Título: El diablo que nunca conociste.
Pairing: Sam/Lucifer.
Género: Drama, Romance, General
Clasificación: NC-17.
Advertencias: Angustia, saltos temporales algo confusos(ver notas de autor), spoilers hasta la 7 temporada.Ligeras referencias a la obra de Neil Gaiman "The Sandman".
Autor:
heshipsj2Beta:
chinsungieSumario:Sam sabe que es afortunado de estar vivo, que no cualquier persona resiste 200 años atrapado en una jaula con el demonio torturandote pero está de vuelta y está agradecido por ello. El problema es que el mundo se está acabando y aparentemente Lucifer lo ama, Dean lo cree un loco,Bobby está muerto y los Leviantanes se quieren comer al mundo.Sam no entiende nada.
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Sam no sabía que hacer sino simplemente suspirar, se sentía derrotado, profundamente derrotado y sin palabras.
-Bueno, eso fue como ver una película porno…Una buena claro.-dijo lucifer al aire antes de mirarlo.-¿Te gustó ?-le pregunta Lucifer, dirigiendo su mirada a la entrepierna de Sam.
Tiene una erección. Y Sam no quiere elevar su mirada porque sabe perfectamente que Lucifer también, solo que Lucifer es un maldito ángel y no tendría vergüenza de mostrarle su polla a todo el mundo.
-No…No acepto esto, tiene que ser una broma ¡Otra realidad!-respondió Sam por fin, elevando su mirada hasta Lucifer.-¡Jamás me acostaría con un profesor! ¡Menos follaria en un maldito escritorio!-
Lucifer se larga a reír.-Oh claro que no.-le asegura.-Ya he echado un vistazo ¿Sabes? Para que nos ahorremos el resto de la película.-le dice sonriente.-Dos clases privadas después tú y yo comenzamos a salir ¡Todo Stanford escandalizado porque el maldito profesor de debate se tira a un alumno de primer año!-
Sam simplemente no responde, está demasiado sorprendido como para hacerlo, de todas formas no tendría sentido porque sabe que Lucifer habla con la verdad.
-Pero no nos importa porque el sexo es genial y soy la única persona además de Jessica que te hace reír de verdad y ninguno de los dos cree que pase pero terminamos enamorándonos y cuando te gradúas simplemente soy tú persona más importante en todo el mundo. Tú única persona en todo el universo.-
Sam baja su mirada, porque los recuerdos le atraviesan como balas en su cabeza. La graduación, la primera cita, la forma en la que Lucifer toma su mano y no tiene miedo de demostrar su afecto en público.
Y llora, llora en silencio, dejando que las lágrimas trasparentes bajen por sus mejillas una tras otra.
-¿Sam?-le llama Lucifer en voz baja, suena extrañado.-¿Por qué lloras?...-
-Quiero irme…Quiero salir de aquí, por favor. Déjame salir de aquí.-
Lucifer no entiende.
Cuando vuelve del baño -o de lo que creyó, fue el baño-Sam quiere intentar creer que no recuerda nada y que no pasó cerca de un mes reviviendo en su cabeza recuerdos junto al diablo en aquella habitación que no sabe bien qué es ni porqué pudo estar tanto tiempo allí.
Solo sabe que cuando vuelve del baño del bar, no está en el bar sino en la casa de Bobby sentando en el sofá y con una cerveza en su mano derecha.
Y entonces se apresura a ver su celular, ha pasado un mes. Un maldito mes ¿Ha estado tanto tiempo desaparecido?
-¿Dean?-llamó pero no hubo respuesta.-¡¿Dean?-volvió a llamar de su asiento y unos segundos después Dean por fin se asomó por el marco de la puerta.
-¿Qué?-preguntó el mayor de mala gana.-¿Estamos ocupados sabes? -
Sam bajó su mirada un poco, por la respuesta de Dean dedujo que no había desaparecido en lo absoluto.- ¿Con qué?-no pudo evitar preguntar, algo confuso y Dean simplemente le miró aun más confundido y extrañado.
-No lo sé ¿Con los malditos leviatanes que se quieren comer el mundo? ¡Joder Sam!-gruñó molesto y se volvió en la dirección contraria.
Y entonces Sam lo recordó todo, sí, hace dos semanas que estaban en casa de Bobby buscando algo de información para detener a los leviatanes. No sabían que querían ni que podía matarlo pero había que detenerlos.
Salvar el mundo, otra vez. Y entonces Sam suspiró cansado.
