NOTA: HOY REVISANDO LOS CAPÍTULOS ME DI CUENTA QUE LOS ÚLTIMOS ESTABAN MAL NUMERADOS. SON 22 CAPÍTULOS, NO 20.
No, no hice el cambio ahora ni he escrito más capítulos (aglaiacallia es testigo!), simplemente no sé contar en romano (vamos, que puse XX, XIX, XX en el documento).
Fandom: Narnia
Título: El creador de fragancias
Personajes: Edmund, Lucy, Caspian, Peter, Susan (apariciones especiales de Eustace, Jill y otros personajes clásicos de los libros).
Pareja: Caspian/Lucy.
Universo: AU basado en el libroverse.
Agradecimientos: ¡a aglaicallia una vez más por su apoyo, a nyaza por el precioso banner y al reto de ablurrydream por darme la idea!
Summary: Cuando los errores de pasado bloquean la creatividad del creador de Aslan Fragances, su familia intenta ayudarlo. Pero ante la llegada de la competencia en la casa de perfumería Telmarian, no es tan claro quién necesita más ayuda.
Capítulos:
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2 -
3 -
4 -
5 -
6 -
7 -
8 -
9 -
10 -
11 -
12 -
13 -
14 -
15 -
16.1 -
16.2 -
17 -
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XVIII
Eustace estaba desayunando con tranquilidad en su restaurante favorito, a la vuelta de bufete de abogados Scrubb & Scrubb cuando vio entrar a Edmund Pevensie a paso tranquilo al lugar, mirar hacia todos lados y luego dirigirse a su mesa.
Ese día Eustace tenía que presentarse en Aslan Fragances para la evaluación que haría el tribunal de las propuestas inscritas para el nuevo perfume. Él sería el encargado de supervisar el proceso. No había esperado encontrarse a uno de sus primos antes, mucho menos al perfumista, único que no estaría presente en aquella reunión.
Sin embargo, Edmund, quien pidió a la mesera una orden de tostadas cuando se acercó a la mesa, parecía muy claro en lo que hacía allí.
Sin preámbulo, le anunció sus intenciones: quería presentar un perfume al tribunal.
-No estás inscrito - le respondió Eustace con algo de brusquedad. ¿Pero es que hablaba en serio? ¡Si todo eso se había hecho porque él no producía nada nuevo! Además no entendía por qué lo buscaba a él y no a Peter. - Es más, no puedes participar. Tú eres el único perfumista que no puede participar. Es un concurso externo.
-No planeo participar, sólo aprovechar la ocasión - señaló Edmund mientras atacaba sus tostadas, ignorando la posibilidad de esperar a que le trajeran su propio plato. Parecía de un excelente humor. - Además, creo que podría, no fue hecho para Aslan Fragances propiamente, en teoría los derechos originales son de alguien más que está dispuesto a cederlos. La composición química es mía, pero uno de los elementos no. Al menos no lo era.
Eustace lo miró con el ceño muy fruncido, tanto por sus palabras como porque acababa de tomar una segunda tostada.
-¿En qué estás metido?
Edmund miró de nuevo a su alrededor, pero no le pareció preocupado. En realidad, daba la impresión de querer causar efecto a sus palabras.
-Hice un perfume y quiero presentárselo a la familia en pleno. Lucy se marcha en los próximos días de gira y con todo esto dudo que Peter y Susan tengan tiempo luego.
Nada de eso era novedad. Bueno, que hubiera hecho un perfume sí. Probablemente en su rostro se había notado la sorpresa que sintió al escucharlo. Sin embargo, seguía sin entender qué pretendía de él su primo.
-Pues habla con ellos y diles que quieres verlos después de la reunión. No entiendo para qué tanto secretismo y tanto drama.
Edmund respiró profundo. La paciencia no había sido nunca su fuerte y al parecer, seguía sin serlo.
-Quiero presentar un perfume y habrá un tribunal de fragancias reunido. Todo lo que necesito es que se los des, sin que sepan quién lo hizo. Eso está en las normas, ¿no? Las leí cuando se las llevé a Peridan, no sabrán a quién pertenecen los perfumes.
A pesar de todo, Edmund seguía siendo un inconsciente de cómo funcionaban las cosas.
-Si meto un perfume que no está inscrito tendré que anular el proceso.
Era su deber velar por el debido proceso de aquel sorteo. Sería su nombre el que firmaría que se había hecho el proceso sin falta. No podía pedirle que fuera en contra de eso.
La mesera llegó con las tostadas para Edmund y le dedicó una sonrisa coqueta, aunque su primo se limitó a darle las gracias. Parecía concentrado, buscando otra posibilidad.
-Bueno, ¿y si lo pones al final? Después de que evalúen el resto - propuso entonces.
