de preguntar por una cosa, pero que al final aquel hombre se la dijo de todos modos, porque al parecer sabía que aquello lo torturaría un poco. Aunque hizo oídos sordos, escuchó y las palabras se quedaron encerradas en su mente, de donde no las dejaría salir.
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Uno de sus compañeros le había dicho que el chico popular de dos niveles a su grado estaba interesado en él.
Baekhyun no sabía si debería de hacerlo, pero se dijo a si mismo que no perdía nada con intentar. Porque hace unos días había discutido con Chanyeol, otra vez.
Porque Chanyeol lo mandaría lejos, lo alejaría aún más, mucho más, y tenía miedo de que eso sucediera.
“-Lo hago por tu bien, debes de vivir en tu mundo.
-¡No quiero, no quiero irme de aquí, no puedes alegarme de esta manera!
-Iras a esa universidad cuando termines la escuela, y vivirás tu vida. Punto.
-¡No iré a ningún lado!
-¡Soy tu hermano y harás lo que yo te diga, maldición!
-¡¿Quieres que viva mi vida?! Entonces deja de construirla por mi ¿Quién eres para decirme que es lo que debo hacer? ¿Qué sabes tú de lo que es mejor para mí?
-¡He salvado tu jodida vida, así que tengo ese derecho!
-¡Nadie te dijo que me salvaras!
-¡Pero lo he hecho! -respiró profundo viendo la aun desafiante mirada del castaño- Y cumpliré mi promesa, vivirás como un humano, y para eso harás lo que te he dicho.
-¿Piensas que estaré mejor en la ciudad? ¿En una ciudad que no conozco, donde no conozco a nadie?
-Tendrás todo lo que necesites, no tienes que preocuparte por nada, el dinero estará ahí para ti.
-No me importa el dinero, no me importa ir a la universidad, solo… yo solo quiero estar contigo.
-No quieres estar conmigo, no somos iguales, Baekhyun.
-Me importa una mierda que seas un vampiro ¿Qué si tomas sangre? Me ha valido todos estos años que he estado contigo ¿Crees que me importaría durante los que vienen? No te tengo miedo.
-Yo lo he hecho. -recurrió a lo último que podría usar para hacerle entender al castaño de su decisión- Yo la he matado. ¿Aun quieres estar a mi lado?
Baekhyun boqueó por unos segundos, tratando de asimilar la confesión, pero más que nada porque la había hecho.
-¿Tan decidido estas a alegarme de ti? ¿Tanto que recurriste a esto? ¿Crees que no lo pensé? -el alto abrió un poco más sus ojos ante las palabras del bajo- Déjame infórmate que no me importa. Es como te alimentas, lo entiendo. Y no te confundas, le agradezco a mi madre que me diera la vida, pero nunca pude tenerla lo suficiente como para quererla, porque en lugar de ella te obtuve a ti. Tú eres quien me ha cuidado, quien me ha criado todos estos años. Y si piensas seguir causándome temor por el hecho de que podrías matarme alguna vez, no te creeré. -los ojos del alto preguntando por qué con la mirada- Porque ya lo hubieras hecho hace años.
-Hay algo que no cambiara, Baekhyun, por mucho que no te pueda hacer daño. Tú eres un humano y yo no. Si no te vas, te dejare solo, tarde o temprano. -Amenazó- Toma lo que te estoy dando.”
Pero Baekhyun no se rendiría aun, quedaba un año para que saliera del colegio y aprovecharía aquel año al máximo.
Le llevo tan solo un día el volverse novio de Yifan, aquel alumno de intercambio que había estado interesado en él. Y le tomó dos más el convencerlo de acompañarlo a su hogar, porque: Yifan, la casa estará vacía hasta el anochecer y podremos jugar.
Baekhyun sabía muy bien que el chico lo buscaba tan solo para poder acostarse con él. Aquel alto chico se iría a su país a finales de año y no se volverían a ver, no pensaba el formar algo romántico con él, por supuesto que no. Baekhyun quería usarlo un poco, y pensaba que con los besos y toqueteos que había dejado le diera aquel chico, era un intercambio equivalente.
Se había sentido asqueado con el toque de alguien más, pero sonreía y gemía falsamente para poder cumplir su objetivo. Obviamente no se había entregado por completo, y no planeaba hacerlo, tan solo era un juego.
Yifan se había sorprendido al ver la casa, había exclamado exageradamente y le preguntó a Baekhyun en que trabajan sus padres. El castaño tuvo que mentir y decirles que eran doctores importantes en la ciudad, que no estaban casi nunca en su hogar. Entonces Yifan apresuró el paso para poder ingresar en aquella elegante y gran mansión.