-Ellos no importan Sam, cuando todo termine no existirán ¿Para que te complicas?-le pregunta Lucifer desde la mesa, sentando sobre ella sin embargo Sam no respondió, ni siquiera le miró.-Me gustaría saber por qué estás molesto.-
Sam se preguntaba por qué seguía ahí, en el sofá y no con Dean y Bobby para buscar alguna forma de solucionar el problema de los leviatanes.
-No importa, no me digas ¡Lo descubriré yo mismo!-exclamó Lucifer alegre y Sam simplemente sacudió su cabeza y se incorporó del sofá.
Tenía un mundo que salvar.
Por alguna razón Sam sabe que no importa cuantos libros, escritos antiguos lean o investiguen con profundidad, nunca encontrarán nada porque no tienen a nadie que les pueda dar una sola pista de que son específicamente estos monstruos.
Es entonces cuando desearía que Castiel no se hubiera vuelto loco y estuviera con ellos. Claro que si Castiel nunca se hubiera puesto así los leviatanes jamás habrían salido de donde estaban enjaulados en primer lugar. Sobre todo, extrañaba la calma que Castiel le provocaba.
¿Dónde estaría?
Echa una mirada desde su asiento hasta Dean, está leyendo un libro sobre dioses nórdicos, están desesperados y ahora es simplemente como si mataran el tiempo, mintiéndose a ellos mismos. Es entonces cuando nota la presencia de Lucifer detrás de su hermano, con las manos detrás de su espalda, sonriéndole.
Entonces vuelve a su libro. Y de repente comienza a sonar una melodía…Suave ¿Un piano?
-Every now and then, I get a little bit lonely and you're never coming round.- Sam se gira y sí, Lucifer está cantando. ¡Cantando!- Every now and then, I get a little bit tired of listening to the sound of my tears.-
“Oh Dios, esto no está pasando” piensa Sam con sus ojos bien abiertos. Lucifer se empieza a mover por la habitación, sus brazos bien abiertos. Cantando.
-Turn around, bright eyes.-Lucifer comienza a rodearlo con lentitud, sin dejar de mirarle. Y entonces la música se hace más intensa.- Turn around, bright eyes.-
Sam se siente incomodo, sumamente incomodo. ¡Lucifer le está cantando!
-¡And I need you now tonight, and I need you more than ever .And if you only hold me tight, we'll be holding on forever. And we'll only be making it right 'cause we'll never be wrong together. We can take it to the end of the line!-
Y no, no lo está disfrutando porque si hay alguien que canta peor que él o Dean ese es Lucifer. Oh Dios, hasta ha hecho que alucine con la banda musical de fondo…
-¡Gracias publico! ¡Gracias! Está canción es para Sam Winchester, a quien más amo en todo el universo.-dice Lucifer dejando sonar la melodía y hace reverencias antes de sentarse sobre la mesa, cerca de Sam.-¿Ahora me perdonas Sammy? ¿Por favor?-
Y si no fuera por la voz de Dean Sam simplemente le habría gritado un gran y rotundo “No” y con ello, haberlo dejado entrar, lo bueno es que hermano es oportuno, como siempre.
-¿Sam? ¿Qué te pasa?-le pregunta Dean con cara confundida.-Sigue leyendo eso, necesitamos solucionar esto ¿Vale.-
-¿Por qué siempre tienes que arruinar nuestros momentos Dean?-pregunta Lucifer con evidente molestia y entonces le sacó la lengua de víbora.-Idiota.-
Sam simplemente no respondió y echó una mirada silenciosa a Bobby que no prestó demasiada atención a la llamada de atención por parte de Dean. Se sentía abrumado. Y unos minutos después cuando elevó su mirada del libro, Lucifer ya no estaba.
-¿Encontraste algo útil chico?-le preguntó Bobby con su voz áspera y Sam simplemente sacudió su cabeza, suspirando.
-Mierda.-gruñó molesto Dean desde su asiento.-Llevamos horas aquí sentando buscando alguna cosa y nada, no sabemos absolutamente nada.-
Bobby se aclaró su voz, caminando delante de Sam para acomodarse en su asiento tras el escritorio.-No es como si los fueras a encontrar en la guía telefónica Dean. Nunca nos habíamos enfrentado contra algo así, no hay registro de ellos.-
-Entonces no sabemos cómo matarlos.-murmuró Sam.
