Las alas de un esclavo (Destiel) 06/20 [Fanfiction]

Jan 25, 2013 19:59

Título: Las alas de un esclavo.
Autor: yukojudithzz
Spoilers: Hasta la 6 temporada, principalmente por los personajes pero no creo que se desvele ningún detalle importante.
Rating:NC-17
Warnings: AU/AR, mención de sexo en grupo
Fandom: SPN (Supernatural)
Pairing: Dean/Castiel (Destiel)
Summary:Dean Y Cas reciben visitas inesperadas. Habrá un acercamiento y más noticias sobre Sam.
Disclaimer: No son míos y no gano nada con ellos.
Notas: He editado algunos capítulos así que habrá más de 15 capítulos en total. En el próximo, por cierto, ya aparecerá Sam.

Capítulo 05.

Capítulo 06.

-¡Dean!- La voz del ángel grito desde fuera de la habitación mientras el humano desgarraba la garganta del demonio que le estaba intentando atacar. Aquel ser pareció chisporrotear mientras sangraba y el cuerpo sin vida calló sobre él. Sin ningún esfuerzo lanzó aquel ser inerte al suelo y se levantó, con todos los sentidos alerta, escrutando la oscuridad del cuarto en busca de más enemigos. Salió de la habitación y encontró al ángel rodeado de los cuerpos de los que Dean supuso eran más demonios, Castiel se giró a mirarle, respiraba de forma agitada.
-¿Estás bien?- preguntó apareciendo frente a él y mirándole de arriba abajo, palpando sus hombros y su pecho en busca de alguna herida al ver la sangre que le cubría.
-Estoy bien Cas, no es mi sangre.- apartó las manos del ángel bruscamente.- ¿Qué ha pasado? ¿Tú estás bien?- miró a los hombres tendidos en el suelo y frunció el ceño-¿Están…?-
-No, están vivos, al menos las personas a las que pertenecían sus cuerpos.- Castiel se pasó la mano por la nuca y soltó un bufido. Al humano le pareció un gesto extraño para un ángel.
-¿Estás bien?- Dean le tocó el brazo y el ángel asintió.
-Estaban en la pelea, he reconocido las caras de algunos.- dijo mientras buscaba en su pantalón el móvil y marcaba rápidamente.- Siéntate ahí, en cuanto me haya ocupado de esto te examinaré bien.-
-Estoy perfectamente Cas.- dijo rodando los ojos pero sentándose de todas formas en el sofá.- Hay uno en mi habitación.-
-¿Meg? Nos han atacado, ¿puedes encargarte?- a Dean le sorprendió lo escueto de la conversación. Cuando terminó el ángel agarró los cuerpos y desapareció durante unos minutos en los que Dean se quedó sólo y en silencio sentado en el sofá, sintiendo el sueño de nuevo viniendo a él con fuerza, pero antes de que terminase de bostezar el ángel apareció de nuevo junto a él y se sentó a su lado.
-¿Dónde has ido?- preguntó Dean restregándose los ojos con la palma de la mano.
-He ido a llevarle los humanos a Meg y a Ruby.- el hombre abrió los ojos de par en par.
-¿Les has vendido a esas personas como esclavos sexuales?- preguntó sorprendido.
-No.- dijo sin atisbo de ofensa.- Ellas se encargaran de cuidarlos hasta que despierten y cuando estén bien les dejarán libres.-
-¿Y te fías de ellas?-
-Sí, Dean.- el ángel le giró hasta estar ambos frente a frente.- Me fío de ellas. Lo han hecho otras veces.- las manos de Castiel rozaron el dobladillo de la camiseta de Dean.
-¿Y qué pasa con el...?- su camiseta comenzó a abandonar su cuerpo lentamente, siendo levantada por los dedos finos del ángel, obligándole a levantar los brazos.
