No. 6 Cap 8 - Pecado y Santidad, parte B

Oct 31, 2012 00:13


Autora: Asano Atsuko
Traducción de japonés a inglés: 9 ave

Traducción al español: Azhreik

Continuación de  Pecado y Santidad

________

No. 6 estaba envuelto en el brillo rojizo del atardecer; nada era más exquisito que un atardecer de finales de otoño. El hombre dejó escapar un suspiro satisfecho.

Que hermoso era, que escena tan tranquila. El Parque Forestal hace sólo unos días había mostrado un vivido contraste entre las hojas que cambiaban de color y las que aún eran verdes, pero la mayoría de los árboles habían perdido las hojas. Era una pacífica clase de belleza, de naturaleza que se preparaba tranquilamente para el próximo invierno.

Él había reunido allí los pináculos de la ciencia moderna; tenía la naturaleza bajo su dominio, y la ciudad utópica definitiva estaba a punto de ser completada. La gente era afortunada de ser capaz de nacer, criarse y vivir hasta envejecer allí. Eran los elegidos.

Allí no había nada parecido a la desgracia. Incluso los ocasionales huracanes que llegaban eran una abundante fuente de irrigación natural que regaban los cultivos agrícolas y los pastizales que se extendían de los Bloques Este a Sur.

Todo lo que necesitaba era un poco más; un poco más, y la tierra de los dioses finalmente estaría completa. Una utopía, donde sólo los elegidos pueden vivir. Sólo necesitaba un poco más.

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-En verdad debes amar la vista desde aquí. -Dijo una voz desde atrás, con una insinuación de risa.

-¿No estás de acuerdo en que es excelente?

El hombre que se había reído sacudió silenciosamente la cabeza en una expresión de negativa. Vestía una bata de laboratorio blanca.

-Prefiero el micro-universo. El mundo de las bacterias, microbios, neuronas, macrófagos, virus. Cuando consigues algo como un virus, están a escala nanométrica. Sólo los puedes ver a través de un microscopio electrónico; son muy hermosos. Las cosas realmente bellas son las que no puedes ver a simple vista. Existe demasiado como para que los ojos te lo muestren tal cual.

-Ese siempre ha sido tu mantra, cierto. Lo has estado diciendo desde que tengo memoria.

-Es mi inalterable mantra.

-Y aún bebes café fuerte antes y después de la cena.

-Ese es otro de mis hábitos inalterables.

Los hombres se miraron entre sí y se rieron entre dientes. Se habían conocido desde hace décadas. Sabían bien qué parte del otro había cambiado y qué continuaba siendo igual.

-¿Y ahora qué? Creo que es tiempo. -el hombre levantó su taza de café personalizada. El café permanecía caliente y aromático como si acabara de ser servido, gracias al mecanismo de ajuste que contenía la taza. El hombre con la bata de laboratorio lamió su labio inferior; Era el hábito que tenía cuando estaba pensativo.

-Hablas de colectar más muestras, -dijo.

-Vivas.

-Sí, ya hemos colectado unas cuantas muestras de cadáveres, pero no es suficiente. Queremos unas cuantas más.

-Si quieres, puedo encontrar la forma de conseguirlas. ¿Cuántas necesitas?

-Después te reportaré cuántas queremos de cada condición, basadas en sexo, edad e historial de enfermedades.

-Eso sería grandioso. ¿Y qué hay de las muestras vivas? ¿Quieres que empiece las preparaciones para la colecta?

-No, necesito más tiempo.

-¿Por qué?

-La información de las muestras colectadas aún está incompleta. Aún estamos haciendo análisis y cargándolos en la base de datos. Quiero profundizar primero en eso.

-Te está tomando demasiado tiempo. Que raro en ti.

