Las alas de un esclavo (Destiel) 07/20 [Fanfiction]

Feb 26, 2013 20:41

Título: Las alas de un esclavo.
Autor: yukojudithzz
Spoilers: Hasta la 6 temporada, principalmente por los personajes pero no creo que se desvele ningún detalle importante.
Rating:NC-17
Warnings: AU/AR, mención de sexo en grupo
Fandom: SPN (Supernatural)
Pairing: Dean/Castiel (Destiel)
Summary: Por fin Sam aparece en escena y Dean será capaz de cualquier cosa para recuperar a su hermano.
Disclaimer: No son míos y no gano nada con ellos.

Capítulo 06.

Capítulo 07.

Dean no podía creer que estuviese encerrado en casa, vigilado por un ángel mientras unos demonios buscaban a su hermano en una pelea clandestina.

-Cas, todavía estamos a tiempo, podemos llegar si...-

-No Dean, te he dicho una y mil veces que no podemos arriesgarnos.- Dean caminaba de una lado hacia otro por delante de Castiel que estaba sentado en el sofá con el portátil en su regazo intentando trabajar.- Nos llamarán si ven algo.-

-¿Y cómo van a saber quien es mi hermano?-

-Tienen una descripción y creo que es bastante reconocible.- Dean dejó escapar un bufido, desesperado y disgustado.- Deja de hacer eso. Esto es culpa tuya, si no te hubieras escapado ahora mismo estaríamos ambos allí. Lo único que has hecho con tu pequeña y peligrosa escapadita ha sido doblar las posibilidades de que te reconozcan.-

-Me prometiste que podría ir.- dijo terco el humano.

-Lo pensé mejor y ahora gracias a ti tengo que quedarme a ser tu niñera.-

-No necesito que seas mi niñera.- dijo parándose frente a el ángel, enfadado y con los brazos cruzados sobre su pecho.

-Pues no lo parece.- Castiel cerró por fin su ordenador dándose por vencido, estaba claro que aquella noche no iba a poder adelantar trabajo, le había prometido a Chuck que acabaría el informe pero por lo visto no iba a ser posible si el humano seguía en aquel plan.- Y deja de ir de un lado para otro.- Dean parecía estar a punto de gritarle cuando el teléfono que había sobre la mesita comenzó a sonar. Castiel dejó el portátil sobre el sofá y cogió el móvil sin necesidad de mirar quien llamaba.- ¿Sí?

-Lo hemos encontrado.- Dean pudo escuchar la voz de Meg al otro lado del teléfono, su cara se tensó ante las palabras del demonio y se acercó hasta el ángel, sentándose a su lado. Sus manos se morían de ganas de arrancarle el teléfono y bombardear al demonio con preguntas.- Nos vemos en el club en quince minutos.-

-De acuerdo.- dijo Castiel antes de colgar el teléfono.- Vístete...- le dijo al humano que le miraba con los ojos demasiado abiertos, llenos de sorpresa.- ...nos vamos.- Dean se levantó del sofá y en menos de cinco minutos llevaba su ropa de esclavo, cuando volvió a la sala de estar por un momento tuvo miedo de que Castiel se hubiera ido sin él, pero el ángel le esperaba y en cuanto estuvo frente a él puso sus dedos sobre su frente y en un par de minutos estaban caminando por las calles hasta llegar de nuevo a la puerta del local de Ruby y Meg.

Una vez dentro, las dos mujeres le esperaban sentadas en el mismo rincón de la última vez, apartadas de la gran cantidad de cuerpos del local, alejados de oídos indiscretos los dos hombres, ángel y humano, se acercaron a ellas y Castiel se sentó en el mismo lugar de la vez anterior después de saludarlas. A su lado había un taburete que Dean supuso estaba destinado a él, así que, cuando el ángel se lo indicó, él también tomó asiento, con la mirada fija en la mesa y sus manos aferrándose a la tela de su pantalón, intentando aliviar el nerviosismo y la tensión que se le acumulaba en todo el cuerpo.