Dean suspiró, parecía derrotado. Se frotó los ojos, como si tuviera sueño aunque aun no anochecía.-Putos leviatanes.-
-Tal vez lo más sensato sería esperar a que ellos hagan el primer movimiento.-sugirió Bobby con el mismo cansancio de Dean. Este le miró incrédulo, como si el hombre mayor estuviera bromeando.-Es lo único que podemos hacer por ahora muchachos.-
Sam asintió, estaba de acuerdo pero por alguna razón, con cualquier cosa que ellos hubieran decidido hubiera estado de acuerdo también. Dean fue un tanto más difícil de convencer pero al final simplemente lanzó otro gruñido y se fue a dormir, excusando cansancio.
-Bueno, mejor que duerma a que beba.-comentó Bobby apenas su hermano cruzó el umbral. Sam se quedó mirándole.
-¿Entonces tu también lo crees Bobby?-le preguntó Sam con suavidad a lo que el hombre simplemente se encogió de hombros.
-Solo esperemos que sea una cosa temporal, porque no seré yo quien lo lleve a A.A .-le dijo con un bufido y salió de la habitación en dirección a la cocina.
A Sam le hubiera gustado hacer algo por Dean, tal vez consolarlo, o hablar con él. Hablar sobre las cosas que sentía y las cosas que le dolían pero él no era estúpido, Dean no le iba hablar de sus sentimientos o de lo mucho que odiaba su vida actual. Y entonces se preguntó si este era el punto de quiebre. Si tal vez Lucifer tenía razón en lo que decía, en que era mejor que su realidad terminara fusionándose con la otra.
Tal vez como él…Dean también tuviera una oportunidad de encontrar a alguien, de ser feliz.
Rápidamente sacudió su cabeza, no es que él tuviera a alguien, no precisamente. En ese mundo él tenía a...Lucifer, tenía amigos y un trabajo y siendo totalmente sincero habría preferido existir en ese mundo que en este. Donde las tragedias simplemente seguían sucediendo y las personas seguían muriendo a manos de monstruos.
En aquella otra realidad Sam tenía la certeza de que lo sobrenatural no existía, aunque no estaba seguro de eso porque no había logrado indagar en los recuerdos del pasado y la misma pregunta del principio le volvió.
En esa realidad ¿Dónde demonios estaba Dean?
Sacudió su cabeza una vez más y se dirigió hasta el baño, para lavarse la cara y desperezarse un poco. Claro que cuando entró…
-Tu tienes un fetiche por los baños ¿No?-le preguntó Sam con una mueca de disgusta Lucifer que le miraba ya desde la misma silla de antes. Este simplemente se encogió de hombros, despreocupado mientras Sam se sentaba en la silla frente a él.
Su silla.
-Hey, yo solo creo la habitación, no las salidas ni las entradas.-le contestó.-Y ahora que me vuelves a hablar, supongo que no estás molesto conmigo ¿No? Sabía que mí canción te haría cambiar de parecer.-
Si Sam estuviera de buen humor, no. Si Sam siquiera tuviera la intención de entablar una conversación vana con Lucifer le habría contestado que no era una chica, que no estaba molesto con él, que estaba molesto consigo mismo y por eso lloró. ¿O es que acaso ver y sentir como disfrutaba del sexo con Lucifer debía hacerle sentir mejor? Pero claro, no iba a decirle eso.
Lucifer tomo su silencio como una afirmación y afiló su mirada sobre Sam.-Quiero preguntarte algo.-
-Lo preguntaras de todas maneras.-
Lucifer rio, era verdad.-¿Qué te aterroriza tanto sobre tú, yo y una cama en forma de corazón Sammy? No puedo ser tan malo, digo. Estoy usando lo que me resta de energía para crear esta habitación y tengamos una mejor relación ¿No te parece que me he esforzado para al menos agradarte?-le preguntó, y obviando el tono irónico y la referencia idiota sobre la cama en forma de corazón Sam supo que preguntaba con sinceridad.
-Soy un fenómeno.-le contestó Sam.-He sido adicto a la sangre de demonio, mi alma ha sido rota y estoy seguro que he matado y violado gente. Además de eso sigo siendo el recipiente del mismísimo diablo. Y tú.-dijo Sam con dureza.-Tú eres la peor existencia jamás creada, Lucifer, eres la pesadilla de cada persona sobre este planeta. La representación del mal ¿Qué diría de mi si acepto quererte? ¿Si siquiera aceptar que me agradas? No quiero ser más raro y extraño de lo que ya soy…-
Lucifer hizo una mueca, no parecía dolido por las palabras de Sam aunque en el fondo sabía que eran verdad, era cruel y malvado pero su reputación solo era la exageración de un librito escrito por un grupo de locos que adoraban a un hombre que convertía el agua en vino.-Y aun así sientes algo por mí.-dijo convirtiendo la mueca en una pequeña sonrisa, se acomodó en su silla y entonces apuntó con su dedo al pecho de Sam.-Porque está ahí Sam, tú sientes algo por mi.-le aseguró.