-Para entonces podrás entrar tú mismo a la sala - señaló Eustace tomando dos tostadas del plato recién llegado. Edmund no protestó, pero se inclinó sobre la mesa para hablarle más cerca.
-Sigues sin entender: quiero saber qué piensan del perfume sin que sepan que lo hice yo.
-¿Hiciste un perfume? ¡Esas son excelentes noticias! - una fresca voz femenina interrumpió a Eustace antes de replicar.
Alzó la mirada para ver cómo su novia sonreía maravillada a Edmund.
Eustace no pudo evitar suspirar. Su primo no podía saber cuando llegó a buscarlo allí que ese día esperaba a Jill, pero era la mejor aliada con la que podía contar.
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Oler café siempre ayudaba a recuperar el olfato, aunque en el caso de Lucy también la antojaba de tomarse uno pronto. Más después de esa agobiante reunión. Los perfumistas habían mandado su versión preliminar, la de algunos más acabada que otros. Eustace los presentaba por número y cada uno de ellos puntuaba. Peridan además recibía la tabla con la fórmula química de cada una, y Susan el nombre del producto, junto a la historia asignada.
Estaban probando el último de los inscritos. Lucy cerraba los ojos y aspiraba profundo, lentamente, como si quisiera dejar que el olor la embargara por completo. Se concentraba en las sensaciones que producía. Era algo curioso, muchas personas no tenían sensibilidad para identificar esas cosas, pero ella era capaz de captar la frescura y alegría en la versión para niños que hizo su padre, o la suave dulzura y ternura del Narnia original, tan distinto a esa empalagosa muestra que acababa de probar.
A juzgar por la cara de Susan, pensaba lo mismo.
-Vaya cosa más dulce - exclamó su hermana arrugando la nariz con disgusto.
-Susan - le reprendió con suavidad Eustace, frunciendo el ceño. - No pueden influenciarse.
-No te preocupes - le dijo Lucy tendiéndole su hoja de evaluación. - Ya había acabado.
Peridan por su parte miraba la fórmula con el entrecejo fruncido.
-Es demasiado concentrado, saldría muy caro… Podré decir más después de las pruebas, pero no creo que sea factible.
Le entregó a Eustace el formulario que debía llenar en la reunión, aunque como químico a cargo tenía que llenar otro más. Tenía una semana completa para revisarlos todos. Unánimemente el tribunal se había inclinado por el número 3, aunque tampoco al parecer de Lucy, estaba a la altura de su hermano.
-Bien, eso sería - dijo Peter, quien había presidido la reunión y probado cada fragancia, aunque no votara. - No hay más inscripciones.
Lucy suspiró mientras buscaba su bolso. Pasaría por un café y luego iría al laboratorio a ver a su hermano ausente. Los días anteriores había estado muy extraño, aunque no de una manera negativa. Era difícil de explicar. En lugar de alternar entre la frenética desesperación por crear y el letargo de aceptar que no iba a lograrlo en una temporada, Edmund había dado un cambio evidente.
Estaba activo tiempo completo. Se levantaba temprano, trabajaba de firme en el laboratorio, almorzaba en un momento y regresaba a trabajar. Sin embargo, no había tenido problema en ir a un par de presentaciones suyas con la sinfónica y ofrecerse para ayudarla a preparar las cosas para su gira.
Lo cierto es que ella era quien había estado más evasiva. Se había volcado por entero en la gira para no pensar en Caspian y todo lo sucedido, cosas que inevitablemente venían a su cabeza cuando veía a alguien de su familia.
Pero ese no era cualquier día. Edmund debía estar en su laboratorio mientras ellos estaban allí decidiendo quien sería el próximo en lugar de su hermano a quien la empresa familiar le produciría el perfume.
Sin embargo, Eustace los detuvo. No parecía cómodo con lo que hacía. Lucy le lanzó una mirada interrogativa a Peter, quien les hizo una seña de esperar a su vez.
-Hay otra fragancia que no está inscrita.
Peter, Susan, Peridan y Lucy se miraron entre sí. Eustace, con la misma expresión de incomodidad les repartió las respectivas muestras. Todas seguían las normas del concurso. Quien las hubiera enviado sabía lo que hacía, lo extraño era que no estuviera inscrito.
-Esto no es parte del concurso ya - declaró Eustace entregándoles los formularios extra. - Hubo un perfumista que no alcanzó a participar, pero rogó ser valorado para recibir retroalimentación por parte de los Pevensie. Significa mucho para él.
Aquello no era muy propio de su primo. Eustace tenía un corazón bueno, Lucy nunca lo había dudado, pero no se caracterizaba por ser pródigo en actos de generosidad a extraños.
Susan puso en voz alta sus dudas.
-¿Por qué tanto interés de tu parte?
Eustace torció el gesto.
-Jill me lo pidió.