-Le hemos visto Castiel.- dijo Ruby susurrando lo máximo posible, haciendo su voz audible sólo para el grupo que estaba congregado en aquella mesa.- Estamos casi seguras al cien por cien. Alto, muy alto, enorme, musculoso, ojos verdes de cachorrito, pelo castaño y con un tatuaje en forma de estrella.- Dean no pudo evitar alzar un poco la vista y susurrar sin pensar.

-Es él...- dijo poniéndose aún más nervioso.

-Shhh... Dean...- el humano podía sentir los ojos del ángel mirándole, intentando aplacar su nerviosismo de alguna forma, tomó la mano de Dean entre las suyas y las acarició con demasiada suavidad para ser las manos de un soldado celestial. Aquellas manos que tenían siempre un efecto desconcertante en el humano, le calmaban, le confundían pero siempre le hacían sentir algo aunque él se resistiera a aceptarlo.- ¿Qué habéis visto exactamente?-

-Forma parte de las peleas. Es un gladiador.- intervino la otra mujer.- Es el favorito, el campeón imbatido, parece tener hasta una especie de club de fans, es increíble... en tan poco tiempo...-

-Meg al grano por favor.- dijo Castiel.

-Vimos como peleaba con otro hombre... puede que no sea buena idea que él esté presente mientras hablamos de esto.- dijo mirando a Dean quien dio un pequeño respingo al saber que hablaba de él. La mano del ángel siguió calmando al humano e hizo un gesto con la cabeza instando a la mujer a seguir con su historia.- Castiel, ese hombre es... inhumano, vimos como acababa con un hombre con apenas unos golpes, esa fuerza... no es normal.-

-Quizás le han dado algún tipo de droga. ¿Es posible?- preguntó con un extraño tono en la voz.

-Podría ser.- dijo Ruby.

-No sé... puede... Tiene sentido sabiendo quien es su dueño.-

-¿Quién es?- preguntó con voz profunda el ángel. Un atisbo de preocupación asomaba tras aquellas simples palabras.

-Nunca lo imaginarias.- dijo el demonio con una sonrisa burlona en el rostro.

-Meg.- Ruby cortó el juego de la otra mujer.- Es Crowley.-

-Por eso estaba en la subasta de Dean.- dijo Castiel para sí mismo, reflexionando en voz alta. - Pensaba que Crowley estaba limpio.-

-¿Limpio? Eso es lo que quiere haceros creer pero en los bajos fondos su nombre produce escalofríos a la peor calaña. Crowley no es de fiar. Y lo peor es que si él está involucrado es muy posible que ella también lo esté.-

-Ruby, no es prudente hablar de ella aquí.- dijo el otro demonio bajando aún más la voz.- Y más sin saber si tiene algo que ver.-

-¿De quién estáis hablando?- el ángel preguntó curioso por el intercambio de palabras entre los dos demonios.

-De nadie. Olvídalo, hasta que no sepamos algo seguro no podemos hablar de esto.-

-Está bien...- los cuatro permanecieron en silencio unos instantes hasta que la mano de Dean apretó la del ángel, intentando comunicarle sin palabras lo que quería saber.- ¿Cómo estaba?-

-¿Quién?-

-Su hermano. ¿Estaba bien?-

-Todo lo bien que se puede estar siendo el esclavo de un demonio.- dijo algo burlona Meg.

-Estaba bien.- dijo Ruby acallando los comentarios de su compañera.- Parecía sano y en forma, no tenía cicatrices recientes aparte de algún moratón que supongo sería de las peleas, por lo demás se le veía bien, demasiado bien incluso.-

-Muchas gracias chicas.- dijo el ángel levantándose de la silla, Dean siguió su ejemplo e hizo lo mismo.- No sé como agradeceros esto.- dijo mientras se despedía de ellas.

-Ya has hecho mucho por nosotras Castiel, sólo pagamos nuestras deudas y aún así nos quedamos cortas.- Ruby le abrazó brevemente.