Sam no respondió.
-Porque necesitas que alguien te quiera, alguien que no sea Dean.-agregó con suavidad.-Alguien que te diga que te quiere, alguien que te brinde luz cuando caes en ese poso oscuro de soledad Sam.-sonrió.-Y adivina quien soy yo. Lucifer el dador de luz. La primera estrella de la mañana. Irónico ¿No?-
En una semana cumpliría dieciocho años y por fin se largaría, ese pensamiento era su soporte cada vez que pasaba al lado de John Winchester durante las mañanas.
Porque no era su padre, nunca lo había sido. Y aunque lo dijera, aunque se refería a John como a su “papá” durante las reuniones de escuela e incluso con Dean, Sam jamás terminó de aceptar a John como su padre. No era la sangre, sino el simple comportamiento de John el que le hacía odiarlo. Aunque en ese entonces, no lo sabía ni se daba cuenta de aquello.
-Papá, tienes que dejarlo…-le dijo Sam aquella mañana antes de partir a la escuela, su padre estaba tirado en el sofá con una botella de vino en el piso, como casi todas las mañanas. No importaba que tan bien las escondiera o cuantas veces se llevara el dinero con él a la escuela para que John no lo gastara en alcohol, John siempre encontraba la forma.
-Sammy no grites…Mí cabeza.-se quejó con un gruñido.
Sam suspiró, y echo una mirada al retrato de su padre como Marine al lado de la larga lámpara, se veía tan bien en ese entonces, cuando su madre aun estaba viva.-Me voy a la escuela, no beberás más hoy ¿No?-
-Nunca más Sam, te lo prometo.-le aseguró cerrando sus ojos y se acomodó en el sofá.
Sam volvió a suspirar y salió de la casa en dirección a la escuela, le hubiera gustado tener a Dean para que lo llevara con su imponente impala, era más rápido pero claro, su hermano estaba ahora en la marina aunque hace un mes que lo habían transferido a la infantería del ejercito, por la ayuda que se necesitaba en Irak, las cosas estaban tensas y todo parecía que fuese estallar en una guerra, tarde o temprano. Así que estaba próximo a partir a la guerra aunque cuando Dean se lo contó, parecía no importarle estar arriesgando su vida.
-Haces lo que debes para mantener a tu país a salvo Sammy.-fue lo que le dijo.
Sam se preguntaba si su hermano terminaría muerto en la guerra o simplemente acabaría como su padre. No por la muerte de una mujer claro, sino por los horribles recuerdos de una guerra sin sentido que él no entendía y no apoyaba. Aunque desear el bien es más fácil que hacerlo.
Claro que eso su hermano no lo entendía, así que cada noche simplemente hacía lo mismo que había hecho cada noche de los últimos diez años de su vida. Rezar para dos uniformados del ejercito no aparecieran frente a su puerta con malas noticias.
-Así que ¿Aceptaste la beca o no Sam?-le preguntó Charlie en la clase de historia que en ese punto solo era para rememorar y perder el tiempo.
-Aun no lo sé, estoy pensándolo.-le contestó con una pequeña mueca de desagrado.-No quiero dejar a mi papá solo.-
Charlie rodó sus ojos.-Por las barbas de Dumbledore Sam, deja de preocuparte por tu padre y piensa en ti por una vez ¡Acepta la beca! ¡Es tú futuro!-
Sam suspiró.-Lo sé pero mi hermano no está y me tendría que ir a California ¿Sabes a cuantas horas está eso de aquí?-
-Podrías venir para navidad o el cuatro de julio.-
-Él me necesita…Tal vez cuando mi hermano vuelva pueda entrar.-
-Para entonces no habrá beca Sam, tienes que tomar una decisión.-le aseguró Charlie esta vez más amistosamente.-Aunque siempre podrías irte a la UTM conmigo, hay club de Harry Potter allí ¿Sabías?-
Sam rio entre dientes.-No creo que les guste el” Luna-Hermione”,Charlie….No en ese sentido.-
-¡Tonterías!-
Ese día John no bebió, justo como le prometió a Sam aunque más de una vez echó una mirada a la botella de vino en el gabinete detrás de Sam, estaba medio escondido pero podía verlo perfectamente.