-Si pudiéramos hacerlo públicamente, las cosas serían menos problemáticas; pero hacerlo en secreto toma el doble de tiempo. Quiero que tengas eso en mente. Además, debemos empezar la etapa de muestras vivas sólo después que la base de datos de las muestras muertas esté completa. Fue un hecho inesperado- en esta etapa tenemos que investigar cuáles son las causas. Todo tomará tiempo…

-Lo sé, -concedió el hombre. -No te estoy apresurando. Asegúrate que todo se lleve a cabo cuidadosa, minuciosa y perfectamente. Todo está conectado a las bases del futuro de No. 6. Sí- y esa es la pieza final.

-La pieza final para convertir este lugar en la Ciudad Sagrada, en el sentido actual, mmm. -El de la bata de laboratorio se rio entre dientes. -Felicitaciones al Gran Líder. -Levantó un poco su taza de café.

-Y felicitaciones al Gran Cerebro detrás de todo. -El hombre también levantó su taza. Hubo un momento de silencio. El hombre en la bata de laboratorio habló con una voz ligeramente baja.

-¿Pero realmente es bueno hacerlo?

-¿Qué?

-Colectar la muestra viva. Escuché que cierta Rata está con él.



El hombre posó su taza de café y se limpió los labios con los dedos.

-Es sólo una rata. Apenas constituye un obstáculo.

-Si también pudieras cogerlo vivo- estoy interesado en él.

-¿Quieres abrirlo?

-Una autopsia, mmm. Eso sería muy agradable. Me gustaría investigar cada rincón de su cuerpo; pero antes de eso- necesitamos más muestras.

El hombre con bata de laboratorio se levantó repentinamente, y empezó a dar vueltas en la gruesa alfombra. Anduvo con impaciencia, dando largos pasos con las manos a la espalda. Era un mal hábito que tenía desde que era joven. El hombre seguía con la mirada los movimientos del hombre alto con la bata de laboratorio, mientras se reclinaba profundamente en su silla de escritorio.

-Sí, ese es el resultado principal, -continuó el de la bata. -El total de muestras es bastante bajo. Necesitamos más, Fennec. -Fennec era el sobrenombre que le habían dado al hombre cuando era joven. Un zorro del desierto. Tenía el cuerpo más pequeño y las orejas más largas de su especie; Sus orejas, que podían alcanzar los quince centímetros de largo, no sólo estaban bien adaptadas para liberar efectivamente el calor corporal, sino también poseían una afilada habilidad auditiva que podía detectar incluso a un saltamontes brincando en la arena. También había oído que, contrario a su linda apariencia, tenía una personalidad cruel.

No era un sobrenombre que le gustara mucho. No se había acostumbrado a él, o a ser llamado por él desde hace algún tiempo. Casi lo había olvidado. Pero ya no sentía la misma repulsión como en sus días de joven. Incluso sentía algo nuevo al respecto.

Fennec, el zorro del desierto. No estaba mal.

-Tampoco tenemos suficientes muestras vivas. Quiero disponibles al menos dos, no, tres más. Pero eso puede ser difícil…

El hombre en la bata de laboratorio continuó murmurando para sí mismo, y sus vueltas incrementaron la velocidad. Estaba completamente inconsciente de todo lo que lo rodeaba, probablemente ni siquiera se había dado cuenta que había llamado Fennec al hombre. Había sido así desde que era joven; su investigación y experimentos, su especulación, su satisfacción; era todo lo que lo rodeaba. Nunca había mostrado ningún interés hacia cosas externas a él; no mostró apego al poder, dinero o las mujeres. No necesitaba fe, filosofía o moral en su vida. Un cerebro de rara inteligencia y un alma vacía…

Por eso es mucho más útil.

El hombre fijó la vista en la figura que daba vueltas vestida de bata de laboratorio y sonrió.

Un alma no tendría utilidad para ti. Si la tuviera, sólo sería para declarar tu lealtad hacia mí.

El de la bata de laboratorio dejó de dar vueltas.

-Fennec, vamos a hacer otra muestra viva. Esta vez quiero una femenina. Puede ser muy difícil. Sí, en esta etapa sería muy difícil… pero por eso debimos preparar una con anticipación.

