Título: Las alas de un esclavo.
Autor:
yukojudithzzSpoilers: Hasta la 6 temporada, principalmente por los personajes pero no creo que se desvele ningún detalle importante.
Rating:NC-17
Warnings: AU/AR.
Fandom: SPN (Supernatural)
Pairing: Dean/Castiel (Destiel)
Summary: Dean tiene un encuentro con Meg y con alguien más.
Disclaimer: No son míos y no gano nada con ellos.
Notas: Estoy pensando en hacer una especie de giveaway y regalar una de estas camisetas (
1,
2,
3 ) entre la gente que ha estado siguiendo este fanfic desde el principio y que ha aguantado hasta el final. Puede que sea una tontería pero si alguien está interesado que lo diga.
Capítulo 18. Capítulo 19.
-¿Qué es eso?- Sam se giró de repente cuando escuchó la alarma de incendios comenzar a sonar y el agua caer sobre ellos. Miró a Lucifer quien se movió con lentitud y se acercó a las escaleras con una expresión de asco en su rostro. El humano dejó escapar un bufido, usó su chaqueta para taparse y volvió a pulsar el botón del ascensor. - Y evidentemente el ascensor no funciona… bueno, tendremos que bajar por las escaleras.- Sam se acercó a Lucifer pero éste le puso la mano sobre el pecho y agitó la cabeza mientras le sonreía.
-Seguro que es una falsa alarma, ya te he dicho que están actualizando el sistema de seguridad.- El humano le miró asombrado.
-Estás de coña. Parece que tengamos el monzón dentro del edificio. No tengo ganas de quedarme aquí sentado mientras arreglan el sistema de seguridad y se inunda todo el edificio.-
-Esperaremos un par de minutos y luego bajaremos.- El ángel pronunció aquellas palabras con tranquilidad y Sam no tuvo más remedio que resignarse. Asintió y dio un par de pasos hacia atrás. No entendía porqué Lucifer se negaba a abandonar el edificio todavía, aunque tuviese razón y tan solo fuese una falsa alarma no veía la necesidad de estar ahí esperando, estaba seguro de que había algo más que su amo no le estaba contando y aquello no le gustaba nada.
A Dean la daba la sensación de llevar más de dos horas corriendo, el corazón le iba a mil por hora y sus pulmones parecían no tener nunca suficiente oxígeno. Resbaló al llegar a la puerta y se golpeó en el hombro contra ella, justo entonces, en medio de su propio dolor, escuchó el grito proveniente del otro lado.
-¡Ruby!- ¿Acaso había llegado demasiado tarde? Se levantó tan rápido como le fue posible y abrió la puerta encontrando a la mujer tirada en el suelo justo frente a él, con una herida en el costado que chisporroteaba y de la cual brotaba un humo de color negro. Delante de ella se encontraba Meg, con una sonrisa perversa en el rostro y el cuchillo ensangrentado en la mano. Dean corrió al lado de Ruby y colocó su mano sobre la herida, presionando para intentar cortar la hemorragia.- ¡Hija de puta!- Meg tiró el cuchillo hacia un lado y se limpió las manos en los tejanos.