El castaño estaba dando una gran actuación fingiendo ansias y felicidad por los pequeños besos y caricias que le daba el chico detrás de él. Soltando leves risitas mientras subían las escaleras.
Las caricias pararon cuando cierto personaje se interpuso en su camino.
-Dijiste que no habría nadie en tu casa. -dijo con algo de molestia en la voz el invitado.
-Tan solo es mi hermano, no te preocupes, no se entrometerá en nuestros asuntos. ¿Cierto? -preguntó al peli gris, quién lo escruto con la mirada- Es lo normal en la vida de un humano. ¿Cierto?
-¿Qué? -preguntó Yifan detrás de él, algo confundido por el dialogo del castaño.
-Nada. -rio- Vamos a mi habitación. -manteniendo su mirada en el alto todo lo que pudo, paso por su lado junto al otro chico y se adentraron en su cuarto.
Luego de entrar en su habitación, Yifan se distrajo con todas las cosas que había dentro de ella: la cama, los cuadros, su escritorio, y más. Baekhyun se encargaba de llenar su cuarto de muchos objetos extravagantes.
Sentándose en su cama, se puso a pensar en cómo Chanyeol no lo había detenido. Ninguna emoción paso por su rostro, ningún intento de hablar, aunque sea para decirle de forma sarcástica que tenía razón. Nada.
Quizás nada de lo que haga funcione, quizás tan solo debería dejarlo ir, encontrar a alguien más en la ciudad cuando se vaya de aquel pueblo. Pero le gustaba tanto ese lugar, le gustaba su jardín, le gustaba caminar hacia el colegio, aunque llegara con sus zapatos llenos de polvo. Le gustaba jugar con el perro de la vecina -que estaba a unos cinco kilómetros de su hogar-, no había ido a jugar con aquel perro desde hacía tiempo, se preguntaba si él lo extrañaría. También le gustaba su hogar, podría ser sombrío y demasiado grande para dos personas, pero aun así le agradaba, era su hogar, donde había crecido, conocía cada rincón de aquella gran construcción. Y por sobre todo, amaba a la persona que vivía con él.
Quizás debería intentar hablar con él de nuevo.
-Hey.
Le quedaba un año para convencerlo, aún tenía tiempo. De una manera más amable, quizás si se lo demostraba de otras maneras el alto terminaría por entender.
-¿Me escuchas?
Aquella molesta voz logró interrumpir sus pensamientos, levantó su mirada para encontrarse con la del alto chico frente a él.
-Lo siento, estaba pensando. -se disculpó con una sonrisa.
-Bien. -el alto tomó el mentón de Baekhyun- Tienes una linda cama ¿Por qué no la usamos?
El bajo abrió los ojos más de lo acostumbrado ante la pregunta. Entre risas nerviosas saco la mano de su mentón y se removió en su lugar.
-No lo creo, no debí traerte, no me siento bien. -se excusó- Y sobre lo de nosotros, creo que es mejor parar aquí. -debía de terminar aquella supuesta relación, ya no le valía, había sido un movimiento tonto y absurdo.
-¿Qué? -Preguntó bufando- Me traes aquí coqueteando todo el camino -habló antes que el castaño- Y ahora me dices que no, y también terminas conmigo. ¿A qué estás jugando?
-Lo siento ¿Ya? No es como si nuestra relación fuera a ir a algún lado cuando te iras a finales de año. Además… -miro vacilante al rubio- No me gustas.
Baekhyun se estaba levantando para llevar a Yifan a la entrada y despedirlo, ciertamente ahora el colegio será algo incómodo con los cuchicheos de que habían terminado tan rápido, pero no le importaba demasiado.
Un empuje lo devolvió a su cama, cayendo y revotando una vez en ella, su hombro le dolió por la fuerza usada del más alto.
-¡¿Qué haces?! -exclamó molesto mientras trataba de levantarse.
-Vine aquí para obtener algo y me lo vas a dar. -empujó de nuevo al bajito, las grandes manos eran mucho más fuertes que las de Baekhyun- Como sea.
La boca de Baekhyun había sido bloqueada por la otra gran mano del rubio. Abrió sus ojos en pánico, la tenebrosa sonrisa del alto le asustaba demasiado, no había pensado que Yifan sería capaz de algo como esto. Gritaba en la mano del alto, no quería sentir como lo tocaba, no quería que lo siguiera tocando. Entre maldiciones el rubio había podido abrirle la camisa y estaba comenzando con su pantalón. Le gritaba que parara, que lo soltara, que no le hiciera nada, pero el rubio no paraba, además de que sus palabras salían amortiguadas y apenas eran un tumulto de letras mal entendidas.