-Vamos a hacerlo.

-Aunque existe un gran riesgo de fracaso-

-El fracaso y sacrificio son cosas por las que debemos pasar con el fin de conseguir el progreso. No te preocupes, seremos capaces de superarlo para tener la pieza final en nuestras manos.

-Supongo que tienes razón. -coincidió el de bata.

-¿Entonces vamos a cenar? Probablemente no te interese mucho, pero tengo todo preparado, y el platillo principal es cordero. También tendremos un extraordinario vino para acompañarlo.

-¿Y café después de comer?

-Por supuesto; pero te lo suplico, quítate la bata de laboratorio al menos mientras comemos.

El hombre le dio una suave palmada en el hombro al de la bata de laboratorio. Después miró de reojo la escena fuera de su ventana. Detrás del panel de grueso vidrio inmaculado, las estrellas empezaban a centellear.

-Aquí estamos.

Nezumi se detuvo. Estaban parados enfrente de un edificio de tres pisos. Al menos éste se asemejaba más a un edificio que las ruinas que constituían el hotel, pero no eran muy diferentes en el sentido de que ambos se estaban cayendo a pedazos.

El zaguán arqueado y las paredes de tabique rojo probablemente habían transmitido un aire de autoridad, pero ahora estaba infestadas por enredaderas, derrumbadas en algunos sitios e irradiaban un aura de desvencijado, Nezumi levantó la barbilla.

-Alguien está en casa.

Había una luz en la ventana central del tercer piso; debido a su brillantez, probablemente se tratara de una lámpara eléctrica, lo que significaba que había electricidad en el edificio.

Empujaron las puertas de madera y entraron. No había signos de gente en el primer o segundo piso. Las escaleras, también de madera, crujían ruidosamente con cada paso que daban.

Si el dato de Inukashi era acertado, un antiguo reportero del periódico Proyecto de Información se suponía que vivía allí.

Subieron al tercer piso. Una luz se desparramaba desde una ranura de la puerta abierta hacia el pasillo de madera, que estaba alfombrado de una gruesa capa de polvo. En la zona iluminada había varias botellas de vidrio vacías; era fácil determinar lo que habían contenido las botellas. Shion no tenía que levantar ninguna para confirmar, debido al fuerte olor de alcohol que llenaba el aire a su alrededor. En una oscura esquina del corredor había montañas de paquetes de papeles, y latas vacías dispersas alrededor. Sólo la puerta de donde salía la luz no estaba sucia o rota, aunque era muy vieja. Shion levantó la mano para tocar, pero Nezumi lo hizo retroceder.

-¿Qué sucede?

-No, es sólo- el ambiente es extraño.

-¿Ambiente? ¿Qué quieres-?

Antes de que Shion pudiera terminar la frase, escuchó un grito desde el interior. Le pertenecía a un hombre. Era el sonido de mobiliario siendo volcado. Una voz aguda gritaba enojada. Pudo escuchar el sonido de un vaso siendo destrozado.

-Suena serio. ¿Ahora qué, Shion?

-¿Qué quieres decir con “ahora qué”?

-Parece que están ocupados en este momento. ¿Deberíamos regresar otro día?

-Puede que.

-Eso creo.

