El sofá sueco de mi casa está cubierto por una manta verde. Verde manzana, o quizás del verde de la hierba recién brotada.
Es suave, como acariciar a un gato. Sólo que sin el runrún. Y liviana, apenas pesa nada.
Mientras la manta-gato-verde-manzana reprime sus ansias de volar va soltando pelusas. Igual que un gato. Pelusas verde manzana, que cuando
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