No. 6 Cap 6 - Vida y Muerte

Oct 30, 2012 22:30


Autora: Asano Atsuko
Traducción de japonés a inglés: 9 ave

Traducción al español: Azhreik

Lista de capítulos
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-¿Qué quieres conocer?

-A ti- -respondió Shion. -Quiero saber sobre ti.

La boca de Nezumi se abrió completamente y parpadeó varias veces.

-Shion, ¿Has estado leyendo últimamente algún libro extraño?

-¿Extraño?

-Como novelas románticas, de la clase que son más que un cliché. Ya sabes, donde un príncipe viene a rescatar a la damisela en desgracia, o donde los amantes son separados y superan pruebas y tribulaciones para reunirse de nuevo.

-No creo haber leído ninguno de esos.

-¿Entonces por qué demonios sales con esa frase? “Quiero saber sobre ti”, -repitió Nezumi con incredulidad.

-No tengo que aprenderlo de ningún lado para decirlo.

-¿Es en serio lo que dices?

-Por supuesto. Nezumi- -Shion se limpió los labios y miró directamente sus ojos grises. -Quiero saber. Quiero saber porque aún hay muchas cosas que no sé. Todo lo que sé sobre ti es que me has salvado. No sé tu verdadero nombre, o cómo creciste, o porqué vives aquí solo- o qué piensas ahora, o qué planeas hacer- No tengo idea. No sé ni una cosa sobre ti.

Shion quiere saber más sobre su salvador y el mundo en el que vive, pero Nezumi no está dispuesto a que Shion vea todo color de rosa, así que pretende que conozca un poco más del mundo en el que vive; al mismo tiempo ambos pretenden descifrar el significado de la nota de Karan.

[Capítulo 6 parte A]

Capítulo 6

Vida y Muerte

Tú, que vivirás, refiere la verdad y los motivos de mi conducta,

a quien los ignora.

-Hamlet, Acto V Escena IX

Shion cerró el libro. Podía escuchar el sonido de la lluvia.

Esa habitación subterránea estaba aislada de la mayoría de los sonidos externos; pero por alguna razón, los sonidos del viento y la lluvia siempre parecían atravesar las paredes.

Un ratón subió a la pierna de Shion y se posó en su rodilla, retorció los bigotes y frotó sus patas delanteras como en súplica.

-¿Quieres que te lea este libro?

Chip.

-Realmente te gustan las tragedias, ¿Cierto? ¿Por qué no escoges algo más divertido?

El ratón lo miró y parpadeó con sus ojos color uva. Shion se acomodó en la silla y cruzó las piernas, con el ratón aún sobre su rodilla.

La silla alguna vez había sido una elegante pieza de mobiliario. Era evidente por su robusta constitución y los delicados patrones tallados en el respaldo; pero, ahora estaba desgastada y vieja; la pintura estaba descarapelada en varios sitios, y el cojín se había desteñido tanto que era imposible decir de qué color había sido antes. Aun así, era una de los pocos muebles que tenía la habitación. Una semana antes, Shion la había desenterrado del montón de libros que cubrían las dos terceras partes del piso.

-Entre estos libros debe haber escondido un tesoro aún mayor, si los acomodaras. -Shion tenía la intención de sonar serio, pero Nezumi se burló.

-¿Por qué no te preocupas en ganar algo de fuerza antes de pensar en cosas estúpidas como esa? Eres un chiquillo quién probablemente nunca ha hecho ningún trabajo físico desde el día que nació. Estás demasiado pálido y delgado.

-Estaba a cargo de las labores de limpieza del parque, tenía que hacer trabajos físicos todo el tiempo.

Los hombros de Nezumi se encogieron. Su voz estaba teñida de desprecio.

-¿Labores de limpieza? ¿En No. 6, las labores de limpieza cuentan como trabajo físico? Todo lo que tenías que hacer era operar los robots que hacían el mantenimiento y la limpieza. El trabajo físico es, chiquillo-

Nezumi sujetó el brazo de Shion y enterró sus dedos tan fuerte que hizo una mueca. Los dedos de Nezumi, delgados en apariencia, tenían un agarre sorprendentemente fuerte.

--es usar estos brazos, tus piernas, y la espalda; usar tu propio cuerpo. Recuerda eso.



