Cuando leo blogs o journals, incluso periódicos, me da la sensación de que, por muy intimistas que parezcan las entradas, no dejan de tener ese aire de alcoba aireada y puesta en orden que tienen las casas que se enseña a las visitas.
Soy capaz de entender que tener un blog no es convertirse en Belén Esteban; pero tampoco es serio ponerse a contar
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