Las alas de un esclavo (Destiel) 18/20 [Fanfiction]

Feb 05, 2014 21:49


Título: Las alas de un esclavo.
Autor: yukojudithzz
Spoilers: Hasta la 6 temporada, principalmente por los personajes pero no creo que se desvele ningún detalle importante.
Rating:NC-17
Warnings: AU/AR.
Fandom: SPN (Supernatural)
Pairing: Dean/Castiel (Destiel)
Summary: Empieza el rescate pero las cosas no van como todos esperaban.
Disclaimer: No son míos y no gano nada con ellos.
Notas: Como podéis comprobar lo mío no son los resúmenes.


Capítulo 17.

Capítulo 18.

Dean esperaba impaciente dentro de una furgoneta destartalada aparcada cerca del edificio. Dudaba que aquel cacharro les sirviese para escapar, pero si las cosas se torcían esperaba que Castiel les zapease a todos a un lugar seguro, de todas formas le hubiese gustado llevar su Impala, pero Bobby había dicho que su nena llamaría demasiado la atención, cómo si esa vieja lata que llamaba furgoneta no llamase la atención. Se sobresaltó cuando el teléfono de Castiel comenzó a sonar.

-Es la señal.- Dijo Castiel con calma, mirando la pantalla de su teléfono y metiéndolo dentro del bolsillo de su gabardina.- ¿Estáis todos listos?- Dean sacó el Colt de su bolsillo y comprobó una vez más que todas las balas estuviesen dentro de la recámara. El humano levantó la vista y sonrió brevemente, sintió la adrenalina correr por sus venas como si de veneno se tratase, parecía que todo el cuerpo le ardía y sentía un hormigueo recorrerle la yema de los dedos.-De acuerdo.- Castiel abrió la puerta trasera de la furgoneta y mientras Bobby les susurraba un "buena suerte" todos salieron con premura del vehículo y caminaron entre las sombras hasta el acceso del edificio.

Las grandes puertas acristaladas de la entrada dejaban ver el interior con facilidad, los tres esperaban escondidos en unos de los laterales, Dean asomó la cabeza para poder ver qué estaba pasando, dentro no había nadie, no había rastro de los guardas pero tampoco de Ruby. Volvió la vista hacía el ángel y el demonio y negó con la cabeza. Comprobó la hora en su reloj, Castiel se lo había regalado y aunque al principio Dean se había negado a aceptarlo las miradas de cachorrito que le lanzaba su amo de vez en cuando le habían hecho cambiar de opinión.

-Han pasado treinta segundos, debería estar aquí.- El humano tomó una bocanada de aire, estaba empezando a impacientarse y necesitaba liberar algo de tensión. Giró la cabeza de nuevo hacia las puertas y entonces vio como una de ellas se abría. Llevó su mano hasta el bolsillo donde el Colt se encontraba, pero al ver la cara de Ruby dejó caer su mano y entró dentro del edificio.

-Lo siento, he tenido que deshacerme de los guardias. Rápido, tenemos menos de quince minutos para encontrar a Sam. Como supuse está en la quinta planta.- El demonio dejó entrar a los tres y todos caminaron hasta al centro de la enorme recepción.

-Bien, debemos seguir el plan a la perfección. Meg y Cas, vosotros iréis por la derecha. Ruby y yo iremos por las escaleras de la izquierda, tenemos que cubrir cualquier salida. El primero que lo encuentre que avise a los demás a través del móvil.- Todos asintieron. - Meg, toma. Puede que lo necesitéis, yo tengo el Colt.- Dean sacó el cuchillo de Ruby y se lo ofreció al demonio.

-Dean, creo que deberías llevarlo tú, no sabemos si el Colt funcionará. - Castiel agarró la muñeca de Dean y le miró con aquellos ojos azules llenos de preocupación. A Castiel no le hacía gracia separarse de Dean, pero entre él y Meg le habían convencido de que era la mejor opción.

-De acuerdo.- Dean asintió y corrió hacia las escaleras dónde Ruby le esperaba. Meg miró con disgusto como ambos subían al piso superior pero a los pocos segundos una sonrisa insidiosa se dibujó en su cara.

El silencio a su alrededor era casi insoportable, sabía que el lugar estaba prácticamente vacío pero tanta quietud le molestaba, algo le decía que las cosas no iban bien. Meg le miró intentando parecer preocupada.

-¿Qué ocurre?- preguntó cuando llegaban a la tercera planta, agarrando su brazo y forzando a parar su marcha.