De nuevo hubo un fuerte ruido. La profunda voz de un hombre gritó pidiendo ayuda. Shion intentó irrumpir en la habitación, pero Nezumi lo detuvo y abrió la puerta.
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La habitación estaba bien iluminada por una gran lámpara. Era la luz más brillante que Shion había visto desde que había llegado al Bloque Oeste. La luz iluminaba claramente cada rincón de la habitación: junto a la ventana había un gran escritorio, y contra la pared había un sofá de tapizado mediocre; el suelo estaba cubierto, de nuevo, por paquetes de papeles y libros apilados o desperdigados sin orden aparente. Pero todas esas cosas las notó una vez que dio un buen vistazo alrededor, mucho después. Lo que Shion vio inmediatamente por sobre el hombro de Nezumi fue a dos personas enzarzadas; eran un hombre y una mujer. El hombre vestía pantalones, pero tenía desnuda la parte superior del cuerpo. La mujer estaba vestida toda de negro; su cabello, cortado recto a la altura de los hombros, también era negro. Ella estaba a horcajadas sobre el hombre; el dobladillo de su falda rasgada estaba subido y revelaba su muslo, tenía un cuerpo bien dotado y curvilíneo. Tenía un rostro, nariz y ojos redondos. Su cara estaba tensa.

La mujer levantó la mano derecha.

-¡Auxilio! -gritó el hombre. Shion se dio cuenta de que había un cuchillo en la mano de la mujer. Nezumi chasqueó brevemente la lengua.



-¡Eres un bueno para nada! -gritó la mujer. Nezumi se movió al mismo tiempo; sin emitir ni un sonido y a la velocidad de la luz, estaba sosteniendo la muñeca de la mujer. Sin una palabra, la torció.

El cuchillo se estrelló en el suelo. Shion se precipitó a recogerlo, de reojo detectó un estuche rojo para cuchillos. Lo agarró con parsimonia y envainó el cuchillo. Se sintió aliviado.

-¿Qué demonios estás haciendo? -chilló la mujer estridentemente. Había caído sobre su trasero al ser arrastrada por Nezumi.

-No creo que deba esgrimir un juguete como ese, Señorita. Es peligroso, -dijo Nezumi suavemente.

-Déjame en paz. ¿Qué tiene que ver contigo? Este bueno para nada, bolsa de mierda, mujeriego, merece morir.

La mujer estalló en lágrimas en el suelo. Aun sosteniendo el cuchillo, Shion miró su espalda encorvada. No sabía qué hacer, no había nada en el manual de Shion que le dijera cómo lidiar con esa clase de situación. Nezumi se puso en cuclillas y acarició gentilmente la espalda de la mujer mientras se sacudía con los sollozos; bajó la voz hasta un tranquilo murmullo.

-No llores. No- debes llorar.Llora hasta vaciar tu corazón. Así te sentirás mejor. Vamos, llora-

Era como una canción de cuna. Su susurro era profundo y tranquilizador, y se sumergió en el alma de Shion como el sonido de la lluvia se filtraba en la habitación subterránea. Pudo ver que la agitación de la mujer remitía mientras su gentileza y tranquilidad la cubrían; pero no había gentileza o tranquilidad en la mirada de Nezumi. Después de echarle un rápido vistazo a la habitación, su mirada se detuvo en el hombre de mediana edad que estaba jadeando, medio desnudo, en el suelo. Entonces sus ojos volaron hacia Shion, quien estaba inmóvil, pegado al suelo. Shion dio un paso al frente.

-Um- ¿Eres Rikiga-san? ¿El que solía trabajar en el periódico Proyecto de Información?

El hombre se levantó de forma inestable y pasó los brazos dentro de una camisa extendida en el sofá. Aunque no era exactamente obeso, tenía carnosidad alrededor de los hombros y la cintura. Una cicatriz blanca se perfilaba en diagonal bajo su omóplato derecho.

-Uh- ¿Estamos con la persona equivocada? -preguntó Shion con incertidumbre. -Vinimos hoy porque oímos que aquí podríamos encontrar a Rikiga-san-

-Estás con el indicado.

Era la mujer quien había contestado; su rostro era un desastre empapado de lágrimas, sudor y mocos, pero ya no estaba llorando.

-Ese mentiroso bueno para nada utiliza ese nombre. Alguna vez fue el reportero de un periódico, pero ahora esta mierda remedo de hombre está reducido a hacer revistas porno de mierda para pagar su hábito de alcohólico.

