- Veintisiete minutos, Archibald.
La voz que le llega desde el otro lado de la mesada es animada y juguetona, aunque en su pequeña broma se adivinen trazos de verdadera impaciencia. Nate suelta un bufido (que pretende ser de cansancio, aunque lo logra sólo a medias), seguido de una risita y un gesto teatral hacia la manija del horno, mostrando
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