-Nada, debemos darnos prisa sólo tenemos doce minutos.- Castiel intentó volver a caminar pero el demonio no soltó su brazo.

-Vamos Castiel, hace algunos años que nos conocemos, estás distraído, así que suéltalo ya.- Castiel miró al demonio y asintió.

-¿No te parece que todo está demasiado tranquilo?- el demonio soltó su brazo y dio un par de pasos por el rellano. - Es extraño que yo haya podido entrar con tanta facilidad, no hay símbolos, sellos o trampas para ángeles. Si de verdad quisiesen proteger este edificio estaría llenos de sigilos, runas, no sé.-

-En eso tienes razón. Déjame tu móvil, llamaré a Ruby para ponerles sobre aviso.- Castiel se acercó a ella, sacó su teléfono del bolsillo de su gabardina y se lo entregó al demonio quien no pudo evitar sonreír. -Pero hay algo en lo que estás equivocado Castiel.- la muchacha sacó un mechero de su chaqueta y lo encendió frente a los ojos confusos del ángel.- Sí que tenemos trampas para ángeles.- dijo mientras dejaba caer el mechero al suelo y las llamas comenzaban a brotar con rapidez alrededor del cuerpo de Castiel sin darle tiempo a reaccionar.- Supongo que ya sabes qué es esto.- Castiel dio un paso atrás, intentando no acercarse demasiado al fuego, el demonio dejó escapar una carcajada y lanzó el móvil al suelo mientras lo aplastaba y destrozaba con un pie. - Lo siento, estás en shock, demasiado confuso como para hablar. Supongo que te estarás preguntando qué está pasando aquí, ¿verdad?- Castiel observaba a la mujer que caminaba alrededor del círculo de fuego mientras su cabeza intentaba formar una respuesta razonable a lo que estaba ocurriendo. - ¿Cómo es posible? ¿Porqué Meg nos traicionaría? ¿Qué gana ella con esto? Supongo que son algunas de las preguntas que te estás haciendo ahora mismo. La verdad es que es una pena que haya tenido que hacer esto, tenía pensado jugar un poquito contigo antes de matarte… puede que más tarde tenga la oportunidad, a no ser que trates de escapar.- Meg volvió a reír al ver la expresión en la cara del ángel. - No os he traicionado, nunca estuve de vuestro lado Castiel, ¿cómo podías creer que un demonio ayudaría a un ángel y un puñado de humanos asquerosos? Bueno, supongo que la culpa es de Ruby, pero por suerte no todos somos como ella. Y de todos modos ese mal ejemplo para los de nuestra clase dejará de existir dentro de un rato. -

-¿Qué vas a hacer Meg?- Castiel intentaba contenerse, no serviría de nada gritar o intentar escapar, el fuego sagrado acabaría por matarle si no tenía cuidado.

-¿Tú que crees, Cas? Voy a matar a Ruby, después haré lo mismo con tu esclavo y después me encargaré del viejo que tenéis ahí fuera. Cuando haya terminado con ellos volveré a por ti. Tengo algo muy especial preparado para Dean, no sabes las ganas que tengo de torturarle poco a poco. Puede que lo traiga aquí cuando esté medio muerto y te haga mirar mientras acabo con él, o puede que le haga mirar a él mientras me divierto contigo.Ambas opciones me resultan tremendamente excitantes.-

-Si te atreves a tocarles… - Meg cruzó los brazos sobre su pecho y sonrió abiertamente.

-¿Qué harás? Estás atrapado, así que no seas impaciente y espera a que vuelva. - Meg dio media vuelta y desapareció por la puerta de la izquierda, cruzando toda la planta hacia el lado contrario del edificio.

-¿No deberíamos irnos ya?- Sam estaba sentado en un sillón del pasillo, cerca del ascensor, comiendo una barrita energética y jugando con el nuevo teléfono móvil que le había regalado Lucifer. - ¿Y dónde está Crowley? Se suponía que debía recogerme esta tarde del gimnasio.-

-Yo también me hago la misma pregunta.- Lucifer se sentó junto al humano y le miró con una sonrisa forzada. - Están actualizando el sistema de seguridad, tardarán sólo unos minutos más, hasta entonces no podemos usar el ascensor.- el ángel se puso tenso de repente y miró a uno de los guardaespaldas. - ¿Porqué no bajas a mirar que tal va todo? Parece que están tardando más de lo debido.- El demonio asintió y desapareció por las escaleras de la izquierda. - Tú no te preocupes por nada Samuel, mañana tienes una pelea, debes estar relajado y descansado. ¿A dónde quieres ir a cenar hoy?- Sam no le prestó atención, alzó la mirada de la pantalla de su teléfono y miró frente a él con el ceño fruncido.

