[exo fanfic] words cannot describe (8/9)

Nov 11, 2014 14:12



Se levantaron muy pronto, cuando sólo su madre estaba despierta, preparando el desayuno, y por sugerencia suya fueron a pasar la mañana al parque Okgu con Hana. La niña quería ver el parque floral, los pájaros, y sobre todo montar en el geunetagi, pero estaba empeñada en que tenía que ser con ellos, no con sus padres.

Había bastantes turistas en el parque, también locales que querían aprovechar su fin de semana y hacer un poco de ejercicio subiendo la montaña hasta el mirador, pero no había muchos niños, así que la zona de los geunetagi estaba prácticamente vacía. El enorme armazón para el columpio se alzaba casi diez metros, y Hana se soltó de la mano de Jongdae y fue corriendo hasta la tabla que había en el extremo de las largas cuerdas.

Había dos grandes estructuras con cuatro columpios, y el otro estaba ocupado por tres niñas. Dos de ellas se columpiaban a la manera tradicional: de pie sobre la tabla, cara a cara, y dando impulso por turnos. La otra, más pequeña, las miraba con envidia, porque su madre, que estaba cerca, no la dejaba subir de pie.

-¿Es seguro que se suba de pie? -preguntó Joonmyun, viendo que Hana ya estaba subiéndose a la tabla.

-Ya lo ha hecho otras veces -le dijo Jongdae, tranquilizándolo, y fue a ayudar a Hana a subir-. Tendremos cuidado.

La niña empezó a balancearse, poco a poco, y Joonmyun y Jongdae la observaban desde el otro lado del armazón.

-¿Conoces la tradición de este juego? -preguntó Jongdae.

-Estudio Literatura Coreana, conozco prácticamente todas las tradiciones -dijo Joonmyun, con una sonrisa-. Tuve que leer Chunhyangjeon el año pasado. Consiste en ser la que más alto llegue, ¿no?

-Yo no puedo llegar a lo más alto -se quejó Hana, dejándose caer sobre la tabla. La niña se movía con atrevimiento, y Joonmyun estaba con los nervios de punta, preparado para lanzarse a cogerla enseguida si perdía el equilibrio.

-No pasa nada, Hana -dijo Jongdae-. Antes de que te des cuenta habrás crecido, y llegarás hasta arriba del todo.

-Además, dicen que estos lugares dan suerte a las chicas, aunque no lleguen a lo más alto, ¿sabes? -le dijo Joonmyun, y fue hasta detrás de la niña para ayudarla a columpiarse, ya sentada-. En Chunhyangjeon, el héroe se enamora a primera vista de Chunhyang, la heroína, al verla columpiarse en un geunetagi. Por eso la tradición dice que es un sitio marcado por la fortuna, donde podrás no sólo hacer buenas amistades con otras chicas, sino también encontrar el amor verdadero.

-Oppa, ¿a los chicos no les da suerte? -dijo, y Joonmyun se sonrojó.

Siempre se sonrojaba un poco cuando Sunyoung o Soojung lo llamaban oppa, y decía: «parece mentira que nunca vaya a tener novia, con lo que me gusta me llamen así». Jongdae siempre le contestaba con una sonrisa traviesa que si se lo pedía como era debido, él podía llamarlo cualquier cosa que quisiera, y Joonmyun enrojecía aún más.

-Pues... la tradición no lo dice -dijo Joonmyun, a quien la pregunta había cogido desprevenido, y miró a Jongdae, que lo observaba darle impulso a Hana con una sonrisa -. Pero hay muchas cosas que las tradiciones no contemplan. A lo mejor sí que nos da suerte.

Jongdae se subió de pie al columpio, agarrado con fuerza a las cuerdas.

-¿Quieres que probemos? -ofreció.

La cara de Joonmyun dejaba claro que no las tenía todas consigo, pero después de asegurarse de que Hana se quedaría a su lado para que no la perdieran de vista, fue hasta el geunetagi y se subió con algo de torpeza.

-Nunca he hecho esto... -dijo, con la voz cargada de inseguridad.

-No te preocupes -lo tranquilizó Jongdae, y se agachó para impulsarse con fuerza. El columpio se balanceó hacia delante y Joonmyun estaba aferrado a las cuerdas con tanto pánico que tenía los nudillos blancos.

-¡Nos vamos a matar! -exclamó.

-Agárrate fuerte, mantén el equilibrio y agáchate para dar impulso cuando estés en lo alto hasta que cojamos velocidad -dijo Jongdae, y volvió a ser su turno de agacharse. Cuando le llegó a Joonmyun, le dijo-: ¡Ahora!

Así lo hizo, fueron agachándose e impulsando por turnos hasta que el columpio llegaba tan alto que estaba casi paralelo al suelo. Jongdae sólo veía a Joonmyun, su cara a pocos centímetros, con los ojos fuertemente cerrados porque aún tenía miedo y el pelo despeinado, volando en todas direcciones.

-¡Estáis llegando a lo más alto! -exclamó Hana, emocionada, y Joonmyun por fin abrió los ojos.

Desvió la mirada un solo segundo y vio lo lejos que estaba el suelo, así que volvió a fijarla en Jongdae, espantado.

-Creo que ya he tenido buena suerte para toda mi vida -dijo, y apoyó la frente en la clavícula de Jongdae, con los ojos cerrados de nuevo.

Jongdae soltó una risita y dejó que se balancearan hasta que el columpio perdió impulso y se detuvo, y cuando bajaron, Joonmyun aún con las piernas como flanes, Hana fue corriendo hasta Jongdae.

-¿¡Has visto a tu amor verdadero!?

-La verdad es que sólo he visto la cara enorme de Joonmyun delante de mí -contestó, riendo entre dientes, y se dio la vuelta para mirar a su novio, que seguía estando blanco como el papel-. ¡Mira que te pones feo cuando se te juntan muchas emociones!

Jongdae quiso que su respuesta fuera una broma, pero Hana la interpretó, como todo, de forma literal.

-Será porque es tu amor verdadero -dijo, y Joonmyun se puso aún más pálido, pero no por el geunetagi-. Es él con quien te quieres casar, ¿no?

Joonmyun miró a Jongdae rápidamente, que tenía el corazón desbocado en la garganta y no le dejaba hueco para ni una palabra siquiera, y al ver que Jongdae no iba a contestar nada, decidió seguir con el tema como si no hubiera dejado de ser una broma.

-¡Pues tu abuelo dice que a un hombre se le conquista por el estómago, y Jongdae me ha preparado el mejor arroz con kimchi del mundo, así que a lo mejor...! Así estaría bien alimentado toda mi vida -dijo, riéndose con exageración, y luego se agachó para ponerse a la altura de Hana-. Pero también te he visto a ti desde ahí arriba. ¿Y si eres tú, mi amor verdadero? -dijo, y Jongdae, al oír la risa de Hana, soltó el aire que había estado conteniendo y negó con la cabeza, muerto de vergüenza.

