Manuel llevaba casi una hora sin poder dormirse. Daba vueltas, se destapaba, se volvía a tapar, incluso se incorporó en el borde de la cama, dispuesto a levantarse y darse una vuelta, pero pensó que eso lo despejaría aún más. No era insomnio, pero casi lo hubiese preferido. Le había dado tantas vueltas a la cabeza al asunto, con lo tonto y lo
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