-¿Has oído eso?- Sam habría jurado que había oído la voz de Ruby, aquello no tendría nada de raro si no fuese porque el nombre que gritaba era el de su hermano.

-No he oído nada, quizás debamos olvidar lo de salir a cenar y volver directamente a casa. Puedes tomar un baño relajante, cenar algo ligero e irte a dormir. Realmente necesitas descansar. -Lucifer posó su mano sobre la pierna de Sam y le sonrió. El humano se relajó un poco y asintió, pero unos segundos más tarde le pareció escuchar otro grito, esta vez era la voz de su hermano y era al demonio a quien llamaba.

-Tienes razón, creo que necesito descansar.- Aunque dijo esas palabras para calmar a Lucifer, Sam sabía que algo extraño estaba pasando allí, igual que la última vez que había oído la voz de Dean, sabía que no era producto de su imaginación. Su hermano seguía vivo.

El cuerpo del demonio sin vida chisporroteaba en el suelo frente a los pies de Ruby. Había aparecido justo frente a ellos sin darles tiempo a reaccionar, Dean había intentado atacarle con el cuchillo pero el demonio lo había lanzado al suelo de una patada, haciendo que el cuchillo se deslizase hasta dónde Ruby se encontraba. Por suerte ella le había clavado el cuchillo en la espalda mientras el humano y el demonio forcejeaban en el suelo.

-Gracias pero podía con él. -Dean se levantó del suelo y miró como Ruby se agachaba a recuperar el cuchillo, limpiándolo en la chaqueta del demonio.

-Por eso has empezado a chillar mi nombre para que fuera en tu ayuda.- La chica le dio la vuelta al cadáver y se levantó. - Es uno de los guardaespaldas de Sam.-

-Era para que te quedases al margen… Si es uno de sus guardaespaldas es que estamos acercándonos. ¿Cuánto tiempo nos queda?- Ruby miró su reloj y dejó escapar un grito ahogado.

-Siete minutos, tendremos que correr.- Ella alargó la mano para entregarle el cuchillo a Dean pero este se dio media vuelta cuando ambos escucharon la puerta volver a abrirse.

-Meg, ¿qué haces aquí?- El humano se relajó y sacó la mano de su bolsillo dónde guardaba el Colt.- La chica sacó algo de su bolsillo y se lo lanzó a Dean.

-Sólo he venido a darte un regalito que tengo desde hace tiempo. Creo que era tuyo, he pensado que quizás querrías recuperarlo. O al menos verlo de nuevo antes de que mueras.- Dean dejó escapar un bufido pensando que la mujer estaba bromeando, aunque era un mal momento para eso, pero cuando abrió su mano y vio el colgante que le habían quitado el día que les habían atacado y habían matado a su padre, sabía que aquello no era ninguna chanza.

-¿Dónde está Castiel?- La voz del humano era dura y seria, apretó su mano alrededor del colgante y se lo metió en el bolsillo del pantalón. Meg no dijo nada, simplemente sonrió, haciendo que al humano se le helase la sangre.- ¿Qué…? - No pudo seguir hablando ya que Meg alzó una mano y Dean salió volando por los aires, golpeando la pared y cayendo al suelo con gran estrépito.

-No te preocupes por Castiel, está encerrado en un círculo de fuego sagrado, no nos molestará.- Ruby no daba crédito a lo que estaba pasando, durante unos segundos se quedó quieta con la boca abierta por la sorpresa, hasta que el sonido del cuerpo de Dean al caer le sacó de su ensimismamiento.

-¡Hija de puta!- Ruby se abalanzó sobre ella y la lanzó contra el suelo, ambas rodaron escaleras abajo mientras Dean intentaba incorporarse todavía algo aturdido. -¡Todo este tiempo me has mentido!- Ruby intentó clavarle el cuchillo a Meg en el pecho pero el demonio giró su cuerpo a la izquierda y consiguió esquivarlo.

-¡¿Me llamas a mí traidora?!- Meg lanzó un puñetazo que fue a colisionar contra la mandíbula de Ruby. -¡¿Tú que has dado la espalda a los que somos de tu propia sangre para lamerles el culo a esos putos ángeles?!- Se incorporó e intentó patear a Ruby, pero ésta se aferró a su pierna y volvió a lanzarla al suelo. Los ojos de ambas mujeres eran totalmente negros. Dean se acercó a la barandilla con algo de dificultad y miró hacia abajo, donde ambos demonios seguían intercambiando golpes y puñetazos, comenzó a bajar cuando escuchó la voz de Ruby.