Su declaración valió una risita de Peter y de Susan. Ella misma no pudo evitar sonreír. Su amiga hacía lo que quería con su novio siempre. ¿Pero por qué perfumista estaría Jill dispuesta a interceder con Eustace? No le había comentado nada…
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la exclamación de sorpresa de su hermana mayor, quien acababa de oler su muestra. Lo estaba haciendo de nuevo, con los ojos cerrados.
Lucy abrió la suya e hizo otro tanto. Cerró los ojos, e inspiró.
No estaba preparada para eso.
El olor la inundó por completo, pero de una manera refrescante e invitadora. Una sensación de frescura la embargó. Era una fragancia ligera, no resultaba para nada recargada o empalagosa. En su segunda inspiración, se dio cuenta que seguiría con ese olor presente el resto del día, aunque estuviera muy lejos de allí. El aroma resultaba sencillo y refrescante, lo que le remitía a un sentimiento directamente: sinceridad.
Sin embargo, tampoco era plana. Había matices y profundidad. Esos que le daban un toque de dulzura junto a algo de picardía y mucho de relajación. Además, estaba ese otro punto. Inspiró una tercera vez. No podía precisarlo. Era algo familiar, cercano, que produjo una sensación de añoranza en ella.
La imagen de Caspian se formó en su mente, y abrió los ojos.
Sus hermanos la miraban, esperando. Eustace, al otro lado de la sala, tenía una extraña expresión ansiosa.
Peridan era el único que parecía ajeno a lo que sucedía con la menor de los Pevensie, concentrado en la tabla de ingredientes. Fue el primero en romper el silencio.
-Una de las esencias la desconozco - señaló. - Tiene nombre de diseño particular.
Susan, quien estaba sentada a su lado, se inclinó sobre su hombro para leer. Su rostro palideció y se incorporó de repente.
-Es una de las esencias de Telmarian. - Soltó su muestra de perfume y miró a Eustace con enojo - ¡¿De quién es esto?!
Lucy se dio cuenta en ese momento de que lo sabía. Sólo dos personas habían creado perfumes capaces de estremecer tantas fibras sensibles en ella.
Una había muerto.
-¡Edmund! ¡Es de Edmund! -declaró con un brote de alegría que nació de lo más profundo de su alma. Se volvió con un fuerte impulso y abrazó a Peter, quien todavía parecía incapaz de creerlo. - ¿Hace cuanto no olían algo así?
Peridan sonrió ampliamente ante sus declaraciones, repasando la fórmula.
-¡Creo que tiene razón, señorita Lucy! Es una fórmula super compleja para un resultado sencillo que logra totalmente su efecto. Esto tiene la marca de la casa.
Eustace se vio sorprendido por un abrazo de la menor de los Pevensie. Lucy no podía controlarlo. La sensación de sincera y profunda alegría por Edmund la había invadido igual que el perfume. Su hermano había creado de nuevo.
¡Había hecho una obra maestra!
Se giró para encontrarse con las miradas incómodas de sus hermanos. Frunció ligeramente el ceño.
-¿Qué les pasa? ¡Saben lo que significa esto para Edmund!
Peter y Susan intercambiaron una mirada. Fue su hermana la que habló.
-Lo que me pregunto, Lucy, es qué significa que Edmund haya usado una de las fragancias privadas de la empresa de Caspian.
Su mente no había terminado de procesar eso. Su hermano, su exnovio… por eso había recordado a Caspian al oler la fragancia.
Se giró hacia Eustace en busca de explicaciones, pero su primo se encogió de hombros.
-Pregúntale a él - declaró señalando la puerta con la cabeza.
Lucy no espero dos veces antes de dirigirse a la puerta.
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Edmund sospechaba que con el tiempo se generaba algún tipo de inmunidad a las impertinencias de su primo. O tal vez solamente la desconfianza de los otros había dejado de importarle. De cualquier forma, si la conversación de la mañana había salido bien era porque Jill le había salvado la tanda. Como si su primo pudiera decirle que “no” a algo que su novia le pidiera.
Se había sentado entusiasmada a la mesa y le había preguntado por su nuevo perfume mientras se comía las dos tostadas que su novio había recuperado.
Ella lo había entendido de inmediato.
-Claro, quieres saber qué piensan realmente de la fragancia, y no lo que dirían porque tú llegues diciendo que creaste algo nuevo después de todo lo que ha pasado. Es totalmente comprensible.
Justamente aquello era. En el momento que tuvo la fragancia quiso compartirla con todo el mundo, pero lo había atenazado el miedo. Una cosa era decirle que no era bueno un perfume del que él mismo estaba renegando, como todo lo que había hecho en los últimos tiempos. Otra, muy diferente, era que lo miraran a los ojos y le dijeran con sinceridad que era mala o no estaba a la altura cuando a la legua se notaba que para él, era perfecta.
