Esa noche, como tantas, volvieron a verse. Resguardos por una cuartada encubierta:
“Pasaré la noche en la casa de mi hermano”
Nadie sospechaba que esa no era una simple visita. Los mellizos norteamericanos tenían un secreto, que siempre moría en sus labios.
Estaban en la casa del americano, abrazados en la cama y cubiertos solamente por
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