-Ellas se ocuparán de todo Dean, deja de hacer preguntas.- el ángel dejó la camiseta ensangrentada en el suelo, a sus pies y puso sus manos sobre el pecho de Dean, resplandeciendo un poco.- Estás bien.-
-Te lo he dicho.- dijo Dean de forma obvia, apartando las manos del ángel sin ningún tipo de cuidado.- ¿Qué crees que querían?-
-No estoy seguro... puede que quisiesen matarte o raptarte... Nos vieron en el almacén, te reconocieron Dean, te dije que era muy peligroso. Y sólo hay dos opciones, o no querían que siguieses buscando o querían que fueses su nuevo luchador.-
-Entonces vamos por buen camino.-
-No vamos por buen camino, podrías...-
-Estoy bien Cas.- Dean tomó las manos del ángel entre las suyas, su voz más suave de lo habitual.- Tienes que dejar de preocuparte tanto.-
-Tengo que hacerlo, ya que tú pareces no tener cuidado de tu propia integridad física.- los dedos de Castiel dibujaban círculos en sus manos.- Será mejor que te des una ducha. Voy a cambiar las sábanas de tu cuarto.- El ángel se levanto y soltó con delicadeza las manos del humano.
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Dean estaba nervioso, hacía un par de horas que el ángel se había ido a dormir y no sabía si aquellos seres tenían un sueño lo suficientemente profundo como para que él tuviese la oportunidad de escabullirse fuera de la casa. Hacía cinco noches desde que había ocurrido el altercado con los demonios. Castiel no había querido hablar más del tema, había reforzado la seguridad y le había prohibido de nuevo a su esclavo salir de casa solo. También hacía cinco días desde que habían oído algo de Ruby o de Meg y de las peleas clandestinas, hasta aquella misma tarde. Cuando Dean estaba sentado en el sofá leyendo un libro sobre goblins y Castiel estaba en la mesa junto con Chuck revisando papeles que el humano no entendía, el móvil del ángel comenzó a sonar. Chuck se quedó escuchando la conversación, Dean apenas conseguía distinguir algunas palabras intentando parecer ocupado con la lectura de su libro. Cuando el ángel volvió a guardar el móvil en su bolsillo le dijo algo a Chuck quien asintió y desapareció de allí con todos los documentos. Castiel no le habló de la llamada, actuó como si no hubiese pasado nada, por suerte Dean había oído suficiente de la conversación como para saber el lugar y el día del próximo combate, por desgracia no sabía la hora, así que simplemente tendría hacer guardia cerca del lugar durante todo el día.
Desde la noche del ataque Castiel no había dejado sólo a Dean ni un solo momento, a veces pasaba el día entero con él, otras le dejaba a cargo de Chuck y un día se lo llevó consigo al trabajo, al menos salir de casa le había venido bien, aunque simplemente había cambiado el lugar de su encierro, cada vez echaba más de menos los largos viajes en su Impala, por carreteras interminables, parándose en un arcén de vez en cuando, salir a cazar criaturas con su hermano y su padre, estaba cansado de estar siempre rodeado de libros sin poder poner en práctica lo que aprendía de ellos.
Y ahora estaba en un lugar totalmente distinto, en una cama completamente nueva, con los ojos abiertos de par en par, intentando decidir si era buena idea o no salir de casa a medianoche para pasar las próximas horas escondido en algún lugar cerca del puerto, esperando a que apareciese alguien sospechoso. Por suerte o por desgracia no tuvo que pensarlo mucho ya que su cuerpo decidió por sí mismo, antes de que fuese del todo consciente estaba en la entrada, con la gabardina de Castiel y el cuchillo de Ruby en uno de los bolsillos.
Estuvo intranquilo durante la siguiente media hora, sin saber si el ángel se habría despertado y le estaría siguiendo, apareciendo justo frente a él cuando girase la siguiente esquina. No había demasiada gente por la calle a esas horas, y los que andaban por aquellos lares no parecían personas de fiar, Dean no se paró a conversar con ellos, ni se atrevía a mirarles a los ojos por miedo a que le reconociesen como esclavo. Quince minutos más tarde estaba sentado en un banco abandonado, acurrucado sobre la fría madera, sintiendo como el aire marino le recorría todo el cuerpo produciéndole escalofríos.