-¿Y quién es la que tuvo un ataque de histeria cuando fue botada por ese remedo de hombre, eh? -replicó el hombre que había sido llamado Rikiga.

-¿De qué estás hablando? -contratacó la mujer. -¡Tú fuiste quien dijo que quería casarse!

-Te lo dije, se presentaron algunos problemas, y ya no me puedo casar contigo.

-¿Qué problemas?

-Bueno- ah, um- verás…

-Si vas a intentar engañarme, al menos tómate el tiempo de pensar en una mentira apropiada. No soy de las que engatusas con mentiras.

Desatando la cólera con sus propias palabras, la ira de la mujer amenazaba con explotar de nuevo. Repentinamente se lanzó hacia Shion con la respiración agitada.

-¡Devuélveme mi cuchillo!

-No- no puedo hacerlo- -se resistió Shion. -Detente, por favor. Es peligroso.

-Dije que me regreses el maldito cuchillo. ¿Qué “problemas”, eh? Vamos a oír tu excusa. No puedo creer que esté siendo botada de esta forma. Voy a matarte.

-Detente, cuidado-

Nezumi se levantó. Con un solo paso, llegó al lado de Rikiga y puso una mano en su hombro.

-Padre, ¿Ella va a ser nuestra nueva madre, desde ahora?

La mujer se congeló. Su boca se quedó completamente abierta, y sus párpados temblaron.

-¿Padre?

Nezumi asintió con una sonrisa afectuosa.



-Tú- ¿Tienes hijos? Nunca había escuchado nada sobre eso.

La voz de la mujer se volvió ronca. Rikiga pestañeó.

-Padre y Madre se separaron hace mucho tiempo. -explicó Nezumi. -Pero Madre murió el mes pasado, así que vinimos a vivir con Padre. Ya habíamos oído antes que Padre tenía alguien a quien amaba, pero dijo que desistiría de casarse para que pudiéramos vivir de nuevo juntos como una familia, nosotros tres. Cierto, ¿Shion-niisan?

-¿Eh?

-Vinimos desde lejos buscando a Padre, ¿Cierto?

-¿Qué? Oh- sí, claro. Somos sus hijos. Gusto en conocerla.

Rikiga se aclaró la garganta unas cuantas veces.

--Así es, son mis hijos. Tendré que cuidar de ellos desde ahora… criarlos a los dos por mi cuenta. La vida se volverá mucho más difícil. No puedo hacerte pasar por eso, cariño. Te amo, te amo muchísimo. Pero estos niños necesitan a su padre… no puedo agobiarte pidiéndote que seas su madre. No tengo otra opción más que pedirte que termines conmigo.

-Entonces eso es lo que ocurrió…

-Bueno- más o menos.

La mujer pasó una mano por su cabello y suspiró.-Así que de eso se trata.

-Así es.

La mujer pasó de nuevo una mano por su cabello, luego recogió su abrigo y bolso, que estaban tirados en el suelo. Miró a Shion, y retrajo ligeramente la barbilla.

-Tienes un cabello extraño. ¿Es una peluca?

-Oh, um- pasaron algunas cosas…

-¿Más problemas? De tal palo tal astilla, deben amar sus problemas. Oh bueno, está bien. Si eso es lo que sucede, terminaré contigo. De todas formas, como si quisiera a un hombre de mediana edad con hijos.

La mujer agitó vigorosamente la mano.

-Entonces adiós. Fue divertido mientras duró.

La puerta se cerró. Shion dejó que el cuchillo cayera al suelo; tenía las palmas sudorosas por los nervios.

Rikiga levantó la silla y la enderezó, después empezó a recoger los pedazos de cristal roto. Probablemente habían tenido algún tipo de bebida, porque su contenido había dejado una mancha en la alfombra que emitía un olor tan potente a alcohol que hizo sentir enfermo a Shion.

-Dios, ciertamente se pasó de la raya, -gruñó Rikiga. -¿Fue divertido mientras duró, e? Poniendo una cara serena en el último instante. Caray.