-¡Oppa, no mientas, tenías los ojos cerrados todo el tiempo porque te daba miedo! -gritó la niña.

-¿Verdad que estaba feo? -dijo Jongdae por fin, y Hana asintió, riendo, mientras Joonmyun fingía que se le rompía el corazón-. ¿No querías ver los pájaros, Hana? Están por aquí.

La niña pareció olvidar el asunto mientras miraba a los pájaros a través de la jaula de alambre, pero Jongdae no conseguía que el corazón le volviera a latir con normalidad.



La comida fue tranquila. Joonmyun la pasó entera hablando con los padres de Jongdae y alabando el yeonbap que había preparado su madre, y a pesar de que Jongdae se hubiera ido tranquilizando con la conversación y hubiera acabado hablando y bromeando también, sabía que no podía continuar así. Cuando estaba con sus padres, en lugar de disfrutar de la compañía, estaba continuamente dividido entre la necesidad de contarlo y el terror a cómo reaccionarían ante la noticia, que sólo se había acrecentado al ver la situación por la que estaba pasando Joonmyun con su madre.

Hasta el momento se había sentido seguro «dentro del armario», pero había acabado resultándole una seguridad enfermiza, deprimente. Estaba tan seguro como podría estarlo en una celda, o en una jaula, como los pájaros del parque Okgu. Seguro, pero atrapado, y al fin y al cabo, la seguridad no era tanta, porque vivía con un miedo horrible y permanente a ser descubierto. Jongdae no era así. Baekhyun le había dado ese consejo, él mismo se lo había transmitido a Joonmyun: ser gay no lo iba a hacer cambiar, pero él estaba dejando que fuera el pánico lo que lo convirtiera en algo que no era.

-¿Es tuya? -dijo Joonmyun, señalando una esquina del pequeño patio. Jongdae parpadeó, confuso por un momento-. La bici.

-Ah, sí -respondió Jongdae, al ver que su índice apuntaba a su bicicleta azul-. Hace un montón que no la uso.

-A mí me encanta montar en bicicleta, ¿sabes? -replicó Joonmyun, y se acercó para probar los frenos y ver si las ruedas estaban bien hinchadas-. Muchas veces voy desde mi casa, pasando por Jamwon, hasta el río Han, y pedaleo hasta que me olvido de todo. Es mi desestresante natural.

-Aquí, en Siheung, hay muchas rutas para montar en bicicleta. La Green Way es muy famosa -comentó Jongdae, y Joonmyun lo miró, con claro interés en el rostro, así que Jongdae sonrió y propuso-: ¿Quieres salir? Está nublado, así que no pasaremos mucho calor aunque salgamos ya... Porque la ruta es larga. ¿Aguantarás?

-Pues claro -dijo, levantando la barbilla-. ¿Por quién me tomas?

-No sé, ya te dije que la edad se nota, si hasta Byul aguantaba más que tú... -murmuró Jongdae, encogiéndose de hombros, y Joonmyun le dio un puñetazo suave en el hombro.

-¿Vais a salir? -Oyó a su madre desde la puerta, y Joonmyun retiró el brazo enseguida. La mujer los miraba con una sonrisa. Jongdae se frotó el hombro y asintió. Sabía que estar tan a la defensiva todo el tiempo era casi más sospechoso que el hecho de que se tocaran de vez en cuando-. ¡La bicicleta de Jongdeok está en el garaje!

Joonmyun parecía muy ilusionado por salir, así que después de hinchar un poco las ruedas de la bicicleta roja de Jongdeok y de cuarenta minutos de pedalear, entraron en la Green Way. La mayoría del trecho era una pequeña carretera de dos carriles rodeada de verde, como su nombre indicaba, pero de vez en cuando cruzaba parques con grandes arbustos y flores. Al estar nublado, poca gente se había aventurado a salir en bicicleta por miedo a que la lluvia los sorprendiera, pero Jongdae no creía que fuera a llover hasta el día siguiente. Joonmyun pedaleaba en silencio, por delante de él, y Jongdae lo seguía, sumido en sus pensamientos.

La carretera bordeaba un lago y Joonmyun se desvió hacia una glorieta suspendida por encima del agua. Jongdae, que se había limitado a seguirlo, ya no sabía cuánto tiempo llevaban pedaleando, pero el sol había empezado a caer hacia el horizonte. En apenas dos horas y media sería de noche.

-¿Qué lago es este? -preguntó Joonmyun, asomándose por encima de la barandilla de la glorieta.

-Moolwang -respondió Jongdae, y cuando Joonmyun se dio la vuelta, levantó un dedo para señalar por encima del hombro-. Lo pone en el cartel.

-¿Alguna tradición sobre este lago? -volvió a preguntar, sonriendo, cuando Jongdae se puso a su lado.

-Esto no es Jeju -replicó, chocando sus caderas-. No todos los lagos tienen historias como las que me contabas de los de allí.

Hacía demasiado tiempo que no montaba en bicicleta, pensó Jongdae, porque las piernas le temblaban. Joonmyun estaba apartándose el pelo de la frente, y parecía más tranquilo que en todo el fin de semana. Era cierto que montar en bicicleta lo hacía relajarse.

-Hyung, ¿cómo se lo dijiste a tus padres? -preguntó Jongdae de repente.

Joonmyun apartó la vista del lago y la clavó en él, interrogante.

-¿Por?

-Yo... -Jongdae titubeó, estuvo callado un instante, buscando las palabras, pero Joomyun no dijo nada, esperó a que continuara-. Estoy pensando en decírselo a mis padres -confesó-. Tengo que decírselo. Me está comiendo por dentro y necesito tener la mente en paz, aunque... aunque no se lo tomen bien. Pero tengo miedo.

-¿De que reaccionen como mi madre? -respondió Joonmyun, volviendo a mirar al frente-. Sinceramente, por lo poco que los conozco, no creo que lo hagan. Pero... bueno, tampoco creía que mi madre fuera a hacerlo.

-No sé cómo contárselo -murmuró Jongdae-. Me pongo delante de ellos, y cada vez que pienso en decirlo el estómago se me vuelve del revés, es como si las palabras se me bloquearan en la garganta y no puedo respirar...

-Suena como si te fuera a dar un infarto -bromeó Joonmyun-. Pero te entiendo. Sé que es difícil, y parece que nunca es el momento adecuado. Yo, simplemente, lo solté, cuando estaba cansado de no saber exactamente lo que quería y de que me presionaran. Y... muchas veces me arrepiento de cómo ha ido todo, porque a fin de cuentas han seguido presionándome, aunque sea por otras razones, pero no me arrepiento de haberlo contado. Prefiero esto, aun sabiendo que tengo que esperar a que mi familia lo asimile, que tener que esconderme y seguir negando lo que soy -dijo. Se giró sobre sí mismo para apoyarse con los codos sobre la barandilla-. Si no sabes cómo decírselo, ¿por qué no lo intentas con una carta? -propuso.

