Las luces apenas iluminaban los pasillos, faltaba poco para que los guardias pasaran a renovar el aceite de los faroles que amenazaban con apagarse, cuando ella cruzó aquel amplio pasillo, creando una leve brisa, más de uno lo hizo, las pequeñas llamas amarillas desaparecieron dejando un humeante hilo con olor a grasa quemada en su lugar. Hacía que
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