-Pues a mi si se me ocurre una forma de que me lo agradezcas...- Dean vio por el rabillo del ojo como la otra mujer se acercaba demasiado al ángel, su boca merodeando la de su amo y sus manos comenzando a rodear su cuello lentamente. El humano dejó escapar un gruñido involuntario y agarró del brazo a Castiel, tirando de él y apartándole del demonio antes de que pudiese posar sus labios sobre los del ángel. No estaba muy seguro de porqué lo había hecho, era una extraña sensación de propiedad que estaba casi seguro no tenía nada que ver con los besos del día anterior.

-Dean...- susurró Cas.- ... no puedes actuar así en publico.- El ángel miró a su alrededor asegurándose de que nadie se había percatado de la escena.

-Vaya, el perrito marcando su territorio.- dijo burlona Meg.- ¿Vas a mear en cada esquina o sobre él directamente?- Dean volvió a gruñir, quizás aquellos demonios les estuviesen ayudando pero a Dean no tenían porqué caerle bien. Ahora fue la mano del ángel la que le agarró del brazo a él y le zarandeó suavemente.

-Meg... no le provoques. Nos vamos. Gracias de nuevo.- dijo mientras ambos caminaban hasta la salida.

-Adiós y vuelve sin tu perrito cuando quieras pasar un buen rato.-

En cuanto llegaron a casa Dean se dejó caer en el sofá, pensando en que al menos ahora sabía que su hermano seguía vivo a pesar de ser el esclavo de un demonio. El hecho de que tuviese que pelear por su vida no hacía más que alentar la necesidad de Dean de a liberar a Sammy, cuanto antes mejor.

-¿Quién es Crowley?- le preguntó al ángel cuando éste se sentó junto a él.

-Estaba en la sala cuando te encontré.-

-Cuando me compraste querrás decir.- dijo molesto el humano.

-No me gusta llamarlo así...-

-Es lo que es, Cas.-

-Eso no hace que me guste más.-

-Mira no importa, sólo háblame del puto tío ese.- espetó enojado el humano.

-¿Porqué estás enfadado de repente? Sabemos que tu hermano está bien, sabemos quien es su amo, deberías estar por lo menos aliviado.-

-Y lo estoy, ¿vale?- Castiel frunció un poco el ceño y se resignó a sacar algo en claro por el momento.

-Crowley es un demonio de lo que llamamos la alta sociedad, empezó siendo un simple demonio de clase media baja pero comenzó a escalar puestos rápidamente y ahora es uno de los más poderosos. Hasta ahora pensaba que era de fiar pero parece que no lo es tanto. Supongo que nunca puedes fiarte de un demonio.-

-Eso parece.- el humano seguía con su actitud malhumorada.

-Si sabemos quien es su amo será más fácil dar con él. Mañana mismo me pondré a ello.-

-Genial...-

-Dean...- Castiel comenzaba a sonar como una madre riñendo a su hijo adolescente y se sentía estúpido por ello, los ángeles ni siquiera tenían hijos y él parecía haber adoptado uno.

-No irás a volver, ¿verdad?- preguntó el humano con un tono totalmente diferente al de su frase anterior.

-¿Qué?- el ángel le miró confuso, el humano sentado con las piernas cruzadas sobre el sofá miraba fijamente sus manos.

-Al club de Ruby y Meg.- dijo diciendo el nombre de los demonios con asco.

-Bueno... supongo que en algún momento tendré que volver... podemos necesitar su ayuda de nue...-

-¡No me refiero a eso Cas!- dijo algo desesperado el humano ante la ceguera del ángel.- Lo que dijo Meg... lo que estuvo a punto de hacer... no volverás para... terminarlo ¿no?- Dean ahora le miraba con pena en los ojos, esperando de alguna forma que el ángel confirmase sus temores.

-No. ¿Porqué debería hacerlo?- Dean bufó incrédulo.

-¿Porqué no? Eres un hombre, bueno, un ángel, ella es una mujer, y le gustas, se te estaba tirando a los brazos. Supongo que es lo normal.-

-¿Lo es?- Castiel sonaba sincero, inocente y confuso.