La manera de hablar de Nezumi, mordaz y sarcástica, no molestó a Shion una vez se acostumbró a ella. En su rudeza y cinismo había, frecuentemente, una verdad con la que no podía más que estar de acuerdo, y la mayoría de las veces se alejaba más persuadido que ofendido. Era verdad, el trabajo que Shion hacía en la Ciudad Sagrada de No. 6 sólo era presionar botones en el panel de control. Nunca había experimentado la clase de trabajo que hiciera crujir su cuerpo bajo su peso. No tenía experiencia en estar empapado de sudor, tener las manos rasguñadas y con ampollas, que le dolieran los músculos del cansancio; estar insoportablemente hambriento, y caer en un sueño reparador después de un día de trabajo.

No lo había experimentado ni una vez.

-Es por eso que voy a hacer esto, -dijo Shion con determinación, apuntando a las altísimas montañas de libros apiladas por todo el cuarto. -Voy a organizarlos, clasificarlos y ponerlos en orden. Si esto no es trabajo físico, no sé lo que sea.

-Te tomará un siglo.

-Lo haré en una semana.

Nezumi encogió de nuevo los hombros. -Como desees, -suspiró.

-Haz lo que desees, pero limítate a los libros y las estanterías. No toques nada más.

-No tienes muchas cosas aparte de libros y estanterías.

-Como dijiste, puede que encuentres tesoros sorprendentes. Para ser sincero, ni siquiera yo sé lo que hay enterrado bajo esos libros.

Los ratones charlaban entre sí desde los recovecos y pequeños espacios entre los libros. Shion recogió un pequeño volumen verde claro.

-Nezumi.

-¿Mm?

-¿Durante cuanto tiempo has vivido aquí?

Esas paredes de concreto, miles de libros, esa habitación subterránea- no parecía un lugar adecuado para ser la vivienda de un humano.

-No creciste aquí, ¿Cierto? ¿Dónde-?

Cerró la boca. Notó que los ojos grises de Nezumi albergaban una mirada de acero.

-Lo- Lo siento.

Nezumi le arrebató el libro a Shion y lo aventó a un lado.

-Si planeas quedarte aquí- -se envolvió la tela de superfibra en los hombros y lanzó un suspiro impaciente. -Entonces haz algo con ese hábito tuyo de interrogar. No sé cuanto más soportaré que andes husmeando en cada parte de mi vida.

-No estoy husmeando, sólo quiero saber.

-Escudriñar e interrogar a la gente por cada pedazo de información que quieres, se llama husmear. También recuerda eso.

Shion sintió un pinchazo de irritación por la forma en que las palabras de Nezumi parecían apartarlo. Lo llenó la indignación; no estaba husmeando. Sujetó el brazo de Nezumi mientras dejaba la habitación.

-Aún no sé casi nada, es por eso que quiero saber.

-Y te estoy diciendo que eso se llama-

-Si fuera algo que no necesito conocer, -Shion se interrumpió, -No querría saberlo. Pero sí quiero saber. Para mí, es algo que necesito conocer. Quiero saber, y por eso- ach- -Se mordió la lengua. Se llevó una mano a la boca y se arrodilló en el suelo por el dolor. Las lágrimas le picaban los ojos y el dolor escocía en su boca. Nezumi rompió a reír.

-Caray,  ¿También la torpeza te sale espontáneamente? Nunca me cansaré de verte.- ¿Estás bien?

-Algo. Morderte la lengua es realmente doloroso. -Cuando estaba en No. 6- desde que nació hasta los dieciséis años- Shion nunca se había trabado con las palabras lo suficiente para morderse la lengua. Y también era la primera vez que sujetaba el brazo de alguien sin pensar, sólo con el deseo de decir lo que su corazón le mandaba expresar, sus palabras incapaces de mantener el ritmo de sus pensamientos.

-¿Entonces?

Nezumi se arrodilló y escudriñó el rostro de Shion. La luz en sus ojos, que tenían el reflejo de la tela finamente tejida, había cambiado a un brillo amable.

-¿Qué quieres conocer?

-A ti- -respondió Shion. -Quiero saber sobre ti.

La boca de Nezumi se abrió completamente y parpadeó varias veces.