-Que miedo. El cachorrito saca los dientes.- Dean estaba cegado por el odio, sólo quería hacerle pagar a ese demonio todo lo que les había hecho.- No te preocupes, no durará mucho y dentro de nada tú te reunirás con ella y después os seguirán el resto de vuestros amigos.- Meg sonrió y dio un paso hacia Dean, éste se puso tenso y pensó en cuales eran sus posibilidades. De repente, entre el agua que inundaba el suelo pudo ver algo que brillaba, detrás del demonio estaba el Colt. Si podía llegar hasta el arma quizás tuviesen una oportunidad, no podría cargar con Ruby si él también estaba herido. Meg no parecía haberse dado cuenta pero todo era cuestión de segundos, no tenía tiempo que perder. Dean se abalanzó hacía delante, agarrando de las piernas al demonio que cayó hacia atrás con un sonido sordo, salpicando agua e intentando aferrarse a las paredes. Dean recibió un puñetazo en el vientre que le cortó la respiración, por suerte consiguió esquivar el segundo golpe y le asestó un codazo al demonio en la cara. Se levantó como pudo pero sólo alcanzó a dar un paso ya que Meg le agarró de la pierna y cayó al suelo chocando con su hombro izquierdo. Perdió la visión durante unas milésimas de segundo pero se giró y le asestó un puntapié al demonio, quien a pesar del golpe todavía apresaba la pierna de Dean. El humano alargó la mano y rozó la culata del Colt con la punta de los dedos, pero cuando creía que sería capaz de cogerlo, Meg estiró de su pierna y le golpeó de nuevo. Cada vez que ella le golpeaba Dean sentía como si un camión le hubiese pasado por encima, esos golpes le recordaban al día en el que habían perdido a su padre, cada golpe era como el de cinco hombres y el humano luchaba por alejarse del demonio antes de que perdiese la conciencia y no fuese capaz de hacer nada para defenderse, para defender a Ruby, para salvar a Sam, para volver al lado de Castiel. Después de recibir un golpe en el costado Dean sintió como algo dentro de el se rompía y le perforaba la carne, estaba seguro de que se había roto una costilla, pero aunque el dolor era prácticamente insoportable no se dio por vencido. Dean le propinó un rodillazo a Meg en las costillas y de nuevo volvió a intentar recuperar el Colt, con más suerte esta vez. Agarró el arma y apenas tubo tiempo de girarse y apuntar ya que el demonio se había levantado y ahora estaba frente a él, levantando ambos brazos y con ellos elevando a Dean del suelo. Sin pensar, el hombre alzo la mano y apretó el gatillo justo a tiempo, atravesando al demonio en el pecho.
-Eso ha sido un disparo.- susurró Sam, mirando a Lucifer con espanto. -Algo está pasando, será mejor que vayamos a ver.- El agua no había parado de caer y el humano estaba totalmente empapado, pero en ese mismo instante eso no le importaba lo más mínimo. Caminó hacia las escaleras, pero Lucifer se interpuso en su camino.
-No creo que sea seguro para ti Samuel. Será mejor que tú te quedes aquí, yo iré a arreglar este pequeño problema.- Lucifer miró al otro guardaespaldas y le hizo un gesto afirmativo, dándose media vuelta y desapareciendo por la puerta. Sam volvió de nuevo al sillón pero pronto volvió a levantarse, sintiéndose inquieto. Si no estaba pasando nada, ¿porqué se empeñaba Lucifer en tenerlo aislado en aquella planta? Decidió darle un voto de confianza a su amo e ignorar todas las señales que le decían que algo iba mal.
-Necesito beber algo.- espetó, caminando hacia el otro lado del pasillo, seguido de cerca por su guardaespaldas.
-No es buena idea, el jefe va…- Sam se dio media vuelta y levantó una de sus manos, cerrando el puño lentamente mientras veía como su guardaespaldas se agarraba el cuello sin poder respirar.
-Es lo que yo pensaba.- dijo mientras abría su puño, escuchando un estruendo cuando el demonio caía al suelo y comenzaba a toser, y se giraba de nuevo, caminando hacía la máquina de cafés que esperaba que funcionase.
El cuerpo del demonio cayó al suelo mientras su pecho se iluminaba brevemente. Dean se metió el arma en el bolsillo de la chaqueta y se levantó del suelo, Ruby se estremecía de dolor y sus gruñidos devolvieron al esclavo a la realidad. Se acercó al cuerpo de Meg y le quitó la chaqueta, después se arrodillo frente a Ruby y usó la ropa para presionar su herida.
-Vamos, tenemos que salir de aquí.- agarró a la muchacha por debajo de los hombros y la levantó, haciendo que apoyase casi todo su peso en él.
-Dean… es inútil, no creo que…- Dean comenzó a bajar las escaleras poco a poco y agitó la cabeza con vehemencia.