-¿Una carta? -repitió Jongdae.

-Mucha gente lo hace con una carta. Yo mismo, si pudiera volver atrás, lo haría con una carta. Dije muchas cosas que no querría haber dicho cuando se lo confesé a mis padres. Cuando mi madre reaccionó mal, yo me puse a la defensiva y reaccioné aún peor que ella. Tampoco pude explicarles cosas que sí tendría que haber dicho. Si me hubiera limitado a volcarlo todo en el papel, estando relativamente tranquilo, quizá me habría ido mucho mejor. ¡Además, así pones en práctica todas las cosas que te he enseñado este semestre!

Jongdae reflexionó. No sería muy diferente de escribirlo en su diario, y ya había escrito sobre eso en alguna ocasión...

-Podría intentarlo -dijo.

-Hazlo cuanto antes, Jongdae -le aconsejó Joonmyun-. Si ahora mismo te sientes preparado, no te permitas pensártelo otra vez. Nunca va a dejar de ser difícil.

-Ya lo sé -admitió Jongdae-. Si sigo dándole vueltas, nunca va a haber un momento adecuado.

-Parece que hayamos vuelto al principio -dijo Joonmyun, y lo cogió de la mano para volver a las bicicletas antes de que empezara a oscurecer.

-¿Es así como te sentías cuando me enviabas aquellos mensajes anónimos suplicando ayuda?

-Más o menos -respondió Joonmyun, y le dio un beso en la sien, junto a la oreja, antes de subirse a la bici-. ¡Por fin puedo devolverte el consejo! Lo importante es que confíes en ti mismo, y que sepas que, incluso si esto no sale bien inmediatamente, nos tienes a Baekhyun, a Kyungsoo, a mí. Tienes gente que te va a apoyar. Y eres un buen hijo, tus padres te adoran. Eso no va a cambiar, aunque no te entiendan al principio.



Por la noche, cenaron y vieron Frozen todos juntos por petición de su sobrina, y Hana insistió en «sentarse al lado de Joonmyun-oppa porque el geunetagi había dicho que era su amor verdadero». Jongdeok los había mirado con las cejas arqueadas y una sonrisa, y luego le había dirigido una mirada a Jongdae que no sabía descifrar, pero le provocó un escalofrío. Se pasó toda la película susurrándole cosas al oído a Liyin, y aunque la distancia entre él y Joonmyun era mínima, a Jongdae le parecía abismal.

Cuando todos se fueron a dormir, Jongdae llamó a Baekhyun, más calmado que todos los días anteriores. Parecía que ahora que había asumido que tenía que decirlo o estallar bajo la presión, la perspectiva de enfrentarse a sus padres seguía sin ser halagüeña, pero al menos ya no era tan amenazadora. Simplemente era algo que tenía que hacer, y como su madre había dicho, los monstruos era mejor combatirlos. Ya le había ido bien con Joonmyun, así que quizá tendría que empezar a creer que había alguien ahí arriba, Dios, Buda, quien fuera, que velaba por él si también iba bien con sus padres.

Joonmyun le había dejado espacio, para hablar con su amigo y escribir la carta, y justo cuando estaba a punto de salir al patio trasero, el móvil que llevaba en la mano empezó a sonar por primera vez desde que había llegado a Siheung.

-Baekhyun -dijo Jongdae, cuando su amigo descolgó el teléfono.

-¿Qué pasa, Jongdae? Un segundo, ¿vale? -dijo su amigo, y oía ruidos de tiros y explosiones al otro lado que cesaron tras unos segundos-. Me quedaba nada de partida, ya está. ¡Dime! ¿Qué tal las vacaciones?

-Joonmyun ha venido a casa -dijo-. Se lo voy a decir a mis padres, Baekhyun. Mañana mismo.

Baekhyun se quedó callado un rato largo. Jongdae sabía que, después de tantos años de negarse rotundamente, lo había cogido desprevenido por completo al decirle eso.

-Jongdae... -dijo, y Jongdae casi podía sentir el alivio en su voz, como si también fuera problema suyo-. Eso es genial, Jongdae. ¿Pero qué hace Joonmyun allí? ¿Te ha convencido él? ¿Ha pasado algo?

-No, bueno, el hecho de que él esté aquí ha ayudado, pero me he... convencido a mí mismo. Por mi salud mental. Creo que por fin me voy a aplicar los consejos que le he ido dando a todo el mundo -dijo, y Baekhyun soltó una carcajada.

-¡Ya era hora! Tu salud mental necesita toda la ayuda que pueda obtener.

-Joonmyun ha tenido un problema familiar, pero creo... -abrió un poco la cortina, y vio a Joonmyun dar vueltas por el patio, con el teléfono en la oreja-. Espero que lo solucione pronto.

-¿Y cómo lo vas a hacer? ¿Te vas a sentar con ellos y se lo vas a contar todo? -preguntó Baekhyun-. Te vas a poner histérico, asegúrate de no vomitarles encima, porque la gente no se comporta de forma demasiado receptiva si les vomitan encima...

-He pensado que podría hacerlo con una carta -cortó Jongdae, que al pensar en tener que decírselo todo en voz alta, en tener que sacarse las palabras de dentro con sus padres delante, se dio cuenta con horror de que la posibilidad de acabar vomitando no era tan descabellada.

-Creo que es una buena idea -lo animó Baekhyun-. Probablemente lo harás mucho mejor que si tienes que hablar en voz alta, porque te pondrás a balbucear o no sabrás qué decir... ¡Además, tu escritura sí que ha mejorado un montón, por cierto! No sé cómo el profesor Lee pudo decirte que no sabías transmitir sentimientos con tus escritos, ¡si la última vez que leí tu diario acabé llorando...!

Jongdae llevaba tantas horas en guardia, manteniendo su fachada y el espejismo que era la seguridad de tener su secreto y sus sentimientos bien enjaulados, que como no sabía de qué manera maldecir a Baekhyun, se echó a reír.

-No tiene tanta gracia, sabes, yo también te he visto llorar -gruñó Baekhyun cuando se cansó de oír las carcajadas estridentes de Jongdae.

-Da igual lo mejor amigo que seas, se supone que los diarios son personales.

-¿Ah, sí? Bueno, perdóname por esto y yo te perdono por todas las veces que me mencionas diciendo que escribes mientras yo intento contactar con mi nave nodriza cuando sólo estaba jugando al LoL.

-Hecho -concordó Jongdae, que no tenía energía para darle importancia a eso en ese momento-. Voy a escribir. Deséame suerte.

