-Que sorpresa, -murmuró Nezumi, aun sosteniendo por detrás a Shion. Realmente sonaba aturdido. -Nunca imagine que recurrieras a la violencia. Supongo que incluso tú dejas que a veces te llegue la sangre a la cabeza, eh. Suficiente de atacar a la gente de esa forma.
-… Es la primera vez en mi vida… -dijo Shion, algo falto de aliento.
-Me doy cuenta. Tu corazón va a mil por minuto.
Shion se volteó y apartó con impaciencia las manos de Nezumi.
-¿Por qué no estás enojado?
-¿Enojado? Si permito que una broma como esa me afecte todo el tiempo, estaría molesto durante todo el año. Estoy acostumbrado. No es gran cosa.
-¡Idiota!
-¿Idiota? Shion, ¿Por qué estás tan trastornado?
-Eres un idiota. Lo que él dijo no era una broma. No digas que estás acostumbrado a esto. No-
Sus ojos quemaban. Una lágrima se derramó antes de que pudiera apretar los ojos.
-Shion- vamos, no llores. ¿Por qué…?- no puedo creer que estés llorando, -dijo Nezumi exasperado.
-Él… te insultó.
-¿Eh?
-Te insultó. Dijo cosas horribles- restregándote con los inmundos oficiales de No. 6, pero dices que no es gran cosa. Ni siquiera estás enojado… y eso me hace sentir incluso más impotente y enojado- tan enojado… ni siquiera sé qué más hacer…
Después de la odisea en el mercado, Shion conoce a dos personas muy interesantes: Inukashi y Rikiga, que a pesar de detestar a Nezumi, están dispuestos a lo que sea mientras haya dinero de por medio. Y Shion por primera vez da rienda suelta a su temperamento.
Los humanos son cambiantes; no hay nada que no exista en el mundo.
-Ihara Saikaku, “Cuentos de varias Provincias de Saikaku” [1]
La pendiente por la que había caído Shion, resultó ser un enorme pilar volcado. Después de una inspección más minuciosa, pudo ver que la base estaba tallada con las figuras de varias mujeres vestidas con ropa delgada y traslúcida. Los cimientos oxidados era todo lo que quedaba de lo que solía ser un techo abovedado, y había algunas enredaderas marchitas colgando débilmente. La pared se había colapsado por completo y pedazos de piedra de todos tamaños estaban esparcidos por aquí y por allá.
Si accidentalmente se hubiera golpeado la cabeza con alguna- Shion se estremeció.
La escena frente a sus ojos era algo que veía por primera vez. Naturalmente no se veían edificios en ruinas en No. 6. Todos los edificios eran construidos de acuerdo a su propósito, teniendo como prioridad su eficiencia y funcionalidad. Restos como esos, que habían soportado el tiempo, expuestos al viento y la lluvia, eran sinónimos de ilusión y no producto de la realidad.
Tomó aliento y dejó vagar la mirada. El viento azotaba en una feroz danza. Como para alcanzar un estado aún más ruinoso, una parte del muro hizo un seco crujido y se derrumbó ante los ojos de Shion.
-Nezumi. -llamó. No era una petición de ayuda. Sólo quería decir su nombre. -¿Estás ahí, cierto? Ya sal.
-Te estás haciendo más avispado, -dijo una voz desde algún lugar de arriba. Shion levantó la vista y vio a Nezumi sentado en la repisa de una ventana a varios metros del suelo. No quedaba más que el marco de la ventana; el rectángulo vacío estaba enmarcado en negro, luciendo como una boca abierta en el rostro de un muro desmoronándose, muy abierta para dejar escapar un grito.
Nezumi saltó desde su posición a varios metros de altura y aterrizó en el mullido suelo.
-Eres ligero de pies, -comentó Shion.
-Estoy muy halagado por sus graciosos cumplidos, su Alteza.
-Es sorprendente, -bromeó Shion. -Sin mencionar lo asombrosamente rápido que desapareces cuando te metes en líos.
Nezumi encogió ligeramente los hombros y se rio entre dientes.
-Has aprendido a ser sarcástico. Bien por ti; creciste un poco, ¿No es así?