-¿Papá?-le llamó Sam.-No has tocado tu ensalada….-
John se encogió de hombros, sus ojos se veían tan cansados y eso que había dormido todo el día.-Sabes que la ensalada no es lo mío Sammy, pero ya me comí el bistec.-
Sam sonrió de lado.-Lo noté ¿Quieres el mío? Te lo doy si me das tu ensalada.-le ofreció sonriente y John asintió, intercambiando las porciones de ambos.
-Así que Sam ¿Ya aceptaste la beca? Deberías empezar a pensar en matricularte una vez te gradúes…-
-¿Podemos parar un minuto?-interrumpió Sam, haciendo que todo se tornara en blanco y negro. Un segundo después Lucifer apareció delante de él.
-Pensé que querías saber de estos recuerdos…-le dijo Lucifer en voz baja.
Sam suspiró pesadamente.-No es lo que pedí, yo quería saber donde estaba mí hermano…No lo que sucedía con mi padre y como terminé en Stanford.-contestó Sam.-No tiene sentido que vea esto.-
Lucifer elevó una ceja.-Pero es tu padre. Se supone que lo amas ¿No te interesa saber que pasa con él?-
Sam le miro con dureza.-Mí padre no era un borracho Lucifer, ni tampoco me intercambiaba la ensalada por un bistec cuando no tenía ganas de comerla.-y entonces apuntó hacía el hombre atrás de él, John.-Ese hombre no es mi padre.-
-Lo es en este mundo y es John Winchester en esta realidad Sam.-y entonces afiló la mirada sobre Sam.-A menos que simplemente no quieras ver este recuerdo por otra cosa…¿Qué pasa Sammy? ¿O es que ya te sabes la película de memoria?-
Sam miró a otro lado, evadiendo la pregunta de Lucifer y entonces todo volvió a la normalidad.
-No aun no.-le contestó sin mirar a su padre.
John le miró extrañado.-¿Y por qué no?-
Sam se encogió de hombros.-Es solo…No sé papá, no me gusta que estés solo.-le contestó.-Puedo esperar un tiempo, no es urgente.-le contestó dándole un bocado a su ensalada.
John ni siquiera tocó su bistec.-Pero es una beca completa Sam…Yo estaré bien aquí.-
Y en ese entonces Sam se auto engañaba. No, John no era un alcohólico sin trabajo que vivía a costa de pensiones del estado, claro que no. Solo se ponía melancólico con facilidad…Solo eso. Y Sam no quería que su padre terminara peor, quería estar con él.
-Esta bien papá, en serio.-le aseguro pero John iba a responder claro que Sam le miró lo suficientemente duro para que dejaran el tema.-No digo que la rechace, solo déjame pensarlo ¿Bien?-
John simplemente suspiró.
Días después, concretamente el día de su cumpleaños, por fin tenía dieciocho años y aunque no se podía emborrachar legamente por fin sentía que la adultez ya era parte de él. Llegó sonriente esa tarde, Charlie le había regalado un reloj con la imagen de Aragorn en el fondo del cristal, uno que solo se podía conseguir en la comic con del año anterior y a la que desafortunadamente no pudo ir.
-¿Papá?-llamó desde la puerta.-Ya llegué.-
Apenas entró al salón sintió como la pestilencia del vino le invadía de golpe en la nariz haciendo que cerrara sus ojos con fuerza.
-¿Sammeh?-era John, estaba borracho.
-¡Papá!-exclamó Sam yendo hasta su padre rápidamente para quitarle la botella de vino de sus manos pero John no le dejo.-¡Pero si ayer boté todo el alcohol en la casa!-
John se largo a reír.-Pss compreh ¡hick!-volvió a reír.-¿Sabes que Robb me hace descuentos por ser cliente regular?! ¡hick!-
-Papá…Vamos, para.-le dijo con suavidad y volvió a intentar retirar la botella de las manos de John pero este no le dejo.-¡Papá! -
-¡No! ¡ES MÍA!-le gritó Joh, su rostro se tornó rojizo.-¡Es mía! Mía!-
-Papá estas borracho, vamos dámela la botella.-le volvió a exigir pero John simplemente le miro ofuscado.
-Eres un aguafiestas Sammy, siempre lo mismo. Igual que ella, no dejas que me divierta.-le dijo, sacándole la lengua.-No tienes sus ojos ni su pelo pero eres exactamente igual a ella.-
Sam no era tonto, sabía que se refería a su madre.-Papá…Por favor, es mi cumpleaños.-le dijo volviendo a intentar arrebatarle la botella peor John no cedió y forcejearon por unos segundos. Claro que su padre era mucho más fuerte que él y finalmente le dio un buen golpe con el codo en la frente haciendo que Sam cayera con fuerza al piso.