-¡Mucho ánimo! -exclamó Baekhyun-. Y recuerda que si te echan de casa, mi madre te quiere más que a mí, así que siempre puedes...

-No bromees con esas cosas -suplicó Jongdae, con un escalofrío.

-¡No va a pasar! De verdad, Jongdae, estoy seguro -lo tranquilizó Baekhyun-. En cualquier caso, sabes que tienes todo mi apoyo, pero tus padres te adoran. Te van a comprender, y aunque no lo hagan al momento, sí se esforzarán por hacerlo, por ti.

En lugar de pensar «¿y si te equivocas?», como siempre había hecho, deseó con todas sus fuerzas que Baekhyun tuviera razón también en esto, colgó, y se puso a escribir.



Joonmyun tardó cuarenta minutos en volver, cuando todos en la casa estaban durmiendo y Jongdae estaba repasando la carta. Había llenado unos cuantos folios de frases erráticas, y si el profesor Lee los leyera, le preguntaría: «¿La coherencia y la cohesión existen en su diccionario, Kim Jongdae?». Había acabado por resumirlos todos en uno. No necesitaba tener una A+ en esto, sólo necesitaba que sus padres siguieran queriéndolo, no ser una decepción demasiado grande.

-¿Cómo ha ido? -preguntó Jongdae, cuando Joonmyun se hubo puesto el pijama, se sentó en el futón y se frotó los ojos.

-Era mi hermano -contestó-. Ha llegado hoy a mi casa, mi padre le ha contado lo que ocurrió. Dice que mi madre está furiosa a ratos, y devastada el resto del tiempo. Se niega a llamarme porque dice que la estoy rechazando, y al mismo tiempo mira el teléfono todo el tiempo, esperando a que llame yo -Joonmyun se pasó la mano por el pelo-. No quiero rechazar a mi madre, la quiero muchísimo, ¡es mi madre! ¿Es que no lo entiende? Es ella quien me está rechazando, es ella quien me está poniendo en el compromiso de...

Se presionó los ojos con la base de la mano y no continuó. Jongdae dobló la carta en dos y la dejó sobre el escritorio. Esa noche no se molestó en meterse en su cama, se tumbó directamente en el futón, junto a Joonmyun.

-Creo que necesitas explicarle todo eso, Joonmyun. Tu madre parece haberse hecho a la idea de que ahora ya no tiene cabida en tu vida, y de que tu futuro va a ser negro y miserable -le dijo Jongdae, apoyado sobre un codo-. Si ella no va a mantener la calma, tendrás que hacerlo tú, porque con esta actitud no conseguirás nada más que hacerle creer que esa idea es cierta. Responde a sus preguntas. Asegúrale que no vas a echarla de tu lado si ella pone de su parte el esfuerzo por entender que no eres una persona diferente, y que lo único que te hace estar triste y que te enfada de esta situación es no poder contar con ella.

-¿Todo eso es lo que has puesto en tu carta? -dijo, sonriendo, y Jongdae asintió. Joonmyun le pasó una mano por el pelo, que tenía de punta porque se había pasado todo el tiempo revolviéndoselo mientras escribía la carta-. Por fin empiezas a aplicarte tus propios consejos.

-Es lo que me prometí a mí mismo que haría, cuando cerraste el candado en el faro -le dijo, y apoyó la cabeza en la almohada-. Pero no pensaba que fuera a cumplirlo tan pronto.

-Mañana llamaré a mi madre. Todo irá bien, es lo que yo me prometí -le recordó Joonmyun-. Al final, todo irá bien.

Jongdae quería preguntarle qué clase de promesa a uno mismo era esa, pero Joonmyun le puso una mano en la mejilla y se acercó para besarlo. Estuvo a punto de alejarse, porque sus padres estaban en casa aunque estuvieran durmiendo en el piso de abajo, pero llevaba mucho tiempo teniendo a Joonmyun al lado y sintiéndose incapaz de tocarlo por mucho que quisiera, así que ahora que había dejado el pánico atrás, su cuerpo respondió por él.

Se taparon hasta arriba con el edredón sobre el futón a pesar de que no hacía nada de frío, y la sensación de la piel de Joonmyun contra la suya, la presión de sus labios en sus mejillas y en el cuello, el roce de la yema de sus dedos mientras descendían por su vientre y se colaban dentro del pantalón de Jongdae lo hicieron relajarse poco a poco, y pasó a imitar sus movimientos.

Con la respiración agitada de Joonmyun en el cuello, se acariciaron por debajo de las camisetas. Los dedos de Joonmyun hacían cosquillas por la piel sensible de sus costados, hasta que Jongdae tomó su miembro y el de Joonmyun en la mano y dejó que este moviera las caderas hasta que los llevó a ambos al límite.

Se durmió casi una hora más tarde, cuando ya hacía tiempo que Joonmyun se había dormido, aferrándose a la esperanza de que, como Joonmyun se había prometido, todo iría bien.



A pesar de lo tarde que había conciliado el sueño, Jongdae ya tenía los ojos abiertos a las cinco y media de la mañana. Miró por la ventana hacia el patio, y vio las gruesas gotas de lluvia que resbalaban por el cristal. Las nubes de tormenta eran espesas, no parecía que fuera a dejar de llover. Tenía que salir de su casa, no se sentía capaz de estar delante de sus padres cuando vieran la carta, y al ver cómo estaba el tiempo, se le ocurrió el lugar perfecto al que ir.

A las siete, después de reescribir y releer la carta lo que le parecieron dos millones de veces, despertó a Joonmyun, le dejó un paraguas y las botas de agua de Jongdeok, y antes de que dieran las ocho se dispusieron a marcharse. Nadie se había levantado de la cama aún, y aunque Joonmyun había insistido en que Jongdae desayunara algo, no le entraba la comida en el cuerpo. Con manos temblorosas, dejó la carta encima de la mesa de la cocina, con un post-it encima que decía: «Mamá, Joonmyun y yo hemos salido al Parque de los Lotos. Volveremos a la hora de comer. Por favor, leed esta carta antes de que vuelva», y salió de su casa con la sensación de que se estaba abriendo paso a través de una masa de agua que lo ralentizaba y tiraba de él hacia el fondo.

Durante el trayecto de autobús, de casi una hora y media hasta el parque desde la parada más cercana a casa de Jongdae, compartieron sus auriculares y Jongdae iba tarareándose las canciones, respirando hondo e intentando tranquilizarse. La lluvia no dejó de golpear los cristales del autobús en ningún momento.

-Mucha gente viene aquí en bicicleta, también hay muchas rutas -dijo Jongdae cuando cruzaron las puertas de entrada al parque-. Pero hoy llueve, así que no creo que haya demasiada.