-No, no digas una palabra. Vamos a salir de aquí y te vas a poner bien, es sólo un rasguño.- Dean seguía bajando cuando de pronto sintió que el agua había dejado de caer, estaba bastante seguro de que aquello era una mala señal.
-¿Ya os vais? ¿Tan pronto?- el esclavo se quedó quieto de repente, no sabía a quién pertenecía esa voz que le helaba la sangre pero ahora no podía parar, podía sentir como la vida se le escapaba a Ruby poco a poco y necesitaban seguir adelante, pero sus pies no querían moverse. Dejó a la mujer en el suelo con cuidado.
-Presiona aquí.- la mujer apretó sobre la herida con la chaqueta mientras agarraba el brazo de Dean.
-Dean… no… es Lucifer… - el humano le sonrió y se levantó, dándose la vuelta para ver a aquel ser que acababa de hablar.
-No te esfuerces demasiado con ella, no le queda mucho tiempo entre los vivos.- el hombre se apoyó contra la pared, mirando desde arriba a Dean y a Ruby. El humano subió un par de peldaños y metió la mano dentro del bolsillo de su chaqueta. -Dean, Dean, Dean… ¿qué intentas hacer? ¿Vas a dispararme? ¿Sin siquiera preguntarme quién soy?- Dean agarró el Colt con fuerza y subió otro par de peldaños, su hermano le diría que era un inconsciente pero así era él.
-No necesito saber quien eres para saber que debo dispararte.- Lucifer dejó escapar una carcajada y se pasó una de sus manos por el pelo mojado.
-¿Esa es forma de tratar a quien ha estado cuidando de tu hermano en tu ausencia?- Dean apretó los dientes sintiendo toda la presión de su cuerpo concentrarse en su mandíbula. - No me mires así, yo he estado alimentando a tu hermano, dándole cobijo en mi casa, un trabajo que le encantaba, mujeres, caprichos, todo lo que él deseaba, ni siquiera tenía que pedirlo. Y la verdad es que estaba bastante contento con el trato.- El humano siguió caminando, subiendo las escaleras despacio, intentando contenerse para no arrancarle la cabeza con sus propias manos al ser que tenía delante.- Él obtenía lo que quería, se hacía más fuerte para vengar a su hermano y a su padre y yo… bueno, lo que yo obtenga o no, es un secreto.- Lucifer sonreía mientras veía como el humano se acercaba a él.
-¿Vengar mi muerte?- Las palabras habían salido de la boca de Dean sin que éste fuese del todo consciente de que las había pronunciado.
-Bueno, puede que le mintiésemos un poco. Pero sólo para hacer las cosas un poco más interesantes. Si Sam creía que tanto tú como vuestro padre estabais muertos no iría a buscados, en cambio buscaría venganza, fue fácil convencerle para que se uniese a nuestras pequeñas peleas y comenzase a beber sangre de demonio para hacerse más poderoso. Al principio era un poco reticente pero después se convirtió en una droga. Pero tú y Ruby ya sabéis de qué estoy hablando. - Dean había tenido suficiente, no necesitaba escuchar nada más, cada palabra que aquel ser escupía le rompía un poco el corazón, su hermano había hecho todas aquellas cosas horribles sólo para vengarle. Ahora ambos estaban cara a cara, Lucifer había dado un paso al frente y apenas un metro lo separaba del humano, quien le retaba con la mirada mientras él sonreía con seguridad. - ¿De verdad crees que vas a poder salir de aquí con vida Dean?- El humano sonrió y agitó la cabeza.
-No importa si yo sobrevivo mientras te lleve a ti conmigo.- La mano del humano se movió con rapidez, sacó el Colt de su bolsillo y alargó el brazo hacia el pecho de Lucifer, su corazón se aceleró durante unas milésimas de segundo mientras su dedo apretaba el gatillo y la bala salía disparada atravesando el cuerpo del hombre que tenía frente a él. Por un momento Lucifer dejó de respirar, entonces se llevó su mano al pecho y agachó la cabeza.
-Me gustaba esta camisa.- Dijo, mientras recorría con su dedo el agujero que la bala había causado en el tejido mientras la piel que había debajo se regeneraba rápidamente.