-Debo haber obtenido diez valiosos años de experiencia durante esa caminata por el mercado.
La mano de Nezumi se agitó lánguidamente frente al rostro de Shion.
-Casi fuiste aniquilado por un arma, seducido por una mujer, tropezaste con un cadáver, y fuiste golpeado por un anciano. Bueno, supongo que para un chiquillo como tú, eso cuenta casi como diez años. Pero-
-¿Mm?
-En verdad has mejorado en huir, -dijo Nezumi aprobadoramente. -Mucho mejor que tu último intento con el tipo gordo.
-¿Te refieres a los limpiadores?
-Sip, parece que ese vejete estaba de verdad interesado en ti. Para ser honesto, creí que lo mejor sería que desaparecieras si te arrastraban al interior.
-Por eso desapareciste rapidísimo.
-No me involucro en más problemas de los que necesito, -Nezumi se rio silenciosamente. -Pero hiciste un buen trabajo al conseguirte una salida, aunque déjame decirte que esos chicos no se rinden fácilmente. Y ya que destacas bastante, si fuera tú, tendría cuidado.
-Acepto sus palabras de advertencia con la mayor de las gratitudes, su Majestad.
-Cielos, y tus respuestas también han mejorado, -Nezumi se rio a carcajadas, pero suavemente. El perro flaco estaba tumbado en el suelo, meneando la cola vigorosamente. La miseria del mercado parecía un sueño. Un silencio tranquilo impregnaba el lugar, como si las montañas de escombros absorbieran todos los sonidos a su alrededor.
-Nezumi, ¿Dónde estamos?
-Adivina.
-No tengo idea-parece que solía ser un edificio bastante grande...
-Es un hotel. Al otro lado solía haber un hospital. Al lado estaba un teatro, creo- yo tampoco conozco mucho este sitio.
Un hotel, un hospital, un teatro…
-Así que esto solía ser una ciudad decente.
-Supongo. Realmente no sé como se supone que debe lucir una ciudad decente, pero al menos no había cuerpos por todas partes. Por lo menos en esa época.
-¿En esa época?
-Antes que construyeran No. 6.
Shion no estaba sorprendido, se lo había imaginado. Encogió ligeramente los dedos.
-Aprendí sobre la historia de No. 6 y cómo solía ser. Fue una de las primeras clases que nos impartieron.
-Mm-ajá, -contestó Nezumi bruscamente.
-Una serie de guerras a gran escala estallaron por todo el planeta cuando el siglo llegaba a su fin. Fue antes de que cualquiera de nosotros naciera. Como resultado de la cantidad masiva de bombas y armas biológicas que se utilizaron, la tierra fue completamente destruida y el clima se deterioró severamente. La mayoría de masas continentales, con algunas excepciones, perdieron la habilidad de sustentar vida humana. Hubo una gran cantidad de víctimas; la gente que sobrevivió juró que nunca más haría una guerra, y en las regiones que se salvaron de la destrucción, fundaron seis ciudades utópicas. Y No. 6 fue una de ellas.
-Eso es lo que aprendiste.
-Sí.
-¿Y siempre has creído que es la verdad?
-Es la verdad que nos enseñaron a creer.
-¿Recuerdas lo que dijiste el primer día que nos conocimos? -dijo Nezumi. -Dijiste que no creías que No. 6 fuera perfecta.
-Sí, lo dije.
-¿Fue una mentira?
-No, -contestó Shion. -Honestamente lo pensaba. Pero antes de conocerte, no me había dado cuenta que así es como realmente me sentía. Te conocí- y entonces finalmente lo supe.
Había conocido a Nezumi y se había dado cuenta; finalmente había escuchado el sonido de su propia consciencia mientras resquebrajaba sus cadenas. Siempre se había sentido sofocado. En No. 6 había tenido todo, un montón de comida, una cama caliente y acceso completo a atención médica al alcance de la mano. Y no terminaba ahí- a la edad de dos años, cuando se le había reconocido como un individuo de rango superior en su Examen, había adquirido el privilegio de vivir en el lujoso vecindario de Cronos. Todos los residentes estaban provistos, en muchos aspectos, de un ambiente de primera clase.