Rikiga miró alternativamente a Shion y Nezumi, y sonrió.

-Me salvaron de la horca. Primero, permítanme que les dé las gracias.

Tenía hombros anchos y fuertes y una considerable altura. El puente de su nariz era alto, y combinaba bien con su bigote. Su cara no era ni atractiva ni fea; era una cara imbuida tanto de optimismo como usada durante las dificultades, era una cara de voluntad astuta, acerada y flexible.

-Aunque tu actuación pudo haber sido mejor. Especialmente para una estrella del espectáculo como tú, Eve.

Nezumi recogió el cuchillo del suelo y sonrió apenas.

-¿Sabes sobre mí?

-Soy tu fan. Fui a ver tu último show la semana pasada.

-Es agradable oírlo, pero no aparecí en ningún show la semana pasada.

-¿En serio? Bueno, como sea, queríamos hacer una presentación especial sobre ti en nuestra revista. Le pedimos a tu manager que nos consiguiera una entrevista contigo, pero nos rechazó.

-Seguramente lo haría, con una revista como esta. -Los dedos de Nezumi voltearon casualmente las páginas. La cubierta tenía la foto de una mujer desnuda. En conjunto, estaba más bien borrosa. Todas las otras páginas eran algo parecidas: mujeres desnudas y hombres medio desnudos. Lascivia y provocación se desbordaban de las endebles páginas enlazadas.

-Es el manual para la gente joven, -dijo Rikiga. -Les enseñamos todo desde control natal hasta cómo conseguir mujeres.

-Deberías hacer pronto una presentación sobre la correcta forma de botar a una mujer, anciano.

Nezumi apartó la revista. Rikiga levantó las manos con ademanes exagerados.

-Auch Eve, eso fue muy rudo. Creí que serías más afeminado.

-Es gracioso oírlo de alguien que hace un minuto estaba tirado en el suelo, por una mujer.

-Estaba ebrio, ¿De acuerdo? Y ella simplemente saltó hacia mí repentinamente- pero nunca hubiera adivinado que tenía un cuchillo. Cosas escalofriantes, esas mujeres.

Shion dio medio paso al frente.

-Eve… ¿Ese es tu nombre real, Nezumi?

-Para nada. Es sólo para el trabajo.

-Tu trabajo… así que eres un actor de teatro.

-Nada así de elegante. Tal vez un par de pasos por encima de esa revista.

-Pero- oh, -murmuró Shion en comprensión. -Así que por eso hablas y te mueves tan gallardamente.

Un reflector brillaba en un escenario oscuro, iluminando a un solo actor mientras salía flotando de la oscuridad. Cautivando los ojos, oídos y almas de todos los espectadores, su voz resonaba- a veces, con un elevado aire elegante; otras veces, con un estremecimiento doloroso como el viento que silbaba bajo hacia el suelo.



Nezumi se burló.

-¿Qué estás imaginando, Shion? Estamos hablando de un teatro aquí, en el Bloque Oeste. La gente que tiene algo de dinero extra, viene a olvidar sus preocupaciones por un rato. No tenemos telones bordados, vestuario decente, o escenografía. Es mayormente canto o baile improvisado. Eso es todo.

-Pero aun así hace que la gente olvide sus preocupaciones, ¿Cierto?

-¿Eh?

Shion miraba a Nezumi sin pestañear. Durante las pasadas horas, había experimentado casi tanto- no- tal vez incluso más de lo que había visto y oído durante toda su vida. Por supuesto, simplemente había sido un vistazo; pero había echado un vistazo a lo duro y brutal que era sólo vivir un día, una hora, incluso un momento, en ese mundo. Si esa gente, en su breve momento de respiro, decidía ir al lugar de su propia elección, y era donde Nezumi estaba, entonces pensaba que era asombroso. No llenaba sus estómagos, o apagaba su sed; pero aun así la gente anhelaba ese crudo escenario y las historias que les contaban ahí, y al sumergirse en ellas, olvidaban su melancolía. Aplaudían, lloraban, reían y bullían de ruido. No había forma de predecir cuando se abatiría sobre ellos la muerte; pero en ese momento, aún podían vivir y disfrutar la vida. Precisamente por eso podían vivir y disfrutar la vida.