-Sí Cas. ¿Has estado viviendo debajo de una piedra durante todos estos años? No me contestes.- dijo al ver abrir la boca del ángel.- Era sólo una expresión... Entonces... ¿vas a hacerlo o no?-

-No.- dijo simplemente.

-¿Porqué no?-

-Por varias razones.-

-¿Por cuales Cas?- dijo exasperado el humano, quien se giró para poder mirar al ángel más cómodamente. Él habría aceptado sin pensárselo dos veces si estuviese en la piel del ángel y si no odiase tanto a aquella mujer.

-Bueno... primero que ella es un demonio y no me parece correcto que un ángel mantenga relaciones sexuales con uno... segundo...no me siento atraído por ella, nunca he tenido el menor interés en ella, ni sexual ni románticamente hablando... bueno, no recuerdo haberlo tenido nunca por nadie… -Dean sintió un pinchado en el pecho cuando el ángel pronunció aquellas palabras. Quizás lo que pasó el día anterior había sido simplemente un juego para el ángel, lo mejor sería olvidarlo y no darle más vueltas. -...tercero… te disgustaría que lo hiciera...-

-¿Porqué iba a disgustarme?¿Y qué importa que a mi me disguste?-

-Ya es suficientemente difícil para ti todo esto y no me parece bien disgustarte por mera diversión.-

-Pero no...-

-No he terminado Dean.- dijo el ángel mientras veía como el humano se mordía el labio para acallar sus palabras.- Si tuviese que elegir alguien con quien tener ese tipo de experiencia, definitivamente no sería ella. Así que no tienes que preocuparte.- Castiel le puso una mano sobre el hombro.

-No me preocupo.- Dean apartó la mano de Castiel de un manotazo. ¿Porqué siempre le costaba tanto lidiar con sus sentimientos? Quizás porqué ignorarlos siempre era más fácil y daba menos problemas. - ¿Estás insinuando que estoy celoso?-

-No.- dijo sinceramente el ángel y el humano le miró confuso.

-Vale, porque no lo estoy. Sería estúpido… -

-No sé. Los humanos siempre me sorprendéis.-

-Ni siquiera sé porqué lo hice... fue instintivo, me salió solo.-

-No importa, pero intenta no volver a hacerlo delante de otros. No es muy prudente.- el ángel ahora había entrelazado sus dedos en el pelo de humano y le acariciaba como de costumbre.

-No puedo prometer nada.- susurró el humano, su voz se había relajado al sentir contacto de aquellos dedos.

-Es por tu bien.- los dedos del ángel cambiaron de rumbo, llegando hasta los labios de Dean.

-Aún así...- Dean apartó los dedos del ángel rudamente de su cara.- Si vuelve a tocarme los cojones…- respiró con profundidad acercándose al ángel.-Le arrancaré el corazón con el cuchillo de Ruby. Y no me importará si hay alguien mirando.- Castiel se apartó un poco de él para mirarle fijamente.

-¿Hablas en serio?-

-Seguramente... prefiero no pensar en eso...- el humano se levantó del sofá.- Será mejor que me vaya a dormir. Buenas noches Cas.-

El sudor resbalaba por su frente mientras el permanecía tirado en el suelo, respirando rápidamente, sintiendo el frío en su espalda atravesando su ropa húmeda. Con una de sus manos vendadas se limpió las gotas de su cara, escuchó unos pasos pausados acercarse a él y de pronto la luz frente a sus ojos desapareció y sintió posarse algo delicado sobre su rostro.

-¿Cómo está mi chico?- preguntó una voz familiar. Se quitó la toalla que le había lanzado a la cara y se limpió con ella, sintiendo el tejido suave y frío contra su piel produciéndole un extraño alivio.-

-De maravilla.- su propia voz sonaba profunda y retumbaba contra las paredes del vacío gimnasio, los únicos sonidos que le acompañaban eran el del saco de boxeo oscilante colgando junto a él y las respiraciones de los dos únicos ocupantes de la sala.

-No te agotes, mañana tienes que estar a pleno rendimiento.- Sam se levantó lentamente del suelo y le lanzó de vuelta la toalla.