-Shion, ¿Has estado leyendo últimamente algún libro extraño?

-¿Extraño?

-Como novelas románticas, de la clase que son más que un cliché. Ya sabes, donde un príncipe viene a rescatar a la damisela en desgracia, o donde los amantes son separados y superan pruebas y tribulaciones para reunirse de nuevo.

-No creo haber leído ninguno de esos.

-¿Entonces por qué demonios sales con esa frase? “Quiero saber sobre ti”, -repitió Nezumi con incredulidad.

-No tengo que aprenderlo de ningún lado para decirlo.

-¿Es en serio lo que dices?

-Por supuesto. Nezumi- -Shion se limpió los labios y miró directamente sus ojos grises. -Quiero saber. Quiero saber porque aún hay muchas cosas que no sé. Todo lo que sé sobre ti es que me has salvado. No sé tu verdadero nombre, o cómo creciste, o porqué vives aquí solo- o qué piensas ahora, o qué planeas hacer- No tengo idea. No sé ni una cosa sobre ti.

Fue sujetado por la muñeca, los dedos de Nezumi siempre eran fríos y rígidos.

-Entonces te diré algo. Pon aquí tu mano. -Shion hizo lo que le dijo y colocó su mano en el pecho de Nezumi.

-¿Qué sientes?

-¿Sentir-? Bueno, primero se siente como el pecho de un hombre. Está firme y plano.

-Lo sé, lo sé. Mal por ti, no tengo grandes pechos. ¿Qué más?

-Bueno…



¿Qué es lo que sentía su palma a través de la camiseta de tela áspera de Nezumi? Estaba su latido, su calidez, y la firmeza de su carne. Shion dudó en expresarlo en palabras. No sabía por qué. Retiró la mano y cerró el puño. Nezumi se río entre dientes tranquilamente.

-Mi corazón palpita, y es cálido. ¿Cierto?

-Por supuesto, estás vivo. Es normal que tu corazón palpite y que seas cálido.

-Eso es. Estoy vivo, y estoy justo enfrente de ti. Eso es todo lo que necesitas saber. ¿Qué más quieres?

Nezumi se levantó, y miró hacia Shion. Sus ojos, como sus dedos, eran fríos.

-Lo que tú quieres es información, -dijo glacialmente. -Mi fecha de nacimiento, mi historia, mi altura, peso, índice de inteligencia, datos de ADN. Sólo quieres información que puedas convertir en cifras, esa es la única forma en que siempre intentas entender a otros humanos; es por eso que no puedes entender a las personas vivas que están frente a ti.

Shion también se levantó. Apretó la mandíbula.

-Eres bueno siendo sarcástico, y adoras reírte de la gente. No te gusta el pescado, y tienes el sueño inquieto.

Hubo un momento de silencio.

--¿Eh?

Shion continuó.

-Tienes una enorme cantidad de conocimientos, y también en amplio rango- pero ninguno es sistemático. Algunas veces eres voluble y súper sensible, pero otras veces eres flojo y descuidado en los detalles. Adoras la sopa muy caliente, y te pones de verdad gruñón cuando no tiene la cantidad adecuada de sal. Y anoche, me pateaste tres veces mientras dormías.

-Oye Shion, espera un minuto-

-Desde que vine aquí, esto es lo que he aprendido sobre ti. No son cifras. Nunca te sustituiría por cifras, eso no es lo que quiero hacer.

La mirada de Nezumi se apartó de él.

-Sólo soy un extraño para ti, -dijo. -No deberías estar interesado en los extraños. Hace cuatro años, me salvaste la vida, y debido a eso tengo una gran deuda contigo. Es por eso que, esta vez, te ayude. Así que si quieres, puedes quedarte aquí todo el tiempo que desees y hacer lo que quieras hacer; pero nunca pienses en desear conocer más sobre otro extraño.

-¿Por qué no?

-Porque eso interfiere en el camino.

-¿Interfiere en el camino? ¿Saber cosas interfiere en mi camino?

-Sí, para gente como tú. Eres bueno acumulando conocimiento, pero cedes fácilmente a tus emociones. Confías rápidamente en la gente, e intentas vincularte a ellos. Te lo dije antes, ¿No? Apártate y deshazte de todo lo que no necesitas.

