El creador de fragancias (10/20)

Sep 17, 2011 15:57






Fandom: Narnia
Título: El creador de fragancias
Personajes: Edmund, Lucy, Caspian, Peter, Susan (apariciones especiales de Eustace, Jill y otros personajes clásicos de los libros).
Pareja: Caspian/Lucy.
Universo: AU basado en el libroverse.
Agradecimientos: ¡a aglaicallia una vez más por su apoyo, a nyaza por el precioso banner y al reto de ablurrydream por darme la idea!
Summary: Cuando los errores de pasado bloquean la creatividad del creador de Aslan Fragances, su familia intenta ayudarlo. Pero ante la llegada de la competencia en la casa de perfumería Telmarian, no es tan claro quién necesita más ayuda.
Notas: Llegamos a la mitad del fic, exactamente a una de las escenas claves de su desarrollo. Confieso que al escribirla me sorprendí con el personaje y aunque no era lo que había planeado inicialmente, sólo me hizo amarlo más. Espero a ver qué les parece.

Capítulos: 123456789 -

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X

Caspian le había mentido descaradamente a Lucy esa tarde al teléfono cuando le había asegurado que no sentía ningún tipo de nervios ante la idea de conocer al resto de su familia ese día. La verdad era que la inquietud no lo dejaba en paz. Edmund le había caído muy bien, y tenía la impresión de que en cierta forma estaría de su parte, pero también le había metido algo de miedo sobre los hermanos mayores de Lucy.

Según le había dicho su novia, el mayor era un hombre bastante pendiente de toda la familia, como si fuera el responsable de todos. La hermana por su parte era bastante exigente pero muy agradable una vez que se la conocía.

Para mantenerse ocupado fue al gimnasio en la mañana y la piscina a mediodía. Iría lo más relajado posible. Compraría unas flores de camino para la hermana, que según entendía era quien vivía en la casa donde sería la cena. Tenía que pasar por Lucy a la facultad, donde había pasado la tarde ensayando con unos compañeros, y allí estarían bastante cerca del lugar.

Había intentado hacer algo de trabajo para distraerse, pero no le había servido de mucho. Le escribió a media tarde a Reepicheep para decirle que le enviara la información que tuviera de las investigaciones que llevaba aunque no estuvieran completas, con tal de ir revisando.

Le envió un par y le aseguró que para la noche tendría documentos electrónicos de otra más.

Prácticamente se había olvidado de todo eso cuando se encontró horas más tarde en el auto, con Lucy hablándole entusiasmada de la pieza que había montado con unos compañeros, la cual esperaban presentar como su proyecto final. Sabía que debía prestarle más atención, pero en ese momento no podía. Su mente repasaba la manera en que iba vestido, las flores que había escogido, posibles temas de conversación…

Lo primero que distrajo su atención fue la casa a la que estaban llegando. De repente tomó conciencia de que se trataba de un barrio mucho más exclusivo de lo que había pensado. Sabía que Lucy era de una familia con recursos, o de otra manera no hubiera tenido el apartamento que tenía ni podría dedicarse en exclusiva a la música de la manera que lo hacía. Pero no había esperado una casa como aquella, parecía realmente grande para dos personas. Ahora entendía lo que ella había tratado de explicarle de que su hermano mayor tenía una parte de la casa y la hermana otra.

Después de entrar y estacionar el auto al lado del de Edmund, según le dijo Lucy, ella se bajó de inmediato. Parecía feliz sólo con el hecho de estar ahí, no parecía para nada nerviosa. Le dijo que esperara mientras iba a asegurarse de que el portón estaba bien cerrado, pues a veces fallaba.

Decidió revisar sus mensajes por última vez mientras Lucy volvía, aunque fuera por distraerse un poco. Fue entonces cuando vio que tenía un nuevo documento enviado por Reepicheep. El asunto rezaba “perfumista de Aslan Fragances”.

Levantó la vista, Lucy no venía todavía, la pudo escuchar saludando al guarda que hacía la ronda fuera del lugar.

Bueno, podría dar una ojeada al documento. Siempre se le había dado bien refugiar la mente en algo más cuando estaba nervioso.

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Durante el último año, Edmund había evitado volver a esa casa. Cierto, tenía hermosos recuerdos de la infancia, pero hasta ahora era capaz de pensar en ellos de nuevo. Igual había estacionado a toda velocidad sin quedarse a mirar mucho rato el frente. No podía dejar de recordar a Jadis esperándolo allí, en su auto último modelo; deseosa de llevarlo lejos… mientras él deseaba con toda su alma dejar todo tirado y largarse con ella.