Antes de conocer a Nezumi en esa noche tormentosa de su doceavo cumpleaños, había estado rodeado de todo lo que pudiera desear, todo de primera clase. Pero ese día, mirando el viento y la lluvia retumbar fuera de su ventana, lo que Shion había sentido era un impulso destructivo que lo quemaba hasta el fondo.
Se había sentido insoportablemente oprimido. Como un animal acorralado que instintivamente arremete contra la reja, Shion había deseado liberarse de esa jaula invisible que lo mantenía atrapado. En el último rincón de la parte más profunda del subconsciente de Shion, resonaba una voz.
Esto es una fachada.
Aquí te dan todo.
Pero no hay nada.
Ya no puedes vivir aquí.
Escapa.
Rómpelo.
Destrúyelo
¿Destruir qué?
Todo.
¿Todo?
Cuando la voz dentro de él se había añadido a las palabras de Nezumi, Shion finalmente había entendido. No conozco la verdad, no sé nada.
La mirada de Nezumi se apartó de Shion y le dio la espalda. Shion le sujetó el brazo.
-Nezumi, dime.
Dime la verdad. No una mentira, o una excusa cualquiera. Dime la verdadera forma- de la Ciudad Sagrada, de No. 6.
Sus dedos fueron apartados bruscamente.
-No soy tu niñera. Si quieres saber, entonces descúbrelo por ti mismo.
Lo había apartado una vez más. No importaba cuantas veces intentaba alcanzar a Nezumi, era alejado, rechazado cruelmente. Pero aun así, Shion seguía extendiendo la mano.
El perro se restregaba contra él. Era tan delgado que le sobresalían las costillas, pero aun así estaba caliente. Muy caliente. Era la calidez de algo que estaba vivo.
-¿De casualidad, sientes pena por mí?
El perro retorció sus caídas orejas castaño claro. Durante un momento, pareció que le sonreía, luego avanzó pesadamente hacia el lado de Nezumi. La mano de Nezumi acarició lenta y gentilmente la cabeza del perro.
-Así que eres bueno con los perros, eh.
-Los perros no actúan como bebés.
-Pero los perros no pueden coser.
-¿Qué?
-Los perros no pueden suturar una herida. Noté que el kit de sutura aún está intacto en la caja de emergencias. Si alguna vez vuelves a lastimarte, coseré la herida por ti.
-Vaya, gracias, -dijo Nezumi sarcásticamente. -Tu oferta es tan grandiosa que me causa escalofríos en la espalda. Debes saber que, después de ese día, la expresión en tu rostro vino a mis sueños durante bastante tiempo.
-¿Lucía tan genial?
-Estabas sonriendo, tenías esa mirada en el rostro como si tuvieras el mejor momento de tu vida. Cada vez que sueño eso, tengo pesadillas.
-Bueno, era la primera vez en mi vida que hacía una sutura. Recuerdo que estaba muy emocionado. Dime, -dijo Shion con entusiasmo. -¿Te quitaste tú mismo los puntos?
-Por supuesto. Fue más fácil que hacer sopa.
-¿Dejó cicatriz?
-Sí. Pero no te la mostraré.
Shion hizo un puchero.
-No seas mezquino.
-Cuidado donde pisas, -lo interrumpió Nezumi ruidosamente.
-Las escaleras comienzan aquí. Vamos arriba.
El sol se estaba poniendo, y la oscuridad se espesaba. Gran parte de las escaleras se habían derrumbado, como el muro, y lo que quedaba de ellas hacia una curva a la derecha. Allí, el techo aún estaba intacto; parecía que originalmente había sido pintado de blanco, y aunque la mayor parte se había desprendido, aún había por aquí y por allá manchas blancas. Una araña de luces colgaba sobre el descanso de la escalera, y para sorpresa de Shion, estaba relativamente intacto.
-Así que este lugar en serio fue un hotel.
-Aún lo es.
-¿Eh?
-Este lugar aún es utilizado como hotel.
-¡Imposible!