-Sí, pero…

-Pero lo que estás haciendo ahora es justo lo contrario. Empiezas a interesarte en mí y quieres saber más, intentas agregar incluso más a tu carga. Eres un estúpido sin remedio, sin esperanza.

Shion no podía entender lo que Nezumi estaba diciendo. Era más confuso y difícil de comprender que cualquier libro de texto que hubiera leído.

-Nezumi, no entiendo de qué estás hablando. -Expresó sus sentimientos sinceramente. Nezumi frunció el ceño ligeramente.

-Cuanto más sepas, estarás más vinculado emocionalmente. Entonces ya no podremos ser extraños. Y eso sería un problema para ti.

-¿Para mi? ¿Por qué?

-Cuando nos convirtamos en enemigos, no serás capaz de asesinarme. -Hubo un indicio de risa en su voz. Shion plantó firmemente los pies en la desgastada alfombra.

-Mientras estás ocupado atrapado por tus emociones, yo puedo adelantarme y apuñalarte en el corazón. Ya sabes, un cuchillo es un arma realmente antigua, pero a veces puede ser útil.

-¿Por qué tú y yo tenemos que convertirnos en enemigos? Es simplemente absurdo. Si hay algo estúpido, es eso.

-¿De verdad? Yo creo que es bastante posible.

-¡Nezumi! -dijo Shion con vehemencia.

Hubo un estruendo cuando una pila de libros se cayó. Un ratón trepó al hombro de Nezumi.

-Bueno, si realmente vas a organizar estos libros, mejor pon manos a la obra. Una semana pasará rápido. Voy a trabajar. -Nezumi giró sobre sus talones y atravesó la puerta. Shion sintió que toda la tensión abandonaba su cuerpo. Estaba frío y pegajoso. A veces las conversaciones con Nezumi le alteraban tanto los nervios que empezaba a sudar frío. Shion se humedeció los labios resecos.

-Ni siquiera sé qué clase de trabajo haces, - se murmuró a sí mismo. -Sólo quiero saber. ¿Quién es el estúpido aquí? -Dejo que sus palabras flotaran por un momento, entonces se puso a organizar las pilas de libros.

-Shion. -La puerta se abrió, y la voz de Nezumi lo llamó. Le arrojaron un par de guantes de trabajo.

-Te romperás una uña si usas las manos desnudas. -La puerta se cerró antes que Shion pudiera agradecerle, y el silencio se asentó de nuevo en la habitación. Ese acto casual de amabilidad, o esas palabras frías y desapasionadas de unos minutos antes- ¿A cuáles tenía que creerle? Shion no podía comprenderlo. Era por eso que deseaba poder alcanzarlo y retenerlo. Shion se puso los guantes y levantó algunos libros del suelo.

Por supuesto. Es recomendable usar guantes cuando se hacen este tipo de trabajos. Esa es otra cosa que ni siquiera sabía.

Sólo quieres información que puedas convertir en cifras. Esa es la única forma en que siempre intentas entender a otros humanos.Las palabras que le habían lanzado a la cara unos minutos antes, aún permanecían obstinadamente en sus oídos. Ese método de analizar a la gente a través de sus datos era algo que Shion había aprendido toda su vida en No. 6, desde que había sido considerado de alto nivel en los Exámenes de Niños y se le había dado un ambiente de aprendizaje de primera clase.

El cuerpo humano está constituido por 274 tipos diferentes de células, alcanzando un total de 60 billones. Recordaba perfectamente los nombres, formas y funciones de cada una. Conocía la localización y función de cada órgano, y también había aprendido sobre las vías de transmisión de señales entre la amígdala, la corteza perirrinal y el hipocampo.

Pero no le era útil. Sin importar cuanto de su conocimiento había puesto a trabajar, era incapaz de entender a la persona con la que había estado viviendo casi un mes.

¿Nezumi pensaba sinceramente que iban a convertirse en enemigos algún día? Eso de que terminarían asesinándose uno al otro- ¿Era posible? Las palabras y acciones de Nezumi siempre estaban envueltas en misterio, y confundían mucho a Shion.