Con sus manos atadas por la otra mano del alto ahora encima de su cabeza, el rubio besaba su cuello y mordisqueaba su cuerpo. Las lágrimas se acumularon en sus ojos, y aunque no se entendiera, gritó el nombre de quién amaba, lo gritó en ayuda.
Pronto vio como el rubio era fuertemente sacado de encima de él, chocando su cuerpo con la pared. Había sido tirado hacia ese lugar, gritó en dolor cuando impactó y ahora se retorcía en el piso.
-Largo de mi hogar. -demandó el peli gris que ahora estaba en la habitación.
-¿Qué mierda? -se levantó lentamente el rubio, con el dolor de su espalda atormentándolo y causándole múltiples muecas. - ¿Qué crees que haces? ¿Estás loco? ¡Pudiste haberme matado!
-Pero no lo hice, y si tanto aprecias tu vida, podrías largarte ya de una vez.
-¡Estás loco! -gritó, cojeando hasta la puerta- Y tú me la pagaras, perra barata. -masculló entre dientes antes de salir.
Baekhyun se quedó pasmado en su lugar, se había alcanzado a sentar mientras los otros dos hablaban.
Era pesada la mirada de Chanyeol en su ser. El castaño solo atinó a cerrar su camisa, no quería que Chanyeol lo viera en esa condición.
-Yo… gracias. -dijo, limpiándose las pocas lágrimas que aun salían de sus ojos.
-Baekhyun. -llamó y el castaño subió su mirada hasta encontrar la contraria- Elige mejor la próxima vez.
El peli gris comenzó a caminar a la salida. Había sentido las intenciones de aquel acompañante de su hermano desde que ingreso a la mansión, pero no quiso decir nada. Baekhyun tenía que aprender, aunque no le gustó la idea de tocase a su hermano. Su cuerpo estaba demasiado tenso y alerta como nunca lo había hecho, y si no fuera por Baekhyun, quizás hubiera matado a aquel tipo.
-¿Eso es lo que te preocupa? -preguntó claramente con voz herida- ¿No me preguntas si estoy bien? ¿No decías que me protegerías? ¡¿Que pasa contigo?! ¡Maldición! -se levantó abruptamente de su cama y se plantó frente al alto- No te das cuenta que todo esto es por ti. Todo lo que hago siempre es por ti.
-No tienes por qué hacerlo.
-¡Si tengo! ¡Por qué me gustas! ¡Te quiero! ¡Quiero tu maldita atención! ¡Quiero que me ames como yo a ti! -gritó lo último empujando el pecho del otro, quién no retrocedió un milímetro ante el empuje.
Chanyeol abrió más los ojos al escuchar lo último.
-No vuelvas a decir algo así. -advirtió con voz fría, saliendo del lugar, dejando a un consternado Baekhyun, que cayó de rodillas en suelo, abrazándose a sí mismo.
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Puede escuchar los sollozos en la habitación cercana, puede escuchar como el agua corre. Baekhyun se estaba bañando mientras llora.
Chanyeol no sabe exactamente cuando todo se le escapó de las manos, cuando una simple promesa se volvió un problema. Pero siente que no puede con todo aquello, y por eso es que saldrá esa noche a la ciudad, otra vez, porque necesita que Baekhyun haga su vida lo más antes posible, necesita tenerlo lejos, donde el castaño no pueda crearle dudas en su cabeza con su voz, con su sonrisa, con su piel, con su mera presencia.
Baekhyun ya no podía estar a su cuidado, ya no más.
Antes de irse por unos cuantos días, pretende hablar con Baekhyun. Espera de verdad que el bajo no siga insistiendo con el tema de sus sentimientos.
Espera unos minutos a que su hermano terminara de bañarse, mientras está sentado en su escritorio, viendo una vela frente a él fundirse con el pasar del tiempo.
No pude evitar compararla con su hermano. Baekhyun siempre había sido una luz en su eterna y oscura vida.
Ciertas tardes comerían en el patio trasero. Baekhyun arreglaría todo, dejaría todo lo necesario para ambos. Un espacio en las sombras era donde Chanyeol siempre se ubicaba, al lado de los dulces y bebidas de Baekhyun. Quién hablaría y hablaría, la mayor parte de las palabras serian sobre la trama de un nuevo libro que estaba leyendo, de como una chica pasaba por adversidades para lograr encontrar a su amor verdadero, o viceversa.