-¡Ayuda a Castiel! Yo puedo con esta perra. - Ruby empujó a Meg contra la pared y Dean dudó durante unos segundo.- ¡Vamos, no queda tiempo!- El humano asintió y simplemente salió corriendo hacia la puerta desde la que había entrado Meg. Mientras cruzaba el pasillo todavía podía escuchar los gritos de las dos mujeres, Dean esperaba que Ruby pudiese acabar con aquella traicionera mientras rezaba por llegar a tiempo para salvar a Castiel y a Sam.

Tenía todo el cuerpo dolorido pero no podía dejar de correr, todo había salido mal, Meg les había traicionado, Castiel estaba atrapado y la oportunidad de rescatar a Sammy se le estaba escapando entre la punta de los dedos. Por fin había llegado a la otra punta del edificio, salió por la puerta que daba a las escaleras y tubo que frenar de golpe al encontrar frente a él un círculo de fuego cuyas llamas le llegaban hasta la cintura.

-¡Dean!- Castiel estaba atrapado dentro del círculo, tal y como les había dicho Meg y una parte de él quería volver atrás y acabar con la vida de ese demonio con sus propias manos.

-¡¿Cas, estás bien?!- Un pitido continuo proveniente de su reloj le distrajo durante un instante. -¡Mierda!- Se había acabado el tiempo, tendrían que buscar otra forma de salir de ahí. Se frotó la cara bruscamente y gruñó. -¡Joder, joder! Vale, ¿cómo te saco de aquí? ¿Podemos apagar el fuego?-

-No deberías haber venido, tendrías que haber ido a salvar a Samuel.- Dean puso los ojos en blanco y le dio un puñetazo a la puerta.

-Ahora es tarde para eso, por eso tengo que sacarte de aquí, para que me ayudes a buscarle y nos saques a todos de aquí.- Dean empezó a dar vueltas alrededor de Castiel intentando buscar algún tipo de solución.- Además, ¿de verdad crees que podría largarme y dejarte aquí?-

-Podrías apagarlo con agua.- Sugirió Castiel con demasiada tranquilidad, aquella actitud no ayudaba a calmar los nervios de Dean.

-Lástima que me haya dejado la manguera en casa.- Dean miró a su alrededor y sonrió. - Cas, tienes suerte de tener a un tipo no sólo extremadamente guapo si no también tremendamente inteligente.- Metió las manos en sus bolsillos intentando encontrar algo que poder utilizar con el detector de humo que había en la parte superior de las escaleras, pero no encontró absolutamente nada.- Joder… dónde está el Colt. Mierda, mierda, mierda.- Seguramente se le había caído cuando Meg le había lanzado contra la pared.- Bueno, me encargaré de eso luego ahora…- Entonces vio un encendedor en el suelo, cerca del círculo de fuego y se acercó a cogerlo.

-Ten cuidado Dean, no sé lo que este tipo de fuego podría hacerle a un humano.- Dean consiguió coger el mechero con algo de dificultad y se acercó con él al detector de incendios, encendiéndolo y haciendo que la alarma comenzase a sonar y que el agua cayese sobre ellos. A los pocos segundos el fuego se apagó totalmente y Castiel caminó fuera de él sin dificultad. - Ahora debemos ir a por Sam.- Dean negó con la cabeza.

-No Cas, tú debes ir a por Sam, sácale de aquí, yo iré a ayudar a Ruby y ambos buscaremos una forma de salir.- Castiel no tenían intención de salir de allí sin Dean pero decidió que era más prudente hacerle creer al humano que haría lo que él le pedía. Así que simplemente sonrió y asintió mientras el agua les empapaba a ambos. El ángel comenzó a subir las escaleras pero Dean le agarró de la gabardina y le hizo parar. -Hey.- Tiró de él y antes de que el ángel pudiera decir nada, los labios de Dean se habían abalanzado sobre los suyos en un beso largo y profundo. - Toma, enséñale esto a Sam, él me lo regaló cuando éramos niños.- Sacó el colgante de su bolsillo y se lo puso a Cas alrededor del cuello.-Y no me eches mucho de menos.- Dijo con una sonrisa, mientras volvía a besarle y después salía a toda velocidad por la puerta.

CONTINUARÁ… Capítulo 19.

fanwork: fanfic, pairing: destiel, fandom: spn, title: las alas de un esclavo

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