-Creo que es asombroso, Nezumi.

Nezumi suspiró, se contuvo rápidamente e hizo una mueca.

-Párale. No es tan prometedor como lo haces parecer. Probablemente nunca has visto un escenario.

-Tienes razón- en No. 6, a los estudiantes no se les permitía ver obras.

-Eso pensé. Especialmente para los de alto nivel como tú, Sr. Élite. Todo lo que veías o leías debía ser estrictamente limitado- aunque probablemente nunca te diste siquiera cuenta de lo que mantenían alejado de ti.

-¿No. 6?

Rikiga se detuvo a punto de poner un cigarrillo en sus labios. -Oye, espera un minuto. ¿Me estás diciendo que este chico de peluca viene de No. 6? Tienes que estar bromeando.

-No es una broma, anciano. Y no usa peluca.

-¿Entonces es una nueva clase de sombrero? ¿Es lo que está de moda en estos días?

-No, es mi cabello real, -contestó Shion. -Sencillamente- han pasado un montón de cosas debido a- eh, problemas.

-¿Oh? -dijo Rikiga. -No hay nada que ame más que los problemas. Si realmente fuiste echado de No. 6, debes tener problemas inigualables. Quiero escuchar tu historia, y la causa de ese cabello.

Nezumi brincó a sentarse al escritorio y dejo colgando una pierna.

-¿Huele a algo, anciano?

-¿Qué?

-Tu nariz se agitó. ¿Olfateaste un platillo interesante, o qué?

Rikiga dio una palmada a su nariz. Nezumi continuó riendo suavemente.

-Es la misma nariz que hacen los perros cuando huelen comida. Se tuerce, luego las fosas nasales se abren.

Rikiga frunció el ceño y una expresión de claro disgusto se extendió por sus facciones.

-Lo mencione antes, Eve. Creo que tenía una opinión errada de ti. Creí que serías más gentil y refinado. Nunca imagine que fueras este niño rudo y descarado. Francamente estoy decepcionado.

-Creí que eras mi fan.

-Ya puedes olvidarte de eso. Dios, no sé qué es lo que disfrutas tanto de burlarte así de los adultos.

-Karan, -dijo Nezumi calladamente. Rikiga se congeló. -¿Conoces a una mujer que responde a ese nombre?

El cuerpo de Rikiga, empezando a mostrar signos de su sobrepeso de mediana edad, se tambaleó peligrosamente. Su garganta se contrajo como si tragara.

-¿Conoces a Karan…? ¿Son conocidos de ella?

-Ella es mi madre.

Rikiga pareció no entender inmediatamente las palabras de Shion. Respiró hondo.

-¿Madre?

-Yo- oh, mi nombre es Shion. Soy el hijo de Karan.

-Hijo… el hijo de Karan, eh. ¿Quién es el padre?

-No podría decirte.

-No podrías- ¿No sabes quién es? ¿Falleció?

-No- mi madre me dijo que se separaron poco después de que yo naciera. Toda mi vida sólo hemos sido nosotros dos. Nunca conocí a mi padre.

Nezumi continuó riendo.

-¿Me estás diciendo que hay una posibilidad de que pueda ser tu hijo?

-No- no puede ser- espera un minuto, er, ¿Cuál dijiste que era tu nombre?

-Shion.

-Shion- áster, Eh. A Karan le gustaba mucho esa flor. Uh- Shion, ¿Esperarías un minuto? Iré por una bebida- ah, me refiero, no una alcohólica, por supuesto… ¿Qué te gustaría? Tengo de todo. Oh sí, mira- vamos a un sitio más confortable donde podamos hablar.