-¿Por qué hemos venido nosotros? Además de porque necesitabas una excusa para salir de casa, imagino; pero ¿por qué aquí, si está lloviendo tanto? -preguntó Joonmyun, y esquivó un charco. Las botas de Jongdeok le venían un poco grandes.

-En este parque sólo hay plantaciones de lotos, una de las insignias de Siheung -dijo Jongdae, y se desvió hacia un estrecho camino que giraba a la izquierda, con pequeños lagos a cada lado-. La mayoría de las flores pierden todos los pétalos cuando llueve así, pero los lotos son flores acuáticas. Nunca florecen de forma más bonita que cuando llueve mucho -explicó, y señaló al lago.

Sobre la superficie, cubierta de grandes hojas redondas, las flores comenzaban a abrir sus pétalos ahora que había más luz, y salpicaban el manto verde de azul, rosa y violeta. Si las miraban con atención, durante el tiempo suficiente, podían ver cómo los pétalos se abrían poco a poco y recibían el agua con alegría.

-Mi madre me traía de pequeño y decía que si escuchabas atentamente, podías oír a las flores reír -le dijo Jongdae, pero ahora mismo sólo oía el retumbar de su corazón como si lo tuviera junto a las orejas, y el ruido de la lluvia al salpicar las hojas-. No pude comer nada que llevara loto en semanas, creía oír llorar a las flores porque me las estaba comiendo.

-Menuda imaginación... -dijo Joonmyun, con una sonrisa, y siguió caminando hacia delante.

Pasearon durante un buen rato, y la lluvia no amainó. Se quedaron de pie frente al lago más grande, completamente lleno de flores, como un lienzo pintado de colores pastel.

-Es relajante, ¿verdad? Oír la lluvia golpear el paraguas y las hojas de loto, y ver cómo se abren las flores -comentó Joonmyun, y miró a Jongdae respirar hondo varias veces.

-Yo necesito relajarme todo lo que pueda ahora mismo, la verdad -respondió-. Parece que tenga un animal salvaje en el estómago.

Joonmyun lo agarró de la mano, y sus paraguas chocaron.

-Eh, todo va a ir bien. Si sigues así vas a hiperventilar -dijo, pero Jongdae respiró muy hondo una vez más-. Sé que no va a servir para tranquilizarte, pero te quiero. Y como yo, hay mucha más gente que está ahí para ti.

Era la primera vez que se lo decía, y el temblor que nacía de lo más profundo de su pecho se calmó, sólo un poco. Sabía que contaba con el apoyo de Joonmyun, de Baekhyun, de todos sus amigos, pero también sabía que ninguno de ellos podría curar la herida que supondría que sus padres lo rechazaran.

-Tienes razón, no me tranquiliza demasiado -respondió, sonriendo, y al comprobar que no tenían nadie detrás, se metió debajo del paraguas de Joonmyun, bajó el suyo para que sirviera de tapadera y lo besó-. Pero yo también te quiero.

-¿Puedo saber qué decía la carta? -preguntó Joonmyun.

Jongdae cogió su mochila y sacó un papel arrugado, hecho una bola.

-Léela tú mismo -dijo-. Esta mañana la he vuelto a escribir. Tres veces. O trescientas, no sé, he perdido la cuenta…

«Mamá, Papá:

Es una bendición teneros como padres. No habéis hecho más que darme cariño y ayuda todos estos años. Os quiero muchísimo, y espero que mis acciones reflejen estos sentimientos, pero desde hace unos años no he sido completamente sincero con vosotros, y cada vez que os miento la culpabilidad que siento se hace más y más grande. Ha sido muy difícil para mí llegar a la conclusión de que tengo que contaros esto, por mi salud y porque sois algo tan importante en mi vida que no podía manteneros al margen, no podía alejaros de mí así. Espero que me perdonéis por no decíroslo antes y que sepáis que jamás haría nada que os hiriera, que no quiero nada más que haceros sentir felices y orgullosos.

Soy gay. Siento no haber podido compartir esta parte de mí con vosotros antes. Muchas veces pensé en decíroslo, he querido hacerlo en muchas ocasiones, pero simplemente no podía. Me llevó mucho tiempo aceptarlo yo mismo, y para cuando pensé en contároslo a vosotros le había dado demasiadas vueltas y tenía demasiado miedo de perder vuestro amor y vuestro apoyo. Pensé que sería más fácil fingir, dejarlo correr, pero no lo es.

Me centré en mis estudios desde que empecé el instituto, porque sólo quería ver vuestras caras de orgullo, y en parte no podía dejar de pensar que, ya que algún día os tendría que decepcionar con esto, tenía que dar lo mejor de mí mismo para no decepcionaros con nada más. Siempre he pensado en este momento como en una decepción inevitable para vosotros, pero ahora que estoy lejos de casa, que he tenido que enfrentarme a situaciones nuevas y a mis propios sentimientos, he aprendido también muchas cosas sobre mí mismo.

Quiero que sepáis que nada de lo que yo soy como persona va a cambiar. Sigo siendo el mismo chico al que habéis educado, y seguiré queriéndoos y respetándoos, a vosotros y al resto, como siempre. Sé que si soy sincero sobre esto con todo el mundo tendré que pasar momentos difíciles, pero no será nada por lo que no haya pasado ya o a lo que no sepa cómo enfrentarme. Además, mi esperanza es teneros a mi lado para ayudarme a superar esos malos tragos. Nada puede ser más difícil que superar el miedo que sentía a perderos por contaros esto. Pero mamá, tú me has enseñado que tenía que luchar contra mis monstruos antes de que crecieran tanto que pudieran conmigo. Este es mi monstruo más grande, así que espero que me ayudéis a derribarlo.

Siento muchísimo no poder decíroslo a la cara, tener que hacerlo con una carta, pero ahora mismo, mientras escribo, estoy temblando tanto que casi no puedo sujetar el bolígrafo. Necesito dejar de vivir con este miedo. Os diría que me sentiría muy agradecido si respetarais mi decisión, pero esto no es algo que haya decidido. He tenido mucho tiempo para aclararme, sentirme por fin cómodo en mi piel, y tener claro lo que siento. No es algo que vaya a cambiar, así que diré que me sentiría muy agradecido si intentáis comprenderme y apoyarme. Estoy dispuesto a explicaros todo lo que necesitéis, a ser sincero con vosotros como os merecéis. Sigo siendo vuestro hijo, y os querré siempre.»

Joonmyun terminó de leer con los labios en una línea recta, y luego miró a Jongdae, sonriendo.

-Si fuera por expresividad, el profesor Lee tendría que ponerte una A++ -le aseguró, mirándolo con cariño-. O ya me encargaría yo de llevar a mis matones para que le dieran una lección.

Jongdae soltó una carcajada nerviosa, y esperó que esa hipotética A++ sirviera para convencer a sus padres.