Llegaron a la cima de las escaleras y se encontraron con una sala grande y desierta. Probablemente había sido el lobby. Había paredes de cristal de piso a techo; los paneles de en medio estaban destrozados y tirados por todo el piso, pero los paneles superiores no estaban rotos. Unas cortinas rasgadas y descoloridas colgaban inertes sobre los cristales. Unas enredaderas, que probablemente se habían metido por las ventanas abiertas, colgaban densamente de los muros, entrecruzadas como una red de tubos capilares; se le caían hojas y se añadían a la espesa capa que ya cubría el piso.
Gracias a una débil luz en la habitación, Shion había podido descifrar todo eso a pesar de la oscuridad reinante. La luz provenía de una vela encendida encima de una mesa de piedra.
-Nezumi, ¿Hueles algo?
-¿Tal vez la vela encendida?
-No, no es cera. Huele- casi como algún animal...
Nezumi se rio.
-En serio que has mejorado, tu olfato es más agudo. Ahora vamos a intentar trabajar en tu vista. Mira.
-Ah-
Una sombra se movió en la oscuridad, donde no llegaba la luz. No era un humano; tenía cuatro patas, dos orejas puntiagudas, y gruñía amenazadoramente.
-Un perro, -susurró.
Era un perro grande, cubierto de pelo corto y castaño oscuro, con un fiero destello en los ojos; su garganta resonaba con un gruñido bajo. Shion retrocedió un paso.
-No es el único, -añadió Nezumi.
Había una nota de diversión en su voz- estaba disfrutando la reacción de Shion. Él resistió la urgencia de voltear y fulminar a Nezumi con la mirada. No tenía suficiente atención para desperdiciarla.
Con el primer perro a la cabeza, varios perros de todas formas, tamaños y colores emergieron de la oscuridad. Estaban lejos de lo que se podría llamar mascotas. Estaban sucios, sus ojos destellaban perversamente, y enseñaban los dientes.
-¿Es la guarida de perros salvajes?
-Podría ser. ¿Qué quieres hacer? ¿Huir? Si no te decides pronto, te arrancarán la garganta.
El perro castaño oscuro se le acercó con recelo; ya no estaba gruñendo. Se aproximó en silencio pero con firmeza, sin bajar la mirada.
Shion en respuesta miró el par de ojos caramelo, la misma tonalidad que su pelaje. Detrás de la luz salvaje en sus ojos, había algo sorprendentemente gentil. Shion pudo percibir allí su presencia.
¿Intelecto?
Shion se arrodilló. El cristal destrozado crujió bajo su rodilla cubierta de mezclilla. Nezumi se removió. Shion no se movió y agachado en el suelo, miró directamente al perro.
El perro se detuvo. Se quedó quieto frente a él. Abrió la boca, sacando su lengua rosada y lamió la punta de la nariz de Shion. Entonces se recostó y bostezó. Todos los otros perros empezaron a moverse por su cuenta. Algunos empezaron a retozar unos con otros, otros se tendieron en el piso; otros incluso empezaron a olfatear su alrededor, ninguno de ellos parecía interesarse en la presencia de Shion.
-Pasé la entrevista, -Shion sonrió mirando a Nezumi. Nezumi chasqueó la lengua y se dio la vuelta.
-¿No te asustaban algo los perros salvajes? -dijo agriamente.
-Claro que sí. Pero los perros salvajes no encienden velas.
Nezumi bufó en tono de burla. -Ni siquiera habías visto antes una vela.
-Acabo de ver una por primera vez. Es más brillante de lo que pensé que sería. Oye, Nezumi, ¿Alguien vive aquí?
Resonó una carcajada. Hizo eco en las ruinas, y se desvaneció en la oscuridad.
-Es un placer tenerlos, huéspedes.
Era una voz humana, pero no podía ver a quien pertenecía; la voz hacia eco en tantas direcciones que no podía precisar de donde venía. El sonido rebotó y se encimó en incontables capas. Era mareante simplemente escucharla.
-Deja de joder. -Nezumi se agachó, recogió un pedazo de escombro y lo arrojó directamente hacia la oscuridad de donde habían salido los perros. Traspasó la penumbra, pero pudo escuchar un sonido definido en la distancia cuando golpeó el suelo.
-Cuidado. -La voz se asentó en un punto en la oscuridad. Era una voz joven. Una luz parpadeó en la piscina negro tinta.