-¡Es mía la botella! ¡Jo puta!-gritó enrabiado el hombre y entonces le dio un fuerte golpe en el estomago.-¡Jo puta!-
-Gracias….-murmuró Sam bajando su mirada hasta el piso negro, no tenía fuerzas para ver a Lucifer. Tal vez se estaría riendo de él, tal vez simplemente sentía pena por él. Pero al menos el recuerdo se había detenido.
-Sí me hubieras dicho habríamos podido pararlo antes Sam.-le dijo Lucifer desde su asiento.- No querías que yo viera eso ¿Cierto?-
Sam sacudió su cabeza, y enterró su rostro sobre sus piernas. Tratando de contener el nudo en su garganta y las lágrimas que luchaban por salir. Y entonces contuvo un gemido.
-Sam.-le llamó Lucifer.
-Cállate ¿Sí? Por un momento, cierra la boca.-
En algún momento todo tendría que detenerse, no tenía que escuchar a Lucifer ni a nadie, solo tenía que esperar y en un minuto estaría de vuelta en su realidad.
-Sam.-volvió a llamarle.
Y entonces explotó.
-¡Mí padre no era un borracho!-gritó Sam dejando que las lágrimas atravesaran su rostro.-¡Mí padre jamás me golpeó! ¡Jamás habría hecho eso! ¡Mí padre era un cazador que sacrificó su vida por sus hijos!-
Lucifer se quedó mirándole por unos segundos.-Eso es mucho más de lo que mi padre hizo por mi, deberías estar contento.-
Sam no supo cuando todo se acabó, ni en que momento Lucifer se paró de su silla para posar una mano sobre su hombro con calidez y gentileza, y en realidad no lo supo porque volvió a enterrar su rostro sobre sus piernas sin dejar de llorar.
Y no puedes atravesar el túnel en medio de la oscuridad sin alguien al otro lado del túnel susurrándote unas cuantas palabras de ánimo. Es imposible.
Cuando Sam volvió había pasado una semana y por mucho que intentó, no logró olvidar el asunto del recuerdo ni de lo sucedido en la habitación con Lucifer, y para su sorpresa Lucifer no regresó en toda esa semana.
Ni una sola vez.
-¿Crees que los leviatanes harán su jugada Sam? Ha pasado una semana y nada.-comentó Dean rompiendo el silencio entre ellos. Estaban viajando a Ohio, había lo que parecía ser un caso sobre hombres lobo y ninguno de los dos estaba con ganas de quedarse en casa de Bobby a esperar a que los leviatanes simplemente desaparecieran, porque eso no iba a suceder.
-No lo sé Dean.-fue lo que Sam le respondió sin mirarle.
Estaba ocupado preguntándose donde estaría Lucifer….Porque ciertamente, parecía no estar interesado en joderle el día, ni el día anterior a ese.
-¿Y a ti que te pasa? Joder estás tan raro últimamente Sam, un día pareces un fantasma en pena y al siguiente jodiendo como siempre ¿Hay algo que no me estés contando?-le preguntó Dean, parecía ofuscado y molesto. Solo entonces Sam se dio cuenta de que últimamente su hermano siempre estaba así…Molesto.-¿Tiene que ver con las alucinaciones?-
Sam suspiró, no estaba seguro de contarle a su hermano sobre sus viajes a otra en realidad, no por qué no le creería. Dios, habían visto tantas cosas…Sino por qué sabía que Dean le juzgaría, tal vez no a él pero sí al Sam de la otra realidad.
-Algo así.-respondió a medias.
-Sam…-y no era ese “Sam…” con pena, sino ese “Sam” como “Sam no me vengas con mierdas, habla de una vez” aun así el menor de los Winchester no respondió.-¿Tengo que parar este auto Sam?-
-¡No!-se apresuró a decir.-Solo…Solo escucha ¿Vale?-
Dean no paró de conducir, aun así echó una mirada rápida a su hermano.-Me estas asustando.-
-Pensándolo mejor…Para el auto.-
-¿Y le crees? ¡Es Lucifer Sam!-gritó Dean con enfado, Sam ya podía ver la vena marcada en la frente de su hermano.-¡Joder!-
-¡Pero lo viví Dean!-se explicó.-No era una alucinación, estoy seguro…Esos días, ese mes en Stanford…Era real, lo sé.-
Dean se paso una mano por su rostro, exhausto.-¡Pero has estado todo este tiempo aquí! ¡Te está jugando trucos Sam!-espetó Dean, caminando violentamente hasta su hermano.-Es una alucinación , no puedes dejar que te gane ¡Está jodiendo con tu cabeza!-
Y es que Sam tenía todas las bases para sospechar que todo esto de “El mundo se está acabando así que te quiero mostrar otra realidad antes de que nos vayamos todos al carajo” pero algo le decía que era real…Si tan solo Dean lo hubiera vivido como él, le creería o si Lucifer no estuviera en el medio de todo esto tal vez lo haría.
