La Reina se giró hacia el espejo. Tenía de nuevo esa sensación, la sensación de que alguien la observaba.
Miró al frente intentando centrarse en la comida. Pero al frente sólo estaba su marido, separado de ella por la larga mesa del comedor del castillo.
Silencio era todo lo que se escuchaba. Vivían en el Castillo del Silencio, el mayor mausoleo
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