-Esa es una forma violenta de saludar a alguien, Nezumi. No tienes modales.
-Tú podrías usar algunos modales, si es que a eso llamas una manera apropiada de darle la bienvenida a un huésped.
Una figura, entre los perros, se dirigía hacia ellos sosteniendo un candelabro. Incluso con la flama de la vela, la persona parecía medio en sombras.
El cabello a la altura de la cintura, los ojos, los pantalones rasgados en las rodillas y su suéter holgado eran todos negros. Tenía piel bronceada.
¿Era un chico? ¿Una chica?
Shion no podía distinguirlo. El extraño tenía barbilla puntiaguda y ojos redondos que le recordaban a un pequeño roedor. Era muy pequeño y delgado, y más o menos le llegaba a la altura de los hombros a Shion.
-Vive aquí, -dijo Nezumi. -No conozco su verdadero nombre. Simplemente le llamamos Inukashi.
-¿Como- prestador de perros?
-Exactamente, -contestó el extraño. -Prestar perros es mi negocio. Gusto en conocerte, Shion. -Inukashi sonrió. Shion se sorprendió.
-Conoces mi nombre.
-Soy veloz en saber cosas por aquí. Mientras tenga a mis perros, obtener información es facilísimo. Conozco tu nombre, sé que pateaste al tipo Limpiador en las bolas antes de venir corriendo aquí. Este chico me lo dijo todo.
El demacrado perro agitaba la cola desde su lugar junto a Inukashi.
-¿Puedes hablar con los perros?
-Tendré conversaciones con cualquiera, mientras no sean humanos. Cuando quieras información, siéntete libre de acudir a mí. -Inukashi extendió la mano con una sonrisa. Tenía un grueso anillo plateado. Combinaba bien con su piel bronceada.
-También es un placer conocerte. -Shion extendió su propia mano.
Había pasado un tiempo desde que había estrechado la mano de alguien. Hasta ahora, sus experiencias sólo consistían en huir, gritar o rodar por ahí. El rostro de Inukashi era franco y cariñoso, y le recordó a un cachorro.
Un dolor agudo atravesó su palma.
-¡Agh!
Shion retiró la mano precipitadamente. En la base de su dedo índice, había una pequeña herida del tamaño de un alfilerazo. Le manaba sangre de la herida, recorría su palma en un flujo rojo. Creyó sentir los dedos adormeciéndosele.
Inukashi echó la cabeza hacia atrás y se rio.
-¿Por qué hiciste eso? -dijo Shion con incredulidad.
-¡Dice que por qué hice eso! -alardeó Inukashi. -Jaja, ¡Que sorpresa! Das un apretón de manos y te vuelves hacia mí y me preguntas “¿Por qué hice eso?” Clásico.
Inukashi le mostró la palma a Shion y dobló ligeramente los dedos. La punta de una minúscula aguja se asomó a mitad del anillo. Cuando enderezó los dedos, se retrajo de nuevo.
-Ha sido utilizada como un arma para asesinatos, durante siglos. Bueno, la forma apropiada de usarlo sería cubrir la punta de la aguja con veneno. Pero no le he hecho nada a este, así que puedes relajarte.
Shion apretó la base de su dedo. Se humedeció los labios resecos y abrió la boca con una pregunta.
-¿Por qué harías eso?
-Oh cielos, -dijo Inukashi exageradamente. -Ahora me está preguntando “¿Por qué harías eso?”
La mirada de Inukashi pasó a Nezumi, quien permanecía en silencio.
-¿No le has enseñado a este chico nada sobre cómo vivir aquí?
-Esa no es mi responsabilidad.
-Lo recogiste y lo llevaste a casa, ¿No es cierto? Si vas a recoger a un vago, debes hacerte cargo de él apropiadamente. Algún día puede llegar a ser útil.
-No estoy seguro de eso.
Inukashi se rio de nuevo.
-Si no será útil, simplemente comételo. O es- -La mirada de Inukashi viajó al cabello de Shion. -Tiene un cabello interesante. Ha tenido problemas, ¿O qué?
Nezumi levantó la comisura de la boca y respondió brevemente.