No podía comprenderlo. Por eso deseaba alcanzarlo y retenerlo. Quería conocer la parte de Nezumi que no podía ser sustituida por cifras o símbolos. Shion sacudió la cabeza. El ratón correteaba afanosamente a sus pies. Tengo que detenerme. Meditar sobre ello no me ayudará. Justo ahora, tengo que librar una guerra con estos libros.

Pronto estuvo cubierto de sudor. Su espalda dolía, sus brazos se sentían pesados; pero lo que interrumpió el trabajo de Shion no fue el dolor corporal o el cansancio, sino las páginas de los libros que encontraba. Casualmente se topaba con una historia, y de pronto se encontraba recostado en el suelo para leer el resto. Completamente absorbo, pronto perdía la noción del tiempo. Y cada vez, un ratoncito se paraba en la página como reprimiéndolo severamente.

-Dame un minuto más. Lo dejaré tan pronto termine de leer esta parte.

-¡Chip Chip!

-Muy bien, muy bien. Estoy en ello, ¿Ok? ¿Ahora estás satisfecho?

Y el tercer día lo encontró, bajo una copia vieja de una revista de ciencia. Una caja pequeña y plateada: su kit de emergencia.

En esa noche tormentosa de cuatro años antes, Nezumi había aparecido, completamente empapado, un intruso repentino en casa de Shion. Su hombro estaba manchado de sangre, el chico goteante frente a él parecía a punto de colapsarse. Shion había extendido la mano sin pensar. Su instinto protector se había agitado tan fuertemente en él, que incluso había olvidado temerle al intruso. Incluso después de descubrir que era un CV- considerado un criminal violento y peligro en No.6- ese sentimiento no cambió. Shion cuidó de Nezumi, le curó la herida y le proporcionó un momento de respiro. No dudó, no pudo evitar hacer lo que hizo. Como resultado, Shion perdió la mayor parte de lo que tenía, así como una gran parte de su vida segura y privilegiada.



Esa noche, Shion le había tratado la herida; evidencia dolorosa de la bala que la había causado; con las herramientas y medicina de ese kit de emergencia. La mañana siguiente, Shion echó en falta cuatro cosas: la camiseta a cuadros roja, la toalla, el kit de emergencia y al propio Nezumi. De ellas, dos habían regresado a sus manos; o más bien el kit de emergencia, quizá no era correcto decir que Nezumi “había regresado” a sus manos. Shion fue el que había caído en una trampa, y estuvo a punto de ser encerrado en el Correccional por el Departamento de Seguridad- Nezumi fue quién lo salvo, y lo sacó de No. 6.

Él no fue quien regresó. Yo fui quien irrumpió y se refugió aquí. Esa es la realidad. Había caído de la Ciudad Utópica- incluso llamada Sagrada por algunos- a esa habitación subterránea, donde no brillaba la luz del sol. Probablemente nunca sería capaz de regresar legítimamente a No. 6. Había dejado allí a su madre, ¿Estaría Karan pensando en él, incluso después de haber sido catalogado como un criminal fugado? Shion sabía que no tenía sentido pensar en ello, pero aun así su corazón dolía.

No podía deshacerse de todo eso como Nezumi, no podía apartarse, no podía vivir sin ello. Tenía que aferrarse a algo, aunque se tambaleara y cayera. Tenía que tener siempre a alguien en el corazón, de otra forma se volvería loco.

Shion abrió la tapa de la caja. Parecía que el esterilizador automático aún servía; un escalpelo y un rollo de gasa brillaban tenuemente bajo la débil luz rojiza de la lámpara estéril. Un sentimiento de nostalgia se alojó en su pecho como si se encontrara con un viejo amigo.

-¡Chip-chip! ¡Chit-chit-chit!

-¿Qué? Ya sé, ya sé. Estoy en ello. Caray, eres estricto. -Shion se rio. Como en respuesta, el ratón levantó las patas delanteras y chilló.

Pasada una semana Shion se las había arreglado para organizar la mayoría de los libros que habían estado esparcidos por el suelo. Por supuesto, era imposible encontrarles espacio en las estanterías, y muchas pilas de libros seguían en el suelo- pero eso había despejado una cantidad considerable de espacio vital.

-¿Entonces qué piensas? -Shion hinchó el pecho con orgullo. Nezumi estaba repantigado cómodamente sobre la silla. Bostezó.