Joonmyun había insistido en que era mejor que, por si acaso, él no estuviera presente en el momento de hablar con su familia. «No te preocupes -había dicho, y abrió la mochila para mostrarle que llevaba un par de libretas-, tengo trabajo que hacer. Además, quiero llamar a mi casa. Aún queda tiempo para la comida, así que esperaré en la cafetería más cercana. Llámame en cuanto puedas». Así que se había despedido de él con un fuerte abrazo en la parada del autobús, le había deseado suerte y Jongdae estaba ahora en la puerta de su casa, sin atreverse a abrir la puerta y posiblemente a punto de hiperventilar.

Cuando llevó una mano temblorosa al pomo de la puerta, esta se abrió de golpe y ante él vio a Jongdeok, que lo miraba con una leve sonrisa.

-Bienvenido -le dijo, y Jongdae lo miró a los ojos, donde no había hostilidad, ni decepción.

-Hyung...

-Pasa -le dijo Jongdae antes de que pudiera decir nada más-. Papá y mamá quieren hablar contigo.

Jongdae tragó saliva, y se quitó los zapatos.

-¿Me odiáis? -No pudo evitar preguntarlo, y Jongdeok soltó una carcajada.

-No seas melodramático, eso es más propio de Baekhyunnie, ¿no? -dijo, y le pasó un brazo por los hombros. Jongdae giró la cabeza para mirarlo, pero parecía que todo se movía más lento que su propio cuerpo-. Por cierto, mamá sólo ha leído el primer párrafo y ya creía que ibas a confesar que habías asesinado a Baekhyun o algo así, casi se vuelve loca... Jongdae, deja de mirarme así, no has asesinado a nadie, ¿verdad?

Jongdae negó con vehemencia.

-Aunque la verdad es que a veces con Baekhyun no ha sido por falta de ganas -musitó.

Jongdeok volvió a reír, y Jongdae lo miraba, maravillado, no estaba enfadado, ni decepcionado.

-¿Por qué no estás...?

Su hermano le quitó el brazo de los hombros y lo cogió con ambas manos, mirándolo a los ojos.

-¿Sorprendido? -terminó su hermano-. Mira, Jongdae, no puedes darle a entender a una niña de cinco años que podrías querer casarte con un chico y esperar que no diga nada al respecto. Ya lo mencionó en casa en verano, y ayer mismo me lo confirmó cuando llegasteis del parque y me dijo: «Papá, el columpio dice que mi amor verdadero es Joonmyun-oppa, pero no sé qué hacer para que Jongdae no se enfade porque dice que se quiere casar con él».

Jongdae lo miró, boquiabierto.

-Yo no dije exactamente eso...

-Ella lo entendió así -dijo Jongdae, y apretó las manos en los hombros de Jongdae-. Y mi hija es muy lista, porque tenía toda la razón, ¿o no?

Jongdae se pasó la lengua por los labios y acabó asintiendo con la cabeza.

-¿Cómo se lo han... tomado? ¿Papá y mamá?

-Papá ni siquiera sabía qué significaba gay -explicó-. Cuando se lo he explicado, y les he dado unos cuantos detalles sobre lo que supone ser gay en nuestra sociedad, papá no ha vuelto a decir nada más, y mamá...

-¿Y mamá? -insistió Jongdae, casi histérico al ver que su hermano no continuaba.

-Vas a tener que invitarme a una cena, porque te he ahorrado tener que explicarles la mayoría de los detalles, pero creo que es mejor que lo hables tú mismo con ellos -dijo, y lo guió hasta el salón. Jongdae volvía a tener el corazón en la garganta, volvía a plantearse si de verdad estaba preparado para esto...-. Cara a cara.

Jongdeok abrió la puerta del salón y lo hizo pasar.

Su padre se quedó sentado en uno de los sillones, mirándolo, confuso, pero su madre se levantó inmediatamente y caminó hacia él con tanto ímpetu que por un segundo, Jongdae no sabía si iba a abrazarlo o a darle una bofetada.

Para alivio de Jongdae, que sintió que se desinflaba entre los brazos de su madre, fue lo primero.

-¿Cómo...? -exclamó la mujer, estrechándolo tanto que Jongdae pensó que se le iban a romper las costillas, y extrañamente, no podía sentirse más complacido-. ¿Cómo has podido pensar que iba a dejar que te alejaras de mí, Kim Jongdae? ¡Soy tu madre! ¡Y te he criado para que seas feliz, no un miedica que vive escondiéndose de mí y del mundo!

-Mamá... -intentó empezar a hablar Jongdae, quiso disculparse, por no habérselo dicho antes, por haberles mentido, pero su madre no se lo permitió.

-Tendrías que haber sido capaz de hablar de esto con tus padres mucho antes. ¡La familia es lo que siempre tendrás al final, pase lo que pase! ¿Es que no te lo he repetido suficientes veces? -Su madre estaba casi gritando, y esta no era la reacción que esperaba Jongdae. Él esperaba drama, lágrimas y gritos, pero de otro tipo. La mujer se separó de él y lo cogió de la cara para hacer que se inclinara hacia abajo, hasta estar a su altura-. Tu hermano nos ha contado cosas que... No quiero pensar en que hayas pasado por eso tú solo todo este tiempo...

-No he estado exactamente solo, mamá -le dijo Jongdae, por fin capaz de articular una frase-. Pero nunca me he sentido tan feliz de tener a alguien a mi lado como me siento ahora, sabiendo que podré teneros a vosotros.

Abrazó a su madre, y miró a su padre, cuya expresión no había cambiado.

-Papá... -dijo Jongdae, y se separó de su madre para ir junto a su padre. Ya había dado el paso más grande, el más difícil, pero necesitaba saber que contaba con el apoyo de los dos.

Su padre lo miró durante un buen rato, y la madre de Jongdae se sentó en el sillón, junto a él. Puso una mano sobre la mano de su marido, que por fin suspiró y se frotó los ojos y la frente.

-Yo... no lo entiendo, hijo -admitió, y el estómago de Jongdae dio un desagradable vuelco, el mismo torbellino de nervios que había empezado a disiparse volvió con toda su fuerza. La madre de Jongdae apretó la mano con la que lo había tocado-. Por más que lo intento, no entiendo lo que sientes, pero... -hizo una pausa en la que se esforzó por sonreírle a su hijo, y extendió una mano para ponérsela en el hombro-. Supongo que tu madre tiene razón. Ese es mi problema, y no te queremos como te queremos para darte más problemas de los que ya habrás tenido. Eres mi hijo, al fin y al cabo, y te quiero. Da igual a quién quieras tú.

Jongdae estaba tan nervioso y tan exhausto que podría haberse echado a llorar, pero abrazó a sus padres y respiró hondo de nuevo, por fin, sin sentir que su pecho estuviera atrapado en una jaula.