-Tantos problemas como perros tienes; demasiados para contarlos.
-Uh-Eh. Así que los rumores son ciertos. Realmente tienes a un chico como mascota. -El rostro de Inukashi se volvió serio mientras observaba a Shion de la cabeza a los pies; era una mirada atrevida e insolente. El delgado perro se levantó repentinamente del suelo y ladró una vez. Dos bolas peludas color café salieron de la oscuridad dando tumbos; eran cachorros, probablemente de uno o dos meses de edad. Sus narices y colas tenían la punta blanca. El perro flacucho se recostó de nuevo, mostrando su barriga. Sus tetas colgaban lastimeramente. Los cachorros se engancharon ansiosamente a ellas y sus formas redondas se agitaron.
-¡Wow, cachorros!- exclamó Shion. Acarició suavemente sus lomos para no interrumpir su alimentación. -Wow, Nezumi, mira. Son tan suaves. ¿Por qué no intentas acariciarlos también?
-No gracias.
-Pero mira, son cachorros. Así que eres una madre, eh. Debe ser difícil para ti, criar a todos estos niños.
Inukashi frunció el ceño y se alejó de Shion medio paso.
-¿Qué sucede con este tipo? ¿Qué hace sosteniendo una conversación seria con un perro? ¿Está desequilibrado o algo?
Nezumi apuntó a su sien.
-Está un poco hueco de aquí arriba. Le viene naturalmente.
-¿Viene naturalmente, eh? ¿Por qué estás cuidando de este rarito?
-Como dije, tiene problemas. Y puede que no lo parezca, pero es bastante bueno con las manos, incluso puede hacer una cirugía sencilla.
-No me importa lo que puede hacer, no tendré nada de eso. Nunca será más que un peso muerto.
-Yo no lo hubiera dicho mejor, -contestó Nezumi. -¿Entonces buscaste lo que te pedí?
-Por supuesto, un trabajo es un trabajo. Vamos arriba. -Inukashi sujetó la vela con la otra mano y desapareció de regreso en la oscuridad. Había más escaleras. Como las de antes, se desviaban en una suave curva. Esas no estaban tan desmoronadas. Los escombros habían sido retirados el espacio suficiente para que una persona pasara.
-Oh- -murmuró Shion con sorpresa, cuando llegaron a la cima de las escaleras.
Un estrecho corredor se extendía frente a ellos. Había una persona acostada en el borde del pasillo. Junto a él había un par de perros. Tenían largo pelo blanco y estaban acurrucados junto a la persona, como si lo protegieran. Shion entrecerró los ojos y pudo distinguir muchos más de esos grupos de gente y perros acostados juntos.
-¿Qué hacen esas personas?
Inukashi respondió por sobre el hombro.
-Son mis clientes.
-¿Clientes?
-Este lugar solía ser un hotel y lo sigue siendo. Los rumores dicen que este lugar era magnífico, pero ahora sólo es donde algunas personas pueden dormir por un poco de dinero si no tienen un lugar para pasar la noche. También tenemos camas. Si escupes el dinero puedo disponer una para ti.
-¿Y qué hay de los perros?
-Los rento como calefacción. Puede hacer mucho frío durante la noche, pero no es tan malo si te acurrucas con uno o dos perros como estos. Al menos no te congelarás a muerte.
-Entonces de ahí viene el “Prestador de perros”.
-Los perros también son útiles para otras cosas. Recolectan información, protegen tu propiedad o cargan tus cosas. Hacen cualquier cosa; probablemente son mucho más útiles que un cándido con la cabeza hueca como tú.
Nezumi chasqueó la lengua.
-Esa es mi frase.
Justo al final del pasillo había una puerta de madera. Detrás había una pequeña habitación, con techo bajo y sin ventanas. En medio había una mesa redonda. Inukashi posó el candelabro y extendió un viejo mapa en la superficie de la mesa.
-Este mapa que Nezumi consiguió es de hace veinte años. Aquí está mi hotel y LK-3000 debe estar en algún lugar por aquí.
-El edificio de Información no está marcado en este mapa, -añadió Nezumi. -Le pedí a Inukashi que lo investigara.