Pasó los siguientes minutos en una extraña y tranquila mezcla entre el sueño y la vigilia, pero las voces de un grupo de gente no demasiado lejos de él le sacaron de aquel estado. De repente fue más consciente de dónde estaba y de que lo único que tenía para defenderse era un cuchillo, ni su recortada ni su pistola, ni siquiera su coche para huir si fuese necesario, aunque él no era del tipo de personas que huía y eso a veces era muy problemático. Las voces se acercaron y el humano pudo ver a los dueños, un grupo de lo que parecían ser demonios inferiores reían haciendo que su vello se erizase. Estaba demasiado concentrado en el grupo de demonios que no fue consciente de que alguien se acercaba por su izquierda hasta que estuvo demasiado cerca.
-Ey chico, ¿estás bien?- dijo un hombre con voz cálida y amable. Dean no se atrevió a mirarle directamente, tampoco contestó así que el hombre le rozó la mano pensando que quizás el chico se había quedado dormido. Al hacerlo le miró con sorpresa y musitó.- ¿Castiel?- el humano alzó la vista al escuchar aquel nombre y estuvo a punto de negar que aquel fuera su nombre pero al ver los ojos del hombre se dio cuenta de a qué se refería. El hombre hizo un gesto reprobatorio y tocó al humano en el hombro diciendo.- Vamos, tengo que llevarte con tu amo.-
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Castiel estaba en blanco, en estado de shock, parado en la habitación de Dean mirando la cama vacía y tocando las sábanas que aún estaban calientes. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo había dejado que eso ocurriera? ¿Habían vuelto a por Dean? ¿Había escapado él? Se hacía demasiadas preguntas para las que no tenía respuesta. Tenía que encontrar a Dean fuese lo que fuese que hubiese pasado, pero no sabía dónde buscarle. El sonido del timbre de su casa rompió el hilo de sus pensamientos, sin saber muy bien qué estaba haciendo apareció frente a la puerta de la entrada y mirando por la mirilla se encontró un rostro familiar. Abrió la puerta sin demasiada convicción, pensando qué decirle a su amigo para deshacerse de él sin ser demasiado descortés.
-Buenas noches Joshua.-
-Buenas noches muchacho, traigo algo que te pertenece.- dijo el ángel con una sonrisa genuina en su rostro. Apartándose a un lado dejó ver al humano tapado con una gabardina.
-¡¿Dean?!- dijo sorprendido.
-Estaba en un banco del puerto. Ha tenido suerte de que esta noche estuviese visitando a un amigo allí cerca.-
Dean no le miraba a los ojos, no sabía si por guardar las apariencias, por vergüenza o por miedo. Estaba casi seguro que no era por miedo.
-Entra.- dijo el ángel serio y severo. El humano obedeció bajo la mirada autoritaria de su amo, no sin refunfuñar y golpear su hombro mientras pasaba por su lado.- Muchas gracias Joshua si hay algo que pueda hacer por ti, lo que sea, sólo tienes que decírmelo.-
-No es nada Castiel. Invítame a una taza de té un día de estos y estaremos en paz. Ahora si no te importa debo marcharme, en unas horas tengo que ir a podar setos, un jardinero nunca descansa.- dijo riendo.- Buenas noches.-
-Buenas noches.- Castiel cerró la puerta cuando el ángel desapareció y se quedó frente a ella unos segundos respirando profundamente.
Dean estaba sentado en el sofá, sabía que Castiel no le había ordenado que lo hiciese pero ya que se había escapado ¿qué daño iba a hacerle sentarse en un sofá cuando no debía? Los pasos del ángel se acercaron hasta el sofá, lentos pero firmes, el humano prefirió no prestarles mucha atención hasta que inevitablemente tuvo los pies del ángel en su campo de visión, justo frente a él, delante del sofá, entonces, sin esperarlo, sintió el puño del ángel golpearle con fuerza en la mejilla, el impacto le hizo caer al suelo, golpeándolo con dureza. Las manos del ángel estaban sobre él en unos segundos, levantándole toscamente del suelo y dejándole de nuevo sobre el sofá. Dean cerró las manos en un puño intentando con todas sus fuerzas no devolverle el golpe.
-¿Qué coño haces, Dean?- el humano no contestó, se limitó a limpiar la sangre que resbalaba por su barbilla, había golpeado el suelo con tal fuerza que se había roto el labio, ahora tendría dos morados a juego.- Te están buscando, puede que para matarte ¿y tú que haces? Te escapas en medio de la noche, metiéndote en el peor lugar en el que podrías estar, solo y desarmado.-
-No estaba desarmado.- replicó con odio el humano.