No quería ponerlos en esa incómoda posición, ni a ellos, ni a él mismo.
Jill lo había entendido a la perfección, y en poco tenía a Eustace prometiendo ayudarlo, siempre y cuando no violara el debido proceso que iba a certificar. Su novia lo había besado tras sus palabras. Edmund sonrió para sí recordando que Jill usaba Strange relationship de fragancia.
Se había marchado después de desayunar con la promesa de su primo de ayudarle. Podía calificar aquella mañana como positiva, aunque últimamente todas lo eran. Desde que había hablado con Caspian y había creado el perfume nuevo, todo parecía haber cambiado. Hacer ese perfume no sólo había despertado sus musas, era como si gran parte de él hubiera seguido en letargo y hasta ahora se diera cuenta al abandonarlo.
En aquel momento en particular, mientras esperaba en la puerta de afuera donde se llevaba acabo la reunión de los evaluadores del concurso, se sentía particularmente vivo. Sería la adrenalina en sus venas, excitada por la espera.
Aquello podía salir mal. Estaba consciente de ello, pero realmente no creía que las cosas pudieran estar mucho peor para Lucy y Caspian. Conocía a su hermana, sabía que no estaba bien con el asunto, aunque fuera una valiente y se empeñara en seguir adelante con la frente muy alta, concentrando todas sus fuerzas en la gira que haría con la sinfónica.
No estaba seguro de qué lo había hecho confiar en Caspian. Tal vez el hecho de haber sido víctima de un amor falso le hacía sentir que este era real. Tan verdadero que había sacado de su letargo a sus musas y había hecho su mejor perfume.
Olió el contenido de la botella que llevaba en el bolsillo.
Sí, era el mejor que había hecho.
No podía señalar exactamente por qué, tomando en cuenta los grandes y palpables defectos de Caspian, pero le gustaba para su hermana. Creía realmente que el hombre sabría aprovechar una segunda oportunidad. El hecho de que renunciara a algo como los derechos de una de las esencias, sabiendo lo importante que era el negocio para él, era un inicio. Pero lo principal era lo que había visto en él en esos días. Amaba a Lucy.
No pretendía ese día sin embargo que nada se arreglara, ni sabía si era realmente posible después de lo sucedido. Simplemente creía que su hermana merecía saber que alguien en el mundo, aunque fuera imperfecto como Caspian, la amaba de esa forma. Después de todo, sabía que su hermana podía apreciar la imperfección. Con él lo había hecho.
No quería que todo quedara en la amarga escena del pasillo de su casa, con Caspian desconfiando de ella, mientras Lucy lo lanzaba fuera de su vida. No cuando a pesar de eso, había sido tanto lo bueno para ambos.
Sonrió con burla. Vaya romántico perdido estaba hecho a pesar de todo.
Lanzó otra mirada hacia la puerta del salón donde se estaba efectuando la reunión. Podría haber estado allí de haber querido, pero cuando Peter se lo propuso era superior a él. La idea de estar sentado en esa sala, rodeado por sus hermanos, oliendo perfumes de inferior calidad a los que él solía hacer, sabiéndose incapaz de hacer siquiera uno similar, habría sido superior a sus fuerzas.
Bueno, su ego parecía bastante recuperado si podía tener pensamientos como esos. Sonrió para sí. Nadie le aseguraba que no llevarían un perfume realmente bueno al concurso, y sin embargo, ahora que tenía una nueva creación en sus manos, se negaba a pensar que algo pudiera ser mejor.
Sus hermanos no sabían que estaba allí, y tampoco Peridan, quien sabía que ejercería muy bien su papel evaluador. El único que sabía que esperaba justo al otro lado de la puerta, era quien manejaba la agenda de la reunión. El abogado que daría fe del debido proceso.
Tenía su ironía en un momento así, depender de Eustace.
Oyó movimiento dentro. Voces, luego el clic de la puerta al abrirse.
Se giró y se encontró con su hermana menor mirándolo fijamente.
-Tenemos que hablar - declaró la chica, y se alejó por el pasillo.
Edmund suspiró, claro, la calidad de su perfume no sería su primer tema de discusión, se apresuró a seguirla, pero la voz de Peter lo detuvo. Se había acercado también a la puerta.
-Tenemos que hablar - declaró en tono grave.
Se giró para ver como su hermana continuaba sin esperarlo. Suspiró y miró a su hermano mayor.
-Ella primero.
Peter miró hacia el final del pasillo y asintió. Edmund sabía que no podía negarle eso. Asintió y corrió para alcanzar a su hermana, sin embargo a medio camino se giró para preguntar:
-¿Te gustó?
Su hermano no contestó, pero vislumbró un inicio de sonrisa en su cara. Corrió detrás de Lucy, quien ya había desaparecido, pero sabía bien dónde la encontraría.