Deslizó suavemente un dedo sobre el mapa. Fue un gesto informal, pero de sobria elegancia. Era un movimiento calculado y afinado hasta la perfección, con plena consciencia de los ojos que lo miraban.
-¿Qué? -Nezumi inclinó la cabeza ante la mirada de Shion.
-No- sólo pensé en que algunas veces tus movimientos son muy elegantes.
-¿Eh?
-A veces tus ademanes son realmente cautivadores. No puedo evitar mirarlos.
Inukashi los miró, su mirada alternándose entre el rostro de Nezumi y el de Shion.
-¿Cómo puedes decirle algo así de frente? -preguntó con incredulidad. -Nezumi, este tipo en serio es un cándido inconsciente. ¿Cómo lo aguantas?
-Me arreglo de alguna forma.
-Shion, ¿No has escuchado en qué trabaja este tipo?
-No.
Inukashi extendió la palma hacia Shion.
-Si me pagas, te lo puedo decir. Vender información es otro de mis negocios.
-No tengo nada de dinero.
-¿Qué? ¿Nada? Nezumi, ¿Estás cuidando a un vagabundo sin dinero? -Los ojos de Inukashi se estrecharon. -Entonces tiene cabello raro, tiene la cabeza hueca, estrecha manos sin pensárselo dos veces, y no tiene dinero- Nezumi, ¿De dónde lo sacaste?
-¿De dónde crees?
-Te lo estoy preguntando.
-Si me pagas, te lo puedo decir.
-No me hagas perder el tiempo, -espetó Inukashi. -Eres el único que debería pagar.
Nezumi sacó una pequeña bolsa de cuero de su bolsillo.
-Aquí tienes.
El contenido de la bolsa se derramó sobre el mapa. Era un pequeño ratón gris.
-Es un micro-robot. Tiene reconocimiento de audio y video y sensores de grabación, y tiene incorporada una micro-batería solar. Una carga dura treinta y seis horas. Puede moverse libremente para reunir información. Le encontrarás un montón de uso para los lugares donde tus perros no pueden entrar. Me dijiste que querías uno, ¿Cierto?
Inukashi asintió sin palabras. Movió la cabeza arriba y abajo de una forma exagerada, más como asentiría un niño pequeño.
-¿En serio me lo vas a dar? -preguntó.
-Sí. Si tu información lo vale.
Nezumi regresó el ratón a la bolsa, y la apretó ligeramente. El tono de Inukashi se aceleró.
-Bien. Me saltaré a la conclusión. El edificio de Información no existe.
-¿Es todo lo que tienes?
-Por supuesto que no. No existe, pero hay algo con un nombre parecido.
-¿Edificio de información?
-Proyecto de Información, y es el nombre de un periódico. Hace mucho tiempo solía existir una compañía de periódico con ese nombre, justo detrás de este hotel. Se fue a bancarrota y se demolió para convertirlo en un estacionamiento para este sitio. Eso sucedió antes de hacer este mapa, lo que justifica el que no exista.
-Entonces El Proyecto de Información 3P significa-
-Si eso significa el 3er Piso de esa compañía de periódico, entonces-
-¿Entonces?
-No tengo idea, - dijo Inukashi abruptamente. -No tengo forma de saber qué podría estar en el 3er piso de un periódico que desapareció del negocio hace veinte años. Deberías reunirte directamente con el tipo que tiene vínculos con ese lugar.
-¿Hay alguien que tenga vínculos al sitio?
-Sí. Conseguí la localización de un tipo que tiene vínculos con el Proyecto de Información. Y ese tipo también tiene conexiones interesantes con No. 6. Escucha cuidadosamente-
[1] Traducción propia. Parece que la interpretación de la mayoría de las Fuentes (En japonés e inglés) toman esta cita en una forma siniestra, pero 9 Ave prefirió utilizar la interpretación más optimista de Shirane; cuyo pasaje dice que debido a la plasticidad de los humanos, todo puede funcionar. Shirane, Haruo, & James Brandon. Early Modern Japanese Literature: An Anthology, 1600-1900. New York: Columbia UP, 2002. 57-58. Fuente Original: Ihara, Saikaku. Saikaku Shokoku-banashi. 1685.