-Cállate. No me importa. Dios...- Castiel se pasó la mano por la cara en un gesto que a Dean se le antojó demasiado humano y dejó escapar un suspiro de desesperación.- No sabes... en serio... - el ángel rió con tristeza.- ... no sabes la suerte que has tenido Dean. Puedes dar las gracias porque sin duda hay alguien ahí arriba que cuida de ti. Porqué si no ahora mismo estarías muerto, secuestrado o encadenado a una roca en el fondo del mar.- Castiel sonaba frustrado y a Dean casi le daba hasta pena si no fuese porque acababa de romperle el pómulo de un sólo puñetazo, en el que, seguramente, no había puesto ni la mitad de su fuerza.- Intento ayudarte Dean, de verdad que lo intento, ¿y así me lo pagas? Jugándote la vida estúpidamente.-
-¿Qué otra opción tenía?- Dean estaba furioso, con el ángel, con el fallo de sus planes y con los astros que parecían haberse alineado para que nada le saliese bien desde el momento en que habían parado con el Impala en una zona supuestamente inhabitada y les habían tendido una emboscada dando comienzo a la pesadilla que ahora era su vida.- No ibas a dejarme ir contigo. ¿Que querías? ¿Que esperase como un niño bueno en casa mientras tú buscabas a mi hermano?- dejó escapar un bufido de incredulidad.
-¿No entiendes que no tiene sentido que busque a tu hermano si tú estás muerto?-
-No soy tan fácil de matar Cas y quizás no tenga sentido para ti pero para mí si lo tiene.-
-Lo que no tiene sentido es que intente explicártelo... No creo que a tu hermano le haga especial ilusión que te sacrifiques por él, igual que tú no querrías que él muriese por ti.- Dean pensó que en eso quizás tenía razón pero no iba a desistir por mucho que dijera. Sintió la mano del ángel en su mejilla y el dolor de su rostro desapareció, le miró a los ojos viendo reflejado en ellos la preocupación de su amo.- Lo siento.- susurró Castiel mientras seguía acariciando lentamente la cara del humano.
-No... yo... lo siento... tú no has hecho nada malo.- Dean llevó su propia mano hasta la del ángel que todavía descansaba sobre su cara. Ni siquiera entendía porque estaba aceptando las disculpas del ángel y prácticamente pidiendo perdón él mismo, quizás realmente se estaba volviendo loco encerrado en aquella casa.
-No debí haberte golpeado.- dijo Cas haciendo círculos con el pulgar sobre la mejilla de Dean mientras los dedos de este rozaban el dorso de su mano.
-Tenías buenas razones.- el humano bajó la vista, no entendía porqué de repente toda su ira se había disipado ¿sería algún tipo de magia angelical?
-Aunque mis razones fuesen buenas no es excusa para haberte pegado. Eso es lo que hacen los demás amos con sus humanos...- Dean pensó que el ángel debía sentirse culpable por algo que no tenía mayor importancia, al fin y al cabo le habían dado golpes peores y con menos motivos.
-No eres como ellos Cas...- el hombre apartó la mano de Castiel de su cara, ahora fue él el que acariciaba la mejilla del ángel. Ahora estaba seguro de que se estaba volviendo loco. - Estabas preocupado por mí.- el índice de Dean pasó distraídamente por el labio inferior de su amo.- Pero la próxima vez que lo hagas prepárate para que te patee el culo.- dijo sonriendo mientras sentía la respiración cálida del ángel rozando la punta de sus dedos. Castiel le miraba casi sin pestañear, con el ceño algo fruncido, intentando entender los gestos del humano. Dean se acercó más al ángel sin apartar su mano, con los ojos clavados en aquella boca que acababa de descubrir. - Me gustan tus labios.- susurró sin darse cuenta y se sorprendió al escuchar sus palabras, sintiendo como se sonrojaba.
