Parece que vienen así los días, uno detrás de otro, que haya que ir quitando páginas del calendario. Pero no es verdad.
El tiempo no es una línea, ni siquiera un círculo, y mucho menos unas manecillas de reloj. El tiempo no hace tic tac. El tiempo se transforma, hace espirales, vuelve atrás, se mete en sí mismo, sale y se lanza al espacio
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