-El kit de emergencia, un par de cobijas, una taza y un viejo calentador. ¿Es todo lo que lograste encontrar?

-Es mucho, -respondió Shion indignado.

-Que mal que no pudieras encontrar un permiso de entrada a No. 6.

Shion se colocó enfrente de Nezumi y lo miró directamente a los ojos. Si iba a hablar en serio, no debía evitar la mirada del otro. Era una de las cosas que había aprendido en el mes que llevaba viviendo con Nezumi. Shion se inclinó y aferró los reposabrazos de la silla.

-¿Qué?

Shion ahora bloqueaba a Nezumi desde el frente. Nezumi se agitó incómodo en el asiento.

-Nezumi, mi madre aún está en No. 6. Ella es mi único pariente. No me importa cuánto te rías de mí por ello, pero nunca seré capaz de aislarme de ella; pero- pero déjame decirte esto: Ya no tengo más vínculos a la vida en esa ciudad. Incluso si alguien me dijera que puedo regresar el tiempo, no querría regresar a cuando tenía el privilegio de vivir en No. 6 como un ciudadano legitimo. Lo digo en serio- no querría regresar ni un poquito.

Los ojos grises en los que se posaba la mirada de Shion no parpadearon ni una vez.

-Dices que mi vida en No. 6 era falsa. Ahora lo he experimentado por mi mismo. Y nunca, jamás quiero regresar a una vida falsa y que sólo es pacífica y privilegiada en apariencia.

-Entonces, ¿Lo que me  estás diciendo es que estás preparado para vivir fuera de la Ciudad Sagrada?

-Sí.

-¿Sabes la clase de lugar que es este?

Dudó en contestar. Los labios de Nezumi se torcieron en una fría sonrisa.

-No sabes nada, -dijo suavemente. -No sabes lo que es estar muriendo de hambre, temblar de frío, gemir por una herida que se infectó porque no se trató durante demasiado tiempo; no conoces el sufrimiento que sigue cuando esa herida se infesta de gusanos, y empiezas a pudrirte vivo; no sabes cómo se siente ver a alguien morir frente a ti, mientras no hay nada que puedas hacer por ayudarle. No sabes absolutamente nada. Sólo recitas palabras bonitas. ¿Dices que lo has experimentado tú mismo? Sólo has pelado la superficie de esa ciudad y percibido eso, y ya actúas como si lo supieras todo sobre ello. Puede que sea una ciudad de mentiras, pero en No. 6 tenías una cama caliente, mucha comida y agua limpia. Tenías instalaciones médicas completamente equipadas, centros recreativos, instituciones educativas. Todo lo que los residentes de aquí nunca serán capaces de tener, no importa qué tanto lo deseen. ¿Y dices que ya no tienes vínculos hacia eso? Que arrogante de tu parte. Tanta arrogancia me pone la piel de gallina, eso, o eres un mentiroso.

Shion tomó aliento. Intensificó su agarre en los reposabrazos.

-Puede que sea arrogante- pero no soy un mentiroso. Sin importar qué tipo de lugar es, aún quiero seguir viviendo aquí. No es porque haya sido echado de No. 6 como un criminal. Incluso si no hubiera sido así- no importa cuan horrible resulte ser este ambiente, quiero quedarme aquí.

-¿Cuál es tu razón? -replicó Nezumi. -Si no estás mintiendo, y no intentas impresionarme con una respuesta modelo, ¿Qué te induce a tomar esa decisión?

-Me siento atraído hacia ti.

-¿Eh?



-Tú sabes cosas que yo no sé. Me has enseñado cosas que nunca nadie me había enseñado. No puedo expresarlo bien, pero- -dudó. -Me siento atraído por ti, mucho. Por eso quiero quedarme; quiero ver lo que tú ves, comer lo que tú comes, y respirar el mismo aire que respiras. Quiero poseer lo que nunca he sido capaz de tener en No. 6.



Parte B

[1] Shakespeare, William. Hamlet.Acto V, Escena IX (Pp. 122-123) Texto de dominio público. Para descargar: http://literatura.itematika.com/descargar/libro/265/hamlet.html

novela no. 6, no. 6, traducción

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