Ahora podía recodar sin sentir que las memorias lo ahogaban. Un año, más el tiempo en desintoxicación. Al cerrar la puerta tras sí, podía recordar a Lucy allí de pie, las marcas de sus uñas en el barniz del marco ya habían sido borradas, pero las recordaba como si siguieran allí. Sus gritos, alertando a la casa.

Peter sujetándolo mientras su padre exigía una explicación. Su cara de decepción cuando Lucy le contó todo: su intento de escape, la aguja con la cual lo había visto, el curso perdido en la universidad… Al avanzar por el pasillo podía recordar también sus propios gritos insultando a su hermana, los golpes, el eco contra las paredes.

Lucy no había llorado entonces. No había visto lágrimas en ella hasta el día siguiente, mientras le secaba el sudor de la frente cuando lo atacó el síndrome de abstinencia, antes de que su padre y Peter lo obligaran a subir al auto, rumbo al centro que Susan había contactado.

Nada de lo que Eustace le había dicho en ese auto era nuevo. Sabía todo lo que su familia había hecho y sacrificado por él. Ya había pasado la fase de sentirse culpable, indigno, una causa perdida. Pero las palabras de su primo habían revivido todo aquello. No tenía idea de lo que había causado.

-¡Hey Ed! ¡Feliz cumpleaños!

La aparición de Peter con delantal lo hizo reír. Su hermano se acercó y le dio un abrazo con un par de fuertes palmadas en la espalda, y todos los recuerdos se hicieron trocitos a su alrededor. Sin embargo, el mayor se dio cuenta que algo le pasaba. Lo tomó por los hombros y lo miró evaluándolo.

-¿Estás bien?

-Tenemos que hablar.

Su voz sonaba calmada pero seria. Vio la alarma nacer en los ojos de su hermano, pero se mantuvo impasible.

-Claro - respondió - ¿En mi oficina?

-No… Quiero que esté Susan también.

Miró a su alrededor buscando señas de su hermana. Estando tan cerca la hora de la cena supuso que no estaría en la cocina. No se había equivocado. Justo en ese momento asomó por el pasillo que llevaba a su dormitorio tratando de ponerse un collar de piedritas rojas. Al verlo, sonrió.

-Hola Edmund… ¡Feliz cumpleaños!

Tras su correspondiente beso y abrazo le repitió que necesitaba hablar con ellos. Pudo ver la tensión aparecer en su hermana también. Cerró los ojos tratando de alejar los sentimientos de culpa. Un día dejarían de tener esa reacción con él, les probaría quién era ahora.

Se sentaron en el sofá de la sala, mientras él se mantenía de pie. Ni siquiera se había quitado el abrigo. Los miró alternativamente por unos momentos, indeciso de por donde empezar.

-¿Pasa algo malo? - preguntó Peter finalmente.

Edmund negó.

-No, no es nada de eso. Verán, ahora estuve hablando de Eustace… Bueno, ya saben como es, estuve oyendo a Eustace.

Susan y Peter intercambiaron una mirada temerosa, y la chica se adelantó a hablar, interrumpiéndolo.

-Oh, no queríamos que te enteraras así, pensábamos hablarte ahora, es…

Edmund frunció el ceño, y su expresión de estupefacción hizo guardar silencio a su hermana. Los miró con algo de desconfianza.

-No sé de que hablan, pero… sospecho que es mejor dejarlo para luego. Si no, no acabaré de decir esto.

-Nos estás asustando - le advirtió Peter quitándose el delantal y poniéndolo a un lado, como si no considerara serio seguir la conversación con eso puesto.

Respiró profundo. Había atrasado aquello demasiado tiempo…

-Sé que no ha sido fácil para ustedes. Yo no he sido fácil, ni nada en esta situación lo ha sido. - Se detuvo de nuevo, y levantó la mirada hacia ellos. - Me he disculpado con Lucy, varias veces, y le he dado las gracias otras tanto… Pero no a ustedes.

-No tienes que hacerlo - dijo Peter cruzándose de brazos, con la expresión de quien no estaba seguro de dónde quería ir a dar su hermano con ese discurso.

Edmund sonrió ligeramente.

-Lo sé. Pero eso no significa que no siga siendo un problema, y ya no quiero serlo. - Los detuvo levantando la mano cuando los dos hicieron amago a hablar. - La otra vez que Peter estuvo en mi laboratorio, me confirmó lo que ya sabía. Si no me han echado es porque soy su hermano. Pero, en serio… ¿alguno cree que podré hacer una fragancia de nuevo? Sinceramente.

Susan desvió la mirada, buscando a su hermano mayor.

-No lo sabemos - contestó el hombre, con cierta nota de disculpa en la voz.