-¿Y encima te tiras al diablo? ¿Qué te pasa Sam?-volvió a decir con dureza y Sam no se atrevió a contestar.-¿Está aquí ahora?-
Sam sacudió su cabeza.-No, tampoco le he hablado en esta realidad Dean…-
-Ya lo dejaste entrar Sammy ¿Es que no lo ves? Está jugando contigo…-le respondió y entonces tomó su mano, donde solía estar la herida.-Esto es real Sam, yo soy real, el impala es real. Nunca lo dudes.-
Sam suspiró porque la verdad era, que no sabía nada. Que estaba en el vacío existencial, solo podía confiar en la suya, su propia existencia. Tal vez Dean tenía razón y Lucifer ya estaba dentro de su cabeza, ahora más que nunca jugando con sus emociones y sus recuerdos, tal vez todos estos meses simplemente eran alucinaciones…Tal vez Dean ni siquiera era real.
O tal vez su hermano estaba equivocado.
Cuando Lucifer le entregó la llave del infierno a Morfeo sabía que todos los dioses del mundo intentarían adueñarse de ella, sin embargo. Esa es otra historia, una que no presenció.
Porque cuando todo el lío de Morfeo con Thor, Odin, Loki y sus hermanos los ángeles sucedió. Él estaba en Australia bebiéndose un margarita, disfrutando del sol. De su cada vez más humana vida. Porque sus alas habían sido arrancadas por el dios eterno de los sueños y ahora lo único que le quedaba era la resignación de tomar el cuerpo de Nick, un alma desesperada sin ganas de vivir.
En circunstancias normales el recipiente se habría roto, pero estaba más debilitado. Un ángel a medias, un ser extraño.
-¿Qué hará con su vida ahora mi señor?-le preguntó Liliah mientras le ofrecía un pedazo de naranja, una demonio sin rostro y con su estomago completamente abierto, una de las primeras en llegar al infierno. Por alguna razón, Liliah seguía persiguiéndole, aun cuando le había dicho expresamente que tenía la libertad de hacer lo que quisiera.
Lucifer extendió su brazo hasta el bocado, dejando que el sol de la playa lo bronceara.-No lo sé, ahora que soy medio mortal podría disfrutar más cosas…Cómo el sexo por ejemplo.-
-Pero usted nunca ha tenido sexo mi señor.-contestó Liliah con una expresión curiosa.
Lucifer hizo un gesto con la mano.-Nick dice otra cosa cariño, supongo que podría experimentar un poco.-
Liliah le sonrió cálidamente.-Sabe señor, una vez hablé con una ninfomana allá en el infierno, era muy interesante las cosas que contaba pero apenas al año, Golurck se la llevó a la montaña de los desesperados para torturarla al lado de Nada. Nunca más la volví a ver.-
Lucifer rio entre dientes sin mirar a la demonio.-Debe estar molestando a Azazel supongo. Él quería el infierno, que se lo quede.-
Liliah asintió.-Tal vez, tal vez no mi señor.-contestó.-Ella murió joven, era una estudiante de…¿Cómo era que se llamaba?...¡Stanford!-recordó emocionada.-Su profesor de debate la mató, bueno en realidad ambos se mataron porque estaban probando un juego sexual y bueno…Ella terminó decapitada y él murió desangrado….Creo que también le rebanó el pene.-
-¿Estas sugiriendo que vaya a tener sexo con una ninfómana y vuelva al infierno? ¿Muerto?-le preguntó, aunque no en serio. Sabía que Liliah jamás tendría ese tipo de intenciones, era demasiado estúpida y ciega como para tener segundas intenciones.
-No no, claro que no. Solo le comentaba que…Bueno, ella decía que la universidad es divertida.-dijo encogiéndose de hombros.-Se conoce gente y se aprende cosas.-
-Yo lo sé todo Liliah ¿Para qué querría saber más cosas?-dijo dándole un sorbo a su margarita, se había entibiado por culpa de la conversación.