-Te preocupas demasiado, Crowley.- el hombre miró al demonio desde su notable altura, un brillo de soberbia bailaba en sus ojos. Caminó de nuevo hasta el saco de boxeo y comenzó a golpearlo con las manos desnudas.- Pareces olvidar quien soy.-

-Es normal que me preocupe por el bienestar de mi chico favorito. Vamos, deja eso y date una ducha. Te invito a comer a un sitio nuevo, dicen que la comida es genial y sólo lo frecuenta la jet set.- dijo el demonio sonriendo mientras caminaba lentamente hasta la salida. Sam dejó de golpear el saco y comenzó a desvendar sus manos.

-¿Has abierto otro restaurante?- preguntó lanzando al suelo las vendas sudorosas y algo sucias.

-De alguna forma tendré que blanquear lo que gano con las peleas.- Sam vio como Crowley salía de el gimnasio, él cogió su bolsa de deporte del banco y se dirigió al vestuario a darse una ducha bien merecida.

El humano caminó con seguridad entre la gente que llenaba el restaurante, algunos esclavos servían las mesas a los seres que allí se congregaban, la mayoría demonios, y casi todos amigos íntimos de su jefe.

-Chico maravilla, ¿preparado para la gran noche? Espero que patees muchos culos mañana.- dijo un demonio que solía hacer negocios con Crowley pero a quien ninguno de los dos tenía en mucha estima.- Y si por el camino arrancas alguna cabeza...- rió con maldad sin acabar la frase.

-Claro, voy a machacarlos sin tener siquiera que tocarlos.- Sam se sentó en la mesa reservada para ellos, junto a Crowley, separados por unos biombos del resto del local.

-¿Y bien?- Crowley miró a Sam con una sonrisa en la cara.- ¿Cual es tu veredicto?- dijo extendiendo las manos a su alrededor.

-Bueno... el sitio no está mal, un poco clásico para mi gusto. Tendré que probar la comida.-

-Seguro que te encanta, baja en grasa y rica en toda esa mierda sana que te gusta.- dijo el demonio riendo.

-Entonces sólo hace falta que las camareras sean guapas y fáciles.-

-Todas son fáciles para ti Sammy.- Crowley le pasó la carta.- Pide lo que quieras. ¿Que tal con el entrenamiento?-

-Cada vez mejor.- el humano escrutó la lista detenidamente.- Está mal que yo lo diga pero es increíble lo que he mejorado en tan poco tiempo.-

-Bueno, tienes mucho potencial, no sé de que te extrañas.-

-Esperas demasiado de mí.-

-Y tú no confías en tus posibilidades.- un camarero se acercó con la vista gacha frente a ellos, esperando a que le dijesen qué iban a pedir.- Date una vuelta.- le dijo el demonio secamente al ver que Sam aún leía concentrado el menú. El esclavo hizo tal y como le ordenó y se marchó por donde había venido.

-¿Cuanto tiempo crees que tardaré en controlar totalmente mis poderes?- el humano despegó la vista de la carta para mirar al demonio.

-Totalmente... quizás un par de meses. Siempre y cuando sigas tomando tu dosis.-

-Claro, si me prometes que no me vas a dar la misma mierda de la última vez, aquella sangre sabía a vómito.-

-¿Qué quieres que haga? Dejaste seco a mi mejor maitre, te dije que no lo matases, cobraba poco y no tenía aspiraciones, perfecto para el negocio.-

-No es culpa mía, su sangre era deliciosa. Una pena...-

-¿Has elegido ya?- el humano le ignoró y siguió mirando el menú.

-Entonces en dos meses estaré listo.-

-Sí Sammy.- Crowley se acercó más al hombre y bajó la voz para que sólo éste pudiese oírle. Le quitó la carta de las manos y la dejó sobre la mesa junto a la suya.- Dentro de dos meses tendrás el poder suficiente para vengarte de los que mataron a tu padre y a tu hermano. Al fin y al cabo, eres el elegido.-

Capítulo 08.

fanwork: fanfic, pairing: destiel, fandom: spn, title: las alas de un esclavo

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