-Gracias.- dijo el ángel con sinceridad, algo ajeno a lo que estaba pasando. Al pronunciar aquellas palabras los dedos de Dean se movieron con sus labios y más aire cálido salió de aquella boca. No entendía exactamente que estaba haciendo y por un momento no le importaba. Se acercó aún más al ángel, rozando sus rodillas y apoyando su otra mano en la pierna de Castiel. No dijo nada más, simplemente apartó sus dedos de aquella boca y los remplazó con sus labios.
El ángel no reaccionó ante el repentino ataque a su boca, estaba confuso, no sabía exactamente qué significaba esa acción y sin embargo, su cuerpo actuó por propia voluntad y respondió suavemente a aquel beso, sus manos aferrando su gabardina que ahora llevaba puesta su humano. Dean se apartó de sus labios, sin alejarse demasiado, mirando la cara del ángel que seguía con la misma expresión desorientada, su mano aún sobre la pierna de Castiel, esperaba que no le preguntase porqué lo había hecho, porque ni él mismo tenía respuesta para esa pregunta.
Pero no preguntó nada y lo que hizo sorprendió más al humano que cualquier cosa que hubiese dicho. Castiel le miró con profundidad y con un brillo en los ojos que le produjo escalofríos, de repente su mano aferró el cuello de Dean y le acercó a su boca, besándole con fiereza y de forma algo tosca y torpe, pero con una sinceridad que a Dean incluso le daba miedo.Su boca se movía demasiado rápida y los labios del humano comenzaban a arder, hasta que ellos marcaron el ritmo del beso. Los dedos del ángel se clavaban en su nuca, presionaban la cara del humano contra la suya propia y Dean tuvo que desligar aquella mano para poder al menos respirar, se apartó de la boca de Castiel pero a los pocos segundos, apenas dejándole recobrar el aliento, estuvo de nuevo sobre la suya. Dean no estaba acostumbrado a alguien tan fuerte, Cas no tenía un aspecto demasiado poderoso pero al fin y al cabo era un ángel.
-Cas...- Dean puso sus manos sobre el pecho del otro hombre para sosegar su ímpetu y poder hablar.- Frena un poco... Me vas a partir el cuello o algo...- el ángel tenía un inusual rubor en el rostro y la respiración algo agitada. Dean se quitó la gabardina, estaba empezando a hacer calor y seguramente no tenía nada que ver con aquel beso.
-Lo siento... No estoy acostumbrado a esto...- dijo mientras miraba fijamente los labios del humano. Dean temía que volviese a atacar sin ningún aviso.
-¿No estas acostumbrado?- Dean rió.- Bueno… yo tampoco, con un hombre… ángel… lo que sea… pero no parece haber mucha diferencia con una mujer... me he liado con... pero nunca tan... buff...- el ángel le miró a los ojos ladeando un poco la cabeza y frunciendo el ceño.- ¿Qué?-
-Nunca he hecho esto Dean...- las manos de Castiel estaban en su cintura, moviéndose a su alrededor, acariciándole de forma delicada a través de la ropa.
-Ya claro...- los ojos del ángel permanecieron impasibles y a Dean le recorrió un escalofrío por la espalda, no sabía si por aquella mirada o porqué las manos de Castiel habían encontrado el camino por dentro de su camiseta y ahora recorrían su piel sin ningún tipo de obstáculo.-¿En serio?- Castiel asintió y acercó su cara a la de Dean.- No... no puede ser... No pretendo ser grosero pero... llevas existiendo siglos y nunca... -
-Nunca...- la boca del ángel estaba a escasos centímetros de la suya y sus manos subían por su espalda con suavidad, Dean acercó más sus cuerpos de forma involuntaria.
-¿Nada de nada?- Castiel negó con la cabeza.- Y el local de Meg y Ruby... ¿al menos allí algo...?-
-No.- las palabras que salieron por aquella boca no eran más que un susurró que Dean intuyó más que oír.- Y no soy un voyeur, así que sólo he observado lo estrictamente necesario.- después de pronunciar aquella frase Castiel besó de nuevo al humano pero esta vez con delicadeza y sin las mismas ansias incontrolables, sus manos abandonaron la espalda de Dean y comenzaron a pasearse por su estómago, dibujando con sus dedos las lineas de cada músculo.- Creo que me gusta esto...-
-Creo que lo noto...- Castiel ahora besaba el cuello del humano lentamente mientras levantaba su camiseta, separándose para quitársela del todo.- Cas... si nunca has hecho esto... ¿no crees que es mejor que vayamos poco a poco?- Dean ni siquiera estaba seguro de si él quería hacer esto, quizás sólo se estaba abandonando a la situación.