Rikiga golpeó la pared detrás del sofá y la presionó con la mano derecha. La pared se deslizó silenciosamente a un lado.

-Wow, -silbó Nezumi. -¿Reconocimiento dactilar? Tienes algunos artilugios elegantes aquí. Supongo que no está tan lamentable como parece.

Detrás del muro apareció una habitación bastante extravagante. El piso estaba cubierto con una alfombra de lujo, y había sillas de piel, un sofá de piel y una mesa. Había fuego en la chimenea empotrada a la pared.

-Entren, por aquí. Prepararé algo de café. ¿Tienes hambre? Tengo un pay excelente.

Shion había olvidado que estaba muriéndose de hambre; su estomago vacío dolía.

-¿Qué clase de pay? -dijo Nezumi. -Yo prefiero carne.

-Tú puedes callarte. -Rikiga agitó con irritación la mano hacia Nezumi.

-Eres horrible, tratándonos tan diferente.

Rikiga lo ignoró y desapareció en una pequeña habitación aledaña. El aroma a café pronto flotó hacia ellos.

-Café y pay, eh. No puedo creerlo. -Shion apenas había probado alimentos tan sabrosos desde que escapara de No. 6. Nezumi dejó vagar la mirada por la habitación.

-Tienes razón. Son artículos de lujo, seguro. Y viendo cómo está equipada esta habitación… parece que la información de Inukashi dio en el blanco después de todo.

-Si ese es el caso... -dijo Shion pensativamente. -No, no puede ser…-

-¿Qué no puede ser?

-Madre me dijo una vez que mi padre estaba en un tira y afloja con el dinero y las mujeres, y que estaba a un paso de convertirse en un alcohólico, un irremediable-

-¿Bueno para nada?

-Sí. Un irremediable bueno para nada… pero dijo que era realmente gentil, honesto y sencillo.

-¿Qué se supone que significa eso? ¿Tu Mamá aún está apegada a él?

-No tengo idea… pero encaja en la imagen, ¿Cierto?

Nezumi echó una ojeada a la entrada de la pequeña habitación e hizo una mueca.

-No sé sobre la parte de gentil, honesto y sencillo, pero seguro que está en un tira y afloja con las mujeres y en camino a convertirse en un alcohólico. Ahora que lo mencionas, supongo que se parecen un poco en el contorno de los ojos. Bueno, no tenemos pruebas de ADN aquí, así que no hay forma de estar seguros.- Shion, no luces muy bien.

-Ah, no… probablemente sólo estoy hambriento…

-No te preocupes. Simplemente la idea de eso siendo mi padre también me haría sentir enfermo. Probablemente me daría fiebre.

-¿Tienes fiebre? ¿Estás bien? -Rikiga posó una bandeja en la mesa. Había café, pay y un vaso de wiski. A Shion se le hizo la boca agua.

-A Karan también le gusta el pay, -dijo Rikiga reflexionando. -También le gustaban el pan y los pasteles.

-Aún los ama, -replicó Shion. -Ahora hornea pan para vivir.

-Hornear, eh… mm-aja. Ya veo.

Una idea chispeo en la mente de Shion.

-¿Recuerdas el pastel de cereza?

-¿Pastel de cereza? No estoy seguro... ¿Qué, quieres comer pastel de cereza?

-No, es sólo… mi madre me dijo una vez que el día que nací, mi padre llegó a casa con tres cajas, cada una con un pastel de cereza entero. Y ambos se los comieron juntos.

Rikiga dejó en la mesa el vaso de líquido ámbar y entornó los ojos.

-Esa es… ¿Uno de los recuerdos atesorados de Karan, eh? Pero desafortunadamente no tengo recuerdos de eso. Nunca compre o comí pastel de cereza con Karan. Ni siquiera fui un residente de No. 6. Shion, no soy tu padre.



Parte C

novela no. 6, no. 6, traducción

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