Hablaron durante un buen rato, durante el que Jongdae se sinceró por fin sobre lo que le había preocupado todo ese tiempo, y su madre no dejaba de murmurar para sí, indignada, «qué clase de confianza en tu madre es esa», «¿acaso pensabas que algo así haría que deje de presumir de mi hijo?». Estaba atónito, porque todas sus preocupaciones habían sido absolutamente en vano, sus padres lo habían cogido por sorpresa total con su reacción. Ambos insistieron en que, ahora que lo sabían, se sentían mucho más tranquilos, porque habían notado que, efectivamente, Jongdae se alejaba poco a poco de ellos y no sabían qué hacer para solucionarlo.

Su padre tenía que volver al trabajo enseguida, y se despidió de Jongdae con una sonrisa mientras le ponía una mano en el hombro que significó más que cualquier palabra que pudiera haber dicho. Estaba sacando el teléfono para llamar a Joonmyun y su madre lo llamó a la cocina, y Jongdae caminó por la casa como si flotara, como si su cuerpo no pesara nada. Llegó junto a su madre mientras ella cortaba varios rollos de kimbap en rodajas, y sin mirarlo, le preguntó:

-¿Es Joonmyunnie?

Jongdae tragó saliva y preparó una excusa, por simple reflejo, pero ya no había secretos, así que tampoco tenía razones para seguir escondiendo eso.

-Sí -respondió, sin más.

-Me gusta Joonmyun. Por un momento temí que fuera Baekhyun -dijo, con tono dramático, y Jongdae rompió a reír, con más ganas que nunca. Aún no había girado la vista hacia él, pero Jongdae veía a su madre sonreír-. ¿Eres feliz?

Jongdae asintió, y empezó a colocar el kimbap en platos.

-Mucho más ahora, que no tengo que seguir escondiéndome -musitó.

-No te he educado para esconderte de nadie, y menos de tus propios padres. ¿Dónde está, por cierto? -preguntó la mujer, y se levantó las pulseras para que no le molestaran al cortar.

-En una cafetería. No quería... entrometerse, por si algo no iba bien...

Su madre dejó el cuchillo en la encimera y se giró hacia él, con los brazos en jarras.

-¿Y a qué esperas para avisarlo y que venga a presentarse como es debido? -exclamó, frunciendo el ceño, pero sonriendo.

Jongdae sacó el móvil, se llevó una mano a la frente, como haría un soldado, y exclamó, de nuevo lleno de ganas de reír a pleno pulmón:

-¡A la orden!



Igual que Jongdae sabía que nada de él cambiaría porque fuera gay, nada de la relación con su familia cambió porque lo supieran. Joonmyun llegó de la cafetería y entró a la casa como si fuera la primera vez que ponía un pie en ella, cohibido, y sin que Jongdae tuviera tiempo de darle el menor aviso, su madre lo sentó a la mesa y lo bombardeó a preguntas y a bromas, como en los dos días anteriores, que Joonmyun respondió con confusión al principio, y con la misma educación habitual después, pero ahora con más sinceridad. Hana era la única de la familia que estaba profundamente decepcionada, pero sólo por el hecho de que Joonmyun no fuera a ser su amor verdadero, al fin y al cabo.

Jongdeok, Hana y Liyin se fueron justo después de comer. Su hermano se despidió de Jongdae con un fuerte abrazo, y le dijo que la próxima vez, en lugar de estar debatiéndose durante siglos como si su problema fuera una cuestión de vida o muerte hasta que se quedara calvo, podía llamarlo a él, porque para eso estaban los hermanos.

Joonmyun y él tenían que volver a Seúl, porque el día siguiente ya era un día normal de universidad, y Jongdae se sentía extraño, como si las vacaciones de Chuseok hubieran sido muy largas, o se hubieran desarrollado en un mundo paralelo y ahora tuviera que volver al mundo real. Su madre se despidió de ellos en la puerta, y estaba claro en su rostro lo triste que se sentía al volver a ver su casa vacía. Le dio un beso en la mejilla a Joonmyun, y abrazó tan fuerte a Jongdae que casi le dislocó la columna.

-Estoy muy orgullosa de que seas mi hijo, mi Jongdae -le susurró al oído, y Jongdae la estrechó aún más fuerte-. ¡Pero esto no significa que puedas dejar que tus notas bajen, ¿me oyes?!

Jongdae se rio, exclamó que cómo no la iba a oír, si le había gritado en todo el oído, y cogió su bolsa para irse al metro, después de que su madre le obligara a prometer cien veces que llamaría más a menudo. Ya sentado en el vagón del tren, con Joonmyun a su lado escuchando música y tarareando, se sentía totalmente exhausto, y tras cerrar los ojos para intentar dormir un poco, se paró a pensar dos veces en todo lo que había pasado para poder creerse que, al final, todo había ido bien.



-En serio, Jongdae -dijo Baekhyun, y soltó un suspiro dramático mientras bebía un gran trago de makgeollie-, espero que con esto ya te haya entrado en ese cabezón que si me hicieras caso antes, tu vida sería mucho menos complicada.

-Cada uno tiene su ritmo de aprendizaje, ¿vale? -replicó Jongdae, y se dejó caer contra el hombro de Joonmyun, que reía por lo bajo, sujetándose la visera de la gorra hacia atrás-. Si las cosas me entraran en la cabeza tan rápido, Joonmyun nunca me habría empezado a dar clases.

-¡Y si me hicieras caso, no te habría hecho falta un año de lloros y suspiros para empezar a hablar con él! -exclamó Baekhyun-. ¡Y tampoco otros tantos años de dolores de barriga cada vez que estabas con tus padres! Pero bueno, el caso es que al final has comprendido que yo siempre tengo razón.

-Lo que tú digas -le dijo Jongdae.

Kyungsoo puso los ojos en blanco y decidió ignorar a Baekhyun por completo en favor de hablar con el resto. Todos sus amigos estaban ahí, porque Baekhyun había insistido en salir a cenar todos juntos, con Jongin, Kyungsoo, Chanyeol y Yixing, en cuanto Jongdae puso un pie en la habitación, y a pesar de que estaba muy cansado, aceptó. Sunyoung, Soojung, Taemin y Sehun se les habían unido esa noche, y Jongdae nunca se había parado a pensar en cómo se sentía con respecto a Sehun, sabiendo que Joonmyun había estado con él antes, pero el chico había sido muy simpático con él desde el principio, y ahora estaba al otro lado de la mesa, riéndose con Jongin y hablando con Joonmyun y Soojung como lo haría un amigo cualquiera, así que Jongdae comprobó que la verdad era que no sentía nada en concreto.

-¿Queréis más makgeollie? -preguntó Yixing a todos, y sin esperar a que le contestaran, levantó el brazo para llamar la atención del camarero.