-Yo tampoco - replicó Edmund. - En realidad no hay razón para mantenerme dentro de la compañía. Si algún día puedo hacerlo de nuevo, estaré encantado de regresar, pero por el momento…

-No - Susan se levantó del sofá y lo miró rígida. - Eres tan parte de la compañía como nosotros. La hacemos moverse, pero tú eres el artista.

No podía decir que el comentario de su hermana no lo sorprendía un poco. Sonrió ligeramente y negó moviendo la cabeza pesadamente.

-Eso quería papá, pero… como les dije, no sabemos si lo lograré, y mientras tanto la compañía…

-Para, Edmund. - En esa ocasión fue Peter quien se levantó. Su voz había tomado ese tono firme que aparecía siempre que tomaba control de una situación. - No sabemos si vas a crear de nuevo, pero tenemos en fe en que lo harás.

Susan asintió con fuerza y se acercó a él, aunque se detuvo a medio camino, como si no se decidiera a acordar la distancia y tomarlo del brazo.

-¿Por qué crees si no que hemos hecho todo? - añadió con voz suave.

Edmund no había esperado esa respuesta. Sintió un nudo en la garganta, que no tenía nada que ver con la bufanda que todavía llevaba puesta.

-Eustace tiene razón… - susurró para sí. Era afortunado. Más de lo que merecía. Elevó la voz hacia ellos de nuevo - Pero la compañía…

Peter sí cerró la distancia que su hermana no había terminado de recorrer y le puso una mano en el hombro.

-Tú eres más importante que la compañía. La familia está por encima de todo. Eso nos enseñó papá.

No pudo replicar a las palabras de su hermano. Si intentaba decir algo probablemente terminaría llorando, y no quería algo así. Desvió la mirada hacia su hermana, quien se acercó finalmente y lo abrazó.

Enterró la cara entre su pelo por unos momentos para que no vieran sus ojos acuosos, y sintió una palmada de Peter en su espalda. Cuando se separó de ella sonrió ligeramente.

-Vaya, con lo que le hubiera gustado a Lucy ver esto.

Era cierto, la menor se había visto más de un año dividida entre él y los otros. Mediando, convenciendo…

-Ya se tarda - comentó Susan mirando el reloj de la sala. - Supongo que será por ese novio suyo.

Edmund sonrió.

-Oh, bueno, cuando yo lo conocí tampoco llegó muy temprano, pero no lo esperábamos. - Se quitó por fin la bufanda y la puso sobre el sofá.

-Creo que ahí vienen - añadió Peter acercándose a la ventana. - Lucy está saludando a Beaver.

-El viejo Beaver - dijo Edmund con una risita. - Aún recuerdo cuando lo burlaba para escaparme en las noches sin que pudiera decirle a papá.

Susan le lanzó una mirada reprobatoria, y Edmund tuvo la sensación de que realmente había vuelto a casa por primera vez desde todo lo que había pasado.

Peter cerró la cortina y volvió junto al sofá.

-Me pregunto cómo será el tipo ese con el que sale.

Su tono rezumaba desconfianza. Edmund tiró su abrigo sobre el sofá junto a la bufanda, ganando otra mirada reprobatoria de su hermana, quien le señaló el perchero. Luego rodó los ojos y los recogió ella misma.

-No te preocupes, yo lo conocí - comentó Edmund tras agradecerle con una sonrisa a su hermana. - Ese Caspian parece un buen tipo.

El estrépito del perchero chocando contra el suelo lo hizo girarse sobresaltado, al igual que Peter. Susan lo había botado al girarse a toda prisa, con el abrigo ya enganchado a este pero aún en sus manos.

Lo miraba con una expresión de espanto tal que lo asustó.

-¿Qué pasa? - preguntó Peter alterado mirando alrededor de su hermana buscando alguna señal.

-¿Dijiste Caspian?

Edmund miró a su hermano buscando alguna señal de que él entendía lo que pasaba, pero parecía igual de desconcertado.

-Sí… O sea, es un nombre feo y poco común, pero tampoco es para ponerse así…

Oyeron los pasos acercándose a la puerta. La voz de Lucy sonaba algo alterada, pero no lograba distinguirla.

-¡No puede ser tan ruin! - Susan se giró hacia la puerta. - No, no Lucy…

Sus palabras despertaron las alarmas de Edmund y por lo que pudo ver de su hermano mayor también.

Cuando la puerta se abrió, Lucy parecía preocupada, y el hombre a su lado miró fijamente a Susan, con una expresión inconfundible de reconocerla… y despreciarla.

Los dos lanzaron la misma exclamación rabiosa, en tiempo y tonos distintos.

-¡Tú!

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