-No sé... siento una inusual presión en el pecho...- dijo mientras acariciaba los pectorales de Dean y los contemplaba con fascinación mientras el humano sonreía puerilmente. Los dedos del ángel recorrieron su tatuaje, redibujándolo con sus yemas.
-¿Seguro que es en el pecho dónde sientes esa presión?- susurró contra su oído, después mordió su oreja y escuchó un gemido salir de la boca del ángel. Quizás si quería hacerlo después de todo.
-No estás ayudando.- Castiel cerró los ojos mientras los labios de Dean besaban su cuello.
-Lo siento...- el humano paró sus atenciones y se separó de su amo, sentándose a su lado en el sofá.- Será mejor que me vaya a dormir.- Dean se levantó para irse pero una mano en su brazo le frenó. El hombre se giró a mirar los ojos brillantes del ángel y su boca semi abierta.
-Espera...- susurró Castiel atrayendo de nuevo hacia sí al hombre, sentándole esta vez sobre su regazo.
-Cas... esto no... no creo que sea buena idea...- las manos del ángel acariciaban su pelo como solían hacer siempre pero con más intensidad.
-Probablemente tengas razón... - los ojos de Castiel se quedaron fijos en la boca del humano.- Bésame...- susurró y sin tener que esperar mucho la boca de Dean se abalanzó contra la suya. Por un momento pensó que lo mejor era dejarse llevar y ahora mismo estar besando al ángel no le parecía una mala opción, así que simplemente siguió acariciando aquellos labios con los suyos. El humano se movía lentamente sobre las piernas de Castiel, casi de forma imperceptible, y sus manos se entrelazaban tras el cuello del ángel, descansando allí, rozando de vez en cuando con la punta de sus dedos el pelo de otro hombre. Dean sintió la boca del ángel abrirse y aprovechó para introducir su lengua, lo cual hizo que Castiel dejase escapar un gemido mezcla de sorpresa y excitación. Aquella boca sabía dulce, tan dulce que a Dean le parecía estar comiendo algodón de azúcar que se deshacía cuando su lengua rozaba cada rincón. Las manos del ángel comenzaron a bajar hasta sus hombros, tocando su marca de esclavo, mientras el humano seguía explorando aquella boca, recorriéndola sin olvidar ni un solo recoveco, probando y succionando la lengua de Castiel y separándose para respirar cuando no pudo más.
-Dulce...- susurró sin pensar y sonrió al ver la confusión en la cara del ángel.- Sabes dulce.-
-Oh... ¿eso es bueno?- preguntó algo asustado. Dean sonrió y asintió.- Eso que haces con la lengua...- dijo sin tapujos el ángel.- ... me gusta...- y se acercó de nuevo a Dean para besarle pero éste paró su movimiento antes de que pudiese acercarse demasiado.
-Cas... puede que ahora sí sea un buen momento para irme a dormir.- dijo esperando que el ángel no se enfadara. Castiel le sonrió y asintió, así que él se levantó de su regazo, recogió su camiseta y la gabardina de Castiel, dejándola sobre el sofá y comenzó a caminar hasta su habitación.- Cas...- dijo una vez más antes de salir del salón. El ángel le miró.- ... la pelea de hoy...-
-Hablaremos de eso cuando te levantes.- dijo serio de nuevo.
-Tienes que dejarme ir.-
-Dean...-
-Por favor..- dijo poniendo aquella mirada que su hermano siempre usaba contra él para salirse siempre con la suya. El ángel dejó escapar un suspiro.
-Esta bien, pero hablaremos más detenidamente...-
-...cuando me levante, sí... no hace falta que lo repitas...- y entró en su cuarto aún con aquel sabor dulce en la boca.

Capítulo 07.

fanwork: fanfic, pairing: destiel, fandom: spn, title: las alas de un esclavo

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