-La última y nos vamos -dijo Chanyeol, aunque este cuenco sería el sexto o séptimo ya. Miró su reloj, le dirigió una mirada traviesa a Jongdae y luego a Baekhyun-. Tenemos... más cosas que hacer aún.

Jongdae enarcó una ceja, porque eso era muy sospechoso, pero cualquier cosa que hacía Chanyeol yendo mínimamente borracho era sospechosa. Miró a Baekhyun, que lo recibió con ojos de «a mí no me mires, yo soy un santo». Joonmyun se atragantó con el makgeollie a su lado, y Jongdae lo cogió de la barbilla para que no pudiera dejar de mirarlo, mientras Joonmyun carraspeaba para aclararse la garganta.

-¿Qué estáis tramando? -preguntó, riendo al ver la cara de Joonmyun.

-Venga, Jongdae, nosotros no somos tan disimulados y tú no eres tan tonto -cedió Baekhyun-. ¿Es que no te lo imaginas? ¿Todos hemos salido a cenar juntos porque...? -Al ver que Jongdae seguía mirándolos, confuso, Kyungsoo puso los ojos en blanco e intervino.

-¿Qué día es mañana?

-Lunes, día de vuelta al infierno de clases, tengo mil trabajos con los que ponerme al día y no quiero ni imaginar cómo estará... el buzón -se quejó Jongdae, con todo el disimulo que pudo-. ¿Qué hemos salido a celebrar, que es mi último día de libertad hasta febrero?

Kyungsoo se llevó una mano a la frente, Chanyeol y Joonmyun se reían a carcajadas y Baekhyun lo miraba, negando con la cabeza.

-¡Mañana es tu cumpleaños! En realidad... -miró el reloj de su móvil-, quedan dos minutos para que sea mañana. ¿Quieres que hagamos una cuenta atrás?

Jongdae se sentía como si fuera con atraso respecto al mundo. ¿Cuándo habían llegado al veintiuno de septiembre? Habían pasado tantas cosas en Chuseok que no se había molestado en mirar el calendario ni una vez, y si sus padres lo habían mencionado en algún momento de las vacaciones, a Jongdae se le había pasado con el desconcierto por su reacción.

-Ya da igual la cuenta atrás, los dos minutos han pasado con el tiempo que se ha quedado ahí boquiabierto intentando asimilar qué día es hoy -dijo Kyungsoo, y le sonrió-. Feliz cumpleaños, Jongdae.

-¡Feliz cumpleaños, Jjongdda! -exclamó Chanyeol, y Yixing y él empezaron a aplaudir.

Todos lo felicitaron mientras el cerebro de Jongdae seguía intentando ponerse al día, y él los correspondía a todos con sonrisas y abrazos. Sunyoung sacó una pequeña tarta con una vela encima que Taemin encendió y Jongdae apagó de un soplido, y entonces Baekhyun anunció que había llegado la hora de los regalos.

-Todos hemos metido mano en los regalos de todos, no te voy a mentir -confesó Baekhyun, y se agachó para sacar unas cuantas bolsas de debajo de la tarima-. Así que considera que son regalos conjuntos.

Baekhyun y Kyungsoo le regalaron unos auriculares nuevos, Jongin, Taemin y Sehun le regalaron un peluche con forma de caniche cada uno. Eran iguales que los tres perros de Jongin, con los que habían salido a pasear una vez. Jjanggu también había mostrado un cariño especial por Jongdae, igual que hizo con Kyungsoo, y Joonmyun había sentenciado que lo de ese perro contra él era algo personal.

Joonmyun le tendió una bolsa del Shinsegae de Myeongdong, y de ella Jongdae sacó unas gafas de sol y una gorra de Supreme, idéntica a la que llevaba puesta él salvo por el color, que se estaba tocando con inquietud.

-¿Nos has comprado cosas a juego? -preguntó Jongdae, riendo.

-¿Te gustan? -preguntó, algo nervioso, y Jongdae se puso la gorra del revés, como la llevaba Joonmyun.

-Muchísimo -dijo, y se puso las gafas de sol también. No veía nada, salvo la inscripción de la marca sobre el cristal, y se pasó la lengua por los labios. Supreme tampoco era una marca barata. Joonmyun no tendría que haberse gastado todo ese dinero, pero cuando se lo dijera, respondería que «no tenía por qué, pero quería», así que Jongdae ni siquiera se molestó-. ¡Me aseguraré de ponérmelas, pero sólo cuando sepa que tú no las vas a llevar! -bromeó.

-¡Chanyeol y yo fuimos con él! -se metió Baekhyun-. Para asegurarme de que al menos tienes dos cosas en tu armario con estilo.

-La verdad es que Joonmyun-hyung acabó eligiendo las dos cosas de todas formas -lo contradijo Chanyeol-. ¡Y además, tiene otro regalo!

-¿¡Otro?! -exclamó Jongdae, y miró a Joonmyun-. Si te arruinas ahora que sólo llevamos un mísero mes, ¿cómo vas a mantenerme toda mi vida?

Joonmyun se echó a reír, y empezó a negar con la cabeza.

-Esto no me ha costado ningún dinero, no te preocupes -le dijo-. Quería que fuera... otra cosa, pero no he podido terminarla aún, así que de momento tendrá que valer.

Chanyeol sacó su móvil y envió algo al de Jongdae, que vibró al momento.

-¿Qué es? -preguntó, abriendo el correo para descargar el archivo.

-Trabajos que teníamos Yixing, Joonmyun y yo -le explicó-, que combinados, han resultado ser tu regalo.

-Chanyeol y yo teníamos que componer una melodía para clase, algo suave, con piano -le comentó Yixing.

-Y yo tenía que escribir un poema o la letra de una canción -dijo Joonmyun, con una sonrisa, mientras Jongdae abría el archivo «The Best Luck» con el reproductor-. Con unos retoques, acabaron combinando bastante bien, así que pensamos que sería una buena idea regalarte esta canción por tu cumpleaños.

En el reproductor salía la letra, pero con el jaleo del restaurante, Jongdae no oía nada. De todas formas, Baekhyun y Jongin ya habían terminado con el makgeollie, así que Kyungsoo sugirió pagar y trasladarse a otro sitio.

-Queríamos que fuera una sorpresa, así que... la he grabado yo, pero está hecha para que la cantes tú, así que perdóname si al principio te parece horrible, con tu voz sonará mucho mejor, en serio -dijo Joonmyun, con una sonrisa tímida, cuando salieron a la calle. Jongdae le dio un codazo para que dejara de disculparse, y enchufó sus auriculares nuevos al teléfono para escucharla.

next >>

pairing: joonmyun/jongdae, seoul nights, exo fanfic

Previous post Next post
Up