Chanyeol sabía que todo aquello era a causa de los sentimientos de Baekhyun hacia él. Desde la primera vez que los había proclamado, el muchacho se mantuvo alrededor del alto, haciendo todo lo posible por encontrar alguna rendija por donde el alto cediera de una vez.
Aquellas tardes habían muerto cuando Chanyeol había visto a su anterior amante en Baekhyun, cuando lo escucho cantar al lado suyo mientras veían como el follaje de los árboles se mecía con la brisa. Aquella voz le pareció tan familiar, tan hermosa.
No quiso escucharlo cantar otra vez, se negó a lo que antes hacían y el tiempo juntos fue reducido a lo más mínimo.
Notó el semblante triste de Baekhyun muchas veces cuando se negaba a todas las recurrentes ideas del bajo. De cierta manera se sentía culpable, pero no podía acercase más. Aunque pareciera que en la lejanía, los recuerdos de Baekhyun volvían a su mente más recurrentemente de lo normal.
La luz de la vela comenzó a parpadear, y fue cuando Chanyeol salió de sus pensamientos. Miró hacia la fuente de luz, la cual estaba ya casi desaparecida en su lugar, su llama siendo una minúscula llamita en sus últimos momentos.
Viendo como la vela se apagaba por sí sola, se levantó de su asiento. Ya no podía escuchar el agua corriendo, ni los sollozos de Baekhyun. Caminó raudo a la habitación, tan solo para encontrarla vacía. Agudizo su oído para saber dónde estaba, y pudo escuchar a los lejos un suave tarareo.
Baekhyun estaba en el cenador del patio trasero.
Llegó en segundos al lugar, estando a unos pocos metros de quién tenía sus ojos fijos en el cielo nocturno.
-Baekhyun. -llamó suave, posicionándose al lado del chico sentado en la blanca banca, sus piernas recogidas y envueltas con sus brazos.
El nombrado tan solo hizo un sonido con su garganta, indicándole al alto que lo estaba escuchando.
-Iré a la capital, quizás demore unos días, pero tratare de ser lo más raudo posible.
Una risita sarcástica salió de Baekhyun, quién aun miraba al cielo. Volteó su mirada al alto, quién no comprendía del todo el comportamiento de su hermano.
-Adivinaré -dijo con voz cantarina, y falsamente ansiosa- Irás a hacer cosas para alegarme de ti, quizás cambiarme de colegio, adelantar la universidad. Y cuando llegues, tan solo te desharás de mí sin más. ¿He adivinado?
-Has adivinado. -respondió, sin remordimiento alguno.
El castaño dejo libre sus piernas y se sentó debidamente en la banca, respirando fuertemente. Sentía sus ojos picarle, pero no quería llorar frente a Chanyeol.
-¿Puedo siquiera saber la razón del porque me alejas? -dijo, y antes de que Chanyeol abriera la boca para volver a decir lo que siempre decía, el castaño volvió a hablar- Y quiero la verdad, sé que hay algo que no me has dicho, quiero saberlo. Quizás… quizás así pueda irme tranquilo.
Los brillantes ojos de Baekhyun lo hipnotizaron por unos segundos.
-Está bien. -Después de todo, no había nada que impidiera hacer lo que haría, y quizás Baekhyun lo comprendiera un poco- Ya sabes que quiero lo mejor para ti, he prometido cuidarte, mantenerte vivo. Pero detrás de esa promesa hay algo que aún no puedo olvidar del todo. Como tú ahora, yo también he cometido el error de enamorarme. Él no era igual que yo, y me di cuenta de ello cuando fue demasiado tarde. Me equivoque, creyendo que podría tener todo lo que quería, pero lo único que más adore se fue de mi lado tan fácilmente que parecía un mal chiste. ¿Entiendes?
-¿Aun lo amas?
Su voz salió más dolida de lo normal, ahora sabia el porqué de las acciones del mayor, pero quizás hubiera sido mejor no saberlo después de todo. Porque dolía saber que Chanyeol aun podía estar amando a aquella persona de su pasado.
-Tan solo es un recuerdo entre otros más. -su respuesta fue más segura de lo que Baekhyun hubiera pensado, y le quito un poco el doloroso peso que oprimía su pecho.
-Entiendo. -dijo, bajando la mirada, sonriendo tan solo un poco en la oscuridad.
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