-No señor mío, solo le digo. Diviértase, ya no tiene toda la eternidad para hacerlo.-
En un principio Lucifer no le hizo caso, casi nunca le hacía caso a Liliah y solo fue un año después. Cuando Liliah terminó largándose con uno de los tantos aprendices de John Constantine, que se terminó aburriendo de Australia y partió a California, solo para estar en la premiare de la nueva película de Batman.
Amaba esa saga de películas.
Y allí fue cuando le vio, fue como en las novelas victorianas francesas. Donde el caballero se topa con la virgen dama en los grandes jardines del palacio y ella está jugando con las aves, a la tenue luz del sol.
Solo que Sam Winchester no era nada una dama y él mucho menos un caballero al servicio de un rey (Porque si fuese así, él sería el rey). Pero una vez sus ojos pasaron por la plaza y se topó con la imagen de un Sam Winchester alimentando a las palomas mientras leía un libro fue todo lo que le bastó para saber que se había topado con el único humano capaz de contener su gracia y probablemente, él único que ser amaba y que
llegaría a amar.
Porque Lucifer es un ángel cruel y déspota pero eso no quiere decir que no pueda disfrutar del buen sexo con un humano, un par de margaritas o no se pudiera enamorar.
Un mes después, terminó siendo profesor de debates en la universidad de Stanford, Palo Alto.
-A la mierda, yo jamás habría entregado el infierno.-murmuró Lucifer desde su silla, había estado dos meses reviviendo aquellos recuerdos. Sam no estaba y se aburría, además tenía la curiosidad de saber como terminó enamorado de Sam Winchester en aquella realidad.
Claro que terminó topándose con algunas cosas que le hicieron dudar de su propia existencia como “Lucifer el más malo de los malos”.
-¿Aquí es donde has estado todo este tiempo?-preguntó una voz tras de él, Lucifer giró su rostro. Era Sam.
-Oh me extrañaste.-le respondió con una sonrisa demasiado cariño que Sam simplemente ignoró y se sentó frente a él.
-Dean cree que esto es una alucinación, que estás jugando con mi cabeza.-le dijo Sam con suavidad.
-Dean cree lo que él cree, es Dean. Matemáticas Sam.-
Sam simplemente ignoró el comentario, sin dejar de mirar a Lucifer. No sabía que sentía, ni porque se sentía tan asustado, como si algo fuese a suceder. Algo a lo que simplemente no tendría como responder.-Necesito una prueba. Una prueba de que el mundo se está yendo a la mierda y no eres un retorcido jugando con mi mente.-
Lucifer se quedó viéndole por unos segundos, y por unos segundos. Sam se sintió devorado.-Te daré una prueba entonces, quédate ahí. No te muevas.-le dijo con suavidad.
Sam obedeció, algo confuso y simplemente siguió con la mirada a Lucifer que se paró de su asiento y se aproximó lentamente hasta él, hasta finalmente plantarle un beso en la boca. Y no cualquier beso.
De esos completamente lascivos que son el comienzo para algo sexual, Sam ni siquiera pudo responder y apartó a Lucifer de golpe.-¡Que mierda fue eso!-
Lucifer dio un pequeño salto, intentando no caer en el suelo y entonces se pasó un dedo por el labio, como si intentara seguir degustando los labios de Sam.-Dijiste que querías una prueba, ahí la tienes.-
Sam le miró confuso y ofendido desde su asiento, haciendo un ademán de levantarse pero se controló.-¡Eso no es una prueba! ¡Es un beso! Bastardo…-
Lucifer simplemente rio, como si fuese un niño celebrando su travesura.-Veamos, tú querías una prueba. Ahí la tienes. Te amo Sam Winchester.-le dijo sonriente.-Y los humanos dicen que no les mientes a las personas que amas, se supone que confíes en las personas a las que amas, tienes que creerme a mi.-
-Tú no eres humano…-murmuró Sam más tranquilo sin embargo Lucifer no dejo de sonreír y volvió a acercarse a él.
-Pero te amo, y tienes que creerme Sam. Esto no es una alucinación, no estoy jugando con tu mente. Esto es verdad, esto es real.-le aseguró con voz clara y precisa.-No hay manera de que detengas eso, ni que no me quieras. Créeme cuando te digo que torturaría cada alma de este planeta si con eso me amases. Así que créeme.-
Y por fin, no supo por qué. Pero Sam por fin terminó de creer en las palabras de Lucifer.
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