-¿¡Qué coño…!?- Dean miró el Colt en su mano como si intentase descubrir que era lo que fallaba.
-La pistola funciona perfectamente Dean.- Lucifer dio un par de pasos y posó una de sus manos sobre el hombro del humano.- Veo que aunque Meg se quedó con las balas habéis conseguido fundir más.- La mano del ángel se movió hasta rozar la cara de Dean. -Supongo que mi hermano te habrá ayudado.- Dean frunció el ceño y dio un paso hacia atrás hasta que el cuerpo de Meg le forzó a para. Lucifer sonrió y le siguió, todavía acariciando la cara del humano.- Es una lástima que el Colt no pueda matar ángeles.- Dean abrió la boca sorprendido. ¿Acaso ese Lucifer era un ángel? ¿Era é de quién Castiel y Bobby habían hablado? Si era así, eso significaba que Lucifer y Cas eran hermanos. Pero el humano no tuvo tiempo de verbalizar esas preguntas porque la mano que antes le acariciaba casi con ternura ahora se aferraba con fuerza a su cuello y le levantaba del suelo. Dejó caer el Colt al suelo y agarró el brazo del Lucifer intentando que le soltase, pero era imposible, aquel ser era demasiado fuerte para él e intentar moverle era casi como tratar doblegar una estatua de mármol. Poco a poco comenzaba a nublársele la vista. Intentaba patalear y golpear al ángel pero todo era en vano, cuando pensaba que ya no podría volver a ver a Sammy o a Castiel, cuando sentía como las fuerzas le abandonaban, de pronto vio una luz blanca justo frente a sus ojos que le cegó momentáneamente.
-Puede que un Colt no te mate, pero esto sí.- Una voz familiar llegó hasta sus oídos y la mano que le estrangulaba aflojó su agarre haciendo que Dean cayese al suelo, tosiendo, intentando recuperar el aliento. Unos pasos se acercaron a él y le ayudaron a sentarse. - ¿Estás bien Deano?- Gabe sostenía una especie de estaca metálica ensangrentada en una mano mientras con la otra levantaba la cabeza del humano. Dean intentó hablar pero se limitó a asentir mientras respiraba con algo de dificultad y se tocaba el costado con una mueca de dolor. - Tienes suerte de que al final decidiese pasarme por aquí, sabía que me necesitaríais. - El humano estaba algo cabreado por la actitud del ángel pero al fin y al cabo acababa de salvarle la vida, así que no podía quejarse. Recogió el Colt del suelo y se levantó con la ayuda de Gabe, detrás de él se encontraba el cuerpo del demonio y al otro lado, el cuerpo de Lucifer con un agujero en el estómago.
-Ruby. Ve con ella, sácala de aquí.- Dean señaló hacía las escaleras, dónde la mujer estaba en el mismo sitio en el que la había dejado, parecía que seguía respirando pero estaba inconsciente. El humano puso el Colt en la parte trasera de sus pantalones y dio un paso hacia la puerta, pero Gabe le paró poniéndole una mano en el pecho.
-Espera, espera, ¿a dónde coño vas? Os sacaré a los dos. No puedes ir a ningún lado así, diría que tienes un par de costillas rotas.- Dean agitó la cabeza y apartó la mano de Gabe.
-Tengo que encontrar a Sam y a Castiel. Cógela y si no he vuelto en diez minutos, salid de aquí sin mí.- Gabriel chasqueó la lengua.
-Vale, lo que tu digas pero espera un segundo.- El ángel sabía que era inútil discutir con aquel humano testarudo, sólo esperaba que volviese con vida, sabía que su hermano nunca le perdonaría haber dejado ir a Dean. Puso su mano sobre el costado del esclavo y le escuchó gruñir una vez más mientras su herida se curaba.- Venga, lárgate.- Dijo, dándole una palmada en el hombro, y dejó pasar al humano que desapareció por la puerta mientras él se daba prisa por ayudar a la chica.
CONTINUARÁ…
Capítulo 20.